Hola queridas lectoras continuaremos con este fic, pero queremos recordarles que la lectura tocará temas sensibles (secuestro, violencia, BDSM, síndrome de estocolmo, etc) no por disfrutar del fic quiere decir que aprueben o fomenten estas prácticas sin su total consentimiento, recuerden "nadie puede ahorcarme sin mi permiso" de igual manera recordamos que escribimos sin fines de lucro, meramente por entretenimiento, no están obligadas a continuar leyendo si no es de su agrado; Si no es el caso y están gozando cada párrafo entonces adelante, las cosas se pondrán más picantes.

Al despertar se dió cuenta que estaba sola en la habitación, tal vez él estaría en el baño, pero no, espero y espero y no lo escuchó ni lo vió entrar, rodó sobre el colchón a su lado de la cama, seguía tibio, no tendría mucho de haberse ido.

Se atrevió a salir de la habitación, entró a la cocina y encontró una nota, decía los horarios de sus medicamentos y que se sintiera libre de comer lo que quisiera, para su suerte el refrigerador ya tenía comida preparada, lo cual era bueno puesto que ella era una pésima cocinera. Al terminar de desayunar quiso averiguar si de verdad estaba presa, así lo parecía, todas las ventanas estaban cerradas y no sólo eso, estaban tapiadas, no había teléfonos, no había internet, nada con que poder hacer contacto con el exterior, hurgo bien en la cocina, no había cuchillos, ni sartenes, nada con filo o pesado, básicamente sólo había palillos y servilletas, una botella de agua y el microondas, podría intentar escapar, pero al verse en el espejo lo pensó mejor, no tenía zapatos o tenis simplemente estaba descalza le hacía más difícil intentar fugarse quedó aún más vulnerable, decidió asomarse por la mirilla de la puerta, la puerta de enfrente estaba abierta y había una silla vacía frente a ella, seguramente las psicóticas gemelas que la custodiaban en un principio estaban ahí vigilándola, lo mejor sería esperar a que el dueño del actual departamento donde se encontraba regresara y hablara con ella. ¿Qué haría el resto del día?, había un televisor y varios DVD´S ¿quién sigue viendo películas en ese formato hoy en día? puso la primera que encontró y así siguió su día.

Tenía mucho por hacer, pero necesitaba dar estructura a sus actos, pensar bien en sus siguientes movimientos, definitivamente no iría preso por secuestrar a una Tendo, pero ya estaba involucrado, si esa chica decidía hablar en cuanto la liberaran ya podría dar una descripción detallada y lo último que necesitaba era estar envuelto en esas estupideces, ¿en qué estaba pensando? él jamás hubiera pensando en algo tan patético para conseguir dinero, ¡maldición! es sólo que no pudo dejarla mal herida ahí tirada, ella necesitaba ayuda, lo siguiente que haría era liberarla, ¿por qué la dejo en su casa? al menos había adecuado el departamento para tenerla cómoda, pero sin opciones de escapar.

Evidentemente era una chica inocente, no podía creer que confiara en la gente tan rápido, no había hecho el intento de lastimarlo para conseguir huir de ahí, eso sólo podía significar que confiaba en él, al menos lo suficiente como para pensar que estaba a salvo si permanecía junto a él.

Había empezado a crear un plan, tal vez si lograba hacer que ella confiara ciegamente en él, lograría obtener lo que quisiera, pero ¿qué deseaba?.

Como primer paso venganza, ¿pero, qué tipo de venganza? no necesitaba todo el drama de las novelas literarias de antaño, no quería sangre ni nada por el estilo, sólo deseaba justicia, eso significaba acercarse a Soun Tendo ¿cómo lograrlo? haciendo que esa chica lo guiara a él, si la convencía de confiar en él, con eso podría acercarse a Soun, estaba claro que ella sería fácil de manipular, necesitaba encontrar la forma de hacer que ella quiera complacerlo, sabía como lograrlo con otras mujeres, ellas siempre estaban resueltas a ser mejores que las anteriores, pero eso sólo se daba cuando se aburría de una y ligaba con otra, sumisas, siempre a la expectativa de satisfacerlo, ¿cómo hacer que Akane Tendo quiera hacer lo que él pudiera sin follarla en el intento?, ya era bastante malo tenerla en su departamento, sin darle las llaves para marcharse en cuanto quisiera, pero de eso a forzarla a hacer algo que no quisiera…¡carajo! que ganas de enterrarle la tremenda erección con la que despertó, sentir sus níveas y calientes nalgas pegadas a su cuerpo, delineó su cuerpo y pudo ver como la peliazul respondía inconscientemente a su roce, tuvo que salir de la cama o sería capaz de violarla importándole un carajo todo, la encerraría en su habitación hasta colmarse de ella, hasta haber satisfecho sus más bajos instintos, correrse en todos sus orificios, ¡con un demonio! pensar así no le ayudaba a concentrarse en nada. Al diablo con un plan, ya iría haciendo las cosas con forme la marcha, sólo necesitaba reglas, no dejarla salir y no hacer nada que ella no pida. Sería sencillo tenía que concentrarse en esas dos cosas, lo demás se iría dando. Porque si de algo estaba seguro la sumisión y el dominar era parte de su esencia sabía que obligarla perdía el sentido de lo que realmente le excitaba.

Quiso enfocar su atención en las cosas que debía hacer en el trascurso del día, pero su mente inevitablemente regresaba a pensar en aquellos labios rojos e hinchados, la piel blanca y tersa de la chica, su corto cabello, las piernas que aparentaban ser más largas gracias a que la tenía vistiendo únicamente su camisa. Antes de lo esperado volvió a su departamento, si no se atrevería a tocarla mínimo se deleitaría observándola, que importaba que ella pensara que era un pervertido, de todos modos, nunca se enteraría de todas las cosas que ya le había hecho con ayuda de su imaginación.

Al llegar lo primero que vió fue a aquella inocente chica recargada sobre el bracero del sillón, tratando de alcanzar lo que fuera que se le hubiese caído de aquel lado, dándole una espectacular vista de su anatomía trasera, cerro la puerta y se marchó a donde no pudiera lastimarla porque un minuto más ahí y sería presa fácil de los ardientes deseos del chico.

Akane estaba consciente de que alguien había entrado mientras intentaba alcanzar el control remoto, no pudo visualizar quien era o ha qué habían entrado, según la nota el dueño del departamento volvería hasta más tarde, otra vez la vecina escandalosa de arriba y su energético amante hacían ruido, subió el volumen de la televisión, eran demasiado escandalosos, ¡rayos! hacían bailar hasta al foco del techo, mejor apagó la luz, para cuando empezaron los créditos los dos de arriba habían terminado, bien, eso le daba oportunidad de prepararse algo de comer sin sentirse incomoda por los ruidos de arriba, no había echo más que la mitad de su sándwich cuando volvieron a empezar. Dejó la sala y se fue a la habitación a comer, preparó un té he intento leer el libro que habían dejado en la mesa de noche, no era de gran ayuda, pero la distraía lo suficiente como para ignorar el escándalo.

Ya había oscurecido y por fin todo estaba en silencio, no estaba segura de la hora, pero comenzaba sentirse cansada, sería buena idea irse a dormir. Se escuchó nuevamente la puerta abrirse, ella salió de la habitación para ver quien era la persona que había llegado, era él.

Llegaba sudado, probablemente había ido a ejercitarse, apenas la saludo con la mano y se metió de inmediato al baño a los pocos segundos se escuchó el correr del agua, ¿al gimnasio y sin maleta? quizá estuvo corriendo, quizás se agota de subir escalones, ¿había tantos escalones en el edificio en el que se encontraba? ni siquiera sabía que tan alto se encontraba, ¡por dios!, ¿sería él el amante de la vecina escandalosa?

Estuvo todo el día sola, extrañaba poder platicar con alguien sin recibir un golpe, ¿sería prudente intentar hablar con él? quería saber cuánto tiempo estaría ahí, si la dejarían salir algún día, si ya habían pedido una recompensa, si alguien ya había preguntado por ella. Sencillamente quería hablar con alguien, con quien fuera, no quería seguir sintiéndose sola.

Aquel chico salió del baño envuelto en una toalla de la cintura para abajo, ¡con los mil demonios! ¿cómo es posible que exista alguien así? no es común, nadie puede ser como él, ¿es que acaso los mismos ángeles bajaron a tallar su cuerpo? parece un estúpido dios griego, es que no hay nada malo en él, desde las cejas pobladas, el cabello abundante, la fuerte barbilla, el increíble y escultural torso.

—¿Te gusta lo que ves? — preguntó el azabache alzando una ceja, la comisura derecha de su boca se curvo en una sonrisa socarrona.

—¿Qué? no, yo no.

—¿Quieres tocar? —volvió a preguntar, tomando su mano y acercándola a él.

—Es que yo…—los delicados dedos de Akane se colocaron en su pecho húmedo, caliente, aun podía sentir el vapor que desprendían sus poros, poco a poco él la fue guiando para que descendiera hasta su abdomen, Akane mojó sus labios y los mordió ignorando por completo la ligera punzada de dolor que sintió, estaba tan concentrada en lo que hacía que no percibió como la miraba Ranma, él tenía hambre.

—¿Quieres abrir la toalla y ver lo hay, quieres sentirla? — Ranma colocó la mano de Akane en el nudo de la toalla, la mirada de pánico que puso Akane le pareció más que divertida— Akane siéntate en la silla, obedece.

Sin ánimos de ignorar la orden ella se sentó en la primera que encontró, Saotome entró a su habitación dejando la puerta abierta, retiró la toalla que lo cubría y lo hizo sin pudor, permitiéndole a Tendo tener la mejor vista de su bien formado trasero, ella trató de apartar la vista, pero observó hasta el último detalle de como comenzó a vestirse, usando tan sólo un pantalón.

—¿Qué voy a hacer contigo? — le cuestionó al salir de su recamara, se colocó por detrás de ella.

—¿Qué quieres decir?.

—Bueno es obvio que no te puedo dejar ir.

—Te daré lo que sea, pídeme lo que quieras.

—Lo pediré y estoy seguro de que me lo darás con gusto.

Sintió presión en su cabello cuando jaló de el y la gran mano sobre su rostro que la hizo girar a ver los fríos ojos de su captor la hicieron soltar un pequeño gemido de dolor, el chico la miró con seriedad.

—Duele— sollozó, mirando con miedo a aquellos ojos azulados, que sólo se endurecieron más, antes de soltarla, el agarre se volvió más duro, no era un jalón, sencillamente tomaba su cabello con fuerza, haciendo que su corta melena se enredara entre sus dedos.

El agarre se suavizo, él comenzaba a acariciar su cabello, Akane se sentía como su mascota, dócil al tacto de su dueño, prefirió mantenerse segura a su lado sin retarlo, su instinto le decía que mientras accediera a ser obediente él la recompensaría, no entendía como alguien que por momentos era tierno y dulce podía intimidarla tanto, este sujeto la tenía encerrada, seguramente era la mente maestra de su secuestro, no podía darse el lujo de "confiar" en él y mucho menos podía permitirse cautivarse con el tremendo físico que se cargaba, era sencillamente hipnotizante.

—¿Puedo preguntar por que me secuestraste?.

—Yo no hice tal cosa.

—Pero no me dejas salir.

—Es por que ahora me toca a mi cuidarte —él enredaba sus dedos entre su cabello, jugando con el, se acercaba a ella como olfateándola y luego retrocedía, debía concentrarse en sobrevivir, no podía sentirse atraída él y mucho menos debía perderse en aquel frio océano azul que la miraba tan fríamente, tenía que recordar, que estaba secuestrada, la habían golpeado cruelmente en repetidas ocasiones, matado de hambre y estuvo a nada de pescar una neumonía por el frio, alguien provoco todo ese sufrimiento, él no era inocente, si no la dejaba libre era cómplice, no podía confiar en él, no debía.

Quería preguntar más, pero no estaba tan segura de poder continuar hablando, el miedo estaba bien instalado en ella, si volvía a hablar sin permiso, ¿recibiría un golpe?, Saotome seguía acariciando su cabello o jalando de el, lo que estuviera haciendo, al pensar en la posibilidad de que ahora fuera él quien se dedicara a destruirla se estremeció, sin darse cuenta se retorció en su silla.

—Estas bien, yo no te pondré un dedo encima, no sin que me lo pidas.

—Podrías sólo dejarme ir, seguro tendrás problemas con tu novia si me ve aquí.

—No tengo novia.

—Te daré lo que quieras, déjame ir—Ranma volvió a tomar con fuerza de su cabello obligándola a inclinar la cabeza hacia atrás.

—No me provoques Akane, no estoy de humor.

—Seguro nunca estas de humor, tal vez por eso no tienes novia—el joven soltó su agarre, sus labios se curvaron y miró fijamente a la chica.

—¿Te me estas ofreciendo? ¿por eso preguntas por mi novia?.

— No, yo no, esa no era mi intención, sólo quiero ir a casa, ¿por qué me secuestraste?.

—Yo no lo hice, solamente te estoy cuidando, si quieres te puedo regresar con las gemelas locas, pero ya no podré interferir si te masacran.

—¡No!, no por favor, yo no.

—Tranquila, te dije que te cuidaría.

—¿Estas pidiendo un rescate o una recompensa?.

No hubo respuesta, los ojos fríos que la miraban estoicos se endurecieron todavía más, cualquier persona que estuviera debajo de aquel escrutinio seguramente se orinaría del miedo, por suerte para Akane había desarrollado cierta inmunidad, su custodio no era como las gemelas, ella podía asegurarlo, aunque de cierta forma este hombre era aún más aterrador, no es que fuera desagradable a la vista, poseía una belleza fuera de lo común, definitivamente estaba en forma, hombros amplios y poderosos, brazos musculosos, pecho abultado, cintura pequeña y abdominales marcados, gracias a su ropa podía disimularlo, pero vistiendo únicamente un pantalón podía darse cuenta de lo bien definido que estaba, lucia como una perfecta maquina demoledora, a su lado se veía aún más pequeña de lo que en realidad era, pero después de lo vivido se sentía minúscula y frágil, quería sentirse a salvo, si permanecía a su lado, no había forma de que la volvieran a lastimar, haber dormido abrazada a él la reconforto en demasía.

—¿Te quedas a cenar? — preguntó Akane, apartando la mirada, no quería que viera la súplica en sus ojos.

—A eso vine, cenare y tendré que irme por un par de horas.

—¿iras a ver a tu novia?.

—Te dije que no hay tal.

—Bueno por como grita la vecina, yo diría que sí son algo.

—¿Qué dijiste? — Ranma estaba sorprendido, sabía que aquella vecina en especial era escandalosa, pero Akane ¿lo sabía?.

—Entonces ¿si son ustedes los que hacen tanto ruido? — Akane puso más emoción de la que quería en su voz, no podía escucharse así, no debía permitirse sentir nada por él, no es que estuviera celosa, claro que no, es sólo que el ruido era demasiado y si él era responsable por aquello.

—¿Estás celosa?, ¿Quieres qué te haga un poco de eso? —respondió riéndose, acercando sus labios a los de ella, en un impulso sujeto su labio inferior con los dientes, ella apenas se alarmo, abrió tanto como pudo sus ojos, sorprendida.

Se estaba burlado de ella, se sintió una tonta, no debía darse el lujo de bajar la guardia con él, debía recordarse que si estaba ahí era por él, entonces no era buena persona y debía tenerlo claro, soltó un sollozó, por primera vez desde que la secuestraron, se había contenido, pudo haber recibido paliza tras paliza, pero no les dio el placer de verla llorar, trató de morderse los labios para detener su llanto, pero era difícil, muy difícil.

¿Estaba llorando?, ¿Por qué?, ¿Debería hacer algo para qué dejara de hacerlo? no, no era su problema, estando cerca observó sus gestos, mordió su labio con fuerza se veía adorable.

—¿Cenamos algo en especial o con lo qué tenemos en la cocina basta?.

Cenaron casi en silencio, pero por fin él le dijo su nombre, Ranma, estaba claro que él la trataría diferente. nunca lo afirmo o negó, pero eran demasiadas coincidencias, aparte de la mirada de sorpresa que puso cuando le menciono a la vecina, ¿Por qué se sentía tan sola, como si la hubiera traicionado? Seguramente no era por él, debía ser por que ya habían pasado varios días y aun no sabia si su familia había intentado buscarla, él se fue y como dijo no regreso en varias horas, los ruidos de su vecina la volvieron a despertar, no pudo controlarse más y dejo salir sus lágrimas, lloraba tan lastimeramente como podía, nadie se daría cuenta, si alguien era capaz de escuchar algo no sería a ella, estaba cansada, quería dejar de llorar, pero su llanto no se detenía, lo escucho entrar e ir de inmediato a la ducha, se obligo a dormir, no quería que se diera cuenta de que estuvo llorando, ella no merecía eso, no era una mala persona, se sobresalto al sentir un par de brazos fuertes y cálidos rodeándola, tembló, sintió la mirada seria de su guardián, pero este no la soltó en vez de eso acaricio su cabello.

Se sentía cálida, protegida, tranquila, tenía la sensación de estar a salvo junto a él y no debía, pero era inevitable percibir eso, ella confiaba en él, creyó escuchar que le decía algo, estaba tan cansada que bien pudo haberlo imaginado, no supo cuando cayó dormida en sus brazos.