2. Adrenalina

Adrenalina.

Pura y dura.

Ésto es lo que experimento cuando me siento al volante de la ambulancia y activo las luces y sirenas: poder, control, superioridad...soy el puto amo de la carretera, y adoro esta sensación. Todos los vehículos se hacen a un lado para que yo pase, y puedo saltarme absolutamente todas las normas de tráfico sin recibir más que agradecimiento si con ello se llega a tiempo de salvar a alguien.

Hoy no es distinto, a pesar que el tráfico está denso. Cuesta más abrirse paso porque estamos en pleno mes de vacaciones y la gente se está muriendo por salir de los confinamientos locales, comarcales, y provinciales que nos han estado esculpiendo el nuevo carácter de mierda que ahora exhibimos todos.

Pero sí, hoy cuesta. Incluso me veo obligado a frenar, achuchar a los coches que no se apartan, amenazarlos con acercarme tanto que pueda incluso rallarles la chapa...oh, ahí sí que se apartan. Mantener la chapa de la carrocería intacta es importante. Muy importante.

Miro de reojo a Shion, nuestro "Doc", y a Yuzuriha. Percibo sus rostros tensos. Ellos saben mejor que nadie que los segundos son valiosos. Verlos nerviosos me acojona y me cabrea a partes iguales. No quiero ser el responsable de llegar tarde a poder hacer algo, y entonces surge ese ogro que llevo dentro.

Me arrimo tanto a un coche que casi le rozo su preciada carrocería lacada de negro y el conductor se asoma por la ventanilla increpándome... ¡Cómo me gusta el momento!

Bajo la mía. Shion, que está justo a mi lado, me lanza una mirada de advertencia y yo le sonrío, aunque si se da cuenta será sólo por la expresión que puedan transmitir mis ojos.

- ¡Apártate joder! - Grito, sacando el brazo por la ventanilla para realzar mis palabras con mis airados gestos.

El tipo me hace señales para que me tranquilice a la vez que sí, que trata de mover un poco el coche, pero ya me ha encolerizado.- ¡Venga, cojones! ¡Que nosotros estamos currando! ¡Hay quien nos necesita, joder!

Por fin puedo pasar, y los demás conductores hacen lo posible para dejarme el pasillo central libre. Piso a fondo y el "Doc" y Yuzuriha casi que se mimetizan con los asientos.

- ¡Hostias Def! - se queja Shion - No puedes ser más brusco, ¿no?

- Ahora puedo permitírmelo.

Luego ya no podré. Con un paciente detrás debo ser rápido y suave, pero ahora me la suda que mis acompañantes se zarandeen de un lado a otro. Lo siento. Conduzco así. Si no me quieren en su equipo que emitan queja.

Llegamos al lugar del accidente y el escenario es dantesco. Ahí yo me mantengo al margen, porque conocimientos médicos reales no tengo y si hago algo es exclusivamente lo que mis compañeros me indican que haga.

Miro alrededor y veo trozos de moto esparidos por todo el asfalto machado de combustible. Y de sangre.

La policía ya ha llegado y están despejando la zona de impedimentos para nuestro trabajo, protegiendo de la cercanía de los morbosos a lo que parece ser un chico muy joven tendido en el suelo.

Una de sus piernas está rota. Lo veo por la extraña posición con la que está extendida. El pie no está alineado con la rodilla, pero creo que ése es el menor de los males...

Shion y Yuzuriha corren hacia él, y es ahí donde mis sentidos siempre se confunden. Es como si el tiempo se detuviera a mi alrededor...Percibo sus movimientos muy lentos, pese a que tengo la certeza que no pueden ser más veloces, y sus voces llegan a mis oídos distorsionadas. Veo cómo ella lo toma del cuello como sólo ellos dos saben hacerlo, y el "Doc" le quita el casco. Está inconsciente y sí, es aún un crío que no debe tener más de quince años. Le colocan el collarín para inmovilizar el delicado recorrido de la espina dorsal y viene lo que jamás puedo soportar ver...la reanimación cardíaca.

Me giro. No quiero verlo. Cuando hacen ésto es porque algo va muy mal, y es sólo un crío la persona que hay en el suelo...ahora mismo su familia no debe ni saber que está más muerto que vivo y joder, ésto me supera. Como también lo hace ver al tío del coche que lo ha arrollado sentado en la furgoneta de la policía, esperando el tiempo necesario para repetir la prueba de alcoholemia...

Si yo fuera el padre o el hermano de este chaval me lo cargo a hostias. Joder si lo hago...

- ¡Def! ¡Camilla! - Shion me grita, arrancándome de mis ganas de agarrarme a trompadas con ese borracho.

- ¡Voy!

Abro bien la parte trasera de la ambulancia y tiro de la camilla hasta dejarla sobre el pavimento. Cuado me giro hacia ellos veo que Yuzu le está pinchando una vía con suero y me tranquilizo. Han conseguido reanimarle y por eso creo que son dos ángeles de la guardia estos dos.

Me acerco a ellos con la camilla y ahí sí me necesitan.

- A la de tres, Def - indica el "doc", que se posiciona en la parte de la camilla donde irá la cabeza del muchacho. Yo me coloco en el extremo opuesto, tomo al niño de ambas piernas unidas e inmovilizadas y espero a su señal.- Uno...dos...¡tres!

Arriba.

Sincronización perfecta.

Yuzu se mantiene a su lado, comprobando en todo momento sus constantes a la vez que sostiene en alto el suero.

Nos acercamos a la ambulancia y encajamos la camilla en los raíles que la ayudan a subir.

Ellos dos se quedan detrás y yo ahora me encuentro solo en la cabina de conducción.

Pongo la llave en el contacto, le doy al botón de las sirenas y arranco el motor.

Ahora debo ser tan o más rápido que antes.

Y suave.

Una vida depende de ello.

Una vida que quizás sí nos haga sentir mejores personas.