Harry cerro sus ojos al tenerla entre sus brazos y, sonrió con timidez al sentir como ella subía las manos, acariciándole la espalda.
-Pensé que la idea de hacerte compañía, no te agradaba... confeso Harry abrazándola con mas fuerza.
-¿Cómo puedes pensar eso?... pregunto Hermione en un susurro... si necesito desintoxicarme de esta soledad y solo tu puedes hacerlo...
Harry se separo de ella, tomó el mentón femenino con su mano, levanto su rostro hasta la altura de sus ojos y mirándola con preocupación pregunto
-Te sientes sola?... entonces me mentiste?... no eres feliz...
-No me hagas caso Harry... ven...¿ya almorzaste?
Hermione lo arrastró hasta la cocina, pero Harry no pensaba dejar el tema
-Sincérate conmigo Hermi... le pidió él mientras ella preparaba té... la principal razón por la que regrese y quizás la única, es porque quería saber de ti... porque tus cartas se volvieron tan simples, tan monótonas...
-"Como mi vida", pensó Hermione con tristeza, sirviendo el agua hirviendo en dos tasas.
Alzo la vista y se topo con los ojos de Harry que la evaluaban y entonces reacciono a las palabras del moreno
-"Regreso para saber de mi...¿será que aun me...?".
Sonrió ampliamente y un rubor se dibujo en sus mejillas. Al notar esto Harry también sonrió y coloco su mano sobre la de ella.
-Acaso lo dudas?... pregunto él mientras le acariciaba la piel con las yemas de sus dedos... ha pasado mucho tiempo... pero para mi, es como si hubiese sido ayer...
Un escalofrió recorrió a Hermione desde la mano que Harry le acariciaba, hasta la ultima fibra de su cuerpo. Bajo la mirada y comenzó a juguetear nerviosa con la cucharilla que descansaba dentro de la azucarera.
Él fue subiendo despacio sus dedos por el antebrazo de ella, luego por su brazo, sin dejar de acariciar, hasta que se detuvo en su cuello, haciéndole suspirar. Un ruido en la ventana les hizo separarse.
Una lechuza picoteaba el cristal de la ventana. La morena se levanto y fue al encuentro del animal un poco desorientada, por las sensaciones que esa simple caricia había logrado despertar.
Leyó el pergamino que la lechuza parda traía atada a su pata y chasqueo la lengua molesta. Salió de la cocina sin decir nada, por lo que Harry se levanto de la mesa preocupado y dispuesto a seguirla; pero sus ojos se toparon con el pergamino que ella había dejado sobre la mesa, lo tomo, lo leyó, comprendiendo de inmediato la razón del repentino mal humor de la morena.
"Querida Hermione... parto en unos minutos, deja mis maletas frente a la chimenea y yo enviare por ellas... Ron".
-Ron... dijo Harry en voz alta.
Se sentó pesadamente de nuevo en la silla frente a la tasa de té. Paso las manos por sus cabellos azabaches, entrelazándolas sobre su nuca, mientras apoyaba los codos en la mesa.
-No tengo derecho... no tengo derecho... se repitió a si mismo. Parecía estar atravesando por un gran dilema.
Hermione estaba detrás de él. Se había devuelto para no dejar solo a Harry sin una explicación por su actitud. Pero al verlo y escuchar sus palabras, se quedo escondida tras la puerta, sin saber que hacer o que decir. Creía entender como se sentía su amigo, por que ella estaba envuelta en un torbellino de confusión desde el día que supo, que él, volvería.
Dejando a Harry solo, emprendió el rumbo hacia su dormitorio, sintiendo que de nuevo la rabia la inundaba. Llego a su destino y abrió el closet de un solo golpe y vio toda la ropa de su esposo colgando de sus ganchos y los zapatos acomodados sobre sus perchas.
Tomo la varita del bolsillo de su vestido y con un movimiento violento de la misma invoco un hechizo y varias maletas aparecieron sobre la cama. Luego hizo una floritura en el aire y apunto a la ropa y los zapatos, los cuales de forma rápida y precipitada se acomodaron dentro de las maletas. Luego fue al buró y de allí saco de igual manera todos los artículos personales de Ron. A medida que cada maleta se llenaba, se iba cerrando ruidosamente.
Al estar todo, absolutamente todo empacado, la puerta del dormitorio se abrió de par en par, por donde fueron saliendo ordenada y danzarinamente las maletas hasta que llegaron a la planta baja y se ubicaron frente a la chimenea
Harry estaba de pie, fuera de la cocina.
-Escuche ruidos... pensé que necesitarías ayuda... reconoció con timidez, luego sonrió y agrego... pero ya veo que me equivoque.
Hermione le dedico una sonrisa, pero no hizo ningún comentario. Harry iba agregar algo, pero al notar el numero de maletas y un brillo en los ojos de la morena, prefirió guardar silencio.
Ella tomo los polvos floo, los lanzo a la chimenea y ante la mirada atónita de Harry dijo
-Departamento de Legislación Mágica
Una llamarada verdosa nació con fuerza y por allí, la morena sin ningún tipo de inhibición comenzó a lanzar las maletas con sus propias manos.
-Hermione... pero... pero... ¿qué haces?... pregunto Harry muy asombrado ante la actitud de su amiga
-Quería sus maletas ¿no?... pues aquí las tiene... espero que no le haga falta nada durante su viaje... no quisiera que tuviera que devolverse por algún detalle... respondió Hermione con sarcasmo.
Una vez que termino y las llamas se extinguieron, la morena se limpio las manos mientras se las frotaba, como quien se deshace de la basura. Harry no sabia si reírse y preocuparse.
-Sabes Harry... tengo que ir al callejón Diagon ha hacer unas compras... ¿te gustaría acompañarme?... le sugirió sonriente, completamente ajena a lo que acaba de hacer.
-Si, por supuesto que si... confirmo él, pensando que quizás su amiga necesitaba aire fresco.
Caminando de tienda en tienda, Hermione luego de horas de búsqueda, había conseguido lo que necesitaba, mientras Harry estaba distraído conociendo algunos nuevos artículos en la tienda de quiddicth.
-Creo que me quedare con los precios que ofrece la señora Walcock... le informo Hermione acercándose a él, mientras miraba absorto una especie de esponja autoinflable que se adaptada a la escoba, y según ofrecía evitar algún accidente, si se perdía el equilibrio de forma imprevista.
-Esa no fue la primera tienda a la que entraste... pregunto confundo Harry mientras detallaba el precio de la esponja.
-Si... pero hoy en día, hay que ver otras oportunidades... a veces los precios varían un montón... le explico Hermione.
-Bueno si tu lo dices... dijo Harry encogiéndose de hombros... entonces vamos...
Harry dejo el articulo sobre la repisa donde era exhibido e hizo ademán de acompañar a Hermione.
-Vas a venir?... pregunto Hermione sorprendida
-¡Claro!... contesto Harry como si fuera lo mas lógico del mundo... ¿acaso no quieres?
-No... es decir... por supuesto que me gustaría que me acompañes... dijo Hermione apresurada... pero pensé que estabas ocupado... yo solo venia a informarte donde me podrías conseguir...
-Ocupado?... no para nada... estoy solo curioseando... vamos... me imagino que vas a comprar media tienda y necesitaras de alguien que te lleve el carrito... sonrió él guiñándole un ojo.
Llegaron a la tienda. Era muy grande, muy parecidas a las tiendas por departamentos que hay en las zonas muggles de Londres. Solo que allí, muchos artículos estaban en constante movimiento, como maniquíes vestidos con trajes de dama que se movían mostrando sus atributos. Algunos estantes mostraban rostros de mujeres hechos en cera, que constantemente cambiaban de maquillaje y de peinado, con cambios de color de cabello incluidos, dando así una idea a los clientes que se detenían a observarlos, como se verían usando tal o cual producto.
Harry siguió a Hermione por entre mostradores, clientes y vendedores, mientras su vista se perdía en unas lámparas que cambiaban de forma y de color según las ordenes que un joven le indicaba, frente a una pareja que miraba fascinado.
-Esta lámpara camaleónica es muy útil, porque puede adaptarse a cualquier estilo... explicaba el empleado, mientras le ordenaba al objeto cambiar a un estilo griego, asumiendo al instante la forma de una columna del templo del Dios Apolo...
-Verdad que son lindas... opino Hermione a espaldas de Harry
-Si son originales... reconoció el moreno... pero no creo que a ti te hagan falta...
-No... tengo suficientes lámparas que limpiar... acoto Hermione mientras enfilaba sus pasos hacia un mostrador de artículos de limpieza.
-Y por qué no contratas a alguien que te ayude?... pregunto Harry curioso... no estas cansada de tanto trabajo?
-Si lo estoy... pero Ron no lo permite... dice que no quiere a ningún extraño en la casa... le informo ella.
-Sin embargo él va estar lejos por un tiempo... le recordó Harry con una sonrisa picara... algunas cosas pueden cambiar... y yo no pienso decirle nada.
Hermione le entrego a una empleada una lista de artículos y suspiro tristemente
-No creo que el pago a una empleada de limpieza este dentro de nuestro presupuesto... reconoció ella.
-Ah, pero por eso no hay problema... dijo Harry como restándole importancia... yo puedo pagarla
-No... nada de eso... se negó Hermione
-Hay Hermione no seas tontita... no voy a quedarme en tu casa sin aportar nada... le informo él sorprendido
-Tu eres un invitado Harry... de ninguna forma voy a permitir que pagues algo o a alguien... no te estoy cobrando por tu compañía... acoto ella molesta
-Lo se... pero no me puedes impedir que ayude... y si no es económicamente, entonces será de otra forma... propuso él... puedo ayudarte a limpiar y acomodar... he vivido muchos años solo...
-Ya hablaremos de eso Harry... dijo ella tratando de evitar continuar con ese tema.
El moreno lo comprendió, pero de ninguna forma se quedaría en casa de sus amigos sin aportar ningún tipo de ayuda.
Luego de que la empleada le pidiera a Hermione su dirección para enviarle allí los productos por ella comprados, sin sobreprecio, Harry volvió a insistir
-Y entonces que me dices... ¿aceptarías contratar a alguien que te ayude?... así tendrías mas tiempo para ti...
-Harry ¿por qué insistes en eso?... pregunto Hermione sin poder molestarse con él.
-Por que tienes derecho a otra vida que no sea estar aferrada a una condición que no va contigo... razono con seriedad... ¿desde cuando no sales a un lugar nocturno?...¿desde cuando no vas a una fiesta?...¿desde cuando no disfruta de un buen espectáculo?...¿desde cuando no estrenas un nuevo vestido?... ¿desde cuando no te arreglas el cabello?
Ante aquellas preguntas de su amigo, Hermione se detuvo frente a un espejo y allí se observo por unos minutos. Luego bajo la mirada desilucionada, por lo que Harry pudiera pensar; y sin poder disimular que su amor propio acababa de recibir un duro golpe.
Conciente del efecto de sus palabras, Harry dijo con tono alegre
-Si ya terminamos aquí... me gustaría que me acompañaras a una tienda, donde vi algo que te de seguro será de tu agrado.
La tomo de la mano, salieron del local y comenzaron a caminar calle abajo. Llegaron a un local lujoso, donde varios maniquís con movimiento exhibían bonitos y costoso trajes. Entraron, y Harry vio con regocijo como Hermione miraba todo, como una niña en una tienda de dulces. Alentada por él, ella comenzó a mirar modelos, "sin compromisos", como se lo hizo saber a la tercera empleada que se acercaba amablemente.
Luego de un rato observando, Harry le sugirió
-Y que te parece aquel vestido?
Hermione se acerco a donde el moreno señalaba y se sonrió al contemplar la prenda. Era un vestido muy parecido al que usan las mujeres muggles, no muy ceñido al cuerpo, con tiras alrededor del cuello y los hombros, y con un amplio escote en la espalda, acompañado de una capa transparenté del mismo color, haciendo un magnifico juego, abrochándose con prendedores de brillantes justo sobre la cintura.
-Es hermoso... atino a decir ella mientras lo detallaba
-Y ¿por qué no te lo pruebas?... sugirió él con una sonrisa
-Pero para que... de seguro será muy costoso...
-Oh vamos Hermione... solo pruébatelo... no te van a cobrar por eso... le recordó Harry mientras llamaba a la empleada... por favor, la señora quiere probarse el traje.
Hermione se dejo llevar por la emoción del momento, y accedió a probarse el vestido, aun a sabiendas de que no lo compraría, pero quizás soñar un poco no le vendría mal.
Entro al vestidor y se coloco el vestido, quedando sorprendida de lo bien que le quedaba sobre su cuerpo. Harry llamo su atención varias veces, pero ella solo podía seguir contemplándose en él espejo, mientras su mente evocaba la ultima vez que había asistido a una fiesta con un traje como ese. Un tanto preocupados, la empleada rodó un poco la cortina del probador.
-Pero señora si le queda precioso... esta hecho a su medida... exclamo la empleada al ver a Hermione sin ninguna falsedad en su voz.
Harry se asomo ante el comentario de la joven bruja y no pudo evitar lanzar un silbido de admiración. Hermione le devolvió una sonrisa a través del espejo.
-Se lo voy a envolver con mucho cuidado, para cuando...
-No no lo envuelva... porque no me lo llevo... le informo Hermione interrumpiendo a la empleada
-Pero... pero... si yo pensé... tartamudeo la desconcertada empleada que volvía su mirada a Harry como pidiendo una explicación.
-Me lo estaba probando sin ningún tipo de compromiso... gracias... vamos Harry se nos ha hecho tarde.
Hermione salió al encuentro de la tarde que ya se había hecho noche, y espero a Harry un poco mas allá de la tienda. Pensó que quizás el moreno iba a decirle o a reclamarle algo, pero él no dijo nada. Solo la acompaño en silencio hasta el caldero chorreante.
-Quieres tomarte algo?... yo invito... le propuso con una sonrisa.
Ella accedió, tratando de sobrepasar el incidente de la tienda. Sabia que su comportamiento fue grosero con la empleada y sobretodo con Harry que solo había hecho un intento por hacerla sentir mejor, pero hacia mucho tiempo que se había hecho el propósito de no soñar con imposibles.
Mientras saboreaban una cerveza de mantequilla, Harry pregunto
-Y que piensas hacer mañana?
-Mañana?... pues tengo que limpiar el sótano para la llegada del invierno... le informo algo confundida.
-Entonces me puedes acompañar a Escocia, tengo una reunión con algunos viejos aurores... dijo mientras sorbía su bebida
-Pero Harry no me escuchaste... te dije que...
-Si te escuche... pero el invierno llega en un par de semanas... luego yo te ayudo... que tanto puede llevar limpiar un sótano... le interrumpió con tono despreocupado
-Pero Harry yo...
-No seas así... acompáñame, no quiero ir solo... irán muchos conocidos... te vas a divertir... te lo aseguro...
Hermione estaba terminando de empacar sus pertenecías de forma improvisada, sin aun estar conciente plenamente que en minutos se iba con Harry a Escocia. Solo cuando se paro al pie de la escalera con maleta en mano y vio al moreno que la esperaba en la puerta de entrada, comprendió del todo lo que estaba a punto de hacer.
-Esto no sea buena idea... las cosas apresuradas siempre tienen imprevistos... intento excusarse por décima vez.
-Si quizás sea así... pero sino vamos no lo sabremos ¿verdad?... sugirió él mientras ayudaba a Hermione con la maleta... además son solo dos días, ¿que tanto pueden cambiar las cosas en dos días?
Pero Harry no sabia cuan equivocado estaba.
Comenzaron a caminar, hasta que pasaron por la cerca y atravesaron un pequeño puente. Justo allí los espera un automóvil de color azul plomo. Había comenzado a soplar un viento frió.
El moreno abrió la puerta del carro de forma caballerosa, para que Hermione entrara. Luego guardo la maleta en la parte posterior, al lado de la suya.
-Es este tu carro?... pregunto Hermione sorprendida, una vez que Harry había puesto en marcha el motor.
-Si... le di instrucciones a Dobby para que me lo enviara... le informo él... se que no te gustan las escobas... y bueno deseche la idea de aparecernos... me pareció mejor dar un paseo.
-Y Dobby vive contigo?... siguió preguntando ella, para entablar una conversación... pensé que me dijiste que vivías solo...?
-Bueno desde hace unos dos años Dobby se mudo conmigo por su cuenta... converso Harry alegre... cuando se entero que el ministerio me enviaría de gira por todos las Escuelas de Aurores del mundo...entonces un día llego y me dijo: No es bueno que el gran Harry Potter viva solo...Dobby quiere cuidar del gran Harry Potter.
Hermione no pudo evitar reír al escuchar a Harry imitando la voz del elfo domestico.
-Y ¿cómo te ha ido?... te gusta ser tratado como el gran Auror Harry Potter?...
-No... odio que la gente me catalogue de héroe... confeso Harry algo perturbado... muy pocas personas entienden que esos tratos preferenciales me incomodan...
-Y el corazón Harry... no has dejado que alguien le de un trato preferencial a tu corazón...?
Iban por una transitada avenida londinense, sin que el trafico y los semáforos fueran un obstáculo para el auto de Harry. Éste volvió su mirada a Hermione al escuchar aquella pregunta, la única y verdadera pregunta que tenia alguna importancia valedera para la morena.
-Sabes que soy obstinado para algunas cosas... le recordó Harry... y mi corazón no se escapa a ello... hace muchos años se quedo en espera del amor que una tarde descubrió suyo...
Hermione bajo la mirada. La mano de Harry busco la suya y ella dejo que la encontrara. Sus dedos se entrelazaron entre los de él y de nuevo fijo su mirada en los ojos masculinos.
-Por eso no ha querido probar de otro sabor que no sea del néctar que saboreo aquella tarde... continuo Harry con voz suave, mientras su mirada rodaba desde los ojos de la morena, hasta su boca donde no pudo evitar detenerlos.
Lentamente se acerco a Hermione quien se saboreo los labios, ante la inminente cercanía de sus rostros. Suspiro y cerro los ojos al sentir el tibio contacto. Harry soltó el volante para atrapar la cintura de ella y atraerla mas hacia él.
Ella introdujo los dedos de su mano derecha por entre los cabellos azabache y su mano izquierda se aferró a la de Harry sobre su cintura.
Sus labios se rozaron hasta unirse en un profundo beso. Sus lenguas se tocaron hasta enlazarse para luego explorar suavemente todo a su alrededor.
El auto se abrió paso sin ninguna novedad hasta llegar a la autopista con rumbo a Escocia.
Luego de varios minutos sumidos en tan apasionada demostración de los deseos y sentimientos que aun se mantenían intactos dentro de ellos, Hermione rompió el contacto, separándose un poco. Harry abrió los ojos preocupado, pero sonrió al contemplarla aun con los ojos cerrados, respirando entrecortadamente, y con un hermoso rubor en sus mejillas, por lo que luego de echar un rápido vistazo en el camino, decidió continuar en lo que hacia segundos había estado haciendo con sumo deleite. Pero estaba vez tomo entre sus manos el rostro de ella, como para evitar que Hermione pudiera oponerse a ser besada. Sin embargo, aunque su razón le gritaba que aquello no estaba bien, que no le estaba permitido; su corazón y sus sentidos la hicieron callar rápidamente, por lo que estuvo muy dispuesta a permitirle a Harry hacer lo que el quisiera. Busco una posición mas cómoda para continuar dando y recibiendo caricias.
De nuevo sus pulmones reclamaron el oxigeno necesario. Volvieron a separarse. Harry dejo descansar su frente sobre la de ella, mientras la punta de su narices se rozaban. En un impulso Hermione mordió dulcemente el labio inferior de la boca masculina. Ante esto Harry se estremeció sin dejar de mirarla profundamente y siguiendo los deseos de su corazón le pregunto, al oído, en un susurro.
-Me permitirías conocer mas allá de tus labios?
Ella guardo silencio. Él volvió a mirarla, pero al no comprender lo que su mirada irradiaba, se separo confundido. Volvió sus manos al volante, para concentrarse en el camino, tratando de retornar a la sobriedad. Trago fuerte, al sentirse abatido y rechazado. Podía sentir la insistente mirada de Hermione sobre él, pero no se atrevía a mirarla, porque sabia que había pedido algo a lo que tal vez, jamás tendría derecho.
En efecto la morena no dejaba de mirarlo, porque su corazón latía a millón como respuesta a la propuesta de él. Sabia que no debía, pero podía, por eso buscaba las mejores palabras para contestar a la pregunta de Harry. Pero al notar su actitud comprendió que quizás la palabras estaban de más. Se acerco lentamente y comenzó a besarle el cuello con suaves roces de sus labios sobre la piel del moreno.
Él se sorprendió gratamente, aunque no quería emocionarse mas de la cuenta. Y justo cuando iba a pedir una explicación, una fuerte lluvia comenzó a caer, y una bruma oscureció el camino abruptamente.
-No parecía que fuera a llover de esta forma... comento Hermione tratando de disimular su voz entrecortada por el deseo.
-Pero no hay problema... creo que solo faltan unos minutos para llegar... y me parece que mejor será hospedaremos en un hotel muggle... le informo él... ¿estas de acuerdo?
-Como tu quieras... dijo ella acariciando el muslo masculino con el dorso de su mano
Harry no pudo evitar mirar la mano de Hermione, como para cerciorarse de que lo que sentía, realmente estaba ocurriendo, luego levanto sus ojos y se encontró con una picara sonrisa dibujada en los labios de ella, la cual era sin duda la respuesta a su pregunta.
Llegaron a Edimburgo y preso del un cegador deseo, enfilo el carro hacia el primer hotel que diviso desde la carretera. Se detuvieron frente a un trío de cabañas, de donde un muchacho salió presuroso por la puerta de la cabaña mas pequeña. Se acerco a ellos con una enorme paraguas de vivos colores. Abrió la puerta del copiloto.
-Buenas noches señora... saludo el empleado con cortesía y una sonrisa... bienvenidos
Harry salió del auto y tras unos cuantos saltos llego hasta la puerta de la cabaña que permanecía abierta. Rápidamente se le unieron el joven empleado y Hermione.
Entraron a la cabaña y fueron conducidos hasta una acogedora recepción. El ambiente estaba adornado y amueblado al estilo campestre. Una amable señora apareció desde el fondo de un pasillo.
-Buenas noches... ¿qué podemos ofrecerles para darles buen resguardo de esta torrencial lluvia?... pregunto sonriente, mientras los miraba algo intrigada por la apariencia de ambos.
-Buenas noches... quisiéramos una habitación por esta noche... pidió Harry mirando de reojo a Hermione.
-A nombre de quien la reservación?... pregunto de nuevo la señora al tiempo que fijaba su mirada en la mano derecha de Hermione, donde relucía un aro de oro sobre su dedo medio.
Harry noto aquello, por lo que introdujo sus manos en los bolsillos de su capa. Hermione trato de disimular su nerviosismo
-Harry Potter y señora... contesto él con seguridad.
-Bien... bien... como solo es por una noche, les ofreceré una habitación matrimonial no muy grande, pero muy confortable... les informo la muggle mientras anotaba los nombres en un grueso libro. Se volvió hacia un estante lleno de pequeñas casillas, donde reposaban las llaves de cada habitación y cabaña. Señalando al muchacho que aguardaba tras Harry y Hermione agrego... Jofren los acompañara... pero antes debe firmar el registro.
Harry se acerco y al sacar sus manos de los bolsillos, Hermione noto asombrada, que ahora un aro de oro adornaba el dedo medio de la mano derecha del moreno, quien sin ningún problema todo la pluma muggle que la señora le ofrecía y sobre una línea de puntos coloco su nombre.
-¡Que tengan una muy buenas noches, a pesar de las circunstancias!... les deseo la señora, mientras le entregaba la llave al joven, quien ya había colocado las dos maletas sobre una especie de carrito.
Harry paso su brazo por la cintura de Hermione. Ambos se despidieron de la muggle y siguieron al joven hasta la habitación que les había sido asignada.
A medida que se acercaban a la puerta identificada con el numero 24, la morena sentía que su corazón ya no podía latir mas rápido y que si no fuera por que Harry la sostenía, y de algún modo la empujaba un poco hacia delante, segura estaba que sus piernas no hubiesen respondido como lo hacían.
Una vez dentro de la habitación y de que el joven empleado se había marchado, ambos se miraron por unos instantes sin saber que decir, aunque estaban muy claros en lo que querían hacer.
Tratando de controlar sus nervios, Hermione miro a su alrededor. Era una habitación no tan grande, con una cama ubicada en el centro, cubierta con una colcha gruesa, bordada con motivos del campo. Varias almohadas de diferentes tamaños, haciendo juego con el color pardo del resto de la lencería, estaban reunidas unas sobre otras a la cabecera, recostadas contra el copete. A los lados, dos mesitas de noche, adornadas con lámparas en forma de casita campestre, eran la única luz que proporcionaba claridad a la penumbra. En una de las paredes se abría paso una amplia ventana de dos hojas decorada con una hermosa cortina. Unos relámpagos iluminaron los cristales.
Un ruido hizo a Hermione volverse sobre si misma. Observo a Harry mientras se despojaba de la capa y la colgaba sobre el respaldar de una silla que junto a otras cuatro se ubicaban alrededor de una mesa redonda, en una de las esquinas. Luego el moreno enfilo hacia el baño, donde se encerró por unos minutos.
Minutos que la morena uso para poner en orden sus ideas. Se acerco hasta la mesa y tomo entre sus manos la capa de viaje de Harry, la cual estaba algo empapada a causa de la lluvia. La apretó contra su pecho. Sabia que estar en aquel lugar era una locura y algo reprochable por la sociedad mágica, y por los principios morales, que ella tanto defendía o creía defender hasta ese momento; por lo que un miedo comenzó a apoderarse de ella. Un miedo no por lo que estaba apunto de pasar, sino por lo que se suponía debía sentir y no sentía. Debía sentirse culpable por estar a punto de entregarse a un hombre que no era su esposo y por estar tan cabalmente conciente de que iba a traicionar un juramento de fidelidad eterna, un juramente que ya había sido roto tantas veces en pensamientos. Miro su aro de matrimonio y sin ningún tipo de remordimiento se despojo de él y lo coloco sobre un cenicero que descansaba en la mesa.
Un escalofrió la recorrió al sentir el roce de las manos de Harry alrededor de su cintura. Suspiro llena de emoción al comprender que ya nada tenia importancia, mas que entregarse por completo al momento.
Se volvió hacia él. Y sin atreverse a mirarlo, coloco sus manos en el pecho de Harry, quien respiraba nerviosamente. Le tomo la mano y la coloco justo sobre su corazón y ella pudo sentir la vibraciones, producto del choque de la punta del aquel fuerte musculo contra las costillas, a un ritmo tanto o mas rápido que el suyo. Sonrió con timidez, y solo en ese momento tuvo el valor de buscar su mirada, la cual la esperaba llena de un brillo que Hermione nunca había podido olvidar desde hacia diez años, y que allí estaba intacto, solo para ella.
Harry la abrazo con fuerza y comenzó a recorrer con su lengua los labios femeninos, hasta que luego la introdujo en su boca para juguetear con su homónima. Ella se aferró a sus hombros y se entrego con deleita al beso, ayudando a profundizarlo mas si eso era posible. Lentamente bajo sus manos por la espalda, hasta apoderarse de los glúteos femeninos, acariciándolos delicadamente. Luego tomo sus caderas y las posiciono al mismo nivel de las de él. Hermione ahogo un gemido al sentir el roce del miembro viril de Harry contra su pubis, por lo que decidió entretenerse un poco con los botones de la camisa, para no mostrarse tan deseosa. Por ello, saco cada botón de su ojal poco a poco, mientras los labios masculinos recorrían la piel de su cuello. Con el pecho masculino totalmente descubierto la morena no pudo evitar la tentación de besarlo y acariciarlo con frenesí. Harry estrechó mas la distancia entre los dos, al sentir las caricias de la morena. Bajo una de sus manos por el muslo femenino y apoderándose de él, lo separo un poco, flexionándolo, dejando así un espacio para que su rodilla se abriera espacio.
Hermione gimió y dejo su labor, al sentir el muslo masculino frotando suavemente su concavidad. Harry aprovecho esto para buscar sus labios y atraparlos en un beso, mientras aumentando el fulgor del aquel erótico frote.
Aquella cálida concavidad se fue humidificando, preparándose para algo que desde hacia rato, había comenzado a pedir de forma palpitante.
Mientras aquello continuaba y producía en ella una serie de sensaciones incontrolables en su bajo vientre, él ya se había hecho camino por entre sus pechos, dejándolos a merced de sus labios, de su lengua; besándolos, lamiéndolos y de cuando en cuando mordiendo unos pezones erguidos de forma voluptuosa.
Sin saber en que momento, Hermione se encontró apresada bajo el peso del cuerpo de Harry en la cama. Se sentía a la merced de él, ya que su cuerpo estaba experimentando por primera vez, lo que por tantos años había soñado y añorado; pero que por causa de un amor egoísta jamás se le había permitido conocer.
No pudo evitar gemir con fuerza y que su cuerpo se arqueara al sentir la cálida aspereza de la lengua masculina recorriendo su intimidad. Suspiro entrecortadamente, mientras sus manos se aferraban a los cabellos azabaches del moreno, quien saboreaba palmo a palmo el húmedo lugar donde degusto el sabor de Hermione, un sabor que tantas veces se había imaginado y que ahora era solo de él y para él. Tomándose su tiempo, dejo que su lengua acariciara y se perdiera por la estrecha entrada que palpitaba ansiosa por sentirlo del todo y por completo. Pareciendo entender los deseos de ella, bajo los efectos de sus caricias, Harry no pudo reprimir más lo que su cuerpo y corazón también le pedían a gritos, por lo que abriéndose paso entre las piernas femeninas, entro en ella con suma suavidad y lentamente, intentando no perder ningún detalle de las respuestas del cuerpo de la morena al sentirlo dentro de ella.
Hermione se vio reflejada en la verde mirada de Harry y sostuvo la respiración al sentir como se deslizaba dentro de ella. Su calor y su presencia se adueñaron de cada rincón de su cuerpo y luego de unos minutos sin poder hacer algo, hasta que el cerebro asimilo la situación, él comenzó a moverse despacio sobre ella, quien lleno de un golpe sus pulmones para aspirar todo el aire posible. Un aire completamente saturado de un exquisito olor al perfume embriagante del verdadero amor. De ese amor negado y prohibido, pero que estaba tan vivo como los dos cuerpos que ahora se movían a un rítmico compás, entregándose y complementándose con total voracidad.
Ella comenzó a mover sus caderas hasta alcanzar juntos un sincronizado movimiento de empujes y embestidas, acompañados de gemidos roncos y largos suspiros solo callados de tanto en tanto por embriagantes besos.
Orgasmos cortos e increíblemente placenteros hicieron a Hermione hundirse en un mar de deseo que no parecía tener fin, algo que Harry pareció intuir porque disminuía complaciente el ritmo y luego volvía a atacar con mas furia, logrando que ella gritara su nombre, pidiéndole mas, sin ningún acopio de pudor. Pero este acto lejos de desconcertar o disminuir el ímpetu del moreno, mas bien lo sumía en una excitación incontrolable, hasta que bajo las ardientes caricias de ella sobre su espalda y el agónico roce de la lengua femenina por su cuello, dejo salir su esencia de vida dentro de ella, empapando cada intimo y recóndito lugar de su vientre.
Luego de recuperar un poco la razón y de volver a respirar un poco mas tranquilos, se miraron con cierta timidez.
¿Qué podían decirse en ese momento? ¿En un momento donde al parecer las palabras estaban de mas?
Harry hundió su rostro entre los cabellos rizados de ella, que como una cortina cubrían las almohadas donde se encontraba recostada y allí aspiro lentamente su olor, su esencia de mujer.
Hermione acaricio con las yemas de sus dedos, la piel cabelluda de él, con pequeños movimientos circulares.
Ambos gestos lograron estremecerlos y desear volverse a mirar para luego fundirse en un inagotable beso de complicidad y de entrega total. Porque aquel acto, mas que una simple demostración de placer, fue la necesidad sentida por tantos años de dos corazones y de dos almas.
La lluvia aun seguía cayendo a raudales sobre el techo de la habitación y algunos relámpagos de forma inusitada iluminaban la semipenumbra de la ventana, cuyos cristales estaban totalmente empapados.
Pero ajenos a lo que los estragos de la naturaleza en las afueras de aquellas cuatro paredes, de nuevo se dejaron llevar por sus instintos. Por lo que tras cada nuevo encuentro de fueron conociendo y entregando cada vez con menos limites, hasta que los primeros rayos de la alborada los encontraron abrazados y sumidos en un profundo sueño.
