Nota: Actualmente me subí al Omegacember, y no me voy a bajar. Por cierto, esto no es incesto (I swear).
I.
– Hey – llamó, suavemente en voz baja –… Mai…
No hubo contestación a su sereno, casi amoroso llamado; ni siquiera una reacción o un banal movimiento o gesto. Porque Mai seguía dándole la espalda, ignorándola deliberadamente mientras permanecía sentada en el borde de la camilla.
Teniendo razones para hacerlo (y no por mal expresado infantilismo).
Pues Maki había usado la voz de mando, la cual por supuesto ambas odiaban. Por el hecho de que era muy común que los miembros más fuertes –siendo estos mayormente, Alfas– solían usarla con los miembros más débiles o a los que consideraban inútiles.
Y ellas no eran la excepción a esa regla.
Porque la voz del Alfa significaba completa sumisión al punto de la humillación. Y Naoya, oh Naoya, había abusado mucho de esta voz durante su niñez, preadolescencia y gran parte de su adolescencia.
Y estaban tan hartas…
II.
Si bien discutir era algo común en cualquier tipo de relación (amigos, hermanos, padres, parejas, etc.). En esta ocasión, Mai había tenido buenos motivos para molestarse más allá de haber sido literalmente, abandona y dejada atrás –por su conformismo pesimista–.
Maki estuvo por morir, y aunque ella fuese un Alfa fuerte, de verdad temió haberla perdido para siempre (pese a que todos los días se baila en el filo del cuchillo con la muerte). A su única familia, a su amada hermana mayor.
A su otra mitad.
(–Teniendo un gran apego y dependencia por ella al ser ignoradas y menospreciadas prácticamente desde su nacimiento… y posiblemente, porque su condición de Omega le exigía hallar donde sentirse protegida y segura–).
Y si bien las dos eran terribles expresando sus sentimientos por sus temperamentos y personalidades; no se esperó que Maki hubiese usado la voz para pedirle que se tranquilizara.
Aquello fue un golpe bajo con sabor a traición que no hizo más que entristecerla a ella y a su lobo. Pero por su orgullo, no se marchó y con terquedad, se permaneció ahí.
Porque así era la carcasa que conformaba lo que era Mai Zenin.
III.
No obstante…
Las feromonas de Mai desprendían tristeza profunda, y el lobo de Maki comenzó exigir acercarse para consolarla, generándole un incómodo malestar punzante en el pecho –en el lado izquierdo–.
Tanto así, que terminó cediendo a la súplica de su lobo.
Pero no con la característica seguridad, sino con una torpeza tierna y penosa.
IV.
Mai abrió de par en par y con sorpresa los ojos, cuando sintió los brazos de Maki rodearla y acercarla. En un abrazo torpe, dubitativo y un poco tosco.
No hubo palabras, no disculpas, no hubo reproches ni bufidos, sólo mutismo semi cálido.
Ninguna se atrevió a moverse, siendo sus respiraciones casi susurros fantasmas.
No era nada extraordinario, pero–
V.
Pero el confort en ese simple y llano abrazo, fue más que suficiente.
Diciendo todo lo que no podían decir, y también nada que pudieran decir.
(Al menos, por ahora).
VI.
-… Tonta hermana mayor.
Maki sonrió un poquito al sentir un vago olor a felicidad en las feromonas de Mai.
- Lo sé.
(Siempre era fácil y difícil contentarla, pero eso estaba bien).
