Capítulo IX: LAS SEMIFINALES (Parte II)

Al día siguiente el estadio se hallaba repleto para observar el partido entre Nankatsu y Furano. Desde su colegio, también los del Toho iban a seguir el partido.

-Este partido será muy complicado para ambos –opinó Kojiro seriamente, cruzado de brazos

-No creo que el Nankatsu venza tan fácilmente a Hikaru –comentó Ken

-No importa cuál sea el resultado, nosotros ya estamos en la final –añadió Paola triunfal

-Ya va a empezar –hizo notar Takeshi atento en la televisión

-Hagan sus apuestas –canturreó Kazuki divertido

-Yo creo que nadie puede imaginarse quién ganará –contestó su amiga segura

-El Nankatsu ganará, como si no lo supieras –alegó Ken con un bufido

-Como sea, el resultado no me importa...

Como era de esperarse ¬¬, el Nankatsu ganó y nuevamente todos estaban a la expectativa de lo que ocurriría en la final contra el Toho. Mientras Tsubasa estaba en el hospital, debido a sus "graves" lesiones en la pierna y hombro, en el Toho el clima anímico tampoco era bueno que digamos.

-¡Ya dije que no, no insistan! –exclamó Kitazume impaciente

-Usted no puede dejar a Kojiro fuera –alegó Paola molesta

-Pues lo haré

-No haga eso, por favor –le suplicó Paola arrodillándose ante él

Minutos después el resto del Toho, junto a Kojiro, también tuvieron que arrodillarse frente al entrenador para que le permita al tigre japonés ser parte de la alineación frente al Nankatsu. El entrenador no dio el brazo a torcer tan fácilmente, sin embargo finalmente cedió.

-Kojiro, no me digas que irás a ver a Tsubasa –le preguntó Paola incrédula viéndolo salir del colegio

-No puedo permitir que sea tan cobarde –murmuró Kojiro enojado, marchándose

-Déjalo, que vaya si quiere –sugirió Ken sin inmutarse

-Y qué haremos nosotros entre tanto –protestó Kazuki aburrido

-Vamos a alguna parte a distraernos –le dijo el portero del Toho

-No, porque no sé tocar el violín –se burló el otro delantero

-Lo decía por todos –aclaró Ken sonrojado

-Ya que lo mencionas Kazuki… -comentó Paola sonriendo pícara

-Como no quieren ir con nosotros, por qué no vamos a ver una película –le preguntó Ken a su novia

-Nada de románticas, sabes que me aburren

-Hay una de suspenso que están estrenando

-Ya la ví, no me gustó –opinó Kazuki

-Prefiero opinar yo misma –respondió su amiga

-Vámonos de una vez –le pidió Ken dirigiéndose a la salida

-Cuando regresen me cuentan la película –canturreó Kazuki divertido

-Gracioso –murmuró el karate keeper marchándose junto a Paola

Mientras se dirigían hacia el cine, ambos iban convdrsando sobre el partido del día siguiente.

-¿crees que Tsubasa se recupere? –preguntó Paola, jugando a hacer equilibrio en el borde de la acera

-No sé –contestó Ken vagamente

-No sé si Kojiro tiene razón acerca de que Tsubasa es un cobarde

-Kojiro puede estar equivocado

-Mañana pondrás todo lo mejor de ti, ¿no? –preguntó la muchacha pensativa

-¿Por qué lo dices, ¿dudas de mi? –inquirió Ken suspicaz

-No, de cualquier forma sólo Tsubasa significa un peligro

-Claro, quién más

-Mamoru dice que puede anotarte un gol –bufó Paola

-¿Mamoru? –preguntó Ken deteniéndose de pronto

-Sí, hasta apostó conmigo, jaja, el muy tonto –confesó ella burlona

-¿Qué, ¿apostaste con ese idiota? –inquirió el muchacho incrédulo

-Sí, qué tiene de malo

-¿Y qué apostaron?

-Lo que quiera el ganador

-Y qué piensas pedirle

-No sé, a ver... –dudó Paola pensativa- Ya sé, que se case conmigo

-¿Qué? –exclamó su novio molesto

-Era broma, jajaja, no sé todavía

-Piénsalo, porque mañana podrás decírselo

-Le pediré algo que lo humille tanto que se acordará de mi toda la vida –advirtió Paola maliciosamente

-Pues para que se acuerde de ti no creo que sea necesario que lo humilles –agregó Ken mordaz

-¿Qué tratas de decirme? –preguntó Paola curiosa

-¿Por qué no le dijiste que eras mi novia?

-No tenía por qué saber de mi vida personal

-Siempre te molestaba, debiste decírselo

-No me vengas con eso, yo hago y digo lo que quiero

-Siempre lo mismo –suspiró Ken irritado

-Así todos me aguantan –alegó Paola indignada

-Claro, mejor olvídalo

-Mejor –concluyó la muchacha, continuando con su camino