Capítulo II. Sorpresas

- Este día empieza mal –dijo Ron al ver su horario, Harry y Hermione siguieron su ejemplo-, clases dobles de Pociones y luego otras clases dobles de Transformaciones; aún no se cómo conseguí esos dos TIMOS.

- ¡Miren, tenemos también Defensa Contra las Artes Oscuras! – dijo Harry, feliz de estar de nuevo cerca de su profesor más querido.


Flashback

- He leído siete veces esta carta y aún no puedo creerlo¿tus padres no te han dicho nada? - dijo Harry emocionado.

- No, Harry, pero si es Lupin quien te lo dice debe ser cierto – dijo Ron -. ¡Es excelente!

- Lo más difícil de creer es que haya aceptado el puesto, cuando él mismo renunció – reflexionó Hermione.

"Querido Harry,

espero que estés bien y que te guste el regalo

que te envío. Lamento no haber asistido, pero

tenía algunos asuntos que resolver. Luego hablaremos

con más calma; por ahora te daré una buena noticia:

regreso a Hogwarts en este curso, nuevamente como

profesor de defensa Contra las Artes Oscuras.

Mis mejores deseos,

Remus Lupin.

Fin del Flashback


- Bueno, ya es hora – dijo Hermione -, es mejor que lleguemos a tiempo si no queremos que nos quiten puntos desde el primer día.

- Está bien, aunque de todos modos lo va a hacer, Snape nos odia – dijo Ron, sus manos en los bolsillos de su túnica y la mirada algo triste. Harry lo notó, pero cuando iba a decir algo chocó estruendosamente contra alguien que salía de un aula vacía.

Ambos cayeron al suelo, y cuando Harry levantó su mirada se encontró con unos huidizos ojos grises que le transmitieron una profunda tristeza; al detallar el rostro completo, la tristeza había desaparecido por completo del alma de Harry.

- ¿No puedes ver por donde caminas, Malfoy? – preguntó Harry con tono despectivo, mientras ambos se levantaban.

- No molestes, Potter – susurró Draco Malfoy, y se marchó rápidamente al aula de Pociones.

- ¿Ese era realmente Malfoy? – preguntó Parvati - ¡Ni siquiera intentó maldecirte!

- Es realmente extraño – dijo Harry -, muy extraño.

- ¡Vamos, Harry¡Llegaremos tarde! – gritó Hermione.

Harry estuvo algo distraído en la clase de Pociones, lo que resultó en cincuenta puntos menos para Gryffindor y una explosión en su caldero que produjo un gas muy fétido.

- Siempre demostrando su poca capacidad, señor Potter – dijo el profesor Snape al finalizar, limpiando con un movimiento de varita el desastre de Harry -, aún no entiendo como obtuvo un TIMO en esta materia. Quiero dos metros de pergamino en los que explicará las funciones completas de esta poción, cuáles son las instrucciones que debió seguir, y cuáles fueron sus errores. Ahora, lárguese.

No le había prestado atención a lo que Snape le había dicho. Por más que intentaba pensar en otra cosa, siempre volvían a su mente las imágenes de Narcisa Malfoy pidiendo piedad a Voldemort; piedad por alguien; alguien joven. Entonces Harry recordaba la mirada que había visto en Malfoy, parecía estar sufriendo de una terrible angustia. Lo había observado en clases y había visto como sus movimientos, normalmente diestros y rápidos, se volvían torpes y lentos.

Se había quedado atrás, pero sabía que sus compañeros debían ir rápido con la profesora McGonagall, así que se encaminó hacia allá. Adelante vio al rubio, y escuchó como Pansy Parkinson le hablaba entre Crabbe y Goyle.

- ¿Qué demonios te pasa, Draco? – dijo –. Desde que te vimos en el tren has estado extraño.

- Ya les dije que no me pasa nada – contestó el rubio con tono de hastío –; sólo lo que puede pasarle a alguien cuyo padre ha sido encerrado en Azkaban.

- Draco…

- Olvídalo, sólo no mencionen de nuevo el tema.

Harry estaba confundido. Sabía que Lucius Malfoy estaba en Azkaban por muy buenos motivos; de hecho, estaba completamente de acuerdo con eso. Pero no le agradaba que Malfoy Junior cambiara de esa forma… ¿En qué demonios pensaba? Era Draco Malfoy¡por Merlín, era su peor enemigo después de Voldemort. Aunque él no era culpable de los crímenes de su padre, lo había amenazado luego de lo que pasó en el Ministerio, y eso lo había hecho solo.

Pensaba distraerse con las clases el resto del día, pero en Transformaciones recibió una fuerte conmoción.. La profesora McGonagall quince minutos tarde, con cara de pocos amigos.

- El Profesor Dumbledore nos ha comunicado un cambio algo peculiar con respecto a las clases. Manteniendo su idea de la unión entre las casas, ha decidido que todas las actividades que se realizen en sus horas académicas serán llevadas a cabo en parejas elegidas por él. Trabajarán de esta forma todo el año, y sin derecho a replicar; sus notas también serán en equipo, así que sugiero un buenacuerdo entre ambos integrantes..

McGonagall tomó unpergamino, lo desenrolló y comenzó a informar alos alumnos de sus nuevas parejas.

- Hermione Granger junto a Millicent Bullstrode.

De inmediato seoyeron murmullos de protesta quela profesora acalló furiosamente.

- ¿Acaso no oyeron¡Sin réplicas!

Continuó. Todos los Gryffindors estaban siendo emparejados con Slytherins, y Harry supo, sin necesidadde apelar a una inexistente dote adivinatoria, quien sería su odiosa pareja.

- Ronald Weasley junto a Blaise Zabini. Harry Potter junto a Draco Malfoy.

El silencio se tornó aún más tenso. Harry volvió su mirada al rubio Slytherin, pero éste parecía muy concentrado en la pluma que se hallaba en su escritorio.

- A partir de la siguiente clase deberán sentarse junto a sus parejas, por ahora tomen sus plumas y escriban lo que deben investigar.Quieroun ensayo de noventa centímetros sobre...

Draco no oía absolutamente nada, ni siquiera prestaba atención a los incesantes cuchicheos que Pansy hacía insultando a Potter ya Patil (Parvati había sido asignada como su pareja). El rubio no podía creer que su serte fuera tan desastrosa. Ya era suficiente con las cosas que se le habían venido encima, ahora todo iba a sermás difícil teniendo a Potter a su lado casi todo el tiempo. Como si le agradara en verdad ser un asesino como su padre.
Había mentido a sus amigos, pero lo había hecho para no preocuparlos (y también para no tenerlos encima como sanguijuelas). Odiabaprofundamente al Señor Tenebroso, pero odiaba mucho más a su padre por seguir sus ruines órdenes. Lo obligaba a aparentar ser alguien que no era,a no confiar en nadie, a odiar a alguien sin razón... Todo eso lo había aceptado, pero la primera orden directa del Señor Tenebroso lo había desmoronado todo. Había recibido la Marca Tenebrosa y con ella la orden de embaucar al niño-que-vivió y llevarlo ante el propio Voldemort; si no lo hacía, él y su madre morirían. Aún podía escuchar su voz... "Draco"..."Draco"...

- ¡Draco!. Demonios¿no me escuchas?

- ¿Qué?

- La clase terminó - dijo Pansy -. Debemos ir con el hombre-lobo. ¡Vamos!

Draco asintió. Recogió sus cosas y pudo ver a Potter observándolo con... ¿preocupación? Eso era imposible. Pero se estaba acercando a él.

- ¿Qué haremos con el ensayo, Malfoy?

'Claro, eso era. El ensayo. Maldita sea¿cómo pude ser tan imbécil?

- Por mí se iría al infierno junto con tu asquerosa cara de idiota - respondió arrastrando las palabras con furia -. Después de la comida en la biblioteca. Espero que por tu bien seas puntual.

- Malfoy... - comenzó Harry amenazadoramente.

- ¿Sucede algo, señor Potter? - preguntó McGonagall -. ¿Señor Malfoy?

- Nada, Profesora - contestó éste, y salió del aula.

- Espero, Malfoy - Harry corrió para alcanzarlo.

- ¿Ahora qué, Potter? - contestó agriamente.

- Tenemos todo el año para trabajar juntos¿sería posible que hiciéramos una tregua?

- ¿Qué demonios...?

- Escucha, estoy tan contento como tú con esta situación (N.A: Nótese el tono irónico ¬.¬), pero debemos hacerlo y sería mejor estar en paz. ¿Qué dices?

- Cómo quieras, Potter - contestó Draco, mirándolo a los ojos fríamente. Cuando se volvió para ir a su clase, sonreía. Era una idea descabellada, pero podría ser su única salida.