Estimados/das/des, lamento robar un poco de su valioso tiempo desde el comienzo, pero por experiencia propia se que los textos tienen mayor chance de ser leídos si se ponen antes de empezar que al final, prometo que voy a ponerlos al final a partir del próximo cápitulo, pero mientras tanto lean esto para evitarse leer algo que les disguste.

Primeramente decirles que esta historia no es nada parecida a lo que tenía en mi cabeza, supongo que esa idea queda descartada hasta que termine esta historia. La cuestión es que es mi PRIMER NOVELA, por lo tanto encontrarán millones de fallas, no tengo problema con las CRITICAS CONSTRUCTIVAS, pero si no quieren ver un discurso de odio en cada final de capitulo, de entrada, te invito a que te retires y te ahorres de leer este mamarracho.

Esclarecida la cuestión les quiero contar que la historia no esta toda escrita, pero la tengo bastante avanzada y con perspectiva de que sean pocos capítulos para terminarla rápido, así que la historia va rápido no se sorprendan de eso. Si bien intento establecer periodos de tiempo para que no sea "se conocieron se besaron, el se le declaro, fin" si va a ser algo corto, algo que me obliga a avanzar en hechos.

Cualquier duda o consulta voy a estar contestando sus mensajes, espero simplemente que les guste.

Gracias de antemano.

Lu.

Capitulo 1

Lo que hacía Bulma en el medio del universo ya carecía de sentido. Vagando para conseguir una aventura que jamás iba a llegar, rasqueteando por un poco de acción en su vida carente de peligro era algo que ya no tenía la misma emoción que a sus 18. Y con esto no quiero decir que busca volver a su monótona aburrida en la tierra, eso es lo que la hace suspirar de hastió, no puede permitir que su vida acabe como la multimillonaria científica casada con un jugador de beisbol, y no porque no amase a su novio… bueno en parte es porque ya no lo ama, al menos no como lo hacía. Es más profundo que Yamcha su problema, simplemente no puede aceptar que su vida termine tal y como su madre la imagino.

Dejar a sus amigos y familia atrás con la excusa de buscar nuevos materiales para sus inventos fue la excusa perfecta, pero ahora habían pasado los meses y nada de lo que había conocido superaba sus aventuras con Goku. Bulma no puede evitar volver a suspirar cuando piensa en su amigo, sin dudas aquel pequeño que había conocido se convirtió en el hombre más hermoso que vio alguna vez. La impresión de verlo llegar al torneo todavía no se le iba, y algunas veces lograba sonrojarse con aquel recuerdo. Goku era bello e ingenuo en partes iguales, demasiado ingenuo para su gusto, sin dudas era de aquellos hombres que le sacaban el aliento por su apariencia, pero nunca podría estar con alguien que no le representara un reto mental.

Yamcha había sido la piedra de su zapato durante mucho tiempo, tanto tiempo que ya no recordaba cómo era la Bulma anterior a él, pero algo había cambiado. Los dos había cambiado. Él ya no era este tímido chico del desierto que se escondía para no hablarle por se tan bonita, al contrario, ahora, como super estrella del beisbol, le llovían chicas y según él había aprendido a manejarlas. En cuanto a ella, simplemente se apagó, dejo de salir a conocer el mundo y se convirtió en la sucesora de su padre, y cuando se quiso dar cuenta estaba comprometida, de CEO de la empresa tecnológica más grande del mundo y sin expectativas de realizar algún acto impulsivo que su corazón dictaminase. Todo lo que Bunny siempre soñó.

Todos estos acontecimientos la trajeron a donde esta hoy, viajando por el espacio sola en busca de alguna aventura que merezca la pena, algo que le recuerde el por qué de vivir. Esperaba encontrar en el espacio aquellas respuestas que en su mente rondaban, algo que la inspire, que le haga correr esa electricidad que solía contagiar. Pero sus 18 habían pasado, y hoy con 30 años ni los misterios del universo le parecían tan alucinantes.

Puede que la decepción de volver a casa derrotada a cumplir con su destino fuese lo que la haya hecho encontrar tan interesante al Príncipe. Pero es que Vegeta había demostrado ser una caja de sorpresas. Arrogante como pocos, terco como ninguno, pero dueño de una retórica envidiable, unos modales intachables y puede que un poco guapo. A quien quiero engañar, demasiado guapo como para tener humildad.

Bulma lo había rescatado hace 2 días de su nave que viajaba a la deriva en el espacio, al parecer una falla técnica había dejado vagando por universo sin ton ni son. Bulma había resultado una especie de príncipe Azul para Vegeta, o al menos eso se decía ella en su cerebro.

Con el príncipe todo fue calamitoso desde el primer segundo, la barrera idiomática se resolvió con la lengua alienígena universal, el rescate de la nave se determino abandonarla para no generar un peso extra tan grande que comprometa utilizar más combustible del necesario y los modos del príncipe era algo que todavía estaban tratando.

Fue caótico desde que entró en la nave. Vegeta era el Principe de todos los Sayayines, "la raza más fuerte de todo el maldito universo humana, no lo olvides" diría él. El problema empezó cuando Vegeta, en lugar de pedir, empezó a demandar, y Bulma podía ser muchas cosas, pero esclava no era una de ellas. La guerra de egos había empezado entre los dos un minuto después de conocerse, y si bien Bulma termino accediendo a llevarlo a su planeta, Vegeta termino con un gran dolor de cabeza.

Jamás creyó conocer a alguien tan exasperante. Desconocía totalmente a la raza humana, siquiera sabía que existía el cuadrante donde la Tierra se encontraba. Tampoco lo sorprendió tanto, la humana era patética, débil, exasperante, chillona y sin sentido del peligro. Pudo haberla matado millones de veces en las 48 horas que llevaba encerrado con la científica, pero había resultado ser útil en el campo de la ciencia, y si tenía que sincerarse consigo no era una imagen desagradable de ver.

-¿Dónde estás? maldito mono infeliz – Justo a tiempo pensó Vegeta sonriendo viendo entrar a Bulma por la puerta de su habitación envuelta en una toalla blanca. – ¿Cómo hay que pedirte las cosas Vegeta? Usaste toda el agua en tu baño anterior idiota. Otra vez me quede a medio bañar.

-Deberías hacer un tanque más eficiente. No es mi culpa que tus inventos no alcancen a cumplir mis expectativas.

-Mira Vegeta, te lo digo por última vez – Dijo Bulma acercándose a Vegeta- El tanque tarda 2 horas en cargar el agua y tiene suficiente agua para un baño de 10 minutos cada uno, si queres bañarte durante 4 horas espera a llegar a tu maldito planeta, porque la próxima vez que me dejes sin agua te cierro el baño y te vas a tener que mojar con el agua de la pileta de la cocina. No juegues conmigo Mono.

Vegeta había descubierto que disfrutaba de hacer enojar a Bulma, y no perdía oportunidad en hacerlo. Desde el desayuno comiendo todos los cereales ricos, pasando por el agua del baño y terminando en criticar el invento del día en el cual este trabajando. Bulma era una mujer explosiva en muchos sentidos, y en casi todos lo hacía sonreír al Principe, y no es como que sus risas fueran conocidas en el universo, al contrario, era una de las principales amenazas de exterminio planetario, temido en casi cada rincón del universo, y esta humana le hablaba como si él fuese un ser inferior, se enojaba por cosas insignificantes y peleaba con garras, dientes y comentarios mordaces para hacerlo sentir menos. Bulma había captado su atención desde que lo rescato.

Todavía le costaba entender que hacía sola en el medio del universo, con los peligros que eso significaba, tratando de buscar una "aventura". Estaba francamente impresionado de conocer a alguien con tan poco sentido de subsistencia. Para ser claros, el mismo era un peligro del universo, había matado a cientos de miles, había destruido planteas enteros con su civilización él solo, y ni él, siendo la criatura más fuerte del universo se movía sin avisar en su planeta donde estaría.

Bulma era el mayor enigma que se le había presentado, porque sumado a todo esto era inteligente, no en cuanto a vagar sola por el universo, eso ya lo establecimos. Si no en cuanto a invenciones. Le había mostrado las capsulas de almacenaje portátiles, un par de aparatos que facilitarían la vida diaria de la armada de su planeta. También le había mostrado algunos robots que había en la nave, unos planos de energías alternas para modificaciones en las naves y para sumarle a la locura de su mente estaba analizando su traje para poder realizar mejoras en la tela.

Linda, inteligente y peligrosa. Vegeta jamás lo admitiría en voz alta pero Bulma era peligrosa para él.

Estaba en vísperas de su cumpleaños 33, edad en la cual sería coronado, el planeta entero estaba feliz de tener a Vegeta como próximo Rey, a sus 25 años había derrotado al tirano de Freezer consiguiendo convertirse en el aclamado Super Sayayin, era la persona más fuerte de todo el universo, todos les temían y respetaban en el cosmos, pero alguien había intentado matarlo de la manera más cobarde que se imaginó. Aquella falla en su nave no fue casualidad, llevaba años con la misma esfera, la conocía lo suficiente como para saber que aquello fue intencional. Algún idiota lo había querido matar dejándolo abandonado y a la deriva, una manera humillante de morir y una manera humillante de matar.

Así es como aparece Bulma, y aunque le pese, lo salva.

-Podrías vivir en un planeta un poco más cercano – Dijo Bulma cuando escucho la puerta de la nave cerrarse. – Todavía quedan 11 días para llegar a tu mendigo planeta, espero que al menos será hermoso y tenga cosas para conocer antes de que me tenga que volver a La Tierra.

-¿No se le puede aumentar la velocidad a este cacharro?

-No. Y no es un cacharro – Bulma acaricio su nave y empezó a susurrarle palabras a su nave- Ahora bien, no me dijiste ¿Es lindo tu planeta?

Vegeta se quedo observándola, cada vez que ella le pedía que defina si algo es lindo o feo él hacía agua en su cerebro. Para él las cosas eran prácticas, imprácticas, cómodas, incomodas y follables o no follables como una categoría especial. Ejemplo, Bulma era una persona práctica, incomoda y follable sin dudas. Practica porque era resolutiva, incomoda porque necesitaba darle un significado a todo y llenar todos los espacios de silencio y follable punto.

-Mujer no pienso volver a explicarte que no entiendo que significa "lindo" – Dijo Vegeta sentándose en el asiento mientras miraba la nada del espacio. – Es un planeta y ya.

-Eres el ser más antipático con el que tuve la desgracia de tratar. – Dijo Bulma bufando.

-Lo mismo digo mujer – Y no pudo evitar sonreír de lado.

-Sabes Vegeta, cualquier hombre moriría por viajar al lado de una dama tan hermosa…

-Ahórratelo – La interrumpió – Llevamos 2 días juntos y ya te dijiste 19 veces que sos hermosa, aunque lo días 100 veces no vas a volverte hermosa. Solamente dime cuando vamos a parar a recargar combustible, necesito encontrar un comunicador para avisar que estoy vivo.

-El Principe de los monos no puede morir tan fácilmente Vegeta. ¿Nunca escuchaste la frase yerba mala no muerte? – El príncipe solamente giro sus ojos – En 8 días paramos en un planeta que, según mis registros, puede abastecernos lo suficiente para no tener que volver a parar, así que intenta pasar los próximos 8 días sin suicidarte.

-Créeme mujer, si alguien va a morir acá no seré yo. - Y Bulma lo vio sonreír.

La peliazul estaba encantada con su pasajero. Desde su asiento se puso a inspeccionarlo, Vegeta era morocho con el pelo en forma de llama, se lo veía macizo, como un objeto inamovible, con más músculos de los que podía imagina, todavía se le hacía agua la boca cuando lo recordaba entrando si remera. Pero realmente no era su físico lo que la tenía intrigada, era lo que decía y como lo decía lo que más le gustaba de Vegeta. Intercambiaban 20 oraciones al día, pero en todos le ponía atención, y lo mejor de todo era que la entendía. Hablar de ciencia siempre había sido algo de su padre y ella, nadie más podía entender a esas dos mentes trabajando. Hablar con Vegeta fue revelador, alguien la seguía con sus locos inventos, y si bien no opinaba mucho, hacía siempre alguna observación brillante. Pero cuando peleaban era cuando más disfrutaba ver a Vegeta, su mirada, su temple y su voz cambiaban, esperando responder el ataque de la misma manera o más fuerte que ella, listo para entrar en una pelea de respuestas irónicas.

Sin dudas le gustaba Vegeta, y sin quererlo, Bulma encontró una misión distinta a la que fue a buscar. Sabía que no se volverían a ver, él era príncipe en un planeta a 17 días de la tierra, y ella estaba a punto de casarse con Yamcha. La noche anterior lo había pesando mucho, ella era hermosa y una aventura con Vegeta no significaría nada, quedaría entre los dos, ella tendría su tan ansiada aventura, volvería, se casaría y tendría una gran historia para contar algún día.

Había decidido empezar a acercarse a Vegeta, Bulma Bielf no era una entregada, pero desconocía las reglas alienígenas para establecer "contacto". Siendo sinceros no sabía como hacerlo en la tierra tampoco, los hombres la buscaban no ella, pero no tenía tiempo para hacerse la exquisita, tenía 9 días antes de retornar a la tierra, si quería que algo pasase con Vegeta tenía que ponerse manos a la obra.

Hasta acá el primer capitulo, espero que lo hayan disfrutado.