Dando un paso inseguro hacía atrás, como si hubiese recibido un golpe demasiado fuerte y apartando la mirada del banco que estaba frente a la escuela, mis ojos empezaron a llenarse de lagrimas que pronto caían por mis mejillas completamente fuera de mi control.
Pero como evitar aquello ante la visión de mi Hana con su novia, sentados en un banco, abrazados como una pareja completamente feliz y besandose en los labios como si de no hacerlo, el mundo se acabase. Ya era duro para mi imaginarme que aquellos dos podrían hacer ese tipo de cosas, pero el hecho de verlo con mis propios ojos era algo para lo que por lo visto, no estaba preparado.
Decidido a salir de allí sin que nadie me viera llorando en un aspecto tan lamentable, solo me di la vuelta y eche a correr como un desquiciado. Debía intentar borrar lo que había visto de mi cabeza si es que quería seguir con el plan de seducción. De otra forma no sería capaz de acercarme al pelirrojo sin recordar aquello.
Aquella mañana de lunes, tras haber pasado un fin de semana intentando convencerme a mi mismo de que todo saldría bien, pasó más lenta de lo habitual y yo me salté todas las horas de clase. Simplemente no lograba si quiera hacerme a la idea de volver a ver a esa cerda y a mi Hana juntos, por lo que durante horas estuve dando vueltas por el pueblo en busca de algún entretenimiento.
Sin embargo, tras los frustrantes resultados de mi paseo, solo pude volve a la escuela para el entrenamiento. Despues de todo si yo llegaba a saltarme un solo entrenamiento ya no sería para los demás Kaede Rukawa, el rey del hielo.
Cuando llege al gimnasio lo primero que hice fue entrar al vestuario para cambiarme sin ser visto por nadie, no es como si alguien me fuera a hablar si me veía, pero para evitar problemas, preferí mantenerme al margen aquel día de los demás.
-Rukawa!- Dijó alguien entrando al vestuario y dandome tal susto que por un momento pense que me caeria de la banca donde estaba sentado por el salto que di. Miré de forma cortante a Ryota, el mensaje era claro, quería estar solo.
Sin embargo el chico pareció no percatarse de mi sutileza y se sentó junto a mi como si fueramos los mejores amigos desde hacía años.
-¿Dónde te metiste hoy? Te busqué por todos lados pero me dijeron que te saltaste la clase- Miré sin poder creerme esas palabras. ¿Por qué demonios tenía que ir aquel chico a buscarme a ningún lado?- Bueno eso no importa
El chico pareció que por un momento dejaría de hablarme de tonterías y podría por fin estar en paz, pero sin embargo simplemente dejó su cartera junto a el en el banco y sacó una revista que empezó a leer. Para mi mala suerte, mi curiosidad pudó conmigo y por el rabillo del ojo eche un vistazo a lo que Ryota leía tan atento. Casi me caí del banco por segunda vez.
-¿Estas bien?- Preguntó el chico al oir mi exclamación y ver lo palido que de pronto me había puesto, pero yo seguía con mi mirada ahora clavada en la revista- ¿Eres acaso homofobico?
Yo quise reír ante la ironía de la situacción, pero lo único que logré fue quedarme como estúpido allí mirando a mi compalñero preguntandome por que leía este, que era claramente derecho, una revista sobre los puntos g de los hombres y como hacer el amor a un hombre (Extrictamente diriguida a chicos con inclinaciones homosexuales) Justo en la página que ahora veía, podía verse una imagen de dos chicos, uno estaba apoyado en la pared con sus manos e inclinado de tan forma que su trasero quedaba perfectamente adsequible al otro chico, que desde atrás le penetraba.
-Hay que ver cuanto homosexual hay en estos días. Si bien antes esto era mal visto... parece que la gente empieza a aceptar que sobre los gustos de la gente nadie manda, ya era hora.
Sin poder remediarlo mi mascara pareció caer por arte de magia y en mi expresión solo se reflejaba la incredulidad ¿De que demonios iba Ryota hoy?
-Aun que probablemente nunca llegaremos a saber cuantos homosexuales hay, por que por mucho que se diga lo de que a todos se les nota, hay una buena cantidad que no siguen esa norma y que aun teniendo el gusto diriguido a su mismo sexo, se niega a ver la verdad pasandose la vida saliendo con chicas.- Sigió diciendo Ryota y yo ahí me di cuenta de que ese chico debía de saber algo de mis sentimientos
¿Pero como se habría enterado?... No, pensandolo bien todo aquello debía ser una coincidencia. Tan ensimismado estaba yo en mis pensamientos que ni cuenta me di de la sonrisa ladina que me dedicaba el chico. Ryota pronto me sacó de mis cabilaciones llamandome de nuevo, y lo que más me sorprendió, lo hizo por mi nombre.
-Kaede. ¿Eres entonces homofobico o no?- Yo solo nege con la cabeza sorprendido y entonces el chico me mostro algo que hizo que todos mis pelos se erizaban.- ¿No te gusta esta imagen¿Es curiosa verdad?
Mis manos empezaron a sudar y mis nervios me traicionaron. Las ganas de arrancar de golpe aquella revista de las manos del chico casi pudo conmigo, pero en lugar de eso, solo miré fijamente la gran imagen donde dos chicos hacían el amor. Un chico pálido, moreno de pelo y de buena estatura, penetraba a otro que estaba bajo el con las piernas flexionadas sobre sus hombros mientras su rostro mostraba una expresión de deseo.
Hasta ahí nada me habría sorprendido, pero el hecho era que en la foto el uke era un chico pelirrojo y muy parecido a alguien a quien yo deseaba a cada momento, a alguien que me tenía loco. Ese chico era clavado a mi Hana y si a eso añadimos el efecto de que el seme parecía ser yo de espaldas... el resultado fue que mis hormonas volvieron a salirse de mi control, y yo me vi allí sentado, en medio del vestuarario junto con un chico al que apenas hablaba y con una erección que hubiese asustado a cualquier persona.
-¿Te encuentras bien?- Preguntó Ryota, pero yo seguía miramdo la imagen con la boca abierta y sin percatarme de la mirada de triunfo que aparecía en los ojos del otro chico. Pero para mi frustracción Ryota en aquel momento cerró la revista y la dejó en su mochila, a la vista de cualquiera que pasara ya que esta estaba abierta, y se fue del vestuario.
La tentacción de coger otra vez la revista y meterela en algún lado para llevarmela a mi casa era demasiado grande, pero al final pude contenerme y salí del vestuario excitado y más contento de lo que había estado en todo el día y es que sin siquiera darme cuenta aquella "charla" había hecho que mis esperanzas y ganas de conquistar al pelirrojo volviesen con fuerzas renovadas. Ryota tenía razon, en aquella época la gente aceptaba bastante la homosexualidad por lo que no importaba si yo me mostraba al mundo tal y como era. Un pervertido loco por cierto mono pelirrojo. O al menos no pasaba nada si mi equipo me veía así, después de todo el entrenamiento era una ocasión que no podía desperdiciar.
DÍA 8: Plan 3: "Como encestar en el aro del pelirrojo"
Con una sonrisa de oreja a oreja que pareció dejar al equipo al completo con las bocas abiertas hasta el suelo, llegué a la cancha y me coloqué junto a los demás para empezar el entrenamiento. Por el rabillo del ojo pude ver como Hanamichi me miraba de una forma extraña que no supe como interpretar.
-Muy bien chicos. Para empezar quiero que deis vueltas a la pista y despues jugaremos un partido.- Dijó el entrenador y sin más todo el equipo empezamos a correr.
Aun que yo no era cosciente, muchas miradas estaban sobre mi, unos me veían con asombro, otros, como era el caso de Ryota, con una gran sonrisa y otros con deseo. Estos últimos a la vez eran observados por cierto pelirrojo que sin poderlo evitar miraba de mala manera a aquellos que babeaban tras el zorro, y es que aun que no lo admitiera, el beso que se habían dado seguía grabado en el formando un cúmulo de sensaciones dificiles de descifrar. Pero si algo tenía claro era que no le gustaba para nada que los demás le miraran así, aun que el pelirrojo se dijó que en verdad lo que pasaba era que sentía miedo por ellos. No sabían como era de verdad Rukawa.
15 minutos despues yo estaba esperando a que el entrenador desiganara los equipos mientras que algunos chicos recuperaban la respiración tras la carrera. Lo único que pude pensar era que con tan poca resistencía no iban a llegar muy lejos en el deporte. Algo sin embargo hizo que mi mirada se desviase buscando a mi alrededor que era lo que me estaba incomodando y para mi completo asombro vi como Mitsui me miraba con un deseo para nada disimulado.
Quizás no tendría que haber hecho lo que hice a continuacción, pero la cosa fue que yo mismo me vi con horror contestando la mirada del chico con un guiño y sin percatarme que Hanamichi estaba mirando, vi divertido como el chico se asustaba y bajaba la mirada. Cuando mi vista recorrió a los demás del equipo vi con satisfacción que nadie había visto mi gesto, pero cuando mis ojos se cruzaron con otros castaños vi como Hanamichi me miraba con el ceño fruncido.
"Estupendo" -Pense, lo último que me faltaba era que Hanamichi pensara que estaba jugando con el, pero es que simplemente no había podido evitar aquella pequeña broma.
En ese momento mi pesado club de fans al completo entro al gimnasio gritando todo tipo de obcenidades sobre mi persona, enrtre ellas destacaban bastante la de " Rukawa, capullo, queremos un hijo tuyo" y también la de "Quien fuera tanga para meterse por tu raja" Yo, tras oir aquello me di la vuelta para mirar asustado hasta las gradas y vi como a mi club de fans se habían agregado tambien dos chicos... Lo que me faltaba, ahora tenía a dos sementales deseosos de.. "Meterse en mi raja..."
Sin prestarles más atención vi como los equipos ya se diriguían a sus canchas y para mi fastidió me di cuenta de que tan metido habñía estado en mis pensamientos que ni cuenta me había dado.Ahora no sabía con quien debía jugar, pero el hecho de preguntarle a alguien me parecía inpensable.. Pensarían que era estupido.
Con paso decicido me diriguí a la cancha y conte los chicos que estaban en cada equipo, por suerte vi que en el de la derecha había un chico de menos, por lo que me diriguí hacía allí. Era contrario de Hanamichi. Cuando me dispuse a mirar sin embargo quienes estaban en mi equipo, el silbato sonó y todos se pusieron en movimiento. Yo casi grite de frustracción.
Para mi suerte vi como Mitsui subía el balon hasta el campo contrario y pense que ya tenía a uno. Sin embargo de pronto el chico se paro y tras buscar a alguien por todo el campo vi que me pasaba el balón. Yo lo cogí casi por inercia y empece a correr hasta la canasta, pero de pronto Hanamichi paro frente a mi impidiendo moverme y me vi obligado a pasarsela a alguien. El problema era que Mitsui estaba cubierto por Kogure, por lo que no tenía ni idea a aquien pasar.
Como no había dejado de botar el balon, se me ocurrió una idea. Mientras Hanamichi intentaba arrebatarme la pelota, mi mano libre se plantó en su pecho en un gesto que desde lejos parecía un intento de detener su avance. Sin embargo los ojos del torpe me miraron incredulos cuando sintio como mi mano acariciaba su piel a traves de la ligera prenda. Con una sonrisa picara le mire y le mande un beso que si bien fue disimulado, el chico lo pillo a la perfección.
Una sonrisa que pasó desapercibida para todos menos nosotros dos, apareció en mis labios y viendo que el pelirrojo se había quedado en shock, aproveché para moverme y llegar a sí hasta la canasta encestando un punto.
En ese momento todo el gimnasio quedo en silencio, nadie sabía con exactitud lo que había pasado pero yo vi que hasta las porristas guardaban ahora silencio. Sin embargo este fue roto cuando Hanamichi reacciono por fin, sus ojos brillaban de furia cuando el chico se acercó a mi con aire amenazante y cuando estuvo a menos de un metro de distancia me grito:
-Eso es trampa! - Su furiosa mirada se desvió de mi hasta el entrenador, que esta vez hacía de arbitro, sin embargo este solo le miro con el ceño fruncido antes de contestar
-Nadie ha hecho trampas Sakuragi. No se en que demonios pensabas cuando lo has dejado pasar por tu lado así como así.
-Pero yo no le deje! El me...- Hanamichi de pronto se sonrrojó y volviendome a mirar con furia cruzo los brazos en un gesto que más bien parecía un berrinche y grito- Eso no valió y punto!
-Callate torpe, el que no me puedas ganar es algo normal, no hace falta recurrir a esto para cuidar tu imagen
-¿A quien llamas torpe zorro apestoso?- El pelirrojo se veía ahora completamente furioso, pero yo solo sonrei mientras contestaba con burla
-No veo otro torpe por aquí cerca
Y ahí se desató el infierno. Hanamichi salto contra mi en el momento exacto que su puño se estrellaba contra mi cara. Caí al suelo con un quejido mientras sentía que el otro chico había caido sobre mi y se disponía a darme otro golpe. Sin embargo mi mano fue más rápida y agerré su puño antes de que este llegara a tocarme, pero en vez de devolverle el golpe, yo decidí aprovechar aquella situacción y sin soltarle aun su puño, puse mi otra mano tras su nuca para empujarle hacía abajo y poder capturar sus labios en un beso algo brusco.
Mis ojos, que en ningún momento se cerraron, vieron con diversión como todo el mundo se nos quedaba viendo con la boca abierta y cuando mi mirada se chocó con la del pelirrojo pude apreciar que el chico también se había quedado sorprendido. En ese momento me pregunté como alguien puede ser tan inocente.
Sin hacer caso a los murmullos que empezaban a oirse por todo el gimnasio o de los debiles intentos de Hanamichi por escapar, mi boca se abrió para dar paso a mi lengua que acarició los labios del otro instandolos a abrirse. Pero eso no sucedió y Hana, aprovechando mi descuido, me mordió la lengua haciendome soltar un gruñido por el dolor.
-¿Qué demonios haces?- Pregunté cabreado una vez separé mi boca de la del otro. Este me miró incredulo antes de gritarme en plena cara.
-¿Qué que hago yo¿No debería ser yo quien preguntara eso?- El pelirrojo se puso bruscamente en pie y como si de pronto fuera cosciente de todos los que le rodeaban, su mirada viajó con pánico por los rostros que aun le miraban asombrados y sonrrojandose aun más sus ojos parecieron llenarse de lagrimas para salir después corriendo rumbo a los vestuarios.
Por un momento un sentimiento de culpa me invadio, en mi felicidad por mi decisión de mostrarme de una vez por todas como era, no había caido en lo que esto supondría para Hanamichi. Se debía sentir avergonzado y yo estaba seguro que en aquellos momentos el chico no debía tener muy buen concepto de mi. Con un suspiro de frustracción me puse de pie pero de pronto Ryote me cogió del brazo algo bruscamente.
-¿No crees que te pàsaste? Deberías ir a pedirle perdon, el no estaba preparado para esto...- Lo último lo dijo en un susurro y entonces yo caí en la cuenta que en verdad aquel chico sabía lo que me traía con el pelirrojo. Aun que mi comportamiento normal hubiese sido mirarle friamente y decirle que se metiera en sus asuntos, solo le diriguí una mirada de gratitud y salí tras mi mono pelirrojo. Debía disculparme.
Sin embargo cuando llegé a la puerta y desaparecí por ella, el caos estalló entre todos los del equipo y las porristas. Estas últimas lloraban por su idolo perdido y los del equipo se peleaban por descubrir quienes estaban más cerca de ganar la quiniela en aquel momento.
Mitsui se acerco a Ryota con una mirada suspicaz y dijo en voz que solo lo oyera el otro chico- Espero que tu no tengas nada que ver con esto. Recuerda... Nada de intervenir.- Ryota solo le miró inocentemente y después sin más empezó a andar hacía donde minutos antes yo había desaparecido.- ¿Dónde te crees que vas?
Ante el grito de Mitsui todos los del equipo fijaron su vista en Ryota, y este con una carcajada solo contesto- Tengo que asegurarme de lo que pasará ahora... Mi dinero está en juego.- Mitsui pareció meditar por un momento y segundos después todo el equipo se encontraba espiandome a traves de la puerta.
Mientras tanto yo había llegado al vestuario, pero para mi sorpresa este estaba vacio, o eso pensaba yo hasta que escuche unos pasos que venían de las duchas. Por un momento mis hormonas me traicionaron y el deseo de poder ver el escultural cuerpo de Hanamichi desnudo y bajo el agua casi hizo que corriera hacía donde el pelirrojo se encontraba, pero reaccionando a tiempo caí en la cuenta de que estaba ahí para disculparme y que aquello no iba a ayudarme.
Cinco minutos despues un Hanamichi recien duchado y vestido hizo acto de presencía frente a mi. El chico casi ni me miró e intentó pasar de largo, pero yo, que estaba sentado en uno de los bancos, me levanté y le agarre del brazo para detenerle.
-¿Qué haces?- Dijo en un susurro y cuando me miró vi que en sus ojos brillaba la furia
-Lo siento Hanamichi, creo que me pase.
-Crees... ¿Cres que te pasaste?- El pelirrojo me miro como si me hubiese vuelto loco- ¿Enserio piensas que con eso te voy a perdonar? Y ahora sueltame.
-Por favor, esperate, de verdad que estoy arrepentido- Ante la mirada de sorpresa del pelirrojo me apresuré a aclarar- No, arrepentido del beso no, pero si de habertelo dado frente a todos. Tenía que haberme dado cuenta de que tu no querías que la gente lo viera.
-¿Qué tengo que hacer para que me dejes en paz Rukawa? Estoy harto de ti y todas tus tonterias y yo...
-No sigas- Le interrumpí temiendo escuchar aquellas duras palabras de rechazo- Por favor, yo solo quiero una oportunidad. No creo que sea tanto lo que te pido.
-¿No cres que sea tanto?- Hanamichi dijo esto como si no pudiera creerme y yo vi frustrado como el chico volvía a forcejear para escapar de mi agarre, sin embargo, aun que nunca sabre de donde salió tanta fuerza, fui capaz de arrastrarlo hacía una pared y apoyarlo en ella para así poder arrinconarlo. Mis manos agarraron las suyas elevandolas sobre su cabeza y el chico pareció asustarse ante esto.
-Tranquilo, nunca te haría daño Hana
-¿Quién demonios te dijo que te tenía miedo¿Y quien te dio permiso para llamarme así?
-Tu me llamas zorro y yo me aguanto, así que perdona si me tomo la libertad de llamarte como yo quiera.
Hanamichi pareció en verdad sorprendido por un momento y despues, para mi completo asombro el chico empezó a reirse
-¿Qué te hace tanta gracia?- Pregunté yo malhumorado. No me gustaba que se rieran de mi, aun que fuera mi torpe.
-Es que todo esto me parece tan ridiculo... De verdad que sería para mandarlo a uno de esos programas que dan dinero al que entrege el video más gracioso...
Yo lo miré algo herido de que no me tomara en serió. Pero pronto una sonrisa apareció en mis labios ya que la manera de demostrarle lo muy en serio que iba era realmente agradable.
-No digas tonterías Hana, esto es muy real y... - Con una mano agarre las dos de el y la otra la baje hasta su pecho para acariciarlo- No creo que esto sea algo que debas mandar a un programa que ven niños pequeños- Mi mano bajo lentamente a la cintura del chico y después hasta su trasero. Hanamichi pareció tensarse pero yo llevé mi boca a su oido para susurrar tiernamente- Eres demasiado lindo como para poder resistirme a ti
Hanamichi se debatió intentado librarse, sin embargo no usó demasiada fuerza, ya que con una sola mano impidienoselo, el chico podría haberse librado facilmente. Yo sonreí ante esto y mi lengua salio de mi boca para lamer y jugar con el lobulo de la oreja.
Cuando lo atrapé entre mis dientes oi claramente como un gemido escapaba de los labios del chico y viendo cercano mi triunfo deslice mis labios desde su oreja hasta su mejilla dejando humedos besos por el camino. Mi mano mientras tanto seguía en el trasero del chico, pero ahora apretandolo para que nuestros cuerpos entraran en contacto.
Sus manos dejaron de hacer fuerza y yo decidí arriesgarme a soltarlas, el pelirrojo solo las dejo caer a sus costados aun sin hacer movimientos alguno, parecía una estatua, una bella y deseable estatua.
Mis labios por fin llegaron a los suyos y tras lo que pareció una eternidad saqué mi legua para lamerlos y delinearlos lentamente. Hanamichi pareció tensarse por un momento, pero despues sus brazos me rodearon el cuello aun que sin llegar a responderme al beso.
Con suavidad atrapé su labio inferior entre los mios subcionando levemente mientras mis manos seguian presionando el trasero del chico contra mi pero sin crear ninguna fricción entre nuestros miembros.
Mi lengua pronto presiono contra sus labios para que los abriera, y está vez el lo hizo, quizás por aturdimiento o quizás por deseo, pero Hanamichi abrió sus carnoso labios dejando que mi lengua buscara la suya y la acariciara jugando conn ella.
Un gemino ronco salio de una de las gargantas, yo nuca sabría de quien provino, pero aquel sonido hizo crecer mi deseo y sin poder contenerme empece a mover mis caderas contra las de Hana. Al principio pense que el chico se echaría para atrás, pero entonces Hanamichi se empezo a mover conmigo rozando nuestras excitaciones en un vaiven que pronto se convirtió en una dulce tortura.
Sin separar en ningún momento mis labios de los suyos le agarre por las posaderas subiendole de forma que el pudiera rodearme la cadera con sus piernas y entrar así en mayor contacto siguiendo aquella fricción que cada vez se hacía más rápida en busca de la satisfacción de aquel abrasador deseo.
-Eres hermoso- Susurre abandonando su boca para besar su cuello desnudo deleitandome de aquella suave piel- Deseable y hermoso.
Hanamichi no abrio la boca para decir nada, solo echó la cabeza hacía tras permitiendome mejor aceso a su cuello, yo deslice mi lengua por el mientras que una de mis manos se metía bajo la camisa del chico para acariciarle el abdomen. El verle sonrrojado y completamente entregado solo acrecentó mi excitación hasta hacerla dolorosa.
Pero cuando fui subiendo aquella mano para llegar a los pezones, un sonido nos sobresalto, un sonido que provenía de la puerta del vestuario. Al mirar en aquella dirreción mi corazón se paro por un momento por la imagen que vi. En el suelo, tras una aparatosa caida, estaba más de medio equipo con cara de no saber donde meterse
Hanamichi, que también se había dado cuenta, soltó una exclamación y quitando sus piernas de mi cintura se alejó de mi. Con una última mirada que no supe descifrar, el pelirrojo se marchó de allí corriendo.
-¿Se puede saber que haceis ahí todos?- Pregunté una vez el pelirrojo se perdió por la entrada y me quede solo con los demás
-Esto... - Kogure parecía buscar las palabras adecuadas para salvarse de la situacción, pero por lo visto no era capaz de encontrar nada que valiese.
-Nosotros veníamos aquí y nos caímos en la entrada y entonces vosotros estabais ahí y por eso nosotros pues...
Yo solo alce una ceja ante las nerviosas palabras de Mitsui que no tenían ninguna logica, el chico solo se sonrojo y bajo la mirada.
-Es patetico que tengaís que espiar a la gente.- Sin echar una mirada a nadie más me propuse salir de allí, al contrario de Hana, a mi no me daba ninguna vergüenza que me hubiesen visto en aquella situacción, sin embargo antes de salir me pare junto a Ryota y dije lo suficiente alto para que los demás lo escucharan- Buen trabajo, si no hubiese sido por ti hubiese desistido en cuanto al pelirrojo. O quizás no... ¿Quién sabe?
Y entonces si que me marche, sin saber que tras mi partida había dejado a Ryota con un gran problema. Todos se le quedaron mirando con cara de querer matarle y el chico solo pudo decir antes de que una bola humana se le tirase encima
-Yo no se de que habla!- Claro que nadie le creyó y todos intentaron al mismo tiempo enseñarle que hacer trampas en una apuesta estaba mal.
Continuará...
