Capítulo X: TSUBASA SE RECUPERA

Ken y Paola vieron una película que no le agradó a ninguno, más que por la trama, porque estaban de mal humor, sobre todo él. Al salir de la función sus ánimos no mejoraron, caminaban juntos, pero evitando mirarse.

-Kazuki tenía razón, la película estuvo pésima –comentó Paola tratando de romper el hielo

-Pues sí –contestó Ken secamente

-¿Qué tienes, estás muy callado

-Nada, no tengo nada

-¡Vaya, pues no parece que no tengas nada –ironizó la joven- ¿Sabes? Mejor vamos a ver si Kojiro sigue en el hospital

-Como quieras –concluyó Ken encogiéndose de hombros

Una vez en el hospital notaron que los amigos de Tsubasa aguardaban aguera del dormitorio del muchacho.

-Kojiro... –musitó Paola al encontrar a su amigo entre los mencionados

-Muchachos, ¿qué hacen aquí? –preguntó Kojiro sorprendido

-Paola insistió en que viniéramos a buscarte –admitió Ken malhumorado

-No era necesario

-Así que tú eres la famosa Paola –dijo Hikaru interesado

-¿Famosa? –inquirió Paola enarcando una ceja

-Todos tienen algo que decir de ti

-Pues todos pueden decir lo que quieran

-¿Sólo vinieron ustedes? –les preguntó el capitán del Toho, mientras los demás los miraban en silencio

-Sí, los demás se quedaron en el colegio, no quisieron venir con nosotros –respondió Ken en tono neutral

-¡Paola, qué haces aquí! –exclamó Mamoru sorprendido, saliendo en ese momento de la habitación

-Nada que te importe –contestó Paola fríamente

-Pues creo que tiene razón –añadió Ken con sarcasmo

-Y tú para qué viniste, con Kojiro aquí basta –lo increpó el mediocampista del Nankatsu

-Por si no lo sabes no vine a ver a tu amiguito –aclaró el karate keeper

-Ken, baja la voz estamos en un hospital –le hizo notar Paola

-Gracias por preocuparse, pero yo me quedaré, mejor váyanse antes que creen mayores problemas –les pidió Kojiro tranquilamente

-Era mucho pedir que vengan por estar preocupados por Tsubasa –bufó Hikaru irónico

-Debes venir con nosotros, al entrenador no le gustará que no estés con los otros –le dijo Paola a Kojiro, ignorando al águila del Norte

-Yo voy saliendo –dijo Ken, despidiéndose de su amigo con un gesto de la mano y marchándose

-Está bien, yo ya voy –contestó Paola

-Mejor vete Paola, aquí todos son amigos de Tsubasa y no quiero que crees un conflicto

-Bueno, bueno. Entonces me voy, pero apúrate, que si el entrenador se dá cuenta...

-Sí, lo sé

-Adiós capitán –se despidió la muchacha con una media sonrisa, marchándose

-Paola, espera –le pidió Mamoru alcanzándola ya cerca de la salida del hospital

-Ahora qué –murmuró ella fastidiada- Ya me voy así que no te preocupes

-Si quieres quédate

-Te seré sincera: el estado de Tsubasa en realidad no me interesa. A lo que vine es a llevar a Kojiro, él sí me preocupa

-Eso ya no importa, quiero saber algo: ¿Sigue en pié la apuesta?

-Claro, yo nunca me echo para atrás

-Qué bien. Esteeee, no sabía que estabas con Ken

-Y con quién me viste llegar entonces –alegó Paola en tono de "es obvio ¿no?"

-Me refiero a ser su novia –aclaró Mamoru apenado

-No es asunto tuyo

-Bueno, tienes razón –admitió el muchacho- No te quito más el tiempo

Paola suspiró fastidiada y salió del nosocomio. Afuera estaba Ken, esperándola.

-Te tardaste

-Lo siento, ya podemos irnos

-Qué tanto hacías

-Nada

Entre tanto Mamoru miraba cómo Paola se iba, sin querer dirigió la mirada hacia el piso y encontró una cadena con una medalla de plata, la recogió y observó atento la figura, que se trataba de una luna. Volvió a dirigir la mirada hacia donde había desaparecido la Wakabayashi y se guardó la cadena en el bolsillo.