Desde el primer instante la idea de su novia no le había agradado, en realidad le daba miedo y pesar, él sabía que su novia era ambiciosa y de gran carácter, por eso le gustaba, pero planear algo como eso, no era su estilo, no quería hacerlo, sin embargo, nunca lograba decirle que no, él sencillamente haría todo lo que ella le dijera, siempre.
En sí el plan no implicaba maltratar a la chica, no la conocía, pero eso no significaba que no se sintiera mal por ella, jamás imagino que las cosas se saldrían tanto de control.
Supo que algo en su "maravilloso" plan había fallado con sólo mirarla, sus expresivos ojos de pronto se tornaron angustiados, llenos de súplica, él como siempre tomo su mano y la apretó ligeramente, sabia que con eso lograba hacer que Shampoo meditara las cosas, era su botón de seguridad.
Comenzó a caminar muy deprisa directa hacia el estacionamiento, todo el camino vocifero sobre lo idiotas que eran sus primas, podría jurar que sólo decía aquellas cosas sobre asesinarlas y desmembrarlas por el enojo que intentaba contener, la reprimenda que soltó para ellas no estuvo tan mal, comparado a todo lo que gritó dentro del auto, apenas ellas se fueron comenzó a buscar sus llaves, Shampoo se adelantó y tocó a la puerta, ella igual tenía un juego de llaves, pero imaginó que tocar a la puerta era mejor que sólo entrar.
Saotome nunca había generado en él ningún sentimiento negativo, las chicas con las que acostumbraba a salir y luego abandonaba sin más ni más, volvían llorando, suplicando su atención, siempre decían que era un desalmado, él peor de los hombres, un egoísta, acostumbraba a preguntarse que si él era tan malo ¿por qué siempre volvían por más? la respuesta quedaba clara con la siguiente chica, los gritos en la noche, el golpeteo de los muebles, las nalgadas, las charlas sucias, vaya las paredes eran delgadas, cada noche de "desfogue" tenía que irse al departamento de su novia para poder dormir y aun así podía escucharlo, a todo eso debía sumarle el cuerpo perfectamente trabajo de su compañero, sin temor a Dios podía asegurar que Ranma era un gran tipo, cuando menos ellos nunca discutían, si se terminaba la leche en el refrigerador nunca discutían sobre a quien le correspondía comprarla, sencillamente él la compraba, si él olvidaba sacar la ropa de la secadora Ranma la sacaba por él e incluso la llevaba a su habitación, para Mouse su compañero de departamento era un gran tipo.
Nunca imaginó que Ranma pudiera hacerlo temer, apenas abrió la puerta pudo jurar que se iría a los golpes, tocaba su cabello una y otra vez, como si se tratara de tic nervioso, presionaba sus dedos en la frente y arrastraba hacia atrás, inhalando fuerte, tratando de controlarse.
Mouse sabía que la situación no era para menos, por accidente se había visto envuelto en el disparato plan de su novia, cualquiera estaría molesto, pero lo que llamó su atención fue que nunca dijo nada sobre su seguridad o su deber como ciudadano, no dijo ni mencionó nunca nada de cómo se podría ver él afectado, Ranma Saotome estaba enfurecido por las condiciones en las que encontró a aquella chica.
No, no sólo estaba enfurecido, estaba fuera de sus cabales, explotó completamente, le gritó a su novia, la insulto, tuvo que intervenir para que intentara no perder el control, estaba claro que jamás se le hubiera ocurrido golpearla, pero la manera en que le hablaba era más que suficiente.
La había encontrado en las peores condiciones, golpes en todo el cuerpo, sangre seca en su rostro, su labio superior inflamado, como si estuviera haciendo algún puchero, su ojo derecho casi cerrado en tonos morados, violetas, verdes y rojos, tan pálida y cansada que apenas podía estar despierta, seguramente estuvo sin probar alimento esos días. Para que Shampoo no lo tildara de loco o exagerado, bajó su tono de voz y abrió despacio la puerta de su habitación, ahí estaba ella, aun portaba su diminuto vestido, grandes moretones adornaban su cuerpo entero, desde las piernas, hasta los brazos, temblaba, incluso Shampoo aparto la vista.
Mouse se sintió impotente, si fuera por él también regañaría a las primas, no, no sólo las regañaría era obvio que necesitaban terapia o algo por el estilo, nadie en su sano juicio podía herir a otra persona de aquella forma sin sentir culpa, ahora que Ranma sabía de aquello lo mejor para todos era dejarla libre y mandar de viaje muy lejos a la familia de su novia, aunque no obtuvieran nada a cambio de su liberación, si su novia no fuera tan orgullosa y lo dejara mantenerla, él sin problemas podría hacerlo, podría trabajar todas las noches en el club y no sólo los fines de semana, podría dejar el trabajo de ayudante de cocina en el puesto de su abuela y listo. Lo malo era que su novia se avergonzaba de sus dos empleos y jamás se permitiría vivir a expensa de otro.
Shampoo intentaba explicar por qué lo había hecho, pero su compañero de piso no dejaba de interrumpirla, sencillamente seguía reprimiéndola, en cualquier segundo diría que llamaría a la policía, esto se había terminado, fue entonces que Shampoo mencionó que era una Tendo, por primera vez en todo lo que llevaban de discusión Ranma guardo silencio.
— Una Tendo ¿dices?.
—Si, sí ella es una Tendo, su familia tiene mucho dinero, puedo, podemos pedir más dinero, podemos pedir tanto dinero que jamás volverás a trabajar sólo no llames a la policía, permite que terminemos con esto.
Suplicaba su novia, retorcía sus dedos al hablar, por breves instantes pudo ver el rostro de Saotome relajarse, incluso los segundos que se tomó para procesar aquella información parecieron infinitos, su rasgos se volvieron duros de un segundo a otro, quien sabe lo que estuviera pensando, pero él de inmediato lo reconoció, no era nada bueno, todo mundo ha visto documentales sobre animales salvajes, la forma en como sus estructura se modifica cuando están por atacar, pudo jurar que la mirada de Saotome era la de un leopardo viendo a su presa.
—Necesito que vayas por estos medicamentos y unas cuantas vendas —le dijo Ranma a Mouse extendiendo una hoja de papel con varios medicamentos escritos, entre inflamatorios, antisépticos, electrolitos y demás.
Mouse naturalmente no espero a que le dieran dinero para ir por las cosas, casi de inmediato salió del lugar, no sin antes voltear a ver a su pareja y con una mirada preguntar si estaría bien, ella asintió, entonces el continuo su camino.
—Tengo asuntos que tratar con la familia Tendo, a partir de ahora ella queda a mi resguardo, tus primas no pueden acercarse, Mouse se quedará contigo hasta que ella salga de aquí y cuando eso ocurra te sugiero no volver a aparecer por aquí.
—Ya lo tenía contemplado, en caso de que algo saliera mal, tenía pensada irme a china y terminar el curso en línea, tal vez revalidando mis materias en otra universidad o algo por el estilo yo…
—Me interesa un carajo Shampoo no te lo estoy diciendo porque que me preocupe por ti, lo digo por que no soporto tu cara, no tolero tu timbre de voz, sencillamente eres una persona extremadamente desagradable para mi y esto ha rebasado cualquier límite de tolerancia que te llegue a tener, más te vale desaparecer después de esto.
—De acuerdo, entonces ambos podemos convenir que no nos preocupamos por nuestro bienestar, perfecto —aceptar esa idea le costaba trabajo a Shampoo, ella adoraba saberse importante, que la gente la admire, la procure y se preocupe por lo que ella piense, saber que un hombre pasaba de ella de forma tan sublime le irritaba, ella quería el control sobre todo y todos, necesitaba sentir que volvía a tenerlo y que no le era arrebatado por Ranma Saotome — explícame de una vez, ¿Cuál es tu asunto con los Tendo?.
—Eso no tiene relevancia para ti, intenta no irritarme más— Ranma necesitaba volver a su recamara, asegurarse que aquella chica seguía dormida, quería terminar de limpiar su rostro, curar sus heridas y asegurarse de que era quien le decían que era.
—¿Qué vas a hacer con ella?.
—No te importa.
—Claro que me importa, ella… ella.
—¿Es tu amiga? ¡ja!, no me hagas reír.
—No es eso, es sólo que es mi "trabajo" esta perfectamente bien planificado, no quiero que me arrebates lo que es mío.
—¿Temes que pida más dinero para mí? eso es obvio, aparte de la recompensa que dividirás, también debes pagar por mi silencio y sumado a eso, cobraré lo que su familia le robó a la mía.
—¿Qué, de qué hablas?.
—Nada, olvídalo.
Al momento en que llegó Mouse con los medicamentos Ranma ya estaba de nuevo en su recamara, Shampoo lo esperaba sentada en la sala, tocaron con demasiado cuidado a la puerta y volvió a salir, Mouse le entregó todo lo de la lista, incluso agregó utensilios de cuidado personal como cepillo de dientes, un peine, una caja de chocolates y al imaginar que no podría salir de ahí por un buen rato le incluyo un libro del género clásico, sí Mouse no era una mal sujeto, sólo se dejaba manipular muy fácil por su novia.
Ranma no mencionó nada al respecto, se había preocupado por el bienestar de la chica, estaba tan impresionado por lo maltrecha que se encontraba que no pensó esos detalles, por que de igual forma todo lo que ella pudiera necesitar estaba en su baño, y ¿dulces? hace años que él no los come, los olvidó por completo.
La pareja se retiró, Shampoo le explicó los nuevos cambios, los cuales en realidad le convenían, si Akane decidía interponer una denuncia en cuanto saliera de ahí no quería que supiera que ella estaba detrás de todo, debían crear una nueva estrategia que les permitiera culpar únicamente a sus primas y ha Saotome en caso de que lo necesitaran.
Ranma volvió a lado de Akane, termino de revisarla al parecer todo estaba "bien" cuando menos ningún hueso roto, él no era un cerdo, pero no podía creer que aun en aquellas condiciones quería arrancarle el vestido para poder admirarla más que para asegurarse de su bienestar, se contuvo, salió del lugar dejándola dormida, aseguro su casa, cerro puertas y ventanas, arranco cualquier sistema de comunicación, escondió todo lo que pudiera ser usado como arma, él no quería amarrarla como las otras imbéciles lo habían hecho, prefería dejarla en paz, debía dejarla en paz. Tal vez deba salir a sacar todo lo que tenia en la cabeza, distraerse.
Los Tendo le habían arrebatado todo a su familia, su corrupto padre había sido capaz de engañar a su mejor amigo y después abandonarlo a su suerte, robándose los ahorros de toda su vida, mientras él seguía enriqueciéndose día a día, al fin tenía la oportunidad de vengarse, pero él no quería hacerle daño a aquella chica, no podía, era claro que ella era muy frágil, a penas la levantó del suelo se dio cuenta de que era en extremo ligera, su piel era en extremo blanca, lo que resaltaba más sus moretones, volviéndolos alarmantes, la forma en como lo miró y después quedo inconsciente, no quería lastimarla y no lo haría, pero de alguna forma debía cobrárselo, se debatía entre seguir con aquella estupidez o utilizar a la chica.
Cobrar el dinero de la recompensa definitivamente era dinero fácil, incluso podría pedir más de lo que le fue arrebatado a si padre, pero ¿ese era castigo suficiente? él perdió gran parte de su niñez a casusa de aquel incidente, no era tan grande como para comprender bien en aquel entonces, peor los años siguieron pasando y su familia no logró reponerse, cada se podía en su casa se escuchaba el lamento de haber perdido los ahorros de su vida en el proyecto de su amigo, nunca entendió por que su padre no iba a buscar a Tendo y le cobrara.
Él tenía la oportunidad, podría sólo pedir el dinero, pero no era suficiente, quería venganza, quería hacer que aquella familia se sintiera tan humillada como su madre cada que venían a cobrar dinero que su padre se veía obligado a pedir y luego no podía pagar, él quería que los Tendo le pidieran perdón y lo conseguiría de un modo u otro.
Después de terminar de arreglar el departamento preparó la cena, el labio de la chica seguía muy inflamado, por debajo de la mandíbula tenía moretones, seguramente no podría masticar sin sentir dolor, lo mejor sería preparar una sopa con fideos, como las que le hacia su mamá cuando lo veía llegar con golpes en la cara, él siempre fue de los chicos que se peleaban con otros así porque sí, odiaba que se burlaran de él o de su mamá, por lo que a la primera que alguien intentaba hacer algún comentario estúpido de inmediato los callaba a golpes, eso le ameritó varias suspensiones y que decir de varios golpes también, sobre todo cuando sus víctimas tenían hermanos mayores, pocas veces lograban vencerlo y cuando alguno llegaba a atinar un golpe su madre siempre lo descubría, después de la reprimenda venia la sopa.
Fue de nuevo a su habitación, la chica estaba despierta, observando todo, intento sonreírle, pero de inmediato contuvo el gesto.
—¿Quieres darte un baño? – preguntó Ranma, desviando su atención.
—Quisiera irme a casa ¿puedes llevarme? – respondió Akane conteniendo las lágrimas, la hinchazón de su labio superior la hacía tener un puchero perpetuo, sumándole sus ojos acuosos, la solidez de Ranma se derrumbó, fue a ella y extendió sus brazos, Akane por instinto se acuno en su pecho, metiendo el rostro entre sus clavículas y cuello.
—Tranquila no te haré daño, no permitiré que te vuelvan a poner un dedo encima, estas a salvo conmigo, yo me haré cargo de ti, puedes estar tranquila— decía Ranma intentando reconfortarla, acariciaba sus brazos y por reflejo dejaba efímeros besos sobre su cabello —anda date un baño caliente, tengo lista la cena, te espero afuera.
Akane no podía creer lo que ocurría, hace apenas unas horas pensaba que no lograría salir con vida de aquel lugar, aquellas chicas estaban por asesinarla, no había comido nada desde su secuestro, apenas le daban de beber y a cada palabra suya recibía un torrente de golpes y castigos, sabía que había visto a ese chico amable y dulce en algún sitio, no lograba recordar donde, aunque podía jurar que él la había rescatado. Estaba por perder la conciencia cuando la puerta se abrió y entro el con gran fuerza, sostuvo su rostro entre sus manos y le hablaba, no escuchaba nada de lo que le decía, pero entonces la sostuvo en brazos y ella cayo rendida, despertó reconfortada por el calor que la envolvía, dos enormes frazadas la tenían envuelta, cual crisálida, logró sacar ambos brazos de su capullo y examinó el lugar, definitivamente estaba en otro lugar, no escuchaba los acostumbrados ruidos de las gemelas, no quería hacer ruido, cada que se movía ellas entraban de sorpresa, estaba harta de eso, no sabía si entraban para asfixiarla, golpearla o torturarla, la última vez que habló con una de ellas había prometido profanarla con lo primero que encontrara si no se callaba, tenía miedo, moría de miedo, aquella noche intento dejar de respirar para quedarse dormida y no volver a despertar, por la mañana ellas eran más tolerante o tal vez sólo seguían dormidas, era en la tardes que se desesperaban y entraban a torturarla, así que si existía la posibilidad de escapar era durante la mañana. El corazón le dió un vuelco de felicidad cuando lo vio entrar a él, su salvador.
No dijo más, ella sólo lo obedecería, asintió con la cabeza y se separó un poco de él, giró sobre sus pies buscando una puerta o algo que la guiara al baño, no sabía que decisión tomar, así que miró directo a los ojos de Ranma, él por supuesto que entendió que la chica no sabía a donde ir, la tomó de la mano y la guío a una puerta que bien se podría confundir la con puerto de un armario.
—Aquí es el baño puedes entrar a el cada que lo necesites, encontrarás todo lo que llegues a ocupar, desde Shampoo hasta toallas limpias, cepillo de dientes, todo y si no lo encuentras me dices y yo te lo traeré, ¿entendido? – ella asintió- bien la derecha es caliente y la fría es la izquierda, procura no demorarte mucho, estoy por servir la cena.
Al salir cerró la puerta, por fin tenía la privacidad que necesitaba, retiró el intento de ropa interior que traía puesta desde que salió con sus amigas, su hermoso vestido estaba arruinado con demasiada sangre y varios cortes sobre la tela, también lo tiró, abrió el grifo del agua y por fin pudo lavarse, arranco toda la suciedad y dolor de los últimos días, lloró y se sintió a salvo de poder respirar tranquila, no sabía que esperar de aquel chico, poco a poco los recuerdos la fueron alcanzando, el chico del club, era él, la salvaba por segunda ocasión, debía haber alguna forma de compensarlo.
Salió de la ducha se envolvió en una gran bata de baño, la cubría del cuello a los pies, incluso la arrastraba un poco, los hombros le quedaban por debajo de los de ella y la cinta para amarrarla le daba más de tres vueltas. Regresó a la habitación en donde había estado no había nada en los cajones, y lo que si era el armario estaba cerrado con llave, ¿qué usaría de ropa? sobre la cama donde estuvo durmiendo encontró una camisa roja, de estilo oriental, eso era todo, intento regresar al baño a buscar su ropa, ya no estaba, aquel chico debió entrar por ella mientras se bañaba, ¿será acaso que la metería a lavar? se vistió con la camisa y salió de la recamara.
La camisa a penas y le cubría por debajo de sus redondas y voluminosas nalgas, ofreciéndole la excitante vista de sus perfectas y tonificadas piernas, así siempre si se la puso, no había contemplado el hecho de que necesitaría ropa para ella, pudo haberle pedido algo a su vecina, pero ahora que la veía vistiendo su camisa favorita sabía que había hecho bien en no hacer nada de eso y por supuesto que no cambiaria de opinión, así como estaba, estaba perfecta.
Mientras escuchaba caer el agua fue a tocarle, ya se había demorado, pero ella no abrió, imaginó lo peor y entró, Akane seguía debajo de la ducha cubriendo su rostro con sus manos, ¿estaría llorando? no podía entrar a la regadera para averiguarlo, vió hacía el suelo y encontró su ropa, no había nada que rescatar ahí, debía tirarlo, tomó aquella tela con rastros de sangre seca y se retiró, de inmediato arrojó todo a la basura, sacó lo primero que vió y que considero le pudiera quedar, por desgracia todos sus pantalones estaban sucios, seria sólo un día de estar así, eso pensó, pero ahora que la veía parada frente a él, prefería quemar el resto de su ropa con tal de no poder prestarle nada más.
Retiró todo lo que había en su habitación, estaba por cambiar las sabanas cuando escuchó el cancel del baño, ella había terminado su baño, lo único que se le ocurrió fue cerrar con llave su armario, dejar su camisa sobre la cama y salir. Fue a comprobar que la sopa de su cena estuviera bien, el sabor era bueno, la pasta udon había quedado perfecta, su madre le había enseñado bien.
—Ven siéntate, te sirvo —la invitó, señalando con su brazo a la mesa— necesito que ingieras estos medicamentos antes de comer, te ayudaran con el dolor, la inflamación y para evitar infecciones futuras.
— Akane tomó las pastillas sin dudarlo y las ingirió con un sorbo de agua, después habló.
—¿Tendrás un pantalón o algo por el estilo que me prestes? — preguntó Akane intentando esconder una pierna con la otra, Ranma la volvió a recorrer de pies a cabeza.
—Lo siento, día de lavandería, eso es todo lo que tengo—Akane mordió su labio, parecía consternada.
—Es que no traigo nada abajo, sólo tengo tu camisa, ¿tendrás un short o un boxer? — definitivamente Ranma no había pensando en eso, la chica seguía desnuda, si no fuera por la camisa que le prestó, estaría completamente desnuda.
—Perdón, mande todo a lavar, pero estarás bien, ven a sentarte ya.
Akane obedeció de inmediato, casi como si se tratara de una orden, Ranma sonrió, sirvió ambos platos y los puso sobre la mesa.
—Buena chica — alabó —ahora sigue así y come todo lo del plato, necesitas recuperar fuerza.
Aquél platillo le supo a gloria, por fin algo caliente y sustancioso que podía llevarse a la boca sin recibir reprimendas a cambio, devoró el primer platillo en cuestión de minutos, pidió más, a mitad del segundo se sintió pesada, tal vez estaba comiendo muy rápido, pero logró terminarlo, cuando apaciguó su hambre se percató del resto de aditamentos, agua, verduras y carne, debió de haberlos sumergido en su caldo, ¿podría comer más? levantó la vista para saber que pensaba su anfitrión.
—Sírvete lo que gustes—Ranma no necesitaba que ella hablara, podía entenderla con sólo mirarla, era como un libro abierto, aquellos ojos color chocolate se iluminaron y prosiguió a servirse un tercer plato, pero ahora sólo era caldo con verduras y un poco de carne—necesitamos hablar, ¿Cómo te llamas?.
—Akane, Akane Tendo —confirmado, ella era una Tendo.
—Bien Akane necesito que hagas todo lo que yo diga y estaremos bien, yo no soy de la idea de golpearte, no quiero hacerte daño, pero debo cuidar que no huyas, ¿me explico? – Akane dejó por un segundo de masticar, pareció pensarlo y después asintió —bien dime si voy muy rápido y me detengo a explicar, lo primero que haremos es no salir de aquí, ¿entendido? no puedes salir, no lo intentes, aquí tendrás todo lo que necesites, pero si llegas a salir ellas volverán, siguen aquí, seguirán cuidándote, pero sólo de aquella puerta para afuera, mientras tú te quedes aquí, nadie podrá ponerte un dedo encima y quien lo intente se las vera conmigo, ¿lo entiendes? — Akane volvió a asentir—bien solo haz todo lo que te diga y estaremos bien—Akane sonrío.
Por fin Ranma se percató de lo que ocurría, Akane estaba cansada, por tres días había sido torturada, seguramente no podía ni dormir, apenas le daban agua, por su puesto que no la alimentaron, ella ni siquiera lo estaba escuchando, se estaba quedando dormida. Se levantó de la mesa y fue por ella, la cargo de vuelta a la cama, cuando estaba por dejarla ella despertó sobresaltada.
—No, no te vayas, por favor no te vayas, quédate conmigo, por favor, por favor—rogaba ella casi en llanto.
—Esta bien, esta bien me quedaré un poco más—dijo Ranma mientras se recostaba a un lado de ella, Akane se giró por completo para quedar sobre él, lo abrazaba y acariciaba, tomaba su mano y la acomodaba sobre su cuerpo, como si estuviera pidiendo que él también la acariciara.
Entonces paso, Akane subió sus labios a los de Ranma y comenzó a besarlo, eran besos suaves, dulces, pero de un segundo a otro se tornaron arrebatados, descontrolados, ella gemía contra su boca y las manos de Ranma viajaban por su cuerpo con premura, hambrientos por poseerla, Akane hacia lo que podía por arrancarle la camisa que traía puesta, besaba su cuello y casi por instinto restregaba su entrepierna contra la de él, Ranma pudo haber seguido con aquello, pudo haberla poseído en ese instante, pero algo no estaba bien.
—¿Qué te pasa, estas bien?.
—¿Qué? — preguntó Akane levantando el rostro – sí, si estoy bien, sólo quiero agradecerte por salvarme.
—¿Qué? ¿agradecerme? ¿quieres agradecerme así?
—Sí , yo..
—No espera —Ranma la aparto de él y se levantó como pudo- no quiero este tipo de agradecimiento, no me estoy aprovechando de ti…
—Si yo lo sé, no es eso, es sólo que.
—Pues ten cuidado con lo que dices, diablos Akane... maldición.
No entendía por que estaba tan molesto, era absurdo que ella quisiera agradecerle con sexo, ni siquiera es que ella fuera una diosa del sexo como para regalarlo así nada más, pero con él se sentía segura, con él podría hacer todo y estaría bien, seguramente estaba en shock y por eso actuaba tan fuera de sí, sólo necesitaba calmarse, vio en dirección al chico que la había rescatado.
—Lo siento, no lo pensé bien.
—Es evidente, no piensas en lo que haces, yo voy a salir, las imbéciles que te golpearon están afuera no intentes nada por favor, Akane en serio no intentes nada, yo intentare volver pronto.
Ranma tomo sus llaves y salió presuroso, ¿qué le había pasado?, ¿por qué quería acostarse con él?, ¿qué había sido eso?, volvió a envolverse en sus cobijas, ni siquiera se le ocurrió escapar, ella solo quería dormir, mañana estaría mejor, más tranquila, más cuerda y entonces si podría hablar con él y saber que querían todos lo que estaban involucrados en su secuestro.
Por desgracia no pudo dormir, a los pocos minutos de que Ranma saliera la vecina de arriba empezó a gritar como poseída, el hombre que la acompañaba estaba dando todo de sí, se escuchaba bastante claro lo que ocurría en aquel piso, por desgracia para Akane el ruido continuo bien entrada la noche, ¿cuánto podrían tardarse dos personas haciendo eso? ¿de verdad era tan bueno que ella debía gritar así?.
Pocos minutos después de que el incesante ruido se detuviera, su salvador entro a la habitación y fue directo a darse un baño, ella fingía estar dormida, al salir de la ducha estaba envuelto en su bata de baño, curiosamente a él le quedaba como un guante, abrió su armario con su llave y saco ropa interior para él y un pantalón de pijama, se recostó con mucho cuidado a su lado, paso su cabello por detrás de su oreja.
—Aquí vas a estar bien— dijo susurrando y cerró los ojos.
Akane por fin se sintió cálida, en algún punto de la noche ambos dormían abrazados, ella lo sabía pues de un momento a otro se sintió más caliente, pero cuando despertó él ya no estaba a su lado.
Notas de las autoras.
Aclarando dudas.
Hasta el momento Ranma actúa por instinto, todo lo que ha estado haciendo lo hace así sin más, sólo por que siente que quiere o debe hacerlo, poco a poco irá pensando mejor las cosas, más bien analizando la situación, aunque claro en algún punto llegaran los sentimientos y otra vez habrá una revolución en su actuar.
Lamentamos la enorme demora en la actualización, ocurrieron muchas cosas entre estos capítulos, pero iremos actualizando más seguido, no pierdan la pista, besos y disfruten del fic
Recuerden que es un AU este fic tendrá de todo y en algunos capítulos las temáticas estarán algo fuertes y explicitas, si eso no es de su agrado lo entendemos, pero si desean seguir leyendo, sólo disfruten.
