MONDES À PART

CAPITULO 7: PROBLEMAS

Se las haría pagar a Mandy. Y tanto que lo haría. Vale que se llevaran mal, por no decir fatal, pero definitivamente se había pasado. Y mucho.

- Mandrágora en polvo!

La estatua giró sobre si misma y le dejó paso hacia la sala común de Ravenclaw.

- Marietta! Que haces así...?

Ella se giró al instante y casi se desmaya al ver allí a Roger plantado de pie delante de la chimenea que crepitaba. La sala estaba ya vacía, y ella se enfadó por la costumbre del muchacho de quedarse hasta tarde allí.

- Pues...yo...

Se miró a si misma. Llevaba una minifalda de cuero negro que un poco mas y se le veía el tanga rosa, un top escotado de color rojo y unos zapatos de tacón de aguja. Seguro que parecía una...

- Ha sido Mandy Blucklehurst!-dijo ella extasiada.- Estamos un poco picadas y mientras me duchaba me cambió la ropa! Te lo juro!

- Ajá...-dijo él, mirándole las piernas, y Marietta se sonrojó.

- De verdad! Y que estas mirando?

- Nada. Lo guapa que estas.

- No intentes conquistarme!- gritó ella.

- Te he dicho que enfadada y con esa ropa...estas muy sexy?

Marietta enmudeció de pronto.

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- Vaya. Creo que es costumbre encontrarnos.

- Es el destino.- se encogió de hombros él.

- Que haces sentado en el suelo?

- Pensar.

Ella se sentó junto a él. A su lado, el cuadro que llevaba a las cocinas se movió y pudo oler un montón de manjares.

- Que te pasa?- preguntó decidida a no hacer caso de su voz interior que le indicaba que se lanzara hacia las cocinas.

- Nada. No intentes comprenderme.

- Porque? Yo también he tenido problemas.

- Lárgate Weasley.

Estuvo tentada a hacerlo, pero tenia una expresión de preocupación tan inusual que no fue capaz de dejarlo solo.

- Venga, cuentamelo. Talvez pueda ayudarte.

- Te aseguro que no.- dijo él.

- Venga, yo te escucho sin decir nada.-suspiró Ginny, y puso una de sus manos en las pálidas de él, que tembló y por fin la miró a los ojos.

Dudó un poco, pero enseguida empezó a hablar.

- Tu sabes que mi padre es un mortifago.- Ginny asintió.- Pues resulta que quiere que me haga mortifago, que sirva a su señor y...

-Y tu no quieres.-concluyó Ginny, y sintió un afecto tan grande por él que quiso abrazarlo.

-Yo... nunca he dicho nada en contra de que mi padre sea uno de ellos, porque me han criado así, pero de eso, a hacerme sirviente y esclavo del Dark Lord...

- Haces bien.- sentenció Ginny.- dile a tu padre que no quieres.

- No conoces a mi padre.-murmuró él.-No lo comprendería, me echaría de casa, me mataría!

Ginny se mordió el labio inferior, intentando encontrar alguna solución. Y, mientras Ginny se exprimia el cerebro, sin darse cuenta, unos labios se toparon con los suyos. Ella abrió mucho los ojos y pudo comprobar que era Draco. Ésta vez besaba diferente, como si realmente le gustara, y no como lo había hecho en el puente. En seguida se separaron.

- Gra-gracias por todo.- dijo él.- Tengo que irme.

Y se fue corriendo por el pasillo de enfrente.

- Necesito azúcar.-murmuró Ginny exaltada alargando la mano para hacerle cosquillas a la pera.

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- Ya falta poco para el baile.-comentó ella.

- Ya.

- Ojalá Draco me pediera para ir.

- Y me dejarias tirado por él?

Pansy lo miró de reojo.

- Tranquilo, te conseguiria una pareja.

- No necesito que me arregles una cita, Parkinson.- repuso él, andando mas de prisa. Pansy abrió los ojos al máximo y se quedó mirándolo.

- Te has enfadado? Vamos Blaisi, no te enfades.

- No me llames así, lo odio.

- Vale, pero no te enfades.

Él suspiró. No había nada que hacer contra ella.

- Está bien...

- Bésame.

- Que?

- Que me beses, de prisa.

Blaise entendió y la cogió por el mentón, juntando sus labios mientras un Malfoy demasiado apresurado para mirarlos les pasaba por al lado.

- Ni se ha dado cuenta.- remugó ella.- Buff...

- Porque no dejas ya de seguirlo? No te hará caso nunca. No tiene celos.- apuntó Blaise mientras seguía caminando.

- Cielo, yo he nacido para casarme con Draco Malfoy. Me lo dice el corazón. Solo con él tendré todo lo que quiero. Y para eso necesito que se enamore de mi.- dijo ella con un dedo en alto.

- Eso significa que no te gusta, solo te conviene, no?

Pansy suspiró.

- Por desgracia, le quiero. Le amo desde la primera palabra que me dijo.

- Cual fue?- preguntó él arrugando la frente.

- Apartate.- murmuró ella.

- Que romántico.

Pansy se encogió de hombros.

- Le has provocado, te has rebajado y has sido amable, hasta le has puesto el culo en sus narices, y nada!- dijo él agobiado.

- Con lo del culo casi lo consigo, vi como se ponia rojo.- dijo Pansy muy altiva.

- Rojo de risa de ver como te rebajabas a tirarte por el suelo haciendo ver que coges un boli solo para que te mire.

Ella se paró de sopetón con ojos tristes, y Blaise se sintió rastrero.

- Porque estas tan decidido a hundirme?- susurró ella.

Era el momento de hacerla entrar en razón.

- Porque eres guapísima, tienes unas piernas preciosas, un culo bonito y eres la mejor persona que he tenido el placer de conocer. Y te mereces algo mas que ir babeando por uno que no te hace ni caso.

Se quedaron en silencio total, mirándose fijamente. Blaise se sorprendió al poder apreciar una sonrisa tímida en su cara, cosa que no había visto nunca en ella.

De repente, Pansy se acercó y lo cogió del mentón para darle un tierno beso que duró unos segundos y luego se giró para marcharse, con su pelo negro ondeando.

- Nos vemos mañana.- dijo, levantando una mano y mirándolo por encima del hombro.

Blaise miró hacia atras, esperando ver a Malfoy al fondo del pasillo. Pero todo estaba desierto. Confundido, se giró para llamar a Pansy, pero ya había desaparecido por la escalera.

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Y otra vez la sala de la necesidad. Si que era una necesidad, si.

El cuadro de Dorothy Baker la miró escandalizada y se fue por el marco. Susan pensó, mientras Ernie le besaba el cuello y se sentia en el cielo, que porqué estaba ese cuadro ahí. Estaba claro que esa sala se la había imaginado Ernie, toda en absoluto, sino no habría sido así. Porque diablos Ernie había imaginado un cuadro de una bruja fisgona?

Eso era el colmo. Con tal de no pensar en lo que le hacía a su amiga ni sentir esa roca inmensa en su estomago, pensaba incluso en la decoración que había en la mente del Hufflepuff. Increible.

Cuando ya tocaron las 8 y media en el reloj de arena que había allí, Ernie dejó de besarla y la miró fijamente.

- Ya es hora de irnos.

Susan asintió mientras se abrochaba la camisa y se pasaba una mano por el pelo. Adoraba los besos de Ernie, eran como de poeta, y a la vez sabia que eran prohibidos. Cada dia se sulfuraba por ello. Porque no podia gritar que los besos del Huffie eran suyos? Porque no podia admitir que lo queria sin sentirse culpable?

Ernie sujetaba la puerta esperando a que la chica pasara. Cuando la puerta de la sala hubo desaparecido, los dos anduvieron cortadamente hasta el final del pasillo.

- Pata de Comadreja!- murmuró Susan, el cuadro se movió.

La sala común amarilla estaba vacia, pese a que el fuego crepitaba aún. Todos devian estar cenando.

- Me voy a la cama.- dijo Ernie, sonriendole de forma dulce. Sintió que se derretía.

- Buenas noches.- siguió ella.

McMillan miró hacia el retrato para verificar que estaba cerrado y le dio un tierno beso en los labios. Adoraba que hiciera eso.

Un estruendoso ruido de porcelana rota les sacó de su mundo perfecto. Miraron hacia la escalera de donde había procedido el ruido. Se les heló el corazón.

Hannah estaba de pie, los ojos exageradamente abiertos, con las manos en forma de estar cogiendo algo invisible y trocitos de porcelana a sus pies que antes debian ser un jarrón.

- Hannah, yo...-empezó Ernie, porque Susan se notaba la lengua trabada y un nudo en la garganta.

Hannah pareció reaccionar y, poniendose a llorar, hechó a correr hacia el dormitorio de las chicas.

- Mierda!- susurró Susan, recuperada del shock.

- La hemos cagado.- susurró Ernie.- Ffff...

- Soy una egoista!- murmuró la hufflepuff.

- Tu no eres egoista. Será mejor dejarla hoy. Me muero de sueño.

- Pero...

- Si quieres habla tu.- se encogió de hombros Ernie.

Susan comenzó a subir las escaleras del dormitorio de las chicas despues de haberse despedido de Ernie. Subió muy poco a poco para darle tiempo a Hannah de hacerse la dormida si queria; no pensaba obligarla a nada.

"Lo que pasa es que no quieres afrontarte a ello" le dijo una voz interior. Por que negarlo?

Y, en efecto, mientras abria la puerta e iba hacia su cama, oyó unos finjidos ronquidos cortados por sollozos que Hannah no podía ahogar.

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Genial, las once y diez. Llegaba MUY tarde a Transfiguración. Y no era que McGonagall fuera una perdonavidas. 5 puntos perdía fijo.

Repentinamente un brazo salió de una aula en desuso y la arrastró por la muñeca hacia el interior. Ginny, asustada, se llevó la mano al bolsillo de la túnica y sacó la varita.

- Lumos!

La tenue luz iluminó el rostro afilado y palido de Draco Malfoy, que la observaba con fijeza.

- Que tal, Weasley?

Ginny suspiró y se sonrojó al recordar lo que había pasado la noche anterior.

- Que pasa?- preguntó ella inocentemente.

- Solo queria dejarte claro que ayer no pasó nada.- dijo el Slytherin arrastrando las silabas. Yo... estaba deprimido porque la vida es una mierda y apareciste tu en ese momento... y....

- Entiendo.- dijo la pelirroja sintiendo decepción. Ahora que pensaba que lo tenía en el bote!

"Mas bien era él el que te tenia a ti" dijo una vocecilla en su cabeza, y Ginny la sacudió para quitarse esa frase de la mente, que ahora la oía con voz de pitufo.

- Bueno, solo aclararte eso... que te odio... y todo eso...

- Ya...-suspiró Ginny.- Y que tal estás?

Él alzó sus cejas rubias con sorpresa.

- Mejor...-logró articular.- pero sigo con el mismo dilema.

- Oh.

Ginny se le hacercó provocativamente intentando temtarlo.

Se hacercaron un poco más, él tambien deseoso.

Porfin, sin ningun incombeniente por parte de ambos, sus labios se juntaron en un profundo beso, pero enseguida Draco la separó unos centimetros.

- Que quede claro que te sigo odiando.

Y la volvió a besar.