Los personajes de Slayers pertenecen en exclusiva a su creador.


- Para tranquila, jefa. Todo estará en orden.

Jiras esbozo una sonrisa confiada, pero aun así Filia se sentía angustiada. No era la tienda, sabia por propia experiencia que podía dejarlo a manos del zorro rojo sin ningún problema. Era el camino que dentro de unos minutos comenzaría a recorrer hasta el hogar de sus padres. Sin poder volar, pues un dragón siempre llama la atención, y además Valgarv .era demasiado pequeño para soportar un viaje tan largo y duro.

- ¡Ay!- el quejido saco de golpe a Filia de sus pensamientos. El bebe, que había gateado desde su cuna por toda la mesa hasta a un desprevenido Giras., para saciar la curiosidad que sentía por unas orejas tan extrañas, y un pelaje tan brillante.- ¡Amo Valgarv¡No tire!

- ¡Jiras! – Filia cogió al niño que había intentado morder las orejas con su boca sin dientes, y miraba ahora inocentemente a su madre- ¿Cuántas veces he de decirte que no hagas eso?- a pesar de la regañina, los ojos dorados del pequeño brillaban divertidos, esperando la próxima oportunidad- ¡Cuánto lo lamento…!

- No se disculpe jefa- replico mientras volvía a sonreír, y se acariciaba el lugar donde Valgarv había tirado- Supongo que le gusta tocar todo lo que ve. Todo debe de ser nuevo y extraño a sus ojos, jefa.

Filia suspiro mientras acostaba a un risueño crío en su canastilla, y le cubría cariñosamente con una mantita bordada.

- Será mejor que parta ya, o la noche la encontrara en mal lugar- comento.

- Tienes razón…- se abrocho la capa, y tras comprobar que su mazo quedaba cubierto por la tela, se coloco la capucha escondiendo sus rubios cabellos. Aun se sentía incomoda con su nueva vestimenta: unos pantalones ceñidos que realzaban una piernas esbeltas y bien formadas, una camisa y un chaleco, ambos ajustados al cuerpo con un cinturón del mismo material que las botas. Sus antiguas ropas de sacerdotisa estaban guardadas en la bolsa que llevaría para el viaje.

- Volveré lo antes posible…

- Tómese el tiempo que necesite, jefa.

Tras despedirse de Jiras, Filia salio de la pequeña tienda de alfarería y mazas que poseía, junto a su hijo adoptivo, Valgarv. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que vio a sus padres? Era una niña cuando ingreso como acolita en el Altar de Fuego, y eso significaba muchos años, pues la vida de los Dragones, al igual que la de los Demonios, era extremadamente larga. Filia pensó amargamente en como los las habían cambiado desde entonces. Ahora sabia la verdad sobre su estirpe, la forma en que habían acabado con los Dragones Antiguos, y había abandonado su labor como sacerdotisa, incapaz de continuar al saber la verdad. Además, era la última descendiente del Rey dragón de Fuego…

"¿Quién te honrara ahora Vrabazard?"

La noche cayo sobre ella mientras se adentraba en un frondoso bosque aun a varios kilómetros de cualquier poblado. Camino hasta que la oscuridad le impidió orientarse y decidió acomodarse en un pequeño claro, donde encendió una pequeña hoguera para calentarse. Dejo en el suelo la canastilla con Valgarv durmiendo, y se quito la capa sentándose frente a las llamas, contemplándolas en silencio

- Quién iba a decir que tuvieras unas piernas tan bonitas

Filia se puso en pie de un salto, echando mano a su maza, buscando el origen de la voz

-Considerando que eres un dragón claro esta…

- ¡Xellos!- grito furiosa la antigua sacerdotisa

- Veo que no te olvidas de los viejos amigos- replico el con voz burlona ignorando el estado de animo de Filia

- ¿Amiga yo de un demonio¡Jamás!

- Y yo que creía que habíamos empezado a llevarnos bien, labios de lagartija- Xellos fingió voz dolida

- ¿Dónde te has metido, demonio?

- ¡Aquí!- un joven atractivo de cabellos morados y una sonrisa dibujada en su rostro, apareció justo enfrente de Filia. Después de la sorpresa inicial, la dragona intento golpearle con su mazo, aunque solo toco el vacío- ¡Vaya! Sigues tan malhumorada como siempre. Deberías aprender a controlarte.

- ¿Qué te propones demonio¿Por qué estás aquí?- se puso firme y guardó su mazo, no iba a darle a Xellos la satisfacción de verla nerviosa por encontrarse con el. Confiaba en que la luz del fuego no dejara ver el sonrojo de sus mejillas, o que el las interpretara como furia.

- Eso es un secreto- respondió mientras aparecía en una rama, a una distancia prudente de Filia y su mazo.- No se que tiene de extraño que de un paseo por el bosque- continuo mientras su sonrisa se hacia mas ancha y apoyaba su bastón sobre sus rodillas.

- ¡Ninguna de tus intenciones son buenas demonio!- refunfuño Filia aun sonrojada, intentando que su voz sonara dura

- ¿Y que haces tu aquí? además con el pequeño Val…

- Eso no te importa en absoluto- replico al tiempo que se acercaba a Valgarv y comprobar que aun dormía, ajeno a la discusión. Un gran estallido ilumino el claro, y Filia se separo de la canastilla alertada

- ¿Qué ha sido eso?

- Oh, creo que unos bandidos o algo así- comento indiferente Xellos, mientras se ponía en pie, en perfecto equilibrio sobre la rama- Bueno, creo que va siendo hora de que continué con mis asuntos, labios de lagartija

- ¡Espera un momento¿Cómo que bandidos?- pero el demonio ya había desaparecido – ¡Vuelve ahora mismo namagomi!- Filia murmuro algo, sabiendo que el joven no regresaría. Volvió a colocarse su capa, y con la canastilla en una mano, y el mazo en la otra, corrió hacia el lugar donde se había producido la detonación.

Xellos, mientras tanto, apareció en otra rama, donde podía gozar de una buena vista del lugar de la explosión. Se acomodo contra su tronco, y se preparo una taza de te.

- Promete ser una noche muy divertida!- rió mientras bebía un sorbo


Bueno, mi primer fanfic largo… Aquí esta el primer capitulo… Comentarios, dudas, etc etc… Serán bienvenidas