Ya que me he desocupado y retorno a mis seudo vacaciones dentro de la universidad les apuro el cuarto capitulo. Seré honesta… hace tres días encontraba el capitulo muy bueno, ahora como que me ha decepcionado bastante. ¿Seré muy exigente? En fin, es mi primer slash, así que tampoco me aflige tanto… a ver si al final de este capítulo le dejo a la historia un epilogo y nada más… para la gente que le ha gustado… gracias por sus comentarios, pero más que nada por darse la lata de leer.
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J. K. Rowling es la dueña de todos estos personajes en los cuales me baso para escribir este fics, lo único que es mío es el desorden con el que se relacionan en esta historia… si les gusto mándenle un mail para que lo lea… y se muera de a de veritas… en ese caso ¿a quién le heredaría esos millones que gana?. Harry Potter es marca registrada.
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Capitulo IV.
Espejismo.
Lupin encendió el último cigarrillo de su cajetilla en el mismo instante en que Sirius caía rendido a su lado.
Eran las cinco de la mañana.
Remus observó el torso desnudo de su compañero y se refugió en él. Después de todos los vaivenes que implican una buena juerga entre las sábanas, lo que más deseaba lo obtenía en ese minuto, sentirse protegido, acompañado. En honor a la verdad, debía admitir que hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto de ese tipo de actividades… Sirius lo había desmantelado apenas habían entrado en la pieza. El silencio que mantenían incluso hasta ese momento, provocó tal tipo de tensión que a cada roce se sentía morir. Al principio fueron tímidas y perturbadoras insinuaciones, luego un estudio pormenorizado de anatomía, acorralado en la pared hasta que sintió que el pecho de su compañero se acercaba violentamente a su espalda. El resto se sintió bien… muy bien. Excepto por lo sonidos, no hubo nada de usual en esas horas que pasaron juntos y se agradeció por haberse negado a su propia manera de ser, a sus propios limites.
Sus manos comenzaron a recorrer lentamente el cuerpo de Sirius, el que se volteo y lo observó por entre su enmarañada cabellera.
¿No crees que ha sido suficiente? – le preguntó con una voz dulcemente varonil
Si, sólo quería mencionar que has estado muy bien y…
¡Demonios! – dijo Sirius con desagrado – No pensé que eras de los que hablan después de tener sexo…
Lupin rompió el contacto entre los cuerpos con un movimiento fugaz. ¿Qué tenía de malo hablar?
¡Ey! – murmuró Sirius entre las sábanas- acércate… he sido un bruto… es que tengo sueño y no soy bueno con estas cosas…
No sé que decir…
Ven Remus… eso es… lo pondré así… esto entre tú y yo está muy bien. Tú me gustas, yo te gusto… estuviste fantástico y hasta donde me dices creo que yo también – señalo con una sonrisa de narcisa satisfacción en su rostro - sin embargo, por ahora es sólo eso, sexo y nada más… no cometas la estupidez de enamorarte de mi, pues soy un tipo más bien temperamental…
¿Tú crees que si yo…?
No quiero prometer nada…- interrumpió Sirius, adivinando hacia donde se dirigía Lupin – no deseo hacerte daño, pero lo sabías desde el principio. Puedes divertirte conmigo todo lo que quieras, pero no me pidas compromisos… no soy de ese tipo de personas. Eres un buen tipo, Remus. Es bueno sentir que alguien se entrega de esa manera de vez en cuando, pero no te acostumbres demasiado… Ven acá…
Sirius se aferró al cuerpo de Lupin con extrema ternura. Remus por su parte no sabía como reaccionar, pero empezaba a entender como eran las cosas y no le gustaba en absoluto. Era tarde para él… ya estaba muy involucrado.
Las visitas nocturnas que se hacían a sus respectivos dormitorios se volvieron frecuentes durante los siguientes dos meses. La estructura era siempre la misma: ninguna palabra, gestos, caricias, gemidos, cigarro y la advertencia ineludible de Sirius.
Nymphadora asumió su papel de diversión del sábado con más calma de la que el propio Remus esperaba. James y Lily salían de vez en vez y Remus al fin sentía que las cosas tenían algo más de sentido. Excepto por su inevitable enamoramiento de quinceañero, la situación se pintaba como favorable y lo que es mejor, empezaba a disfrutar de sus acompañados días.
Fue entonces cuando decidió hablar con él.
Una tarde al salir del trabajo arreglo una cita con él para tres días después. James accedió con gusto.
Por supuesto, ninguno de sus compañeros de trabajo sabía algo al respecto.
Aquél viernes tomaron café en una casa rodante, a pasos de la oficina. Hablaron de aquello que había ocurrido en el tiempo en que no se vieron, se ofrecieron disculpas y hasta se halagaron mutuamente. Por una razón inexplicable Remus decidió entrar a la habitación en la que dormía James. Le parecía increíble que durante dos meses ni siquiera se hubiese propuesto tal aventura, por llamarlo de algún modo. Se miraron largo rato, hasta que James quebró el silencio.
Creo que le pediré a Lily que sea mi prometida…
Harías bien – contestó Lupin – es una buena chica
Pero antes de eso… - El aire se tensó tanto como el rostro de James – quería pedirte un último favor…
No entiendo…
Sé que me porté como un imbécil, pero ¿puedo besarte por última vez? No creo que tenga otra oportunidad…
El estómago de Lupin se revolvió. No era que lo deseara, pero ¿un beso? ¿Para qué quería besarlo otra vez? Estúpidamente escucho las palabras de Sirius en su cabeza: no te involucres…
Sí
Era una buena oportunidad para demostrarse de que ya lo había olvidado, de que era feliz con Sirius y que nada perdía si se entregaba a un recuerdo.
Tomó la iniciativa y lo besó largamente. Apenas abrió los ojos entrevió una silueta escondida en las sombras del umbral de la puerta. Como hace meses, era Sirius.
La señora Molly dijo que estarías aquí…- habló con la garganta apretada - nos vemos más tarde…
Remus salió tras él, pero le fue imposible alcanzarlo. Aunque sabía que no era necesario quería darle una explicación… decir algo… lo que fuera.
Lo espero en su habitación hasta que el sueño lo venció. Un susurro en su oreja y el contacto de una naciente barba lo despertaron sutilmente. Sirius lo besó mientras lo desvestía con cautela. Se dijeron palabras dulces, agresivas, sensuales… se abrazaron a ritmos intermitentes, se recorrieron como si el mundo se terminase en ese momento…
Sirius aspiró el aroma del cabello de Lupin y se enfrasco en la noble tarea de besarlo, sin discursos, sin ademanes, con la única intención de dormirlo entre sus brazos y después de un largo rato y no sin esfuerzo, lo logró.
Al día siguiente, cuando Remus se despertó, sólo encontró en el vacío velador una nota que rezaba lo siguiente:
"No cometas el error de enamorarte… podrías sufrir"
No importa cuanto preguntase por Sirius… la idea de que le había perdido se clavó como una estaca y le produjo un dolor sordo y abismante. Nada quedaba de él en esa habitación excepto su aroma impregnado entre las sábanas .Lupin se aferró a ellas hasta que el sol se coló por entre la ventana para molestarle con sus brillantes rayos.
Entonces se levantó.
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Y bien… ha salido todo lo contrario a lo que tenía pensado, pero bien de todos modos… creo que me ha convencido.
Aún me falta el epílogo y sus críticas…
Un abrazo…
Naru.
