Porque eres tú

Ya habían pasado un par de días donde Rukia había cuidado de Byakuya, en los cuales este pudo recordar todo su presente, lo que era, y sus sentimientos. La habían pasado muy bien, divirtiéndose mientras ella trabajaba, en las noches leer, platicar, conocer una Rukia que nunca pudo conocer, quererla más, notar que le daba miedo, cuales eran sus sueños, su libro favorito, etc. Detalles que quería saber desde siempre y no se había dado la oportunidad de preguntarle.

Era más fácil poder mostrar sus verdaderos sentimientos en su forma actual, en primera porque, quisiera o no, actuaba como un niño, y dos, podía mostrarle un poco más su afecto sin sentirse mal ni perder su orgullo.

Si bien desde que le dijo la verdad su relación mejoró notablemente, ya se saludaban, desayunaban en las mañanas, aveces el la acompañaba a su escuadrón, la salvaba y la cuidaba, le preguntaba por su día y le daba las buenas noches, aún le costaba mucho mostrarle afecto de la manera que le gustaría, y es que, le era complicado cambiar su imagen ante ella.

Nunca podría cambiar la primera impresión que tenía Rukia de el, y aún se preguntaba si seguiría pensando igual o habría cambiado su parecer.

Flashback

Sin querer, unos días después de que le contó la verdad, entró a su cuarto para preguntarle si le gustaría desayunar con el, quería hacerle saber que estaba dispuesto a cambiar y a poner de su parte para que su relación mejorara, pero no la encontró, y una sirvienta le comentó que se había ido temprano a su escuadrón. Iba a cerrar la puerta, pero se le ocurrió que quizás si le daba un pequeño detalle podría hacerla feliz y hacerle saber su cambio, así que buscando un poco en su cuarto sin indagar tanto, vio que tenía muchos chappys, incluso tenía una libreta de este en su mesita, y al acercarse, pudo notar otro tirado en el bote de basura, más viejo y un poco más maltratado, pero no completo.

No quiso hacerlo, parte de avanzar en su relación era que él dejase que ella tuviera su espacio y no meterse tanto en sus cosas privadas, pero no pudo evitar preguntarse el porqué tiraría un cuaderno incompleto, así que después de dudarlo un poco, lo tomo y salió de la habitación, cuando tuviese tiempo lo leería.

Y así fue, desayuno, y les pidió a sus sirvientes que sacaran la basura, por si Rukia preguntaba, tuviera una excusa la desaparición de su cuaderno.

Más tarde, después de regresar de su escuadrón, Byakuya llegó un poco cansado pero estaba emocionado de por fin leer que guardaba ese cuaderno y por que Rukia quería deshacerse de el, lo había ojeado a penas lo encontró y sabía que tendría cosas interesantes pues pudo notar su nombre en algunas páginas.

Al entrar se encontró con Rukia cenando, quien lo saludó amable y tiernamente, él podía notar como Rukia igual buscaba un cambio, la veía más abierta a él, más feliz y con más confianza, le hacía sentir bien verla. Se sentó con ella para hacerle compañía, aunque no tenía hambre, y la observaba mientras ella entre tragos le contaba como le había ido en su primer día de regreso a su escuadrón.

A él no le parecía correcto que se haya tomado tan poco tiempo para regresar, aún quería que ella descansara, pero detenerla no iba a funcionar, al final ella era muy independiente y terca. La observo, casi ni poniendo atención de lo que está le decía, un lujo que nunca se dio hasta ese momento, quizás porqué él mismo lo evitaba y le daba miedo perderse en sus ojos antes.

Y es que, la primera vez que los vio, pudo ver algo en ellos que jamás había visto en ningunos otros, ni en los de Hisana, si los de esta transmitían paz, delicadeza y gentileza los de Rukia eran otro mundo, por el contrario, mostraban fortaleza, independencia, belleza.

Eran mejores. Más grandes, más profundos.

De solo verlos una vez, que fue cuando se la presentaron para adoptarla, fueron sus pensamientos, que inmediatamente intento rechazar.

Quizás lo único que quería al evitarla y ser frío con ella era no poder darse la oportunidad de ver en ella todo el mundo que tenía dentro, con miedo de que fuese mejor que el de Hisana. Aunque él sabía que era así.

Aún cuando no se lo demostrará, él sentía unos fuertes sentimientos hacia ella, entre quererla, que le gustara, y quererla lejos de él, por su bien, pero siempre, intencional o no, queriéndose decir a sí mismo que era para cumplir la promesa de Hisana, la quería proteger, cuidar, que no hiciera nada riesgoso. Es más, si por el hubiera sido, no hubiera querido que esta fuera un Shinigami y estuviera en constante peligro, pero mantenerla fuera de los altos rangos era lo único que podía hacer. Al final, no había sido suficiente, incluso en un bajo rango, estuvo en peligro. Y él no hizo nada por salvarla hasta el final. Si ella ya no estaba, ya no tendría que torturase en no pensarla de una manera que no era correcta.

Todos sus pensamientos se esfumaron en un segundo, apenas Rukia lo miro y le sonrió nerviosa, sonrojada

-nii...sama? Pasa algo?- pregunto, ya había notado que no le estaba haciendo mucho caso, pero quería estar segura y le pregunto cómo le había ido a él.

-Si. Me fue bien, gracias, ve a descansar- atino a decir, mientras agitaba su cabeza y se levantaba, lo bueno era que había alcanzado a oír la pregunta de Rukia entre sus pensamientos.

Rukia agradeció la comida a la cocinera, se levantó y se despidió de Byakuya, dirigiéndose a su habitación. Cerró la puerta y apenas lo hizo Byakuya ya estaba en la suya listo para leer lo que ese cuaderno rosado de chappy tenía que contarle.

Al abrirlo y comenzar a leer, entendió porque lo desechó. Si Rukia quería mejorar su relación, tenía que deshacerse de todos esos pensamientos escritos ahí. Pero quizás él tenía que saberlos para poder mejorar el mismo y no cometer un error nuevamente.

Ya había decidido que no estaba dispuesto a perderla de nuevo.

Lo primero que este pequeño cuaderno contaba se remonta a algunos años atrás. Cuando recién la adoptó. Rukia explica cómo se siente, sola, triste. Como cuando la adoptó y lo conoció se sintió bendecida, feliz, pudo notar como su futuro y sueños se acercaban a la realidad con ese empujón, aunque igual mal por dejar a Renji. Incluso pensó que él quería seducirla, por el parecido con su anterior esposa. ¿si no por que otra razón la adoptaría? Pero eso no duró mucho. Conforme pasan las páginas, explica su decepción, tristeza, soledad. Jamás se había sentido peor. Estar en esa casa no era el hogar que ella creía que sería. La frialdad de Byakuya y su desinterés la tormentan día a día, hasta que un día finalmente decide no dirigirle la palabra si no es necesario o para informarle un acontecimiento que seguro a él no le importaría, pero de igual manera debía saber.

Su única salvación de esa pesadilla era Kaien Shiba. Él le daba ese hogar, le hacía sentir especial y no por ser una nueva noble, si no por ser ella misma, por poder mostrarle su verdadero ser sin vergüenza y ser aceptada. Poder mostrarle su poder y saber que alguien estaba feliz y orgullosa de ella.

Alguien si la notaba por ser ella, y no su hermana.

Conforme Byakuya leía y pasaba las páginas iba entendiendo, Rukia se sentía frustrada de que todo eso tuviera que ver con Hisana, quien ella pensaba que solo era la ex esposa de Byakuya con quien compartía un gran parecido. Contrario a cómo ella había pensado él no la intento seducir por esto, si no al contrario, creía que la aborrecía por ser un recordatorio viviente de quien fue su esposa, sin poder serlo.

Eres mejor, mucho mejor

Finalmente y gracias a este libro pudo ponerse en el lugar de Rukia, entenderla.

Poder saber que amaba a Kaien y su pérdida no sólo la lastimó de la manera que él pensó que lo hizo al verla llorar todas las noches, y verla destruida. Era aún más profundo su dolor y él no estuvo para tenderle su brazo, para confortarla. Ahora podía entender que a él era a quien había considerado su verdadera familia, y que tenía celos de la esposa de este, sin odiarla, al contrario, admirarla, querer ser como ella, bella, inteligente, fuerte.

Lo eres

Si bien Kaien nunca le agrado por el simple hecho de que Rukia pasaba demasiado tiempo con él y las únicas veces que abría su boca con él era para mencionar su nombre, podía entender porque Rukia lo quiso, él le dio lo que él no, solo por su arrogancia y preocupación de darle más de lo que quería.

Sus sentimientos

También gracias a este pequeño diario pudo entender el porqué Rukia cambió con él a unos días de llegar a su casa. Ella esperaba mucho y no le dio nada. Pensaba que era la sombra y el recordatorio de algo que él debía superar y dejar ir, por eso su desprecio. No podía entender porque la adoptó si fue para tratarla así, para ignorarla y cuando no, para despreciarla.

Pero se equivocaba, Byakuya no la veía como Hisana, la veía como Rukia, la quería por ser Rukia, y ese era su error.

Quererla por ser ella misma, por ser incluso mejor que Hisana, por tener todo lo que ella no tenia y más.

Eran polos opuestos, pero lo bueno que tenía Hisana lo tenía rukia, pero combinado con fuerza, inteligencia, elegancia...

Todo lo que necesitaba para que su corazón latiera por ella

Y finalmente entendió porque Ichigo era tan importante para ella, era su mejor amigo, su compañero, su salva vidas, y sin él, ella no estaría.

No estaría con el, en su casa, en su corazón

Terminar de leer ese cuaderno fue lo más triste y rompe corazones que pudo hacer Byakuya, pero si quería tener a Rukia con el debía entenderla y comprender que debía hacerle saber y mejorar.

Y así lo hizo, hasta ahora.

Fin de flashback

Ahora que era un niño, podría mostrar más, sin mucho esfuerzo.

Podría mostrarle que sus sentimientos iban más allá de un cariño de hermano, y enseñarle todos los errores que tenía respecto al pasado.

Era de día, y apenas el pequeño Byakuya ideó su plan para el día de hoy y las preguntas que le haría para conocerla un poco más y quizás robarle un beso en el cachete, se levantó a meterse a bañar, mientras que en el proceso sonrojaba y estaba indeciso si lo haría o no, le daba pena, pero cualquier cosa era un niño, podría justificarse.

Salió, se vistió rápidamente y corriendo llegó al comedor, donde creyó que encontraría a Rukia desayunando. Pero no fue así.

Una sirvienta se acercó y le saludó dándole los buenos días

-Byakuya-sama, Rukia-sama tuvo que atender un pendiente, por eso se fue temprano, me dijo que por favor le avisara que llegaría en unas horas por usted, para que se fueran a su escuadrón juntos, mientras podría prepararse, y le podría hacer su desayuno.

Que? Porque Rukia se fue y no lo llevo? No se suponía que debía cuidarlo? Estar con él en todo momento? Byakuya tóxico comenzó a asomarse dentro de él, pero intentando calmarse.

Acepto el desayuno que la cocinera tenía por ofrecerle y lo comió tranquilo, para perder tiempo. De igual manera se le hacía raro que Rukia saliera, y que después pensara irse a su escuadrón, así que se trataba de algo extra oficial, pero no importaba cuanto se matara sus neuronas por intentar pensar que podría tener en mente la peli negra, nada venia a su mente.

Después de desayunar y entrenar un poco el ya estaba exhausto y a punto de ir a buscar a Rukia, cuando está llego a casa, un poco cabizbaja. Él sonrió, nervioso, le daba pena estar con ella, no podía controlar sus sentimientos como normalmente lo hacía.

Pero apenas percató que esta estaba un poco triste, se preocupó, y se acercó poco a poco.

-nii-sama..perdón por tardar, tuve que ir a ver unos asuntos, pero ya podemos irnos al escuadrón, ya estás listo? Que juego vamos a llevarnos hoy?- pregunto Rukia, sonriendo, mientras se acercaba a este, un poco más feliz.

Ukitake le permitía estar con Byakuya en el trabajo, este no hacía ruido ni molestaba como el creyó que lo haría, al contrario, solo se la pasaba mirándola, y si está lo volteaba ver evitaba su mirada, sonrojado. Llevaban juegos de mesa para que Ukitake y él jugaran, mientras Rukia hacía papeleo, menos del que usualmente tenia, y al terminar, ella se acercará para unirse a la partida. Días maravillosos donde pudo divertirse, ser el mismo de otra forma, conocerla, quererla más. Disfrutarla.

-Ya estoy listo- sonrío y asintió

Ambos salieron de la mansión, mientras caminaban hacia el escuadrón en un silencio acogedor que Byakuya rompió.

-pasó algo? A donde fuiste esta mañana?- pregunto, nervioso, aún veía a Rukia muy pensativa, un poco triste.

-No pasó nada, estoy bien- le sonrió tiernamente mientras lo observaba- solo... quería ir a buscar algo, pero no lo encontré.- miro al cielo mientras suspiraba- supongo otro día iré a buscar, eh?

Byakuya quiso preguntar qué, pero sintió que no era correcto, si Rukia quisiera darle más detalles se lo hubiera dicho, pero de igual manera iba a intentar averiguarlo por su cuenta.

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Al llegar al escuadrón, Rukia saludó a su capitán, a Kiyone y a Sentarō que amablemente le habían ayudado un poco con su papeleo. Se sentó en su nueva oficina de teniente, que era acogedora, pequeña pero decorada elegante y tiernamente, lleno de accesorios chappy. Algunas plumas con forma de chappy, un sillón y cojines de este, un reloj, etcétera.

Rukia comenzó su papeleo restante, mientras Byakuya se sentaba en su sillón y tomaba un cojín y lo ponía en su estómago.

Observando la oficina de Rukia había olvidado que pensaba regalarle uno de sus conejos chappy, pero se le complicaba el hecho de que parecía tener ya todos los existentes, hasta uno del tamaño de la sociedad de las almas que Ukitake se le adelantó a regalarle cuando estaba débil.

Buscaría uno que regalarle estando en su forma de niño, estaba seguro y decidido, debía ser uno que Rukia no tuviese, uno especial y único.

Mientras pensaba esto, Rukia lo observo y lo llamo distrayendo sus pensamientos

-Nii-sama, por qué no vas a jugar con el capitán? Ahora los alcanzo- decía mientras agitaba su pluma y le sonreía

Byakuya lo pensó, sinceramente no quería irse, quería estar con ella, verla, aunque no hablaran.

-No, esta bien, te espero a que termines y vayamos ambos- se acomido su cabello que estaba sujeto en su listón, acomodando su mechón que caía en su cara- Tienes muchos chappys, cual es tu favorito?- pregunto mientras observaba la oficina, si bien tenía muchos, ninguno era igual. Tenían diferentes tamaños, accesorios, ropa, caras.

-Mmm, de esta oficina... este-dijo mientras se levantaba de su silla y tomaba un chappy vestido de Shinigami- me parece chistoso, se parece a ti- dijo mientras se echaba a reír. Y es que si, si se parecía a Byakuya. Lo único que le faltaba sería su cabello, pero tenía su haori de capitán, su uniforme, su cara arrogante. Igualito.

Una vena se asomó en la frente de Byakuya, mientras sonreía sádicamente y a regañadientes

-ah, te parezco chistoso entonces?- pregunto, en una escena un poco cómica.

-no,no, para nada- dijo Rukia mientras agitaba sus manos y se volvía a sentar en su silla- me pareces lindo, y tierno, el chappy lo es, por algo es mi favorito, solo es simpático que tenga un mini traje- dijo mientras sacaba otra risita pequeña.

Byakuya sonrojó, se puso nervioso y la observo un rato, sin que ella se percatara, seguía con su papeleo.

Le gustaba, definitivamente, ya era innegable. Le gustaba su físico, pequeño, delicado, su cabello suave, sus ojos grandes y brillantes, todo lo que estos transmitían con una mirada, su voz, un poco brusca pero acogedora, pero sobre todo, su personalidad, su fuerza, integridad, todo lo que tenía dentro de ella eran un universo que quería conocer, en donde quería quedarse.

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Después de unas horas Rukia termino por fin el último papel, y levantándose de su escritorio y estirándose, se acercó a Byakuya que estaba acostado, con los ojos cerrados en su sillón.

No estaba dormido, como ella creía, solo estaba pensando y meditando.

Le acaricio su cabello, y después salió de la habitación.

Byakuya apenas oyó la puerta cerrarse abrió los ojos, se puso muy nervioso, pero quería actuar dormido para ver qué podía llegar a confesarle esta.

Sabía que le diría algo si creía que estaba dormido, ya le había pasado en su forma normal que Rukia le contaba cosas cuando creía que dormía, y él intentando no inmutarse oía lo que su hermana le confesaba, sin querer hacerlo realmente.

Cerró los ojos apenas oyó la puerta volviéndose a abrir.

Rukia llegó y le tendió una manta que lo cubría, mientras se sentaba en él pequeño cacho de sillón que El cuerpo de Byakuya no ocupaba, mientras seguía acariciando su cabello.

Debía admitirlo; le parecía muy atractivo, muy tierno verlo así. Si bien desde que lo vio por primera vez le pareció el hombre más guapo que había en el mundo, ahora le parecía el niño más guapo.

Byakuya sin poder aguantarse los nervios de las caricias pequeñas de Rukia abrió los ojos poco a poco, sorprendiendo a Rukia que alejó sus manos de él inmediatamente.

-nii-sama, perdona, no quise despertarte- sonrojo mientras se levantaba

-No, esta bien, dormí mucho?- fingió Byakuya, mientras se agitaba los ojos

-No, pero dime, estás cansado? Podemos irnos ya a casa, o podemos jugar con el capitán Ukitake. Como decidas

-o...podemos hablar- dijo Byakuya, agachándose la cabeza, nervioso.

No quería llegar a casa aún porqué era muy temprano y seguramente Rukia y el platicarían mientras cenaban y luego lo mandaría a dormir, y no quería jugar con Ukitake porque no podrían estar solos ni llevar acabo su plan- el capitán Ukitake seguro ya está durmiendo- excusó

-Si, tienes razón, cuando salí a buscarlo ya no estaba, Kiyone y Sentarō seguro lo llevaron a algún lugar para que pudiese descansar- suspiró-. Quieres hablar aquí?- pregunto mientras se acercaba otra vez

-si, aquí- Byakuya sonrío, aún sonrojado, y tomo la mano de Rukia acercándola y sentándola a su lado, mientras se incorporaba en el sillón.

Rukia de igual manera se sonrojó por el contacto y gesto, pero aceptó y se sentó con el- bueno, de qué quieres platicar, nii-sama?

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Pasaron unas horas, donde Byakuya se dedicó a hacerle preguntas sobre ella y sus gustos, y Rukia a responderlas, una tras de otra, cuando de pronto la luz se apagó, ya estaba oscuro, no se veía mucho, solo lo que una pequeña ventana que poseía su oficina alcanzaba a alumbrarles.

Apenas Rukia se levantó para volver a prenderla, un rayo cayó, y unas gotas lo acompañaban, estaba lloviendo fuerte, no podrían irse a casa así.

-oh, no.- suspiró Rukia preocupada- tendremos que esperar a que pase para volver

-No importa, podemos quedarnos aquí, de igual manera ya es tarde, no creo que alguien siga aquí, o si?

-No, ya todos se fueron- asintió Rukia- de igual manera, es tarde y se supondría que deberías descansar ya, soy una pésima cuidadora- Rio nerviosa, más decepcionada que nada.

-No, eres excelente- La ánimo Byakuya, mientras se acercaba a su rostro y la tomaba de los hombros- la mejor...- alcanzó a decir, antes de darle un beso pequeño en su cachete, sonrojado, y sintiendo como igualmente el de Rukia estaba caliente. Que bueno que no se podían ver mucho gracias a la oscuridad, por qué si no seria la escena más vergonzosa que habrían compartido ambos.

Continuará...

Hola! Como están? Espero que muy bien, gracias por leer este capítulo! Lamento que los primeros fuesen un poco cortos, pero debían ser introducción :p espero les haya gustado, y esperen el siguiente capítulo para ver qué pasa después de su primer besito en el cachete :3