Le miró a los ojos y notó que algo había cambiado en ese tiempo. Que no era solamente "el-niño-que-vivió", ni su mayor enemigo. En realidad era solo un chaval de diecisiete años que estaba tan asustado como él, que se había dejado llevar por las circunstancias.
Alargó la mano y rozó su mejilla; estaba helada, y tenía un color sonrosado.
-Potter… -tartamudeó. Hacía muchísimo frío.
Harry bajó la mirada porque comprendió lo que sentía el mortífago en ese momento. Porque era exactamente lo que pensaba él, y solo pudo colocar su propia mano sobre la de Draco para prolongar ese efímero contacto un instante más. Tenía miedo de perderle para siempre. Pues sabía que, a partir de ahí, todo era irreconciliable. Y no era algo que ellos mismos tuvieran que decidir… sino que dependían de los demás. Dependían de lo que los demás tuvieran preparado para ellos. Porque habían asumido hacía tiempo que su vida dejó de pertenecerles en el momento en el que aceptaron obedecer por primera vez. Salirse de la corriente no sólo sería difícil, sino más bien imposible.
Draco no pudo más, y se acercó. Juntó sus caras, y se sostuvieron las miradas, solo un instante, un justificante para poder acariciar sus labios, para poder probar el veneno que una vez le había consumido de odio, pero que, ahora… ahora era una droga demasiado dulce, una sustancia prohibida, una poción capaz de devolverle todo el calor a su débil cuerpo.
Y sin quererlo, sin darse cuenta, sus cuerpos también se aproximaron, y sus pechos se juntaron, y sus brazos se entrelazaron en el pelo y alrededor de los hombros, por si a alguno de los dos se le ocurría escapar, aunque eso resultara totalmente inverosímil.
Y los besos se hicieron más profundos, y a la vez más dulces. Quizá incluso, fuera la última vez que se veían… vivos… pero no necesitaban nada más. No necesitaban ir más allá, porque la sensación en ese momento era de miedo, y lo único que querían era sentirse el uno del otro, por siempre, aunque fuera una mentira, porque en realidad solo duraría un instante más. Un instante que harían eterno si hacía falta.
Pero el instante acabó. Lo supieron porque el viento cambió, y se hizo más cálido, y traía el olor del humo. Y entonces se separaron, sin apartar la mirada. Y comprendieron que sería imposible seguir viviendo sabiendo que la persona a la que más amaban en el mundo le correspondía, pero que estaba demasiado lejos de ellos.
Oyeron la voz de alguien que llamaba a uno de los dos, y, sin mediar palabra, ambos se dieron la vuelta.
Habían comprendido lo esencial, pero ahora era demasiado tarde. De esa guerra, ninguno saldría ganando.
El día en que todo había empezado amaneció claro y frío. Los caminos estaban helados, y ningún hechizo fue capaz de calentar los pasillos de Hogwarts. En las clases, los alumnos llevaban la bufanda y el abrigo, y no dejaban de tiritar, mientras los profesores se desesperaban, pues no entendían qué pasaba para que el frío se colara de esa manera entre las gruesas piedras de los muros del castillo, cuando nunca lo había hecho.
A media mañana el clima comenzó a mejorar ligeramente, y, ya por la tarde, empezó a nevar. Grandes copos de nieve que cubrieron todo enseguida, y, a la hora de cenar, todo estaba ya blanco.
Hermione se estaba acurrucada junto al fuego con un libro en el regazo, para variar, pero fruncía el ceño constantemente, hasta que Ron se le acercó y, casi encima de ella, le preguntó:
-¿Qué buscas?
Ella se sobresaltó y le dirigió una mirada de odio.
-¿No te parece un poco extraño que nieve en Noviembre?
-Bueno… estamos a mediados de Otoño, ¿no? ¿Qué quieres encontrar?
-No lo sé. Pero estoy convencida de tiene que ser algo mágico. Es físicamente imposible que el tiempo cambie tan de golpe. La semana pasada hacía un sol tremendo. Me niego a creer que es normal.
Ron se encogió de hombros.
-Los profesores no le han dado importancia.
-Eso que tú sepas. –le recriminó Hermione.
-Deja de pretender saberlo todo. No vas a arreglar nada así.
-Al menos quiero hacer algo útil, no como otros, y no me refiero a ti…
-Las cosas a la cara, guapa.
-Eso es lo que hago, eres un vago, aún no entiendo cómo has conseguido llegar hasta aquí.
-Me niego a seguir con esta conversación absurda.
-Eso es, sal corriendo como haces siempre.
-¡Queréis dejar de discutir ya! Me levantáis dolor de cabeza.
Ellos lo miraron un poco asustados.
-Es… ¿es la cicatriz? –inquirió Ron en voz baja.
-No, solo vuestros gritos.
No entendía porqué después de seis años discutiendo no se habían matado el uno al otro ni se habían besado. Le parecía un poco absurda la relación amor-odio que tenían.
Pero en ese momento, no tenía humor para soportarlos. Snape le había vuelto a mandar doble ración de deberes de los difíciles, para no perder la costumbre por volver a pelearse con Malfoy ¿a alguien le extraña? y con sus dos amigos gritándose a su lado, Hermione demasiado concentrada en tonterías como para ayudarle, y ese maldito dolor de cabeza, iba a ser imposible acabarlos para el día siguiente.
Así que decidió sacrificar cinco puntos de Griffindor y marcharse a la cama. No dijo ni siquiera buenas noches, estaba bastante molesto con todos; solamente subió, se puso el pijama, y se metió en la cama, bien calentito.
Debían de ser las cuatro de la mañana cuando aquel ser lo despertó.
-¡Señor Potter! –musitaba. –Señor Potter, ¡despierte, por favor!
Harry se incorporó adormilado. Acostumbrado a las visitas nocturnas de Dobby, ni siquiera se sobresaltó. Aquella voz grave y áspera hablaba un inglés con un fortísimo acento alemán.
-¿Se puede saber quién eres?
-No hay tiempo, señor Potter. ¡Tiene que hablar con ella!
-¿Y quién se supone que es ella? –se colocó las gafas lentamente.
-Ella… quiere hablar con usted, señor Potter. Es sobre Voldemort. El señor oscuro trama algo, y ella viene a prevenirlo.
Los ojos de Harry se abrieron desmesuradamente.
-¿Qué está pasando?
-Ella, señor. Ella lo explicará.
Esto se sitúa en un hipotético sexto año en Hogwarts, a pesar de que el libro esté escrito y publicado y todos sepamos que no es así.
El argumento se va a basar en otro fic que tengo, de Shaman King, pero he decidido aprovecharlo y adaptarlo, así que si alguien, por un casual, ya lo ha leído, es posible que le suene, aunque en realidad tendrás sus diferencias fundamentales.
Es mi primer fic de Harry Potter, espero que os haya gustado este primer capítulo.
