Al día siguiente lo primero que hizo Marinette cuando se despertó fue revisar al pequeño gato, los revisó superficialmente y sonrió aliviada. Afortunadamente no había pasado nada más.

Aun cuando sabía que debía llegar al trabajo temprano, decidió llevar a su nuevo amigo al veterinario, después de todo su vida dependía de ella.

Ella observó al pequeño gatito y este recién despertado la miraba con curiosidad, él día anterior no la pudo observar con tranquilidad, a los ojos de Adrien estaba mirando encantado a su salvadora, ella fue la única y hasta ahora primera persona que lo trataba con amabilidad.

Él trayecto a la veterinaria fue demasiado tranquilo, él cuerpo gatuno de Adrien estaba tan cansado y adolorido que no tenía intención alguna de moverse, él supuso que irían al veterinario, justo como lo había escuchado de la chica.

Por su parte Marinette lo veía con ternura, a sus ojos era un gatito bien portado, y por su pelaje bien cuidado pensó que alguna vez tuvo un dueño o puede que aun lo tenga y este se haya simplemente escapado. En su mente le juró al gatito que si este tenía dueño lo encontraría a como dé lugar, pero en caso de no encontrarlo ella lo cuidaría.

Marinette llevó al gato Adrien sin tantos contratiempos, vendaron y curaron correctamente la pata del minino y como recomendación del médico veterinario, él gato debía de estar siempre tranquilo y reposar. La chica al no saber si tenía dueño o no, decidió que cuidaría de él hasta que mejorara.

Sin perder más tiempo regresó a su casa, le dejo al gato un poco de atún que tenia en su alacena, se despidió de él y fue rumbo a su trabajo, ya que estaba retrasada por 30 min, sabia muy bien que recibiría un buen regaño por parte de la rubia.

Al llegar Chloe la esperaba con los brazos cruzados y él ceño fruncido.

-"Como te atreves a llegar tarde?"- grito enojada.

-"Lo siento señorita Chloe, lo que pasa es que tuve.. . ."-comenzó a excusarse Marinette.

-"No me interesan tus problemas"- la interrumpió-"como compensación trabajaras 2 horas extras".

-"Pe-pero. . . "

-"Shhh, trabaja y no hables, ve por las telas ahora mismo"- dijo la rubia a la par que le extendía una lista.

Marinette derrotada y sin poder refutar nada a su jefa fue a la zona de las telas e hilos. En su camino a su destino escucha los constantes y comunes chismes de sus compañeros de trabajo, tan comunes como la constante mención de cierto rubio, una vez más él oji verde volvió a hacer de las suyas y escapó de nuevo.

No era nada nuevo, todos en la compañía sabían que él joven se divertía de fiesta en fiesta haciendo enfurecer a su padre y jefe de todos ellos.

A pesar de conocer su actitud infantil y arrogante, lograba capturar con facilidad él corazón de las chicas, ya que, la mirada sensual que poseía y él cuerpo increíblemente sexy digno de un adonis, no lo tiene cualquiera, más de una suspiraba al pensar en ese deseable joven y por supuesto que nuestra Marinette no era la excepción.

Desde hace algún tiempo estaba enamorada de ese insufrible modelo, aunque Marinette sabía que era casi imposible estar con él, no perdía nada con soñar, después de todo no quería otra relación desastrosa como la tuvo hace un tiempo, no quería volver a ser engañada y Adrien no tenía una buena fama después de todo.

No era difícil pensar que si ella alguna vez tuviera la posibilidad por más mínima que sea de poder estar con él, nada le aseguraba que él le sea 100% fiel y que posiblemente a la primera oportunidad que tenga irá corriendo detrás de alguna otra chica.

La peliazul suspiro con pesades, era tonto estar interesada en un tipo como él, pero ya tenia algunos años encima, ya era todo una mujer adulta y era completamente valido poder imaginar que tenia una pequeña aventura con un hombre asi. Se reía para sí misma, como si eso pudiera pasar.

Borró de su mente cualquier pensamiento dirigido hacia él joven que le robaba suspiros inconscientemente y se enfocó en su trabajo, sin duda ese dia seria demasiado largo

*

Nuestro Adrien-cat no sabía cuánto tiempo llevaba en esa casa dando vueltas y recorriendo de principio a fin, no era nada grande y no era una casa en realidad, era un pequeño departamento, con una recamara, un baño la sala y la cocina estaban en él mismo cuarto.

La mitad de la sala estaba en perfecto orden, pero la otra mitad, era un caos entre papeles garabateados, un montón de recorte de telas por aquí y por allá, un maniquí y varias (muchas) cajas de cartón con contenido sospechoso.

*Al Menos es mejor que estar en la calle* pensó.

justo cuando se disponía a dar un recorrido más a la casa para calmar él aburrimiento, una luz verdosa destello de la nada y apareció ante él, en ente de la mala suerte con una gran sonrisa en su rostro.

-"¡¡TU!!"- maulló- "¡¡me las pagaras maldito demonio!!"- se lanzó a atacar.

-"Tranquilo mocoso"- río esquivando al gato herido-" Solo vine a decirte algo que te conviene, pero si no quieres que te lo diga, no hay problema. . .a ver como te las arreglas"- rie.

Frustrado y más lastimado que nada, se rindió ante él, soltando un gruñido de enfado, Plagg lo miró triunfante.

-"Para que no pienses que somos tan malos, te concederé un favor"- vuelve a reir y con él dedo lo señala, saliendo de él una especie de brillos color rojos que lo envuelven por completo- "es un regalo de la buena fortuna".

-"¿Qué es esto?!- Mira asustado como su cuerpo de alguna manera absorbe esos polvos mágicos.

-"Puedes convertirte en humano, pero . . . como regalo mio (travesura mía), Solo serán unas cuantas veces y de esas veces la duración será aleatoria. . ."

-"¿Qué? ¿qué quieres decir con eso?"

-"Así como puedes ser humano por 1 minuto, puedes serlo por 1 hora e incluso más!, no siempre que quieras podrás transformarte, será cuando yo quiera, reza porque esté de buen humor"- suelta una carcajada- "como ahora, por ejemplo".

Acto seguido chasqueo los dedos y dónde había un gato, ahora estaba un joven rubio muy atractivo, atónito se miró sus manos, tardó más en sonreír que en volver a transformarse en gato.

-"Eso es todo niño, te estaré vigilando"- dijo rápidamente y desapareció al instante sin dejar que él rubio pudiera refutar o poder quejarse de algo.

-"Maldito gato"- Maulló con fuerza.

¡Hasta Pronto! :3