Bellatrix Black y La Orden del Fénix
La sala común de Gryffindor, una agradable habitación circular llena de destartalados y cómodos sillones y viejas y desencajadas mesas, parecía más acogedora que nunca. Un Fuego chisporroteaba en la chimenea y cubría de calor a las pocas personas que se encontraban en su interior. Lily y Alice que llegaron de las primeras, luego del cena, se sentaron en un rincón y comenzaron adelantar los deberes con tranquilidad, la sala estaba vacía por lo que no se encontraban por ningún lugar las desagradables niñas que murmuraban y se reían al ver a Lily, podrían estudiar con calma sin que nadie las fastidiara, Potter junto a sus amigos no habían aparecido durante todo el día, lo que les permitía sentirse más cómodas.
En los últimos días la palabra paz en la vida de Lily perdió todo significado, desde que la vieron con Potter en el salón de té de Madame Pudipié, nadie se tomaba la molestia de observarla y hablar disimuladamente de ella en su cara, las chicas la veían con desagrado al pasar, lo que realmente era molesto, pues metían ruidos en donde se encontrara aunque fuese estudiando y le preguntaban necedades cada vez que podían. Alice y Frank se molestaron a causa de esa situación, discutieron en varias ocasiones con más de alguna niña que lloraba cerca de ellos o hablaba de Lily sin disimulo. De un momento a otro su amiga se volvió el tema del cual todos hablaban, escenario bastante perturbador, pues si no era la heroína para algunos para otros era la villana. Sin embargo Lily sanamente optó por ignorar toda clase de molestias, pasaba de largo sin escuchar, omitía comentarios durante las clases y por ningún motivo se acercaba hablar con James, lo que pronto dio a entender que entre ellos no había nada, por ello no tardaron en aparecer galanes de distintas casas que la invitaron a salir.
Ciertamente Lily se había vuelto muy popular.
-¡He averiguado algo que las sorprenderá!- Frank venía bastante agitado desde algún lugar del castillo para contarles su descubrimiento. Alice y Lily de inmediato dejaron los pergaminos a un lado y escucharon atentas lo que Frank venía a decirles. Podremos ayudar, solo tenemos que esperar un poco más aún no egresamos de Hogwarts, pero una vez que lo hagamos nos uniremos…-bajo bruscamente la voz -A…
-¿A qué! -preguntaron las dos emocionadas al unísono.
-SILENCIO -gritó- No podemos llamar la atención, es peligroso que cualquiera sepa de esto podemos poner en peligro a sus integrantes, mi padre que es amigo de Edgar Bones me ha dicho algo al respecto. Dumbledore está detrás de La Orden del Fénix, el es el fundador, el único fin que tienen es vencer a Voldemort y a sus seguidores, se comunican a través de sus patrunus y… -Calló- Mi padre no me ha querido decir más, teme que me una a ella y pueda morir, pero de todas formas lo haré -afirmó con seguridad.
- Nosotros también -dijo Lily- No lo dudaría por un minuto.
Durante toda esa semana las palabras de Frank Longbottom dieron vuelta por la cabeza de todos. Lily pensaba en la orden del Fénix desde que se levantaba hasta que se volvía a dormir, temía correr donde el profesor Dumbledore y rogarle que la dejara unirse. No quería ir por las navidades a su casa, ambicionaba saber, averiguar y entender todo lo que estaba sucediendo, el periódico informaba todo lo que acontecía, pero no era suficiente, ningún libro ni vaga referencia se igualarían a las palabras de Dumbledore. En el caso de Alice las cosas no cambiaban mucho, su rostro tenía la misma expresión distraída de Lily. Ambas se paseaban por el colegio en busca de lo mismo información y quizás respuestas a sus dudas.
El día viernes, luego de la clase de pociones Alice necesitaba entregar una carta a su madre avisándole que Frank las visitaría para las navidades. Planeaban casarse al salir de Hogwarts, eran jóvenes, pero tiempos como estos ameritaban su medida, más aun si arriesgarían su vida en algo que tal vez no les permitiera vivir mucho, no dirían nada al respecto de ello, sin embargo advertirían a sus familias acerca de la decisión que tomaban, las fechas eran propicias para informar un matrimonio, a los magos siempre les alegraba escuchar cosas como esas. Parecía divertido ver como la gente podía celebrar en tiempos tan malos.
Las dos se dirigieron a la lechucería hablando entre risas sobre detalles y planes que les gustaría llevar a cabo durante la boda, habían planeado pasar las navidades juntas, sin embargo la decisión que Alice tomó lo cambió todo, guardarían el secreto hasta fines de año una vez que pudieran avisar a sus amigos sobre la celebración que llevarían a cabo. En esto iban cuando una macabra voz de mujer interrumpió la grata conversación que sostenían, era Bellatrix Black conversando sobre algo muy negro con Rodolphus Lastrange, su tono de voz la acusaba.
- Mira quienes están aquí espiándonos -Bellatrix sonrió malvadamente mientras le indicaba a Rodolphus -La sangre sucia y la traidora…
-¡Vayámonos, no quiero enfermarme! -dijo Lastrange con asco.
- ¿Traidora¿Sangre sucia?- exclamó Lily con ironía- Yo pensé que los únicos acá que corresponden a esas características son tu y…eso que llamas novio -índico a Rodolphus despectivamente, los ojos de Bellatrix explotaron de rabia -Ahora ve y cuéntale a tu amo lo que he dicho, quizás el tenga las agallas de hacerme algo, aquí en las narices de Dumbledore, pero no creo que se atreva… -se burlo
- Cómo te atreves hablar así de él, lávate esa inmunda boca, sangre sucia y…- Bellatrix sacó su varita y apuntaba a Lily, sin embargo todos ya se hallaban armados- ¡Cru…!
-¡Protecto!- Gritó Lily. En ese mismo momento Alice desarmaba a Lastrange -No te atrevas a decir eso…te puede costar caro Black- pero Bellatrix se hallaba dispuesta a atacar nuevamente.
-¡Crucio! -gritó con fuerza, pero su varita saltó por lo aires sin alcanzar a realizar la maldición contra Lily. Alice la había desarmado.
- ¡Desmaius! - Bellatrix cayó antes de recoger su varita. Alice le lanzó el maleficio.- Recuerda Black, te salve de Azkaban, pero creo que no tendrás la misma suerte la próxima vez, personas como tu merecen pudrirse ahí. ¡Vámonos Lily, este ambiente apesta! -le ordenó a su amiga -Y tu Black…hablaré con McGonagall veremos que hace ella contigo, no me quiero ensuciar las manos, no vales la pena…
- Recuerda Crowe, cuando vuelva a usar la maldición contigo me pedirás por favor que me detenga -Amenazó a Alice mientras esta se iba.
Corrieron rápidamente por las escaleras hasta la oficina de McGonadall, pero se hallaba en clases por lo que no pudieron encontrarla hasta la hora de la cena cuando ya todo el colegio se había enterado de los sucedido. Todos las observaban con admiración, en la mesa de Gryffindor no faltó quien aplaudiera su osadía, al ver la mesa de Slytherin con dos integrantes menos. Hasta Sirius le dirigió una gran sonrisa a Alice cuando esta se sentó.
- ¡Felicitaciones!- les dijo cuando se hallaban todos murmurando -Ojala yo hubiera sido quien dejara sin palabras a Bellatrix.
Sus amigos se miraron sorprendidos, Bellatrix era la prima se Sirius, aunque se odiaban mutuamente su comportamiento era extraño. Sin embargo no podían dejar de estar orgullosos por él.
El profesor Dumbledore y la profesora McGonagall dirigieron miradas de desaprobación que dejaban entrever un poco de orgullo a ambas jóvenes. Por supuesto estaban citadas al despacho de ellos para contar la versión de los hechos, no habían tenido tiempo de hacerlo antes y a estas alturas era necesario.
El resto de la cena, dentro de márgenes transcurrió como siempre, era normal que Slytherin viera con odio la mesa de Gryffindor, aunque ahora ese sentimiento se intensificaba lo pasaron por alto tomándolo como un suceso más.
James Potter que veía a lo lejos a Lily sintió un ligero cosquilleo en su estomago, no se hablaban hace más de dos semanas, ella notoriamente lo esquivaba por los pasillos imponiendo a Alice como escudo protector. Pero tenía razón, el se había comportado como un verdadero patán y no sabía como enmendar ese error en frente de ella, Lily era distinta a el resto de la chicas, eso estaba comprobado hace bastante tiempo, no obstante aun tenía una posibilidad, claramente en Hogsmeade se puso celosa.
.…….
El despacho de Dumbledore, protegido por dos espeluznantes gárgolas que exigían una contraseña a la entrada, era una bonita habitación llena de cuadros de antiguos directores. Todos con expresión severa observaban a Alice y Lily que se hallaban de pie en frente del escritorio del profesor Dumbledore y aun lado de la profesora McGonagall.
- La estadía en Hogwarts de la señorita Black y el señor Lastrange en estos momentos se encuentra en serio peligro -dijo la profesora McGonagall seria.
-Por lo tanto… -habló el profesor Dumbledore con serenidad Nos gustaría saber su versión de los hechos.- dicho esto esbozó un pequeña sonrisa. Ambas muchachas se vieron nerviosas sin saber que decir, hasta que Lily tomó la palabra.
- Íbamos Alice y yo a las lechucerías a entregar un mensaje a su familia cuando nos encontramos con Bellatrix y Rodolphus que hablaban de algo muy secreto, se notó por el tono de voz que usaban, sin embargo no alcanzamos a oír nada importante , pues Black se percató de nuestra presencia y comenzó a insultarnos…-se sintió algo avergonzada- Nos lamo traidora y sangre sucia, por supuesto nos defendimos, fue entre eso que ella saco su varita y trato de atacarnos usando una de las maldiciones imperdonables…
-Cruciatus- continuó Dumbledore- Han sido muy valientes al enfrentarse algo así…-las felicitó -Ahora díganme, en algún momento de su discusión nombraron a Voldemort.
- Si, señor, fui yo- reconoció Lily- Tenía la corazonada de que Bellatrix Black lo apoyaba, quizás no directamente, eso no me lo esperaba, de todas formas por lo visto no me equivocaba…
- ¿Qué fundamentos tenía para creer eso señorita Evans, lo que usted hace es una acusación bastante seria- preguntó McGonagall.
- Habíamos escuchado una conversación anterior de ellos en las que se veían bastante amistosos con la idea de seguir a Voldemort- Alice habló auxiliando a Lily, que temblaba. -en ningún momento creímos que ella lo seguía, no creo que haya podido, ustedes lo hubieran descubierto, pero lo claro es que tarde temprano se terminará por unir a ellos.
-Quizás a sus ojos nuestro comportamiento no fue el correcto y por eso nos disculpamos, profesora McGonagall, profesor Dumbledore -Lily bajó su cabeza y continuó hablando sin importarle las consecuencias de lo que diría- Aunque así lo fuese, personalmente creo que hemos hecho lo correcto y no nos hemos equivocado respecto a Bellatrix Black por lo que me esforzaré en demostrarlo…
- Es muy peligroso lo que propone señorita Evans- dijo Dumbledore -Y les agradeceré a amabas que no se arriesguen en estos asuntos todavía, en lo que respecta a la responsabilidad suya en la discusión por ahora lo tomaremos como defensa ante un ataque que por suerte no fue realizado.-Nuevamente esbozó una tierna sonrisa a ambas muchachas- profesora McGonagall que Alice y Lily se dirijan a sus cuartos…Buenas noches
Cuando se preparaban a salir de la habitación circular Dumbledore llamó por última vez a Lily.
-¿Algo más que quieras decirme?-fue claro que en toda su estancia Lily había pensado en La Orden del Fénix y que el profesor había leído su mente, así que no temió en reconocer lo que quería.
-Creo que usted ya lo debe saber- confesó.
-Aún no es tiempo Lily, concéntrate en egresar de Hogwarts, luego cuando llegue la hora hablaremos de otras cosas…
Una vez que se quedo a solas en su despacho Albus Dumbledore reflexionó sobre la gravedad del asunto, era preferible que Bellatrix Black y Rodolphus Lastrange permanecieran el mayor tiempo posible en Hogwarts donde pudiesen estar bajo su cuidadosa observación, por lo que decidió no expulsarlos y pasar por alto el incidente. En el caso de Alice y Lily, se preocuparía de encontrar alguien que las cuidase de posibles ataques que podrían efectuarse en su contra durante las navidades en las que se encontrarían fuera de Hogwarts. Desde ese punto de vista la situación se había vuelto más delicada.
Navidad y el comienzo de algo nuevo
Todos se preparaban para ir a sus casas durante las navidad, la mitad del equipaje ya había sido guardado en los baúles, las clases disminuían su ritmo habitual para pasar hacer mas calmas y menos trabajosas. Los salones de Hogwarts se hallaban decorados en su esplendor con inmensos pinos llenos de hermosas decoraciones y motivos navideños por doquier, los muérdagos colgaban por todos lados incitando romances navideños a los jóvenes deseosos de encontrar pareja durante estas fechas.
Lily se paseaba por el colegio ansiosa por visitar a sus padres y entregarles sus obsequios. Los había envuelto mágicamente entre papeles que despedían humos de colores cada vez que se abrían expeliendo un exquisito aroma a pinos. A Alice le obsequiaría un álbum con fotografías de ellas durante todos sus años en Hogwarts como recuerdo de su amistad, pronto dejarían de estar juntas, después de la navidad el tiempo que restaba en el colegio pasaba muy rápido, a ello se sumaban los exámenes y el compromiso que su amiga había adquirido con Frank Longbottom.
Aquella mañana en la sala común de Gryffindor, todos se dedicaron a colgar adornos navideños. Lily desde hace mucho tiempo no recordaba tantas risas y buen humor en sus compañeros, hasta cantaban villancicos a coros poniéndose de acuerdo para entonar la siguiente canción. Por la ventana se observaban las insistentes bolas de nieve que volaban de un lugar a otro, incluso los de primero se las arreglaron por medio de hechizos para traer la nieve dentro de la habitación. Sirius y James mantenían una batalla que incluía a todos los presentes, hasta Alice y Frank se encontraban entre los lanzadores que se cubrían intermitentemente con sus libros de los ataques del resto.
- ¡Vamos Evans!- la animó Ginebra Sawbridge de sexto. Pero Lily no se encontraba dispuesta a ceder a la batalla así que se dirigió donde Lupin que al igual que ella observaba alegre lo que otros hacían.
-¿Qué harás para estas navidades Remus?-Le preguntó de sorpresa.
-¡Hola Lily!-Le respondió alegre -La pasaré en la casa de James junto a los demás.
-Por lo visto la casa de Potter parece centro de encuentro de "merodeadores"- dijo en tono de burla recalcando la última palabra.
-Los padres de James son muy agradables- Repusó -siempre nos hemos sentido en casa cada vez que vamos- dijo con nostalgia -¿Y tu Lily que harás?
-Visitare a mi familia- le contó animada- Mi padre debe tener muchas actividades programadas, mi hermana según lo que me han escrito se ha comprometido con su odioso novio de siempre Vernon Dursley -sonrió- No creo que haya algo que deteste más en este mundo que los muggles que odian a los magos, Vernon es así, por lo tanto no me pude ver.
-Me lo debo de imaginar…- río -También tengo familia muggle y no creo que para ellos sea muy agradables recibirme en sus casas, menos en luna llena.
-Yo creo que son unos tontos, se pierden de una persona espectacular- dijo amablemente Lily.
-Lo dices por que me conoces Lily…- Remus tenía ambas mejillas rojas.
-Creo que tienes muchas cosas que no te has dado cuenta Remus y que todo el mundo admira…
James que observaba desde el otro extremo de la habitación la alegre conversación de Lupin y Lily, sintió urgencia de interrumpirla, por lo que con su varita armó una enorme bola de nieve que desperecía después de lanzada y se la arrojó a Remus.
-¡Cuidado Lunático! -gritó Colagusano que se hallaba cerca de ellos- Pero lo había hecho tarde, en ese momento la nieve que azotó contra la cara de Lupin se estaba desvaneciendo.
Lily sin tomar en cuenta a James auxilió a Remus que se frotaba lo ojos.
-¡Que espanto de mago es ese Potter!- exclamó enojada.
- Perdónalo Lily - se excusó Lupin -James no es una persona mala…
- Jamás ha probado lo contrario- lo contradijo
- Creo que si, pero si te lo digo tu nunca se lo vuelvas a repetir a nadie, menos a él- sonrió.
Luego de eso comenzó a relatarle una larga lista de hechos que habían transcurrido durante los últimos años en los que James se había comportado como un héroe.
A finales de sexto Severus Snape se las había arreglado para averiguar el gran secreto de Lupin, durante los últimos meses que restaban para salir de vacaciones lo había espiado constantemente hasta descubrir la escondite y el motivo de salida del grupo de amigos. Sagradamente, antes de luna llena, todos escapaban cubiertos por la capa de invisibilidad de James hasta el pasadizo del sauce boxeador en donde existía comunicación con la casa de los gritos, desde ahí esperaban la transformación de su amigo. Para acompañarlo se habían convirtieron en animagos no registrados: James un ciervo, Sirius un gran perro negro y Peter en una rata, juntos se paseaban por el bosque durante toda la noche esperando que Remus volviera a la normalidad. Sin embargo esa última noche de luna llena que los esperaba en Hogwarts, no cotaban con la intencionada maldad de Severus. Lo sorprendieron en su escondite y no supieron que hacer. Sirius rabioso antes de que llegara James convenció a Snape que entrara a ver lo que sucedía con sus propios ojos. Si Lunático atacaba a Snape, pensó, este se convertiría en un hombre lobo al igual que él y por ello no lo delataría. Era un buen plan para esos momentos de desesperación en que se necesita una rápida solución. Pero no contaban con la negativa de James, que convenció a Severus de no entrar a la habitación en donde se encontraba Lupin salvándole la vida.
Hecho que más tarde jamás le perdonaría, ambos se odiaban desde pequeños Snape aprovechaba cualquier ocasión para delatar las travesuras de los merodeadores; James por otro trataba de hacer los días imposibles a Snape siempre que podía, sin embargo esa noche le salvó la vida. Nunca comprendieron el porque de la conducta de James, tampoco le preguntaron ni les dijo, el tema para ellos no se tocaba. Lo único importante de todo ello era que Snape jamás delató a Remus, lo que dio a pensar que James había hecho una promesa de muerte con él por su amigo.
-Nunca lo creería si no me lo cuentas tu Remus -dijo asombrada Lily- Parece algo imposible… aún este año Potter continua burlándose cruelmente de Snape cada vez que puede.
- No creo que ese hecho los haya acercado para nada, siempre se han detestado, más ahora en que Snape se siente miserable por haber sido salvado por su peor enemigo…
-Me parece algo horrendo, debería estarle agradecido…-aquellas palabras salieron de forma inconciente de la boca de Lily, hasta ella misma se asustó al escucharlas.
-Debería…-dijo Lupin- Yo siempre voy a estarlo con James por lo que hizo por mi y por todos esa noche, prácticamente nos salvo de asesinato y quizás que más.- Remus se puso de pie y caviló unos instantes antes de hablar- Yo creo Lily que deberías darle una oportunidad a James, no hay que ser muy inteligente para darse cuenta que ambos se gustan…-los majillas de Lily se colorearon completamente- No por nada te ha invitado a salir desde quinto…
Lily estupefacta sin ni una palabra que decir, vio como Lupin se marchaba hacia las habitaciones de hombres. Deseo detenerlo y poder defenderse, pero ni siquiera la había acusado de algo, al contrario solo le afirmo algo evidente que ella misma no quería reconocer. Miró a James y sintió un intenso cosquilleo en su estómago, no supo que hacer así se mantuvo sentada en su butaca tratando de reflexionar acerca de todo lo que Remus acaba de decirle. En eso estaba cuando una bola de nieve se estrelló en su falda…
-Lo siento- se disculpo James- No era para ti -mintió. Lily sin saber como responderle se apresuró en salir fuera de la sala de Gryffindor hacia el patio tomando su capa y su bufanda. Alice la miró estupefacta ¿Por qué Lily reaccionó así? Fue la primera pregunta que se hizo.
….….
La navidad en casa de sus padres resultó ser un completo desastre. Petunia desde su llegada no le dirigió la palabra excepto para advertirle que no le gustaría que fuera a su boda con Vernon, su padre que no accedió a esta absurda decisión la expulsó de la mesa acusándola de cometer una terrible desconsideración con su hermana, pero Petunia no se detuvo ahí, al contrario continuó su berrinche con mas ganas culpando a Lily de su desgracia "Si ella no fuera una aberración yo podría tener una vida normal, no tendría que mentir a nadie a cerca de mi hermana enferma". Su madre al borde de la desesperación rogó a Petunia que se marchara a su habitación y los dejara acabar la cena navideña en paz.
A la mañana siguiente las cosas no habían mejorado, todos abrieron sus regalos en completo silencio, Lily aunque incomoda se sentía muy satisfecha con sus obsequios: Alice le envió una hermosa capa de gala para que la utilizara en su matrimonio, Frank un completo libro de encantamientos, Remus un hermosa libreta con ilustraciones animadas, el resto de su compañeros extraños accesorios que le costaría un tiempo averiguar su uso. Sin embargo, la tregua que en ese momento se habían dado por los regalos duró poco, un extraño incidente que le recordó la carta de ingresó de Hogwarts se repitió. La extraña lechuza que se asomaba por la ventana no había llegado a su habitación como el resto de las lechuzas que le traían la correspondencia, si no que esta vez se acomodó en el balcón de la sala de su casa, tenía un pequeño paquete entre sus patas, junto a ello un mensaje, Petunia lanzó un gritó de horror dirigiéndole insistentes miradas de reproche a Lily, su padre que parecía divertido con esta situación corrió nuevamente y cogió las cosas que la lechuza traía.
-Son para ti querida- le dijo a Lily.
Lo que no era extraño, pues la única que recibía esa clase de correspondencia en casa era ella. Finalmente, tomó el sobre con cierto recelo temiendo que se tratara de algo oscuro que pudiera dañar a su familia, pero un presentimiento la convenció de lo contrario así que lo leyó.
Lily
Espero que te guste…
Es un obsequio pequeño, pero tiene importantes cualidades mágicas.
¡Felices Fiestas!
Sacudió el paquete quitándole el resto de nieve que aun quedaba y lo abrió con cautela, todavía no estaba segura que fuera algo inofensivo, pero se llevó una gran sorpresa al ver una hermosa joya. Un péndulo verde, como el color de sus ojos, acompañado de una fina cadena de oro. Petunia no dudo en mirar ansiosa el obsequio esperando que Lily se lo diera como disculpa por la discusión de la noche anterior como acostumbraba, incluso el miedo por la aparición de la lechuza se le quitó misteriosamente. Sus padres, al contrario de la interesada Petunia, parecían divertidos con aquella situación.
-Debes tener un admirador secreto en Hogwarts- se burló su madre -Y uno muy pudiente…
Aquellas palabras más que agradar a Lily la avergonzaron haciendo que sus mejillas se colorearan completamente sin poder ocultarlo. Petunia que captaba estos síntomas, meneo la cabeza en señal de desaprobación. "Lo que nos faltaba, ahora emparentarnos con esos locos" pensó.
El Misterio del Péndulo
A mediados de enero cuando el invierno comienza a abandonar los paisajes paulatinamente, una alegría generalizada renace en Hogwarts. Profesores y estudiantes se deslizan con energías por el castillo, hay algo de juventud en todo ello, pues comienza la primavera. Vasta decir eso para que todos sientan cosquilleos en su estómago y un extraño nerviosismo. Las mujeres, más aceleradas de lo normal, se emocionan mucho durante estas épocas se amontonan en alguna especie de conglomerado y se mueven para todos lados juntas como si se encontraran unidas por una especie de cordón, se ríen de cosas sin importancia y se pasan mensajitos entre voces acerca de cualquier cosa referente a los chicos. James y Sirius, aprovechando esta situación, se paseaban orgullosos por el colegio realizando pillerías y llamando la atención del resto. Las chicas se volvían locas con la presencia de ellos, muchas se habían declarado a esas alturas, lo que era bastante vergonzoso, especialmente para Lily que los observaba desde lejos. Aquellos arrogantes se reían de las ingenuas que corrían a contarles de sus sentimientos, para Sirius, por la expresión de desinterés que mostraba parecía que fuese algo totalmente común y sin importancia apenas reparaba en este detalle cuando volvía a sonreír; James Potter, no parecía más sensible que su amigo, al contrario se revolvía entre excusas sintiéndose muy orgullosos de si mismo. De todas formas aunque esto fuese así, Lily ya no podía criticarlo ni insultarlo, no le hablaba desde la última vez antes de las navidades, no podía, más aún sospechando que aquel péndulo se lo obsequió él.
Todavía no dilucidaba todas las cualidades mágicas que este tenía, lo único que sabía acerca de aquel misteriosos regalo, era que con el podía hacer dormir a la gente, bastaba que lo balanceara tres veces sobre el aire y todos los presentes en una habitación caían profundamente dormidos; Para despertarlos, antes de descubrir la forma correcta, intento con varios hechizos que no tuvieron resultado por lo que debía dejar que su padre durmiera durante horas y horas en horarios que no correspondían. Solo cuando dio con su libro de objetos mágicos y halló algo relacionado con "objetos que inducen al sueño" una palabra resaltó mágicamente entre un montón de oraciones
"Si quiere volver del sueño o estado de hipnotismo a una persona que ha sido inducida mediante estos objetos. Mueva su varilla suavemente en un movimiento de vaivén (izquierda a derecha) y repita COHORTATUS SUM"
Desde ese momento comenzó hacer uso de él, solo debía agitarlo rápidamente una vez que lo extraía de su capa y sus compañeros caían en un trance profundo, sus compañeras de cuarto cuando no podían conciliar el sueño le pedían que realizara esta simple operación para poder dormir placidamente. Fue durante estas ocasiones en las que probó hablarles para ver si se encontraban en estado hipnótico, la primera vez con Alice no funciono, quizás por que ella no permitía que entrasen a su mente con facilidad, sin embargo con Marieta Vane todo fue más sencillo.
- Durante toda esta semana, por la mañana, a tu tostada le pondrás mermelada de fresas.
Esa pequeña orden se cumplió, Marieta con desesperación todos los días se despertaba con ansias de probar una exquisita tostada con mermelada de fresas. Lamentablemente cuando trato de quitarle la orden, descubrió que para su amiga se había vuelto un vició aquella costumbre por lo que fue difícil dejarlo durante los primeros tres días. A sus otras amigas les enviaba mensajes subliminales acerca de estudiar más y tener valor, pero nunca usaba el péndulo a su favor o con malas intenciones, no obstante tenía constancia de la utilidad que podría tener este en un futro cercano.
-Es como realizar la maldición Imperius de una forma menos dañina, sin embargo Lily, no creo que sea correcto- Alice parecía preocupada respecto al uso del péndulo, todo el tiempo le pedía a su amiga que lo dejara en la habitación y que no lo trajera consigo por el temor de lo hallasen y la culparan de algo terrible. -Si saben que puedes hacer eso, tal vez te acusen de estar manejando a la gente a tu antojo.
Lily para tranquilizar a Alice le aseguraba que nunca lo llevaba consigo, pues lo dejaba escondido en alguna parte de su cuarto, sin embargo siempre lo traía colgado en su cuello ocultó tras su túnica. Tenía la seguridad que este le serviría de ayuda en cualquier momento. Quizás lo utilizara en su defensa si Bellatrix se atrevía a hacer algo en su contra, aunque no era un método extremadamente rápido aprovecharía de ordenarle que dejara en paz a ella y su amigos y olvidara esa estúpida idea de venganza que había prometido. Venganza, por cierto, que le producía un nudo en la garganta cada vez que la recordaba, pues seguramente la llevaría a cabo en algún momento, personas como Bellatrix nunca olvidaban cosas como esas.
….….
Cuando menos se lo esperaban llegó febrero y con ello aumentó su intensidad el calido sol de primavera, ahora era grato sentarse a las orillas del lago a leer o simplemente observar junto a las otras personas lo que sucedía en el. La orilla de este se llenaba durante estas épocas, todos los estudiantes parecían acudir en masa hacia ese rincón de Hogwarts, ahí se realizaban casi todas las actividades sociales del recreo y horas libres. Los merodeadores junto a otros chicos de distintas casas, parecían ser el centro de este círculo, el ser jugadores de quidditch les confería un cierto toque de superioridad respecto a los demás, los estudiantes especialmente los menores parecían admirados cada vez que alguno de ellos les dirigía la palabra, las chicas bobas tampoco se podían ignorar pues se paseaban de un lugar a otro tratando de llamar la atención de algún galán. Se acercaba el tradicional paseo de San Valentín a Hogsmeade, por lo que era importante tener una pareja respetable que los acompañase ese día. La gran mayoría de los estudiantes adolescentes se preocupaban por estos asuntos que le parecían de vital importancia; Otros, en cambio, la pasaban por alto restándole valor, pues como siempre irían Hogsmeade a recorrer las tiendas o a tomar cerveza de mantequilla a "Las tres Escobas".
Una tarde, luego de la clase de transfiguraciones, Lily se hallaba bajo la sombra de un árbol a la orillas del lago leyendo su libro acerca de objetos mágicos en busca de más pistas que la acercaran a la naturaleza de su péndulo, tenía en su manos también lectura de apoyo que consiguió en la biblioteca gracias a la señora Pince, quien le recomendó cosas en una larga lista de libros que trataban el asunto. Pero aún no llegaba a la verdad de todo, lo que comenzaba a desesperarla, estaba a punto de correr a Potter y pedirle que le explicase acerca de él, sin embargo no fue necesario, el mismo se acercó a Lily.
- Los péndulos tienen muchas cualidades mágicas… -Se sentó a su lado y comenzó hablarle tranquilamente- El que tienes tu, por ejemplo, sirve para inducir el sueño como ya has descubierto y tiene un efecto parecido a la maldición imperius como te dijo Alice, pero nada comparado por supuesto, el péndulo jamás lo podrás usar para dañar a nadie u obligarlo hacer cosas que nunca quisiera -Lily lo miró sorprendida, en esos momentos James estaba a su lado hablándole acerca de lo que más quería escuchar y se sentía como un atado de nervios …
-¿Y como sabes que tengo un péndulo? preguntó rápidamente sin articular. Antes de que el mutismo le ganara.
Yo te lo he dado, creí que lo sabrías- contestó con un tono más grave de lo normal, simulando seriedad.
-Lo sospeché…-admitió Lily, mientras ocultaba su rostro en el libro que tenía en las manos -¡Gracias!
-No creo que encuentres ahí lo que estas buscando, Lily -sonrió y suavemente cogió el libro que ella tenía y lo analizó- Es un buen Libro de objetos mágicos, sin embargo el péndulo ha sido hechizado y es muy complejo saber todo lo que puede hacer…
-¿Y que puede hacer? -Lo interrogó con una sonrisa. James que previó esto, como de costumbre desordeno su cabello y le observó divertido.
-Mmm…bien- dudo unos segundos - Te lo diré si aceptas salir conmigo.
- Eso es chantaje Potter -lo espetó.
- No, Evans, te equivocas es lo justo- le respondió con astucia. Sabía que Lily no se negaría, no esta vez, así que aprovechó. -Puedes prolongar tu búsqueda semanas, tal vez meses, sin embargo no llegaras a la verdad, en cambio basta que aceptes salir conmigo y yo podría decírtelo todo…
-O yo podría devolvértelo e irme sin importar lo que me tengas que decir- lo interrumpió- Pero no deseo hacer eso y tu lo sabes así que no me dejas otra opción ¿Verdad?
-Verdad- le dijo impresionado. Lo había logrado.
-Bien, entonces iré…- caviló -Eso si, no al Salón de Madame Pudipié, te lo advierto no quiero...
- No te preocupes que esta vez no tendrás que sentirte celosa, pues el día lo he reservado solo para ti -Esas palabras iban dirigidas con una clara intención, lo que molestó a Lily.
- No creo Potter- le dijo nerviosa. -Estás muy equivocado si voy a servirte como señuelo, aparte…tendré que suspender una cita que tenía programada.- mintió. James quien no esperaba recibir esta respuesta sonrió irónicamente, ocultando su enojo.
- Has lo que más te plazca…- se giró violentamente y quedo viendo el lago. Unas chicas a lo lejos le hicieron señas y el a propósito les sonrío saludándolas. Lily que simuló ignorar este detalle sintió que su paciencia se acaba, entonces comenzó a ordenar sus libros.
- Bien me quedaré con mi cita entonces… -chilló antes de retirarse. James que en ese momento volvía en si olvidando su molestia se apresuro a interceptarla camino al castillo.
-Prometo dejar de presumir si tu mejoras tu carácter Evans -admitió, sin abandonar su soberbia postura. -¿suspenderás tu cita? -en ese momento Lily notó su nerviosismo y le sonrío.
-Si, Potter.
….….
El 14 de Febrero, todos los alumnos desde tercer año estaban ansiosos por salir del castillo y dirigirse a Hogsmeade. Se levantaban más temprano que de costumbre para asistir a sus clases y salían antes de lo indicado hacia el único pueblo totalmente mágico que conocían. Las chicas más arregladas que de lo normal salían con sus mejores tenidas, lo chicos algo más descuidados corrían junto a los demás apresurados a cumplir con los compromisos que habían adquirido. Las estudiantes de Gryffindor comentaban en las habitaciones mientras se arreglaban para salir, sobre los planes que tenían para "San Valentín". Algunas le dirigieron un sonrisita nerviosa de complicidad a Lily, todo el colegio estaba enterado de que nuevamente saldría con James Potter, por lo que los rumores se acrecentaron restándole otra vez paz en su vida.
Alice que presentía lo que sucedía en la cabeza de su amiga se limito a decirle que ella se encontraría junto a Frank y otros compañeros en "Las Tres escobas". En forma disimulada le insinuó que podía recurrir a ellos en cualquier circunstancia.
En la habitación de varones Sirius recostado sobre su cama analizaba a James. Quien se movía tranquilamente por la habitación tratando de ocultar su ansiedad.
- Yo creo Cornamenta, que le gustas a Evans -dijo Sirius- No por nada ha aceptado salir contigo, lo del péndulo es una excusa y tu lo sabes…Aparte la he visto cuando te observa.
-También creo lo mismo, pues es imposible que a una chica no le guste Cornamenta -dijo Colagusano en su habitual tono zalamero.
Remus que los escuchaba aún leyendo con atención sus libros, se despegó de una interesante página de Pociones y les dedico una severa mirada.
-¿Qué pasa Lunático?-Preguntó Sirius mientras se levantaba de un salto de su cama y se paraba en frente Remus. -¿Hemos dicho algo malo?
- Claro que lo han dicho -dijo James tomando a sus amigos por sorpresa- Lily no es un chica cualquiera, aparte Lunático la aprecia mucho… han sido amigos desde primer año -diciendo esto le guiño un ojo a Lupin, que sonrío satisfecho.
- Y a ti te ha gustado desde que la viste o… ¿te has olvidado acaso de las snitch que dibujabas con la iniciales LE? -se burló Sirius. James nervioso sintió que sus mejillas ardían.
En la sala común Alice y Lily se encontraban tumbadas sobre una butaca viendo como todos revoloteaban de un lugar a otro. Era un escena bastante divertida ver como todos se alistaban para la salida, incluso ellas se habían puesto nerviosas. Aunque Lily trataba de tomarse con calma todo lo que acontecía, Alice no le facilitaba mucho las cosas, pues de vez en cuando le dirigía insistentes miradas de apoyo que más que tranquilizarla le ponían los pelos de punta, dignamente trataba de disimular su inquietud pegando su mirada en un punto fijo de la habitación. Pero esta técnica parecía no tener resultado con su amiga ni con el resto, ya que más de alguno dentro de su recorrido por la sala fijaba la mirada en ella.
-¿Lista?- gritó James desde la escalera como si quisiera que todos se enteraran.
-Vamos- dijo seria.
Como lo tenían previsto todos los presentes detuvieron sus labores y presenciaron silenciosamente lo que acontecía, pero no se convertirían en su espectáculo así que rápidamente se escabulleron por el agujero de salida y se perdieron de la vista de los fisgones.
Caminaron hasta la salida de del colegio sin dirigirse ni siquiera la mirada, iban uno al lado del otro tratando de ignorar el descarado examen al que se veían sometidos. Una muchacha de Hufflepuff, Emeline Sturgis, que pareció ignorar la presencia de Lily saludo animosamente a James, quien por primera vez se mostró parco y respondió el saludo sin entusiasmo alguno.
Recorrieron todo Hogsmeade en busca de un lugar tranquilo, pero la mayoría de ellos parecían estar llenos de alumnos de Hogwarts, que al verlos murmuraban y husmeaban a los alrededores, así que siguieron caminando por calles aledañas a la avenida principal hasta que encontraron un pequeño salón de té, similar al de Madame Pudipié, que en su interior apenas contaron seis personas, como no tenían caras conocidas se introdujeron con total confianza y tomaron asiento en la primera mesa que hallaron, cercana a una peculiar terraza en donde sobrevolaban juguetones querubines que arrojaban corazones por doquier, en un principio James al verlos creyó que podrían ser Pevees multiplicados y vestidos como ángeles, pues eran igual de molestos que el mismo poltergeist aunque les pedía que se retiraban estos emitían ruidosas risitas y lanzaban con más entusiasmo corazones que explotaban dejando un desagradable aroma a pachulí. Solo cuando entró una nueva pareja, Daniel Keneally y Elaine Rosner de Revenclaw, los querubines se disiparon y los dejaron en paz.
- Por un momento pensé que los estrangularía a todos -dijo James viendo al cielo del salón con desconfianza por si aparecía nuevamente alguno de los poltergeists disfrazados- Tal vez por eso este lugar se encuentre tan vacío… -Lily que se encontraba mareada por el empalagoso perfume agitaba su mano rápidamente tratando de disipar un poco el olor de sus narices.
-Creo que vomitare si vuelve de nuevo alguno de ellos -admitió Lily.
Una señora que se paseaba entre las mesas vestida con un largo vestido negro que se extendía hasta su cuello simulando una estrangulación se acercó a la mesa y los miró con una gran sonrisa.
- Les he dicho que no fatiguen a los clientes, pero no han escuchado mis advertencias -saco su varita y se quedo viendo al vacío como si quisiera recordar algo -Cuando mejore un poco esto, tomo su orden -Agito su varilla rápidamente y volvió a sonreír. El desagradable olor se había ido- Bien queridos ya esta…Ahora díganme que desean que les traiga…
-Dos té y… -James no alcanzó continuar la orden cuando la señora de negro lo interrumpió.
- Les traeré dos pasteles de chocolates eso se come mucho en el día de San Valentín y ustedes son una hermosa pareja. NO -dijo fuerte con una mirada pícara- Correrán por cuenta de la casa, por las molestias que han ocasionado estos querubines -agitó su varita y aparecieron las cosas sobre la mesa. Lily bajo su cabeza tratando de ocultar sus mejillas que nuevamente comenzaban arder -Bueno jóvenes feliz día, espero que lo disfruten, si necesitan otra cosa digan al aire Mademoiselle Odile y vendré en seguida a atenderlos. ¡Por las barbas de Merlín estos poltergeist me volverán loca! -corrió a la mesa de Daniel y Elaine para espantar a los cupidos que en ese momento los bombardeaban con corazones.
- Que mujer más extraña -Exclamó Lily meneando la cabeza -Dudaría mucho antes de probar este pastel… - Al ver a James que se había echado la mitad del el a la boca y se revolvía del gusto, lo imitó.
-Sabe bien…- dijo James apenas modulando. -pruébalo.
Una vez que el pastelillo se hubo acabado, ambos se vieron forzados a iniciar la conversación por la que cual se habían reunido, así que James se decidió a tomar la palabra y habló, no sin antes desordenar su cabello.
- Supongo que deseas que hable sobre el péndulo- Lily lo miró tiernamente y asintió con la cabeza -Está bien… -carraspeó -desde que Bellatrix Black las atacó en las lechuzerías, Lupin y yo hemos temido que desee venganza. Sirius no ha advertido sobre la maligna personalidad de ella y nos ha asegurado que lo hará, ella de alguna forma tiene algún contacto con Voldemort - dudo unos instantes en continuar- Hasta el Profesor Dumbledore que ha advertido este peligro envió a un vigilante a Hampton Court durante las navidades, nos ha dicho confidencialmente que mientras estén en Hogwarts nada malo podría ocurrir, pero fuera del castillo es difícil asegurar la seguridad de cualquiera, más aun la tuya que eres hija de muggles Lily hizo ademán de interrumpir, James la detuvo y continuó -Si Dumbledore ha tomado esas medidas es porque ha previsto algo, no es que piense que un ataque contra ti sea seguro, probablemente Bellatrix espera hacerlo con sus propias manos, es orgullosa, no obstante no se puede arriesgar a que las cosas sucedan. Entonces Sirius tuvo una idea brillante, el péndulo. -los ojos de James destellaron Es un objeto bastante mágico, aparte de las cualidades que tu misma has descubierto actúa como comunicador- Lily se sintió confundida ¿La estaban espiando? - Existen dos péndulos, tu tienes uno y yo…ósea nosotros- repuso nervioso tenemos el otro. Ellos están comunicados de una manera bastante especial si alguno de los dueños del péndulo corre peligro el otro lanza un aviso cambiando de color, es decir tomando el color del mago en aprietos y emitiendo calor, un calor bastante intenso por cierto -sonrió -Te recomiendo que no lo uses en tu cuello, pues puede resultar bastante doloroso.
Lily turbada por aquellas palabras no supo que hacer o decir, miles de preguntas brotaban en su mente confundiéndola. Su familia, James preocupada por ella.
-Todo el tiempo que estuve con mi familia ellos corrieron un grave peligro ¿Verdad? -Sus labios temblaban.
-Estuvimos pendientes de lo que sucedía y no hubo ningún cambio, el encargado de protegerlas aseguro que no había ocurrido ningún movimiento extraño en su casa, excepto por una muggle escandalosa que lloraba día y noche- se refería a Petunia, hermana de Lily.
-¿Por qué no me dijeron nada! - preguntó subiendo su tono -¡no hubiera ido si a ellos les podría ocurrir algo!
- Fue decisión de el profesor Dumbledore.-contestó secamente. En ese instante Lily comprendió la relación que ellos tenían.
-¿Por que tratas tanto con el Profesor Dumbledore¿Por qué sabes tanto?- lo interrogó, recuperando su antigua serenidad.
-Hemos tenido que tratar bastante, creo que debes estar enterada del "pequeño peludo problema de Remus" -explicó, arrancando una sonrisa de asentimiento de Lily -Aparte hemos frecuentado su despacho muchas veces, por lo que logramos un grado de confianza mayor, el cual nos ha permitido realizar ciertas cosas.
- Entonces te unirás a La Orden…- afirmó Lily. James la quedo viendo estupefacto.
-Si… -contestó luego de unos segundos- Pero tú no deberías saber eso.
-Yo también -contestó con firmeza ignorando lo último. Luego de unos segundos sus ojos tomaron una triste expresión -No creo que pueda volver a ver a mis padres este verano, ni nunca hasta que se termine todo esto, hasta que caiga Voldemort…
- Claro que podrás- la animó James- Hay muchas formas, seguro que Dumbledore tendrá una solución.
Ambos se quedaron viendo unos instantes, una extraña sensación en su pecho los hizo temblar. James quiso acercarse a Lily, pero desistió al escucharla hablar.
-No era responsabilidad tuya cuidarme…- las mejillas de Lily se sonrojaron y sus ojos brillaron como si fuese a llorar He sido una persona horrible contigo y de todas formas tu…-acerco su mano y la puso sobre la de James apretándola- Gracias James.
El corazón de James dio un vuelco más violento de lo habitual, y fue a parar a un punto situado más o menos a la altura de su ombligo. Lily Evans le tomaba su mano en ese momento y el no sabía que hacer. Con otras chicas, recordó tratando de buscar la mejor manera de actuar y no arruinar el momento, había sido distinto el siempre tomaba la iniciativa, pues aunque le gustaran jamás serían Evans, con Lily era diferente, la quería desde que tenía memoria de estar en Hogwarts, más aún en quinto año cuando comenzó a intentar salir con ella.
Finalmente cuando su cabeza se aclaró y pudo decidir que haría, era muy tarde, Lily ya había retirado su mano y tomaba su tasa de té, no sin cierta desilusión en su rostro, como si hubiese esperado que él actuase. La observó largo rato en silencio arrepintiéndose por su ineptitud, sin embargo se sentía feliz.
A medida que paso el tiempo y la conversación se fue haciendo más alegre Mademoiselle Odile que percibió que mesa de ellos se hallaba pobre en comparación a las otras, hizo aparecer en repetidas ocasiones suculentas porciones de su pastel chocolate que ambos devoraron sin chistar. Se hallaban envueltos en una divertida discusión acerca de objetos muggles que para James eran de lo más curiosos y para lily de lo más comunes, que no apreciaron los efectos de aquel singular pastelillo, creado con ingredientes mágicos permitidos, para unir a las parejas en el día de san Valentín.
- Los muggles crean muchas cosas, inservibles a nuestros ojos, por falta de magia dijo James en tono sabio -¿Para que sirven eso pajarracos con alas si existen las escobas?- Lily al escucharlo soltó una estruendosa carcajada.
-Esos no son pajarracos -lo corrigió- Son aviones y sirven bastante pues son muy rápidos tanto más que la mejor escoba que exista, aparte transportan a mas de una persona…
-Has insultado a las escobas diciendo que el avlión las sobrepasa, Has dicho una blasfemia -la espetó con una fingida gravedad ¡Por las barbas de Merlín que haría Dumbledore si te oyera!
-Supongo que admitir que tengo la razón -dijo orgullosa. -Aparte se dice Avión, no Avlión.
Una vez que acabo de decir esto tres querubines se volvieron a posar sobre sus cabezas y con una malévola risa lanzaron miles de corazones en contra de ambos, por lo que James se apresuró a pagar la cuenta y arrastró de un brazo a Lily hacia la salida. Mademoiselle Odile se despedía de ellos con una gran sonrisa agitando el brazo exageradamente en signo de adiós. Lo único que pudieron oír, en medio del escándalo, antes de marcharse fue una aguda voz que decía: "La próxima vez que vuelvan ya estarán juntos, os prometo"
Caminaron hacia la avenida principal para retomar dirección hacia Hogwarts, las horas en el salón transcurrieron con una extraña rapidez, apenas alcanzaron a comprender a la salida que si no corrían llegarían tarde. Se precipitaron por la puerta principal del castillo y con astucia esquivaron a Filch que esperaba ansioso castigar algún atrasado, estaba tan cegado por tal ambición, que apenas percibió a dos figuras que se deslizaban entre los muebles. Logrado, lo que para Lily fue una terrible osadía, se encaminaron hacia la sala común de Gryffindor, pero se detuvieron unos metros antes y se quedaron en silencio sin decir nada, James aún afirmaba el brazo de Lily. El corazón nuevamente le latía con fuerza, necesitaba con urgencia que ella pronunciara algo, que iniciara una conversación para poder confesárselo todo de una vez, algo en su interior lo impulsaba hacerlo.
- Me lo he pasado muy bien hoy- dijo con un tímido hilo de voz -nuevamente Gracias James- pero el no la soltaba aún así que se quedo de pie esperando que el hablara.
- Lily, tu…tu me… -Se acercó lentamente hacia Lily quedando a unos centímetros de sus hermosos ojos. -Tu me gustas mucho -habló rápidamente para no arrepentirse.
Las palabras se repitieron mil veces en la cabeza de Lily, estaba paralizada, quería huir de aquel lugar, no obstante la mano de James no se lo permitiría. Lo vio fijamente a los ojos, se encontraban tan cerca…
-Tú también Potter -Le respondió sin pensar dos veces en lo que diría. James alentado e impresionado por aquella confesión que nunca esperó oír, acortó la distancia entre ambos e inesperadamente la besó.
Se besaron tiernamente durante unos minutos ignorando todo lo exterior, como si en ese instante solo existieran ellos. Cuando terminaron se vieron nuevamente a los ojos tratando de volver a la realidad y sonrieron avergonzados, parecía imposible creer lo que había sucedido.
….….
A la mañana siguiente Alice se encontraba sobre su cama sacudiendo con insistencia el brazo de Lily para despertarla, ya que no reaccionaba con su varita recitó un hechizo y lanzó pequeños chorros de agua sobre su cara.
- ¿Qué sucede Alice? - Preguntó somnolienta mientras retiraba el agua de sus ojos. -Aun no es hora de levantarse…
- Pero si de conversar Lily - repuso Alice con gravedad -Quiero saber de tu propia boca lo que ha ocurrido…
Lily perdió su somnolencia en un instante al recordar lo que aconteció la noche anterior a la entrada de la sala de Gryffindor, sus mejillas como se estaba haciendo costumbre se sonrojaron, sintió un revoltijo en sus estómago y no supo que responder, ni ella misma podía explicar lo que ocurrió en esos momentos, nunca se hubiese atrevido a besar a Potter, de todas formas lo había hecho en contra de todas las predicciones y los años que sostuvieron de ardua batalla, a pesar de este extraño sentimiento de pesadez una felicidad la embargo, no estaba arrepentida en lo más mínimo. Lo único que la aquejaba era el no saber como actuar, pronto se encontrarían cara a cara ¿Qué se dirían?
- Alice…-titubeo- en la noche Potter y yo…
- Me lo imagino, se han besado -continuó Alice con seriedad. Luego una sonrisa escapó de sorpresa. -¿Me podrías decir como ha ocurrido todo y que pasa con el péndulo?
Cuando recordó el péndulo toda su tranquilidad desapareció, las palabras de James en un principio habían sido aterradoras, ojala Alice las asimilara más rápido. Con calma empezó contarle lo que oyó.
-Me lo esperaba- admitió secamente.- Quizás hubiese deseado que me informaran de lo que ocurría…
-Lo único que podremos hacer es estar alerta…
-De eso estoy segura, pero vamos Lily ambas sabíamos que podría ocurrir algo así… volvió a reír repentinamente -Vale, ahora cuéntame como ha ocurrido todo entre James y tú…
A la hora del desayuno en la mesa de Gryffindor todos reanudaron su día con una energía especial, se escuchaban bastantes risas esparcidas a lo largo de su sector. Todos al parecer comentaban el paseo a Hogsmeade, con excepción los castigados y los de primero y segundo año que aún no tenían permiso para salir. Las muchachas se hallaban más alegres de lo habitual, entre ellas compartían las noticias del día anterior saboreando los nuevos romances que podrían comentar durante estos tiempos, lo que había ocurrido entre James Potter y Lily Evans después de que los habían visto salir del salón de té era un misterio, pero no se limitaron a hacer sabrosas especulaciones acerca de lo ocurrido, sin embargo en esos momentos, como más tarde lo sería, no era un tema principal, pues en "El profeta" otra trágica noticia ocupaba las primeras planas. En un barrio muggle tres magos fueron atacados terroríficamente, la marca tenebrosa flotaba en el aire cuando llegaron fuerzas del ministerio a combatir a los culpables, pero ya era tarde dos cuerpos inertes se hallaban al lado de una mujer que pedía socorro, habían matado a dos de sus hijos que trataban de defender la vida de su madre y el tesoro familiar.
- ¿Qué habrán querido robar?- preguntó Lupin intrigado.
-No lo sé…de todas formas ya no creo que importe pues lo han logrado- le respondió Colagusano distraído, mientras comía sus cereales.
-Claro que importa… -exclamó Lupin molesto - si saben lo que Voldemort está buscando, entonces pueden prever lo que está haciendo y detenerlo.
- Excelente deducción Lunático, ni yo mismo lo hubiese dicho mejor- Lo felicitó Sirius. -Lamentablemente en estos momentos ya no podemos hacer nada, quizás averiguar… -Miro a James que observaba el vacío puesto de Lily con desilusión ¿Qué te sucede Cornamenta?- cambió de tema rotundamente -Ni siquiera te has interesado en la noticia…
-Perdón…-dijo desatento mientras se reincorporaba a la conversación de sus amigos. -¿Qué decían acerca de la noticia?
-Aún está nervioso por lo de anoche -bromeó Sirius, pero James le lanzó una mirada asesina.
-¿Qué ha sucedido?- preguntó Colagusano pícaramente.
- Nada que os interese -repuso Lunático.
Durante las clases de transformaciones James, no se pudo concentrar, aunque había logrado sus hechizos de transformación de objetos grandes recibiendo aplausos de parte de la profesora McGonadall, no se hallaba satisfecho. Lily, misteriosamente no había asistido a las clases, lo que lo preocupo. Sirius quien percibía la inquietud de su amigo se mantuvo en silencio hasta terminar la clase, no por que no quisiera interrumpirla, al contrario necesitaba respuestas de James con urgencia, tenía la ligera sospecha de que James al fin había logrado algo con Lily, sin embargo cuando llegó la noche anterior con una sonrisa que rebozaba felicidad se quedó en silencio sin decir palabra.
-¿Me dirás lo que pasa Cornamenta? o te quedarás en silencio todo el día esperando a que aparezca Evans.
-Perdón… -dijo sonriendo- Lo que sucede es que…- vaciló- Es que bueno, yo…nosotros ayer…
-Vamos Cornamenta me estás poniendo impaciente, dilo de una vez -Lo apresuró Sirius.
- Vale Canuto…Lily y yo no besamos.
Sirius abrió sus ojos en una expresión que James no supo si eran de horror o de asombro, hasta que no dejo escapar una sonora carcajada, pudo sentirse aliviado.
-¡Felicidades Cornamenta! -chilló Sirius- Eso si que es una buena noticia, pero dime…-Observó a James con una mirada indagadora -¿Qué harán ahora?
-No lo sé, supongo que hablar, salir juntos…- lanzó un largo suspiró y meneó su cabeza de un lado a otro en forma de negación -Realmente no comprendo porque todos es más difícil con Lily, antes hubiera actuado seguro, sin embargo ahora me siento como un estúpido…
-¡Que va Cornamenta! - Lo espetó Sirius- Ve donde ella dile lo que sucede…
- Ayer se lo he dicho -confesó.
-¿Y cómo¿Qué?- esta vez Canuto titubeaba. -¿Y qué te ha dicho Lily? Bueno supongo que si no fuera así no te hubiera besado…-balanceo su cabeza -¡Qué tonta pregunta¡Ve donde Lily Cornamenta!- lo animó
- Pero no sé donde se encuentra, quizás me este evitando…Tal vez esté arrepentida, estoy seguro que ese pastel tenía algo…-dijo deprimido.
-Vale…no lo creo -dijo Sirius- No pierdes nada, quizás discutan igual que siempre…
-Tienes razón. -se decidió- Voy a buscarla.
Corrió por los pasillos y se lanzó escaleras a bajo a toda velocidad, en su mente mil reflexiones que había tenido la noche anterior rondaban confundiéndolo, incluso obligándolo a detenerse y pensar bien lo que hacía, pero no pudo, en cambio acelero aun más su paso tropezando con cuanta persona se pusiera en frente.
Salió hacia el patio principal y descendió por el camino más corto hacia el lago, en donde sabría que se encontraría con Lily sentada en la orilla en las rocas que utilizaba para apoyar sus libros. Camino rápidamente por la arenilla, tratando de disimular su ansiedad y la vio, estaba junto a Alice, pero ese pequeño detalle no lo detendría así que se acerco.
- Haz faltado a muchas clases hoy Evans- dijo con el tono que acostumbraba a utilizar con Lily, grave y maduro.
Alice que lo vio aparecer, se puso de pie rápidamente y se alejo de ellos excusándose con sus deberes de pociones. Lily que pedía a gritos silenciosos que no se alejara, levanto la cabeza con su rostro turbado por el nerviosismo y lo saludo.
-Hola Potter -dijo con timidez.- Yo…-se apresuró a hablar atolondradamente para evitar el molesto silencio que acostumbraba a interrumpir sus conversaciones. Yo… me he sentido un poco mal esta mañana y por eso no he asistido a clases…
- Me lo imaginaba -repuso tranquilo -Nunca faltas.
Callaron unos minutos y observaron el lago sin atreverse a mirar el rostro del otro. El libro que Lily tenía en sus manos cada vez se hacia más pesado, así que lo dejo sobre la roca y decidida, como si se hubiese sacado un peso de encima se sinceró.
-Ayer lo pase muy bien- James se volteó rápidamente y se quedo viendo los ojos de Lily Y…bueno tu sabes…nos…nosotros no besamos -esto último lo dijo rápidamente para no arrepentirse.
- A…sí…- titubeo James- Nos hemos besado, de eso mismo quería hablar.
Todo en el interior de Lily dio un violento vuelco, trató de pararse y marcharse hacia el castillo para evitar que James le diera una estúpida explicación, pero sus piernas no respondían.
-Me he estado preguntando -continuó James luego de unos segundos -Si es verdad lo que has dicho que yo…bueno...Te...te…
-Si admitió Lily, extrañada por su nueva sinceridad.
- Yo también aseguró.
Rápidamente James desordeno su cabello y con su mano libre tocó la de Lily, que tiritó. Ambos se quedaron viendo asombrados, tal como la noche anterior, y nuevamente se besaron. Esta vez en presencia de varios testigos que contemplaban la escena.
Efectivamente Lily Evans y James Potter ya eran novios.
