Capítulo XI:LA FINAL (Primera parte)

Bueno, como todos saben Tsubasa se recupera de sus lesiones (extrañamente diría yo ¬¬) y jugaría la final contra el Toho. Kojiro, enterado, se preparó para jugar la última, pero la mejor final contra Tsubasa. Aun en su colegio los del Toho se preparaban para partir hacia el Stadium.

-¡Demonios! –exclamó Paola, buscando por todas partes del comedor donde se hallaban

-¿Pasa algo? –inquirió Takeshi curioso

-¿Recuerdas la medalla que Ken me dio?

-Sí, por qué

-No la encuentro, creo que se me cayó –contó la chica preocupada

-Ya la encontrarás –la animó su amigo

-Eso espero –suspiró Paola, llevándose una mano a su cuello

-Ya vámonos muchachos –les dijo Kojiro, notando entonces la labor de su amiga- ¿Paola, qué buscas?

-Nada, nada, ya vámonos

Todo el equipo del Toho se encontraba ya rumbo al estadio, en el bus que siempre los trasladaba.

-¿Por qué tan triste? –preguntó Ken reparando en Paola

-Por nada –mintió ella tratando de sonreír

-¿Preocupada por estar en tu primera final?. Ganaremos, ya lo verás –le aseguró Matsuki

-Sí, eso es...

-¿Segura que no es nada más? –indagó el portero japonés desconfiado

-Segura

-¿Sigues enojada por lo de ayer?. No quise molestarte, lo sabes

-Ya lo olvidé, no te preocupes –contestó la muchacha tranquilamente

-¿Pelearon, ¿por qué no me lo contaste? –reclamó Kazuki frunciendo el ceño

-Luego te cuento –respondió su amiga apenada

Una vez en el estadio los del Toho se dirigieron a su camerino a prepararse. Mientras, en el banco de suplentes, Paola se encargaba de los últimos detalles.

-Pues...está todo entrenador

-Sin embargo te noto preocupada –notó Kitazume viéndola detenidamente

-No es nada –alegó ella arreglándose el cabello- Mire, voy a salir a comprar algo, ya vengo

-Ken, ¿qué le pasa a Paola, ¿discutieron? –inquiró Kojiro curioso al ver a su amiga marcharse de allí notablemente nerviosa

-Ayer, pero fue algo sin importancia –contestó su amigo encogiéndose de hombros

-Y ahora por qué discutieron –preguntó Kazuki como si no fuera nueva una noticia como ésa

-Ya les dije que no vale la pena, mejor preocúpense en el partido que jugaremos

Paola regresaba con una bolsa de dulces en la mano, cuando se topó con los del Nankatsu que acababan de llegar.

-¡Maldición, suerte la mía! –murmuró enojada, tratando de ignorarlos

-Miren quién está ahí –indicó Ryo con un gesto de la cabeza

-Mejor no la molesten –sugirió Hajime

-Hajime tiene razón –lo apoyó Tsubasa, continuando con su camino

-Ahora vengo –les dijo Mamoru, alejándose del grupo

-¿A dónde vas? –le preguntó su capitán

-No se preocupen, no tardo

-Que Dios te acompañe –musitó Ryo preocupado

-No seas exagerado –le dijo Kisugi, dándole un golpe en la cabeza

-Mejor no la hagas enojar –aconsejó Sanae incrédula de su valentía

Ignorando los comentarios de sus amigos, Mamoru se acercó a Paola.

-Qué, ¿viniste a que te desee buena suerte? –dijo ella sarcástica

-Claro que no. Vine a decirte lo que pediré si gano la apuesta

-Qué cosa

-Si yo gano, deberás pasar un día entero conmigo

-Jajaja, buen chiste. Ahora en serio...

-Es en serio –aseguró Mamoru sin inmutarse

-Pues entonces, bien, lo acepto, de todos modos no ganarás

-No es tan simple, deberás hacer lo que yo pida

-Bien, entonces lo que yo quiero es... –analizó Paola por unos segundos- ¡Ya lo tengo! –exclamó al fin chasqueando los dedos

-¿Qué es?

-Quiero que te vistas de pollo y que vayas por toda la ciudad diciendo tu nombre y que el Toho es el mejor. Además que el Nankatsu es un equipo de perdedores mediocres. ¡Ah! Y no irás caminando, debes ir gateando y con una bandera del Nankatsu que diga: somos unos perdedores

-Me la pusiste difícil –murmuró Mamoru pasmado

-Sí, y espero que lo cumplas

-Entonces yo agrego algo más

-Qué

-Si yo gano, además de todo, tendrás que venir a abrazarme y felicitarme al final del partido y decirle a Ken en frente de todo tu equipo que pasarás todo un día conmigo, ¿trato hecho? –la desafió Mamoru mientras la chica lo veía dubitativa

-Trato hecho –contestó Paola altiva

-Entonces nos vemos al final del partido

-Veremos quién gana

Ambos retornaron con sus respectivos equipos. Una vez en la banca de suplentes, Paola se acercó al entrenador del Toho.

-Entrenador, ya alisté todo. ¿Quiere un dulce? –ofreció alcanzándole la bolsita que tenía

-Perfecto, gracias Paola –contestó él tomando un par de dulces

-Éste será el último año de la mayoría de los muchachos –comentó la muchacha nostálgica, viendo a sus amigos

-Sabes que también será mi último año

-No debió renunciar

-Y tú debiste decirles a tus amigos lo que te dijeron tus tíos

-No lo entiendo –alegó Paola fingiendo demencia

-Sabes de qué hablo. Sin querer escuché la conversación que tuviste con ellos en la dirección el otro día

-No puedo decirles ahora

-Pues diles lo más antes posible -le aconsejó Kitazume

-Lo pensaré. Creo que debe ir a hablar con ellos, hay un partido por jugar

Mientras el entrenador hablaba con sus dirigidos, su ayudante se dirigió hacia el consultorio del Doctor Nakata. Una vez allí tocó la puerta esperando afuera.

-¿Sí? –preguntó el galeno abriendo la puerta

-Doctor, soy Paola, la ayudante del Toho –se presentó la joven con una reverencia

-Te conozco. Pasa –le pidió cordialmente

-No es necesario, gracias

-Insisto, los pasillos no son buen lugar para charlar

Paola accedió y entró al consultorio, donde se encontró a Sanae.

-No sabía que estaba ocupado, regresaré más tarde –comentó la chica del Toho

-No te preocupes, yo ya me iba –le dijo Sanae, poniéndose de pie

-Bien, ya lo sabes Sanae –le recomendó el médico

-Sí doctor, si Tsubasa se pone mal le aviso

-Ni que fuera a morir –bufó Paola sarcástica

-Mejor me voy. Hasta luego doctor –se despidió Sanae ignorando las palabras venenosas de Paola

-Bien muchacha, qué ibas a decirme –le preguntó el doctor Nakata cuando Sanae se hubo ido

-Iré al grano. No confío en usted así que le pediré que se aleje de mis amigos

-¡¿Qué! –exclamó el médico incrédulo

-Usted es muy amigo de los del Nankatsu, de Tsubasa, así que si en el partido mis amigos sufrieran algún contratiempo le pido que no se les acerque

-Qué estás diciendo –murmuró como si fuera un chiste

-No pienso permitir que por "ayudar" a sus amigos del Nankatsu vaya a lastimar a ninguno de los míos

-Lo que dices es absurdo y me ofende

-Tómelo como quiera, pero ya lo sabe. Yo me encargaré de ellos si les pasa algo

-No puedo permitirlo

-Ya hablé con la Federación y me aceptaron la propuesta

-Está bien –accedió al fin el galeno decepcionado- Pero deja que te pregunte algo, ¿por qué?

-Por qué, qué –preguntó Paola algo grosera

-¿Por qué los odias tanto, esto va más allá de lo futbolístico

-No me diga –se burló la muchacha- A ver, qué se le ocurre, no sabía que era psicólogo

-No pienso meterme en tu vida niña, pero sé que algo ocultas

-Mire, con todo respeto, déjese de tonterías y no hable por demás

Sanae habí olvidado su monedero en el escritorio del consultorio, iba a entrar pero se detuvo, la curiosidad la venció y se acercó a la puerta que se hallaba entrabierta.

-Me recuerdas a alguien que conocí hace tiempo –comentó Tarso casualmente viendo detenidamente a Paola

-A quién –inquiró ella secamente

-Un muchacho a quien traté. Era tan obstinado como tú, él sabía que podía lastimarse mucho la pierna y aun así continuó jugando, era un rival muy fuerte para cualquiera, incluso para Kojiro

-No me compare con Tsubasa –se indignó Paola

-No me refiero a él, si no a un muchacho que ahora no juega aquí, un portero, que se atrevió a desafiar a tu capitán

-Juega en Alemania... -añadió Paola fastidiada

-Cómo lo sabes, ¿lo conoces?

-Si se refiere a Genzo Wakabayashi menos le permito que me compare, si odio a Ozora, a Wakabayashi lo detesto

-¿Cómo lo conoces?

-Además de ser el único portero tonto que desafió a mi capitán, por desgracia, es mi primo –confesó la muchacha cruzándose de brazos

-¡¡¡¿¿¿Qué! –se asombró Sanae, ahogando un grito tapándose la boca con las manos- Entonces ella es aquella niña...¡Paola!

-No lo sabía, y aun me confunde más que lo odies siendo familia tuya –admitió el galeno sin sorprenderse mucho

-Yo ya tengo que irme. Ya lo sabe, el Toho no lo necesita. Adiós –se despidió Paola dirigiéndose a la puerta

-Espero que no vayas a necesitarme

-No lo creo –contestó ella autosuficiente, topándose en la puerta con Sanae, pero la miró de soslayo y siguió su camino

El partido estaba por iniciarse, los equipos esperaban ya el momento de ingresar al último partido para muchos...el partido final.

-Muchachos, ya lo saben, debemos dar lo mejor de nosotros para poder ganar –les dijo Kojiro a sus amigos- Confío en ustedes y lo mismo pido para mi, confianza. Somos los mejores y hoy lo demostraremos, ¡vamos!

Los del Toho hicieron su ingreso triunfal al campo de juego, luego aparecieron los del Nankatsu. La ceremonia inicial dio inicio, el árbitro hizo el sorteo y Kojiro ganó el sorteo: sacaría primero el Toho.

-Vamos muchachos, este año lo lograremos, confío en ustedes –pensó Paola estrujándose las manos y dirigiendo su mirada alternativamente a sus amigos- Capitán, no nos importó humillarnos por ti, sé que nos conducirás a la victoria y sobre todo, que vencerás a Tsubasa y demostrarás quién es el mejor. Takeshi, mi querido amigo, sé lo fuerte que eres aunque te veas débil, sin ti el Toho no hubiera llegado hasta aquí; Kazuki, sé que puedes demostrar tu gran nivel, ayuda al capitán para poder anotar los goles que necesitamos; Ken, Tsubasa es un duro rival, pero entrenaste mucho para este partido, no lograrán anotar, todo el equipo está contigo...yo estoy contigo. Muchachos, jueguen como saben y demuestren quiénes son los mejores –de pronto gritó con entusiasmo- ¡Adelante Toho, ¡vamos amigos!