Hola a todos! Volviendo por aquí después de mucho tiempo. Intentaré seguir con mis historias pendientes sobre mi pareja favorita. VxB
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Akira Toriyama, alguno que otro es mío.
MAKTUB
Un Destino Inevitable
Capítulo I
Los giros inesperados del destino y los lazos que nos unen con aquellos a quienes más amamos pueden ser la fuerza motivadora más poderosa de todas. Ella estaba segura de que esos nexos jamás de romperían, esas no eran sus dudas o temores. Vivió tantas lunas escarlatas, vivió tantos amaneceres sin sol, sin luz brillante, vivió tal grado de desencanto que lo único que quería hacer en esos momentos era huir.
Pero no debían confundirlo, ella no quería huir de su familia, de su esposo o sus hijos.
No
Ella quería huir de aquel lugar, de aquellas paredes grisáceas que veía cada día flanqueando su habitación, día tras día, sin detenerse, sin descanso. Ella era vida, ella era color, ruido, ingenio.
Pero ella era gris ahora, opacada por la severidad de su esposo, por el ímpetu de su hijo mayor y los hermosos cabellos azules de su hija. Pero ella era la reina, ¿No es así?
Todos y cada uno de los habitantes de Vegetasei reverenciaban y saludaban su presencia, todos obedecían sin miramientos sus órdenes, todas las piezas del engranaje iban acorde a su criterio, a su decisión. ¿Pero qué era lo que realmente le pasaba? ¿No sería el sueño de cualquier mujer casarse con un príncipe? ¿Ser la reina? ¿Gobernar? ¿No?
No
Ese no era realmente su sueño, es verdad que quiso casarse con un apuesto príncipe, eso estaba bien. Pero su deseo no había sido cumplido al pie de la letra. Su esposo la amaba, sí.
Jamás dudaría de eso, además ella lo amaba a él.
Pero Vegeta tenía mil cosas más en la cabeza, sus ambiciones, sus deseos propios, su feracidad innata y el poco tacto y comunicación que mantenía aun hasta hoy. A veces bastaban miradas, gestos para poder entenderse y por muchos años creyó que aquello que él le daba, que aquella hendidura en su dura coraza por la que filtraba el afecto hacia los suyos era suficiente. Pero ahora ya no lo era.
Ya no le bastaba con un murmullo como respuesta ante un cariñoso saludo.
No le bastaba con una mirada demostrándole afecto cuando lo que necesitaba era sentirse protegida y amada entre sus brazos.
¿Por qué?
Ella jamás fue dependiente, jamás necesito de alguien más para ser feliz hasta que lo conoció, hasta que sus hijos vinieron al mundo; supo que su felicidad eran ellos.
Que ella dejaba de ser la hermosa e inteligente mujer de la Tierra, independiente y admirada. Que ahora era temida y respetada por ser la esposa de un implacable Rey de un planeta de guerreros, conquistadores y asesinos. ¿Era acaso alguna crisis acorde a su edad? ¿Al paso de los años y la madurez emocional? ¿Estaba realmente dispuesta a dejar pasar estos pensamientos? A guardarlos celosamente bajo llave como había hecho ya durante varios años, para complacer a los suyos.
Bulma Brief era en esencia, un espíritu libre y aventurero, una madre aguerrida y amorosa, una esposa perfecta…para el Rey de Vegetasei. Cerró los ojos y suspiró profundamente, era otra fría noche en la que dormía sola en aquella enorme cama, su esposo llegaría en un par de días de una importante misión por la galaxia. Su hija menor ya no quería dormir con ella, le había dicho que ya estaba lo suficientemente grande como para dormir en su propia habitación, a veces pensaba que crecía demasiado rápido y dentro de poco dejaría de ser su pequeña niña para convertirse en la hermosa, orgullosa y temeraria hija del Rey de Vegetasei y la humana científica, como sabía que muchos la habían llamado en el pasado en aquel planeta.
Desde que habían dado por muerto a Goten hace ya dos meses, el mejor amigo de su hijo Trunks, él se había negado a volver al planeta. Había desactivado todos los sistemas de rastreo de su nave y simplemente había desaparecido en el espacio. En el fondo su corazón de madre le decía que él estaba bien, pero que necesitaba tiempo a solas para sanar sus heridas y poder encontrar el camino de vuelta a casa.
Vegeta dijo, ya volverá.
Bra esperaba a que regrese pronto porque debería enseñarle unas técnicas de combate, había notado su actitud ciertamente diferente.
Y ella tuvo unas ganas inmensas de llorar.
Dentro de poco se condecoraría un aniversario más desde la derrota de Broly y Turles, recordar aquellos años le ponía los nervios de punta y se le enredaban aún más los sentimientos. Nadie debería de pasar por lo que aquellas humanas secuestradas y tomadas como esclavas habían pasado, recordarlo era doloroso siempre. Porque a pesar de haber sido revertido, ella vio a su planeta devastado, a su amada Tierra en penumbras.
Y aquel pensamiento azotaba su mente en reiteradas ocasiones, porque nadie estaba seguro de que en algún momento resurja un nuevo Freezer o algún loco del espacio intentando conquistar su amado planeta o invadir Vegetasei. Milk le había dicho en algún momento "Amo a mi esposo y a mis hijos, pero este planeta no me gusta para nada; nunca me gustó en realidad, todos son unos salvajes, unos sádicos…no veo la hora de regresar a Flypan".
En verdad, así era.
Cuando se realizaban las batallas en conmemoración a la derrota de Freezer podía constatar aquello; Vegeta había decretado aquello como una forma de escape, le había dicho que de no darle esto a sus guerreros se volverían locos sin combates, la naturaleza del saiyajin era salvaje, combativa; en los últimos meses habían aparecido más ōzarus de los debidos. Reprimiendo su instinto violento, su verdadero interior salía a flote y estos inmensos seres no podían controlarse en absoluto, destruyendo todo cuanto encontraban a su paso y siempre eran Vegeta o Gokú quienes tenían que hacerse cargo.
Era el pan de cada día, simios gigantes y violentos apareciendo eventualmente; rumores de intentos de sublevación contra el gobierno de su esposo y su cuñado. La sociedad saiyajin parecía estar cambiando nuevamente y ésta vez lamentablemente no era para mejor. Y ella estaba allí, enel centro del asunto, ante la ausencia de su esposo y su hijo, se sentía sola y desprotegida. Aunque su amigo Gokú la defendería de darse el caso, se sentía a la deriva. ¿Qué pasaría si en algún momento los saiyajin decidían atacarla? ¿Cómo podría resistir aquello? Ella no era poderosa como ellos, sabía que si alguien la atacaba su marido lo perseguiría hasta el mismísimo infierno si fuese necesario. Pero no quería llegar a eso, no estaba preparada. Debía calmarse, estaba demasiado nerviosa y estresada con todos los eventos recientes.
Lo había decidido, hablaría con su esposo cuando este regrese de su viaje y le diría que tomaría unas vacaciones en su amado planeta.
Era necesario, para su salud mental y física.
Necesitaba un escape, un pequeño sorbo de agua cristalina, un breve minuto de aire puro, unos cuantos rayos de sol bañando su piel; necesitaba apreciar los coloridos matices de su planeta. Extrañaba a sus amigos, su ciudad, extrañaba la Corporación Cápsula.
Volvería pronto, una tenue sonrilvería a la Tierra después de tantos años.
¡Qué emoción!
Le diría a su hija Bra, ella no conocía la Tierra aún.
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Estaba exhausto, lejos de su planeta había decidido tomar un descanso antes de volver pero nunca debía descuidar su entrenamiento. No se lo había contado a su mujer pero secretamente estaba liderando una misión de búsqueda ya que habían tenido noticias de que un saiyajin con los rasgos y características de Goten había sido visto cerca del planeta en donde se encontraba ahora, Argos. No se lo había comunicado a su esposa por la sencilla razón de que no darle falsas esperanzas, además después de dos meses de estar desaparecido era sumamente complicado que ese muchacho apareciese, pero él no se conformaba. Era uno de los hijos de su mano derecha y ¿Por qué no admitirlo? Su mejor amigo.
Kakarotto estaba destrozado por dentro desde que su hijo Goten había desaparecido, él lo entendía claramente, también estaba preocupado por Trunks ya que lo conocía lo suficientemente bien como para saber que lo seguía buscando sin éxito. El otro hijo de Kakarotto a pesar de ser muy poderoso y un prodigio para los combates, había demostrado mucho interés y habilidades para la tecnología por ende estaba bajo la supervisión y entrenamiento de su esposa. Había notado que tanto sus hijos como los hijos nacidos de la hibridación entre los humanos y los saiyajin eran diferentes a los saiyajin puros en el carácter y las habilidades de combate, los híbridos eran más poderosos y poseían un gran nivel de pelea al nacer, además de que se adaptaban mucho más rápido a las nuevas técnicas y parecían pelear solamente de ser justo y necesario. La gran mayoría aún eran jóvenes, adolescentes y niños por ello monitoreaba con cuidado a las nuevas generaciones de guerreros que se venían formando bajo el mando de su hijo.
Pero debido a su ausencia el encargado de ésta tarea era Drein, se había convertido en un soldado de su entera confianza y utilidad. En verdad quería creer que todo estaría bien pero ciertas noticias que llegaban desde los rincones más alejados del cuadrante no lo dejaban dormir con tranquilidad. ¿Sería posible que haya aparecido una nueva amenaza? ¿Tendría que ver algo la desaparición de Goten con esto?
Esperaba estar equivocado…
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Habían pasado exactamente dos días desde que su hijo mayor Trunks se comunicó con ella y le diera la noticia de la desaparición de Goten. No había podido pensar con claridad sobre el asunto ni hablarlo con nadie en el palacio porque nadie de su entera confianza estaba cerca. Vegeta seguía en un viaje de reconocimiento y no había querido interrumpirlo, de hecho estaba un poco confundida al respecto.
Estaba muy confundida sobre lo que sucedía exactamente con Vegeta, no habían discutido ni peleado como usualmente lo hacían aunque después se daban aquellas apasionadas reconciliaciones últimamente esto no había ocurrido así. Bulma se había dado cuenta de que no podía comunicarse con él con la misma facilidad de antes, ahora Vegeta estaba un poco más arisco e insoportable de lo normal. Trataba de no darle mucha importancia al asunto ya que ella estaba segura de que su marido la amaba.
Así que dejaría esa conversación pendiente con él para después, debía hacer algo para ayudar a Trunks, aún no tenía noticias de lo que había sucedido con Goten, Trunks no había respondido sus mensajes y estaba realmente preocupada ahora, lo más difícil de todo fue el ver a su amiga Milk y mentirle diciéndole que Trunks se había comunicado recientemente y que les había dicho que estaban bien y que regresarían pronto.
Se sentía terriblemente mal pero conocía de sobra a Milk y no quería que se preocupara, la salud de Milk había decaído en los últimos meses y no quería que esto la afectara, Milk era demasiado sobreprotectora con sus hijos a pesar de que ellos eran mucho más fuertes y podían cuidarse muy bien, Gokú simplemente se limitaba a sonreír y darle la razón cuando ella los sermoneaba, había sido testigo en incontables ocasiones de la forma en que su amigo Gokú miraba a su esposa, realmente la adoraba. Y esto es algo que no lograba ver en los ojos de su esposo, no después de tantos años juntos. Pero tenía que armarse de valor y contarles lo que estaba pasando al matrimonio Son, pero ni siquiera sabía por dónde empezar, ¿Cómo los miraba a la cara y les decía que Goten había desaparecido en la misión y no habían logrado hallarlo después de tantos días? ¿Cómo podría enfrentar a Milk después de haberle mentido?
Suspiró y decidió hacerlo, era lo que necesitaba hacer, tenía que tratar de hacer algo y ayudar a sus hijos, ella también estaba muy afligida. Así que se levantó del asiento y tomó su bata del perchero, se miró frente al espejo que tenía colgado en uno de los lados de su estudio y suspiró profundamente dándose valor. Caminó entre los pasillos del palacio, a éstas horas lucían vacíos ya que era la hora del almuerzo, la hora sagrada de los saiyajin; pero ella no tenía apetito. Se dirigió hacia uno de los hangares donde tenía su nave personal y decidió ingresar y prepararse para volar. No le comunicó nada a los encargados del control de naves, simplemente decidió despegar haciéndoles un gesto con la mano indicándoles que todo estaba bien. Ante la sorpresa de algunos saiyajin, la reina terrícola estaba rompiendo los protocolos; una vez más.
No era para nada algo escondido que muchos saiyajin aún guardaban recelo hacía la mujer terrícola que los gobernaba, muchos habían sido inculcados bajo el lema de que los saiyajin siguen al poder, incluso se habían percatado de que el Rey Vegeta se estaba alejando de la mujer y aquello de cierta manera los alentaba a mirarla con desprecio. Tal vez el Rey se haya dado cuenta de que la científica no es la indicada para guiarlos según sus enseñanzas y costumbres, han vivido años de prosperidad, están perdiendo la condición de guerreros feroces y sanguinarios que siempre los había caracterizado, se habían convertido en un pueblo pacífico y las nuevas generaciones de soldados eran muy débiles. Los niños que nacían de las uniones entre terrícolas y saiyajin eran cada vez más débiles y sin aptitudes para el combate, pronto la raza pura de los saiyajin se perdería y aquel planeta orgulloso y extremadamente poderoso, se convertiría en un planeta débil y fácil de conquistar si alguien con ese deseo y malicia aparecía.
Era de temer que solo la guardia del Rey o los soldados élite tenían un nivel de poder considerable, había tantas comodidades que ya las nuevas generaciones no se esforzaban en obtener algo, pues lo tenían ya sin pedirlo.
Y la causante de todo esto, era esa mujer…la terrícola.
