Ya habían pasado 3 años; los del Nankatsu no recordaron más la presentación de la visitante de su amigo Genzo. Después del campeonato infantil en Alemania, Genzo decidió permanecer allí como se los había anunciado.
Después de tanto tiempo todos se encontraban ya a punto de salir de la secundaria. Por su parte Tsubasa esperaba lograr su tercer y último campeonato, antes de irse con Roberto a Brasil.
Mientras en el Toho, Paola por fin había llegado a ser la ayudante del entrenador, y parecía muy dispuesta a ayudar a su equipo. Kojiro y los demás le tenían mucha confianza, se había convertido en su mejor amiga. Durante ese tiempo Paola y Ken discutieron más y más, eran batallas realmente campales de cruce de palabras; hasta que un día fueron cambiando las cosas porque de repente, o no tan de repente, Ken se dio cuenta que la pequeña Paola, que ya había crecido, sólo era menor que él, y Paola descubrió que aquél idiota que la molestaba tanto y al que hasta la muerte le había deseado, después de todo no era tan insoportable. Fue entonces que Ken no volvió a decirle pequeña y Paola no volvió a insultarlo. Y es que dicen que del odio al amor hay un solo paso, parecía cierto, porque entre idas y venidas, directas e indirectas... Paola ahora era la novia de Ken.
-Bien muchachos, apúrense, tenemos que llegar temprano al sorteo de grupos –les recomendó su capitán
-Espera, Paola no llega –le hizo notar Kazuki preocupado
-¿Dónde se metió? –preguntó Ken fastidiado
-Creo que iba a hablar con alguien –explicó Takeshi
-Ya no me reclamen, aquí estoy –saludó Paola acercándose a ellos- Hola a todos
-Dónde estabas –inquirió Ken aproximándose a la joven
-Hablando con Mikami –contestó ella tranquilamente- Me dijo que mis tíos llegarán mañana
-¿Irás a recibir a tu primito? –dijo Matsuki burlón
-Sí Paola, vé con los brazos abiertos a recibir a Genzo, jaja –agregó Kazuki socarronamente
-Él no viene con ellos –aclaró Paola viéndola con cara de pocos amigos- Además prefiero morirme antes que intentar abrazarlo
-No seas extremista –le dijo Ken divertido
-Hoy te inicias como ayudante del entrenador, así que espero que te vaya bien y que cumplas como debes –dijo Kojiro cambiando de tema
-Pues gracias, espero no defraudar a nadie –contestó ella con una sonrisa
-Y por favor, ahora que irás con nosotros, controla tu carácter –le pidió su novio
-Sí, Paola, no vayas a atacar a nadie –suplicó Takeshi
-Sobre todo a los del Nankatsu –aclaró Kojiro
-No se preocupen, no lo haré –respondió ella ofendida
-Habiendo aclarado eso, ya suban al bus o nos atrasaremos –les dijo su capitán, a lo que todos obedecieron
-Paola, espera –le pidió Ken antes de subir al bus, deteniéndola
-Qué ocurre
-Toma, es para ti –le dijo, alcanzándole tímidamente la mitad de una medalla, que tenía la forma de una luna y un sol hechos en plata
-¿Qué es? –preguntó ella conmovida, recibiendo la mitad de la medalla que representaba una media luna
-Un regalo por tu inicio en el equipo del Toho –le aclaró él sonriendo dulcemente
-Pues mi nombre no lleva –notó ella algo sonrojada
-La medalla con la otra mitad la llevo yo, mira –explicó Ken, mostrándole una cadena de plata en su cuello con un dije semejante al de ella pero con un medio sol
-Es linda, gracias –dijo ella dándole un fugaz beso en la mejilla, esperando no haber sido vista por nadie- Bueno, basta de cursilerías y vámonos de una vez
(Nota de la autora: En el fic no modificado, que por cierto es el primero que hice, o sea mi primogénito, Paola jamás le da a Ken un beso en ninguna parte; por lo que en éste innové el incidente; sin olvidar que ella y Ken, para sus amigos, siempre serán la pareja más antiromántica del mundo por las pocas demostraciones de afecto que se tienen, lo que no significa necesariamente que no se quieran).
El bus del colegio Toho llegó al estadio, calmadamente sus tripulantes fueron descendiendo, sin mostrar signos de nerviosismo, aunque lo sentían irremediablemente. De pronto se toparon con otro grupo de muchachos, con los cuales Paola pensaba nunca volvería a encontrarse.
-Ahí están los del Toho –notó Ryo murmurando con desprecio
-Así parece –comentó Tsubasa sin prestarle mucha importancia
-¡Vaya! Qué sorpresa –ironizó Kojiro cuando estuvieron cerca de ellos
-Pues no muy agradable que digamos –contestó Taki en el mismo tono
-No te rindes Kojiro, ¿crees que nos ganarás este año? –lo desafió Mamoru sin miedo
-No me hagas reír Izawa, ustedes no son un reto para nosotros –alegó el tigre japonés muy seguro- ¿Preguntas que si les ganaremos, pues...
-Claro que lo haremos –intervino Paola repentinamente, apareciendo por detrás de Kojiro, dejando a Mamoru sorprendido- No deberían creerse tanto, muchachitos
-¿Quién eres tú? –preguntó Sanae intrigada al ver por vez primera a una mujer entre los jugadores del Toho
-La nueva ayudante del entrenador –explicó Paola con soberbia- Así que no digo que sea un gusto conocerlos, pobres tontos
-Mejor vámonos, evitemos problemas –sugirió Ken tranquilamente, tomando a Paola de la mano y llevándosela
-¡¡Los estaré observando! –exclamó Kazuki pícaramente
-Pues más que la ayudante del entrenador parece la ayudante de Ken, jaja –se burló Ryo al notar el detallito
-Respeta Ryo o no te gustará que te enseñemos a respetar –amenazó Kojiro
-¿Dónde la ví? –pensó Mamoru, viendo a la pareja alejarse
-Creo que la conozco, ¿no Hajime? –comentó Kisugi pensativo
-No sé, no la recuerdo –admitió su amigo encogiéndose de hombros
-No creo que la conozcan, es nueva –aclaró el capitán del Toho- Bueno, ya nos veremos, adiós –concluyó, continuando con su camino, seguido por sus amigos, que les dedicaban a los del Nankatsu miradas de desprecio, o simplemente los ignoraban
-Creo que se me hace conocida –analizó Ryo seriamente
-Creo que sí –corroboró Tsubasa
-¡Cómo que la conoces! –estalló Kumi en un arranque de celos
-Cálmate Kumi, no creo que la conozcan, Kojiro dijo que es nueva –aclaró Sanae evitando un bochorno mayor
-Mamoru, a dónde vas –le preguntó Ryo al ver que su amigo se alejaba del grupo
-A comprar algo, ya vengo –contestó él indiferente
-Espero que no vaya a buscar problemas con los del Toho –dijo Tsubasa preocupado
-¿Con los del Toho? –indagó Ryo incrédulo- ¡Con Ken, ya sabes que con el que menos se lleva es con él
Mamoru se dirigió a un kiosco de las afueras del estadio en busca de un refresco, cuando se encontró casualmente con Paola.
-Hola –saludó Mamoru como quien no quiere la cosa
-¿Te conozco? –preguntó ella despectiva, mirándolo de arriba a abajo
-No sé. Te recuerdo de alguna parte –confesó el muchacho mirándola detenidamente
-Y qué con eso
-Soy Mamoru Izawa, ¿y tú eres? –se presentó él con una sonrisa
-Tu peor pesadilla, jaja –se burló ella con sarcasmo
-¿Eres la nueva ayudante del entrenador del Toho? –indagó el muchacho, dispuesto a no ceder ante las groserías de la chica
-Sí y qué –escupió Paola fastidiada
-Nunca habían tenido una ayudante
-Pues ahora la tienen
-Paola, Kojiro nos está buscando, apúrate –le dijo Ken acercándose, ignorando al jugador del Nankatsu
-Ya voy, me faltan algunas cosas –explicó ella hablando más suavemente
-Qué te falta
-Los dulces con relleno de almendra que me pidió Takeshi
-Aquí están –contestó el karate keeper alcanzándole un paquete de dulces color morado oscuro
-Bien, entonces tengo todo, y como ya pagué, vámonos –le dijo complacida, luego le dirigió a Mamoru una mirada de desprecio y murmuró una despedida- Adiós
-¿Paola? –pensó Mamoru intrigado
Los jugadores de todos los equipos se reunieron para el sorteo inicial que se llevaba a cabo todos los años, definiendo así cuáles serían los grupos en el torneo.
-Qué tienes Mamoru, pareces preocupado –le dijo Kisugi al ver acercarse a su amigo bastante preocupado
-No es nada –negó éste meneando la cabeza
-No me digas que te pasó algo –intervino Taki curioso
-¿Les dice algo el nombre Paola? –inquirió Mamoru
-Pues no –se entrometió Ryo que los había estado escuchando
-Mejor preocúpate por el grupo que nos tocará –lo regañó Sanae al notarlo distraído
-Espero que no sea muy complicado –comentó Ishizaki haciendo un puchero
-Lo siento, no me hagan caso –los despreocupó Mamoru luego de analizar el asunto por unos segundos
-Cállense muchachos, y escuchen –les pidió Tsubasa seriamente
El sorteo fue realizado por directivos de la Federación, quienes luego de acomodar en un gran cuadro todos los nombres de los equipos, les desearon suerte y no dejaron de recordar (los muy babosos) que el objetivo del Nankatsu sería obtener el tricampeonato; cosa que incomodó a más de un jugador de los otros equipos.
-Y bueno, el grupo que nos tocó es accesible –opinó Paola cuando salían del lugar del sorteo
-Sí, pero no debemos confiarnos –contestó Ken seriamente
-Paola, debiste disimular con los del Nankatsu –la regañó Kojiro mirándola severamente- Te dije que controles tu carácter
-Qué querías que haga, no cambiaron nada, son unos torpes. Ni me reconocieron –se defendió su amiga- Al menos Genzo ya no está
-No creo que sean tan malos, pero bueno –opinó Takeshi suspirando resignado
-Takeshi, tan tierno como siempre –le dijo Paola poniendo una mano en su mejilla- No confíes en el enemigo
-Este año los venceremos –aseguró Ken apretando un puño- Por cierto, creo que uno de ellos sí te reconoció –le comentó a su novia
-No creo. En cuanto a ganarles, claro que lo haremos. Le aguaremos a Tsubasita su viaje a Brasil, jaja
-¡Ay, Paola! –dijo finalmente Kojiro rendido de discutir con ella- Mejor vámonos
-Paola tiene razón, sería divertido –confirmó Kazuki sonriendo maliciosamente
-Dejen de pensar en el Nankatsu, lo que debe importarles es nuestro desempeño –les dijo Ken
-Pues sí, pero me gustaría verlos hundidos –admitió Paola frunciendo el ceño
-¿Segura que los del Nankatsu no te hicieron algo? –preguntó Kojiro desconfiado
-Ya les dije que no, mejor ya vámonos –concluyó Paola apresurando el paso
-Oye, Pao, de dónde sacaste esa medalla –inquirió Kazuki curioso, caminando a la par de ella, notando el dije que llevaba en el cuello
-Es un regalo –contestó su amiga lacónicamente
-A ver...muéstramela –le pidió el muchacho, extendiendo la mano para ver mejor la medalla
-Mira, pero no toques –advirtió Paola golpeando la mano de su amigo
-¡Ouch! –exclamó adolorido, viendo detenidamente el dije- Una luna, qué linda, ¿adivino quién te la dio? –preguntó guiñándole un ojo
-¡Cállate! –refunfuñó Paola sonrojándose
-No te enojes...
Cuando se acercaron a las afueras del estadio notaron con desagrado que los del Nankatsu habían coincidido nuevamente con ellos.
-Ahí están otra vez –murmuró Mamoru viendo a Paola con interés
