Hola amigos, soy Yuzu Araki

Nuevamente retomo subir otro one shot para Saint Seiya y nuevamente con nuestro Pegaso y la diosa Athena, esta vez ambientado en el Torneo Galactico, luego del combate donde nuestro burro alado tuvo que darse de piñas con el sacrificios locos de Shiryu.

¿No les parece que si no fueran caballero ni diosa hubieran sido la típica parejita que se discuten hasta por tonterías? Siempre se me hizo curioso eso pero en esta ocasión decidí dejar eso de lado para tratar digamos, una de las primeras escenas como indicios del Seisao, ya saben cuándo Saori visitó a Seiya mientras ocurría el rollo del secuestro de las partes de la armadura de Sagitario a manos de Ikki y los caballeros negros.

Bueno, ya explicado esto, comencemos con este one shot aunque lamento si fue algo corto o no traté la sinopsis a más fondo pero es que luego del último one shot que hice casi no me quedan nuevas ideas.

Espero que lo disfruten

Yuzu y fuera

.

.

.

Saori no podía dormir. Ella miró al techo; lo que sucedió en la arena seguía destellando en su mente. Seiya tuvo su pelea contra Shiryu y casi muere lo mismo que el Dragón. Bueno, en realidad, fue su elección, el Pegaso y el Dragón lucharon tan duro como pudieron, incluso si eso significaba perder la vida. Tatsumi le había dicho que el castaño había sido dado de alta del hospital.

¿Debería hacerle una visita? Saori inicialmente pensó que sería incómodo, pero sintió que era algo que debería hacer. Se levantó de la cama y metió algunos artículos en una bolsa.

A la mañana siguiente, salió de la mansión en lugar de dar un paseo. Fue toda una experiencia. El aire era fresco y la gente interactuaba entre ellos. Cuando viajaba con Tatsumi, jugaba principalmente con su teléfono. Disfrutaba caminar hasta que le empezaron a doler los pies. La casa de Seiya estaba más lejos de lo que pensaba, de hecho, no esperaba que vivía en una casa anexa al puerto.

Lo que pasaba cuando llevaba tacones, un mal día para usarlos.

Finalmente, estaba frente a la casa de Pegaso y llamó a la puerta. Oyó unos varios pasos y se abrió la puerta. El moreno se sorprendió al verla, aunque no era exactamente amigable.

-¿Qué puedo hacer por usted, señorita Saori Kido?- Preguntó.

-¿Puedo entrar primero?- Preguntó la pelilila.

La dejó entrar y ella miró a su alrededor. El lugar era pequeño comparado con su casa. Los muebles eran simples por decir lo menos.

-Estoy aquí para ver cómo estás- comenzó- Y te traje algo.

-¿Qué es?

-Es para tus... heridas- dijo mientras abría la bolsa- Te conseguí Tylenol, curitas, loción y vitaminas

Seiya observó mientras los colocaba sobre la mesa.

-Está bien, ¿cuál es tu intención?- Preguntó Pegaso, encontrando extraño que ella viniera a su casa en primer lugar.

-¿Qué quieres decir?

-Eres demasiado arrogante para que te molesten- señaló el castaño- ¿Desde cuando empiezas a preocuparte por los demás?

Saori se sintió ofendida por sus palabras.

-Para tu información, soy una buena persona que se preocupa por los demás

El moreno no estaba convencido.

-Entonces, ¿por qué me hiciste pasar por un infierno?

-No te hice pasar por el infierno- se defendió la heredera de los Kido- Estabas luchando al extremo en la arena. Fue tu elección

-¿Y mi hermana?

-No soy yo quien los separó a ustedes dos- dijo- Basado en el hecho de que no ha venido a buscarte, es muy probable que ni siquiera esté en Tokio. Ya le pedí a Tatsumi que investigara esto

-¿De verdad?

-Como dije, soy una buena persona

-Entonces, ¿qué hay de la vez que usaste tu látigo?- Preguntó, refiriéndose al incidente cuando eran niños.

-Bueno…- Saori miró hacia otro lado- Si no te hubieras negado a ser mi caballo... no tendría que usar ese látigo- Hizo una pausa y luego soltó- A diferencia de los demás, me ignoraste

-¿Te ignoré?- Preguntó Seiya.

-Siéntate- La pelilila trató de cambiar de tema y agarró la loción- Déjame ver tus heridas.

El Pegaso se sentó y permitió que ella examinara su brazo. Había moretones y cicatrices también aunque atenuadas. Frotó loción sobre sus cicatrices atenuadas.

-¿Que es esto?- Preguntó el castaño, prestando atención a su fuerte olor.

-Esto es bueno para tu piel- dijo Saori- Debería hacer desaparecer tus cicatrices como si nunca hubiera estado allí. Es lavanda, hecho en París

Por su gesto, el moreno pudo decir que su intención era genuina. Sin embargo, al ver cómo ella aplicaba loción y colocaba tiritas sobre sus cicatrices, se dio cuenta de que la pelilila en realidad no sabía casi nada sobre fisiología o cómo las peleas pueden dañar seriamente el cuerpo sin embargo, tenía que admitir que se sintió bien cuando la yema de su dedo le frotó el brazo.

O más bien en su piel.

Una vez que terminó, se puso de pie y dijo:

-Listo. Recuerda tomar la vitamina

-Espera- le agarró la mano. La tomó por sorpresa.

-Seiya…- Saori trató de retirar su mano pero no pudo.

-¿Planeas caminar de regreso a tu elegante mansión?- Preguntó Pegaso- Si es así, ¿cómo te vas a proteger?

-Puedo cuidarme yo misma- dijo la pelilila luchando por retirar su mano.

-¿Ah, de verdad?- El castaño arqueó una ceja- Trata de retirar tu mano sin luchar

-¡Déjame ir!

Su agarre solo se hizo más fuerte. A pesar de su lucha, Seiya no se movió ni un centímetro, como si su cuerpo estuviera planchado en el suelo.

-¡Seiya!- estaba a punto de decirle que la estaba lastimando antes de que él la soltara de repente.

Perdió el equilibrio y, mientras trataba de recuperar el equilibrio, lo agarró pero cayó de espaldas sobre su cama, con él encima de ella.

Y sus labios se tocaron. Ella había venido a su casa para hacer algo bueno por él.

Y accidentalmente recibió su primer beso como respuesta.

-Creo que debería ir- dijo, sonrojándose.

-¡Espera! ¡Saori!- Pegaso corrió tras ella.

La pelilila se detuvo pero miró hacia otro lado.

-Puedo irme a casa sola- murmuró- No soy debil

-Nunca dije que lo seas

-¿Por qué no querías ser mi caballo?- Preguntó Saori.

-¿Qué?

-¿Por qué no querías jugar conmigo?- Ella reformuló su pregunta- Si no te gusta ese juego, puedo jugar a otro

"Así que de esto se trata", pensó el castaño.

-Seguro que sabes cómo jugar conmigo- dijo Seiya- Me escapé del juego en el que tuve que gatear sobre mis manos y rodillas, pero me arrojaron a otro, peleando hasta morir en el ring

-¿Te gustaría pelear conmigo o con Shiryu?

-¿Qué?- Pegaso no podía creer lo que oía- No tienes ninguna oportunidad…

-¿Ves? Crees que soy alguien debil- señaló la pelilila- Y tienes que verme como una persona altiva

-Lo hice, pero después de que viniste a mi casa, cambié de opinión

-¿Tuviste?

-Ven, vamos a llevarte a casa

Los dos caminaron juntos, uno al lado del otro. Cuando llegaron a la mansión Kido, Saori miró a Seiya y él la miró a ella.

-Estoy en casa ahora- dijo- Ya puedes regresar

Pegaso asintió con la cabeza y se volvió para irse.

-¡Seiya!- gritó la pelilila.

-¿Sí?

-No olvides tomar las vitaminas

El castaño le dedicó una sonrisa, una rareza sin duda. Saori fue directamente a su habitación. En el momento en que sus labios tocaron los de ella... y su sonrisa. Tal vez algún día tendría un beso de verdad, con él.