LUJURIA

—¡No te estés riendo!— Gruñó Ami mirándola acusadoramente— ¿Es que acaso no tienes vergüenza? ¡Tus ruidos se escuchaban hasta mis aposentos y hoy hueles a sexo!

Makoto se dejó caer sentada en el borde de su amplia cama, cuyas colchas aún estaban revueltas.

—¿Y quién te manda a escuchar detrás de las paredes, Ami?— Cuestionó Makoto— Además, no te hagas. Todo en este castillo es una farsa y hacen lo mismo que yo. ¿O acaso no crees que no me he dado cuenta como te alborotas cuando viene Taiki en representación de Kinmoku a tratar asuntos de gobierno con el Rey o como tú marido y el de Minako aprovechan cualquier momento para toquetearse con el pretexto de que entrenan?

Makoto sonrió triunfal al percatarse como la senshi del hielo se ruborizaba al saber descubierto uno de aquellos secretos a voces dentro del palacio. Uno de los tantos secretos que rodeaban los matrimonios "felices" entre inners senshis y shittenous.

—¡Tu marido te adora y la esposa de tu amante era nuestra amiga desde antes de Tokio de Cristal! ¡ No lo merecen!— Se defendió Ami— ¿Es qué acaso no sientes vergüenza cuando la miras?

—En absoluto— Respondió Makoto con cinismo mientras suspiraba por los recuerdos de la noche anterior.

La charla de ambas senshis se vio interrumpida cuando alguien llamó a la puerta y enseguida escucharon una conocida voz varonil.

—Makoto. ¿Puedo pasar?

Makoto sonrió al escuchar la voz de Neflyte tras la puerta, mientras que Ami la miró con desaprobación.

—Adelante

La puerta se abrió y entonces ambas miraron al general, quien llevaba en manos una caja envuelta en papel azul metálico y moño color plata.

—¿Interrumpo algo?

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—¿Puedo pasar?

Andrew, que hasta entonces estaba ensimismado revisando un expediente médico sonrió al escuchar aquella voz femenina que lo volvía loco. Se puso de pie y camino hasta la puerta, donde al abrir, se encontró con la senshi del trueno que se presentó con un sexy atuendo de civil a su consultorio médico: Vestido corto en color negro que se ceñía a su escultural silueta y su cabello que aunque recogido en su habitual coleta ya le llegaba a la altura de la cintura.

—Buenas tardes, Andrew. ¿Tendrás espacio para darme una consulta médica el día de hoy?

—¿Acaso podría negarme a la petición de la senshi de la naturaleza?— Le respondió galantemente.

—Si no quieres darme consulta no te puedo obligar— Le respondió la senshi sensualmente— Pero me quedaría con mucho dolor, porque no me gusta que me atienda otro médico.

—Adelante, Lady Jupiter

—Ya te he dicho que no me llames Lady Jupiter, sólo Mako-chan.— Dijo mientras entraba a aquel consultorio al que tenía años acudiendo, algunas pocas veces porque tenía alguna dolencia de verdad, aunque otras tantas por malestares inexistentes y teniendo otro objetivo en mente.

Al escuchar que Andrew cerraba la puerta del consultorio con llave, sintió su sexo palpitando ante lo que venía, y un jadeo escapó de su garganta cuando sintió los brazos de su doctor favorito aprisionando su cintura por detrás

—¡Te extrañé!— Susurró él en su oído. Lamiendo y mordisqueando el lóbulo de su oreja mientras sus manos ahuecaban los senos de la senshi necesitados de sus caricias.

—¡Y yo a ti, mi amor!

— ¿Por qué no habías venido?— Cuestionó él en todo exigente.

Makoto se dio media vuelta, y con desesperación tiró de la camisa de Andrew, provocando que algunos botones salieran volando dentro del consultorio.

—¡Mi camisa!— Exclamó Andrew con fingida molestia— ¡Te lo haré pagar!

—¿Sí?— Cuestionó Makoto burlonamente— ¿Cómo?

Andrew la alzó en brazos y la llevó al cuarto del al lado, donde la tumbó de espaldas en la camilla hospitalaria que por años había sido testigo muda de sus bajas pasiones por la senshi del trueno.

—Te amo— Le susurró él besando, lamiendo y dejando marcas en la blanca piel de su cuello.

Anhelaban tanto aquel encuentro carnal, que no pasó mucho tiempo para que la ropa terminara en el piso, y de nuevo, como muchas otras tantas veces, pudieran sentir el roce de la piel sudorosa del otro, acariciarse y besar donde ya sabían que llevaban a la locura y al extasis al otro.

—¡Andrew!— Susurró Makoto con voz entrecortada.—¡Te necesito ya!

—¿Necesitas qué?— Le suplicó Andrew mirandola a los ojos mientras frotaba su erección contra el palpitante sexo de la senshi.

—¡Lo sabes!— Suplicó ella con las mejillas enrojecidas.

—¿Cómo podría saber qué quiere la senshi del trueno si no me lo pude?— Cuestionó él mirándola con las pupilas dilatadas mientras hundía uno de sus dedos en el sexo húmedo de Makoto.

—¡Maldito humano! — Exclamó Makoto clavando sus uñas en la piel sudorosa de la espalda de su amante.

Andrew jadeó al sentir las uñas de su amada encajarse en su espalda, seguidas deuna pequeña descarga eléctrica a la que después de años se había acostumbrado y que debía reconocer, hasta le causaba placer.

—Pero me amas— Le contestó él mientras sus manos recorrían las curvas de su amada. — Y eres mía.–Le susurró al oído.

—¡No soy tuya!—Respondió ella.

De pronto, el poderoso rugido de un trueno anunciando una tormenta se escuchó en la habitación, provocando que el sonriera con satisfacción y que ella se sonrojara.

—¿No?

—Sabes que si lo soy— Susurró ella—Sólo tuya.

Mientras se perdía en la mirada de la poderosa senshi, Andrew se hundió en su húmedo sexo, guardando para siempre en su memoria la expresión de placer reflejado en su rostro.

—Te amo— Susurró ella antes de que el tomará sus labios en un beso desesperado

Conforme se iban acercando a la cúspide del placer, truenos más poderosos se escucharon provenientes de afuera, que culminaron en una fuerte tormenta cuando entre gritos y jadeos de extasis llegaron juntos al orgasmo.

Pasada la tempestad, Andrew se tumbó de lado en la camilla, jalando a la senshi para aprisionarla entre sus brazos. Quedándose en absoluto silencio mientras con la calma, la lluvia poco a poco cesaba.

—Te quiero en mi vida— Dijo él rompiendo el silencio.

—Y me tienes en tu vida—Respondió ella

—Te quiero toda mia— Aclaró él— Déjalo.

Makoto levantó el rostro y lo miró molesta.

—¿De nuevo con eso?— Dijo Makoto— ¿Y qué hay de tu esposa y tu hija? ¿Es que no te importan?

—Puedo seguir haciendome cargo de mi hija aunque ya no esté con su madre.

—¡Sabes que no puedo! Como senshi tengo una obligación, Andrew. Además mi marido es un bueno hombre y mi hija sufriría sí nos separamos.

Andrew bufó fastidiado.

—¿No será que en realidad no me amas tanto?— Le reclamó Andrew— ¡Hasta el Rey se separó de la ex Reina para tomar por esposa a Lady Mars y al pueblo no le importó! ¿Qué más da si una senshi se divorcia?

Makoto iba a responder algo, pero entonces escucharon una voz infantil llamando a la puerta que hizo que ambos se sobresaltaran.

—¡Papá! ¡Papá! Ya llegué

—¡Mierda!— Exclamó Andrew poniendose de pie rápidamente .

—¡Me vestiré en el baño!— Dijo Makoto mientras juntaba su ropa del piso.

Tan pronto como Andrew se vistió, salió a abrir el consultorio, encontrandose con Neflyte, quien traía consigo a tres niñas: Saori, una pequeña de cabellos rojizos y ojos marrones, hija del general y Molly; Hanabi una pequeña de cabello negro y ojos azules, hija del Rey Endymion y Lady Mars que ahora era la Reina consorte; y Sakura, una pequeña de ojos color esmeralda y cabellos rubio oscuro hija de Makoto y Andrew.

—¿Por qué traes la camisa al revés , papá?—Preguntó inocentemente la pequeña Sakura.

El general Neflyte estalló en una sonora carcajada,que se ganó la mirada de desconcierto de las niñas.

—Esta mañana al salir de casa no me fijé, cariño— Respondió Andrew agachandose para tomar a la pequeña Sakura en brazos.

—¡Mi niña!— Susurró Makoto al salir del baño y ver a su hija en brazos de su padre.

—¿Y tus medias, mamá?— Preguntó la niña

—Se me rompieron— Respondió Makoto.

— ¿Ya le diste el regalo a Molly?— Preguntó Andrew para cambiar de tema.

—Ya se lo di y le encantó— Respondió el general a quien en la mirada se le notaba el amor por Molly — Gracias a los dos por haber escondido el regalo esta mañana.

—De nada— Respondió Andrew— Gracias a ti y a Molly por hacernos el favor de cuidar a nuestra pequeña ayer por la noche.

—Es lo menos que podemos hacer por ustedes después de que le salvaras la vida a Molly cuando dio a luz a mi Saori— Contestó Neflyte acariciando los cabellos de su hija.— Aunque ni siquiera había necesidad de que entraras al palacio a escondidas.

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—No me importa— Dijo Andrew después de que Darien terminara de contarle lo que creía saber.

—¿Qué?— Cuestionó Darien— No pensé que te lo tomaras tan tranquilo. ¿Lo sabías?

—No sería la primera senshi o el primer shittenou que es infiel—Respondió Andrew— Ahí tienes a Ami que se acuesta con Taiki cuando viene a la Tierra, a Zoycite revolcandose con Kunzite y Mina fantaseando con que la incluyan en un trio pero correteando a Yaten cuando viene de Kinmoku. ¿O qué tal tú y Serena? Tú la engañabas con Rei y ella te engañaba con Seiya antes de que se divorciaran.

—Pero. ¿Y todo lo que luchaste por tener a Makoto a tu lado?— Cuestionó Darien—Después de que peleara con Luna cuando quiso obligarla a casar con un general, de que renunciara a vivir en el palacio para ir a vivir contigo. De cualquiera me esperé una infidelidad menos de ustedes dos. Hasta me daba envidia el amor que se tenían.

—Pues ya ves— Dijo Andrew mientras a su mente venía un recuerdo de días anteriores

Flash Back

—Gracias por esta sorpresa. Te amo— Susurró la senshi que estaba desnuda bajo su cuerpo.

¿Y estar tres días sin ti?— Le contestó Andrew a escasos centímetros de sus labios— ¡Odio que te convoquen a venir a palacio!

—Puedo no vivir en palacio como el resto, pero siempre seré una senshi— Dijo Makoto— ¿Dejaste a Sakura con Unasuki?

—Se la dejé encargada a Neflyte y Molly.

Makoto iba a decir algo, pero entonces alguien llamó a la puerta, y no tardaron en escuchar la voz de la senshi del hielo.

—Mako ¿Puedo pasar?

—¡Mierda!— Susurró Makoto— Escondete.

Andrew corrió a esconderse al baño que estaba dentro de los aposentos reservados a su esposa en el palacio, y desde ahí, escuchó la conversación entre su mujer y la senshi de mercurio, haciendo un esfuerzo por contener la risa ante lo que escuchaba.

—¡No te estés riendo!— Gruñó Ami mirándola acusadoramente— ¿Es que acaso no tienes vergüenza? ¡Tus ruidos se escuchaban hasta mis aposentos y hoy hueles a sexo!

—¿Y quién te manda a escuchar detrás de las paredes, Ami?— Cuestionó Makoto— Además, no te hagas. Todo en este castillo es una farsa y hacen lo mismo que yo. ¿O acaso no crees que no me he dado cuenta como te alborotas cuando viene Taiki en representación de Kinmoku a tratar asuntos de gobierno con la Reina o como tú marido y el de Minako aprovechan cualquier momento para toquetearse con el pretexto de que entrenan?

—¡Tu marido te adora y la esposa de tu amante era nuestra amiga desde antes de Tokio de Cristal! ¡ No lo merecen!— Se defendió Ami— ¿Es qué acaso no sientes vergüenza cuando la miras?

—En absoluto— Respondió Makoto con cinismo mientras suspiraba por los recuerdos de la noche anterior.

La charla de ambas senshis se vio interrumpida cuando alguien llamó a la puerta y enseguida escucharon una conocida voz varonil.

—Makoto. ¿Puedo pasar?

—Adelante

Andrew, desde su escondite, escuchó como la puerta se abrió, y de nuevo la voz de Neflyte.

—¿Interrumpo algo?

—Para nada, Neflyte. En realidad Ami ya se iba.

Andrew escuchó como la puerta de nuevo se abría y se cerraba, y enseguida, su mujer se asomó al baño pidiendole salir.

—Buen día, Neflyte. ¿Cómo se portó Sakura?

—Mejor que ustedes— Contestó Neflyte— Ella a diferencia de ustedes si durmió toda la noche. Por cierto, todos en palacio saben que algo pasó en los aposentos de tu mujer. ¿Es qué no te importa que piensen que eres un cornudo?

Makoto y Andrew se miraron, y contuvieron una carcajada ante la mirada de desconcierto del General.

—Por cierto. Acaba de llegar el mensajero con el regalo que compré para Molly, pero no quiero que lo vea ahora. ¿Me lo podrían esconder?

—Por supuesto— Respondió Makoto— Después del desayuno me retiraré del palacio. Pasa más tarde al consultorio de Andrew, él se lo llevará.

—¿Crees que le guste?— Preguntó el general a la senshi del trueno.

—Le encantará

Fin del flash back

—¿Te estoy contando que tu mujer te es infiel y te da risa?

—Eh, no

Darien puso una mano sobre el hombro de su amigo.

—Andrew, sabes que al ser marido de una senshi eres bienvenido en el palacio— Respondio Darien— Te aconsejo que para la próxima que tenga que ir a junta de senshis y deba quedarse vayas con ella.

—Sabes que jamás viviría en el palacio. Makoto y yo preferimos tener nuestra privacidad.— Contestó Andrew

—Ya sé que no quieren vivir en el palacio pese a que tienen derecho por ser ella una sailor y tú su marido — Respondió Darien— Amigo, cualquier cosa ya sabes que estoy para escucharte. Tengo que retirarme porque más tarde tengo una junta con la Reina de Kinmoku.

Una vez que Darien se retirara, Andrew soltó una sonora carcajada que había estado tratando de contener, y entonces, Makoto salió de su recamara donde había estado escondida.

—¿Así que no te importa que te sea infiel?— Preguntó Makoto abrazandolo por detrás.

Andrew apartó los brazos de su mujer de su cuerpo, y se dio media vuelta para estrecharla contra su pecho.

—No, porque de hecho yo tampoco te soy fiel—Le susurro Andrew.

—¿Ah sí? ¿Y con quién me engañas?–Preguntó Makoto picaramente

—Con una paciente. Y de hecho, el marido de Unasuki ya lo sabe y me regañó.

—¿Qué paciente es?

—La más bella—Le susurró él— Mi diosa del trueno.

Makoto se ruborizó y entonces Andrew rompió la distancia para besar suavemente sus labios. De pronto, Andrew sintió un toque eléctrico, que por la experiencia, sabía que era involuntario y que significaba que su amada diosa del trueno estaba ardiendo de deseo, así que la tomó en brazos, dirigiéndose a la recamara.

—¿Y Sakura?— Preguntó Makoto

—Le pedí a Unasuki que pasara por ella. Cree que estás en el palacio y le dije que yo estaría ocupado.

—Tu cuñado pensará lo peor

—¿Y no es divertido?

Makoto asintió, pero antes de que poder decir algo, Andrew atrapó sus labios en un beso, y de nuevo le dieron rienda suelta a sus deseos carnales desatando una inesperada tormenta en Tokio de Cristal.

¡Hola! Vieran como me divertí escribiendo este one shot.¿Qué les pareció?A quién pase por aquí a leer, de antemano muchísimas gracias.Les mando un saludo.Edythe