Lo especial es especial por ti
Byakuya tenía 2 días para tenerle un regalo a Rukia que fuera digno de lo que ella merecía, de lo que él se propuso que debía ser, algo único, muy especial, y algo que manteniera la unión que recién habían formado. Para el, era muy importante demostrarle a Rukia una vez por todas sus sentimientos hacia ella, que estaba dispuesto a intentarlo, y aunque estaba seguro y consciente de que quería hacerlo antes de que volviera a la normalidad, también estaba seguro de que no lo arruinaría, y las cosas no cambiarían si se llegaban a dar.
Para este punto, el ya no quería negar sus sentimientos, y al parecer Rukia se dejaba llevar, no le había puesto un alto a ese punto, al contrario, aceptaba cada pequeño detalle, cada pequeña cosa que juntos habían construido durante esos días. Ese contacto físico, la conexión que formaron, el darse cuenta de que más allá de una hermandad formada por el respeto, había un amor formado por lo que en verdad eran.
Byakuya buscaba un chappy que nunca le había visto a Rukia y que recordaba, ella siempre quiso. Muchas veces se lo intento regalar, en especial cuando su relación después de Ichigo mejorará, pero era muy difícil de conseguir, incluso marco a la fabrica, pero era una edición limitada. En especial por qué, el traje que llevaba este chappy, era un kimono recortado que era parte de otra familia real, por lo tanto existían muy pocos en el mundo, y aunque contaba con todo el dinero para pagarlo, las personas que lo tenían no buscaban vendérselo.
De igual forma, ya había hablado con sus trabajadoras, en especial con la cocinera, que le ofreció ayudarle a preparar un pastel para Rukia.
Pero algo faltaba, ese chappy.
Era especial por qué, no existían muchos en la sociedad de las almas, probablemente solo 4, y nadie se los quería vender. También pensó en robarse uno, pero al ser tan únicos, eran localizarles, y no quería que Rukia se metiera en problemas por el.
Meditaba mucho respecto a que hacer, hasta que una de sus amas de llaves se acercó a él. Ella claramente ya había notado la preocupación de este, y que giraba entorno a Rukia.
-Hágale uno usted- le dijo mientras acercaba unas muestras de chocolate que la cocinera le pidió que probara para ver de qué sabor le gustaría que fuera el pastel- Ese chappy, sería especial para ella por qué es único, pero sería más único si viene de usted- Sonrío, en realidad le parecía un buen muchacho y era evidente que algo se traía entre manos, solo necesitaba un pequeño empujón para saber que era lo correcto.
Byakuya señaló la muestra que le gustó, era un chocolate dulce, pero no tanto, era perfecto. Se quedó reflexionando de lo que le dijo su ama de llaves, en realidad, tenía razón, lo importante era demostrarle que él estaba dispuesto a ir más allá por ella y por hacerla feliz. Y entonces...
Lo tengo
Corrió hacia una de las habitaciones que solían mantener cerradas, era donde hisana y él solían quedarse, y donde mantenían cada cosa de esta, en un tipo altar. Apenas entrar le brindo mucha nostalgia, pero al ver la foto de su ex esposa, repleta de flores y sus cosas, las cosas fueron diferentes a cómo solían serlo antes. Era doloroso, pero era un recuerdo que le hacía sentir tranquilo. Ya no se sentía presionado a guardarle luto, o a sentir que le fallo, por el contrario, era un recuerdo hermoso, que siempre guardaría con el y que lo dejo avanzar.
-Lo siento- comenzó a decir Byakuya, mientras tocaba las cosas que tenían ahí, y la foto de esta- Nunca quise que esto pasara, sabes? Pero, se que no quiero vivir sintiendo que esta mal ser yo...- hizo una pausa, se andaba confesando a la foto de su ex esposa, y aunque pareciera un poco tonto, se sentía feliz de al fin hablarlo con ella, con su recuerdo- si no hubiera pasado esto conmigo, quizás nunca me quitaría esa máscara de noble que tengo, quizás nunca aceptaría mis sentimientos, y quizás nunca entendería que te debí dejar ir- sonrío, y lo entendió todo. Hisana no debía ser un impedimento más, Rukia no era la sombra de esta, ni un remplazo, era lo que él en verdad amaba, y tenía todo lo que él buscó en Hisana y no encontró, fortaleza, lealtad, valor y brillantez.
Por un momento se sintió tan bien hablar con ella, confesarle lo que sentía, que al ver la foto de nuevo de ella y su sonrisa delicada, le hizo sentir que era una sonrisa que le decía que estaba bien, que lo dejaba ser libre y que debía vivir como él quería hacerlo, dándole aprobación. Incluso las velas se volvieron cálidas, mientras Byakuya terminando de hablar con esta, comenzó a mirar en los armarios de la habitación por un Kimono que hisana iba a usar en un baile que iba a realizar, que no se dio por su fallecimiento.
Al encontrarlo, lo encontró en perfectas condiciones, sin usarse alguna vez, era de una tela fina, de alta calidad, muy costoso y muy hermoso, pero apenas lo vio supo que ese era el vestido perfecto para...
Byakuya volvió al comedor, ahí se encontraba la ama de llaves, le pidió unas tijeras y si podía ir con el, ella acepto, cuando llego a la habitación guiada con Byakuya, saco las tijeras
-Que necesita, Byakuya-sama?- preguntó, en realidad andaba muy confundida, no entendía que quería hacer este.
-Me podrías ayudar a cortarlo? Será la tela que usare para vestir al chappy de Rukia.
-Pero Byakuya-sama, ese kimono...-
-Era de hisana- terminó Byakuya.-Lo quiero usar, es especial, y quiero que Rukia vea y sepa que es algo que yo hice, y es algo que la representa.
La ama de llaves no supo que responder, no quería llevarle la contraria al pequeño Byakuya, así que comenzó a cortar conforme las indicaciones de Byakuya.
El vestido quedó casi igual de perfecto, en realidad no se notaba que le faltaba la parte del listón, que era la parte más hermosa, con unas flores de sakura y un contraste en colores azules, como los ojos de Rukia.
Al ver la tela ya cortada, Byakuya suspiro aliviado y sabía a lo que se dedicaría durante esa noche, vestir a un chappy normal, en el chappy mejor vestido que haya existido y que Rukia podría tener.
Después de platicar nuevamente durante el día y aprender muchas cosas nuevas del otro, Rukia se levanto y guió a Byakuya hacia su cama, donde lo acostó como todas las noches anteriores.
-Descansa, nii-sama- Rukia se acercó y le dio un beso en la frente a este, mientras que el sonrojado, le sonrió.-Descansa, Rukia- Rukia volteó rápidamente apenas él le llamó de nuevo por su nombre, durante esos días nunca le había vuelto a llamar así, y aunque le extraño un poco, se levanto como si nada y salió de la habitación.
Le alegraba, ella sentía que fue demostrarle indirectamente que la veía de la misma forma que antes, y que aún así había todo ese interés y toda esa conexión que forjaron durante el tiempo que llevaba Byakuya así.
Apenas pasó un rato, y Byakuya estaba seguro que Rukia ya estaba acostada, brinco de su cama, dirigiéndose por la tela del vestido, para este punto, alguno de sus sirvientes ya le había podido conseguir un chappy del tamaño perfecto y sin accesorios, así que apenas los junto comenzó a cocer la tela como la ama de llaves le enseño, formando un vestido en el chappy.
Al finalizar, y contento con el resultado, agarro el chappy, lo llevo a su habitación y lo escondió muy bien, solo faltaría poco para que su plan estuviera en marcha.
Al día siguiente, y repitiendo la rutina habitual de los días anteriores, Rukia despertó y se dirigió al comedor, sin encontrar para su sorpresa a Byakuya.
Sorprendida de que este no se haya levantado antes que ella, se dirigió a su cuarto, estando el dormido profundamente, muy cansado después de no haber dormido intentando formar el regalo perfecto de esta.
Rukia decidió no molestarlo, lo tapó correctamente con la sábana, y salió de su habitación. Aunque quería seguir pasando mucho tiempo con el, le alegro que podría tener tiempo de ir a hacer lo mismo que la vez anterior cuando Se fue sin que Byakuya lo notara:
Buscar a su chappy edición especial, familia real.
Lo había buscado bastante, en realidad solo le gustaba el hecho de que fuera un modelo único, pero poco a poco perdía la esperanza de encontrarlo, o de que alguien se lo quisiera vender, de igual forma, en sus tiempos libres acudía a la fábrica del conejito a ver si le tenían alguna noticia nueva, pero apenas se preparaba para irse, se abrieron las puertas de la habitación de Byakuya, agarrándola Justo en el pasillo.
-Rukia- se acercó el peli negro a ella, muy entusiasmado- desayunamos?- exclamo, mientras se posaba a su lado
Al parecer Rukia ya no podría ir a buscar su cometido, pero se sentía feliz de pasar el día desde temprano con Byakuya, puesto que no les quedaban muchos días antes de que él volviera a la normalidad, y ella no tenía aún la certeza de que las cosas serían iguales.
Ambos se aproximaron a la mesa donde ya estaba servido su desayuno, y comenzaron a comer mientras que cada quien se posaba en sus pensamientos.
-Mañana es el día blanco- rompió el silencio Byakuya- me gustaría darte algo, espero puedas pasar la tarde conmigo, sin que me mandes a dormir- sonrojado, y a la vez burlándose de la situación para no volverse algo incómodo, Byakuya le solicito.
-oh, lo había olvidado!- Rukia en verdad lo había olvidado, le alegraba recordar que al menos alguien había considerado un regalo para ella-Claro, en la tarde podemos hacer algo, les pediré a las cocineras que nos cocinen algo especial.-Rukia le sonrío, y siguieron desayunando en silencio.
Al finalizar se levantaron, y se dirigieron al escuadrón de Rukia proponiendo opciones para su comida-cena.
Definitivamente Rukia no había tomado en consideración que Byakuya ya tenía casi todo listo, pero...
¿Le daría tiempo de declarar sus sentimientos a Rukia antes de que la pócima dejara de hacer efecto?
Hola! Cuanto tiempo sin actualizar, espero les guste este capítulo nuevo n.n
Voy a volver a la historia, y como les dije antes, el final siempre lo tuve listo, y aunque estamos muy cerca de llegar a el, aún me queda saber cómo acomodar las situaciones. Les agradezco muchos sus reviews, comentarios y sugerencias!
