A
mis lectores:
Muchisimas gracias…. este proyecto ha sido el
más extraño y me alegra saber que ha sido bien aceptado
o
Nakil: jejejejeje me dejaste sin palabras…..
Deimos: se lo debo mucho a mi lectora Beta Nax y a dos o tres recivadas… solo espero no cajetearla esta ves, cada trozo parece más independiente cada ves.. jejeje
Las cónicas de la casa de Madam Sahori III
.:..:.Only you……:..:.
Relato de Apolo y su aventura con Odiseo.
Aun no sé como es que me dejé engañar por mi hermano y mi tío, ya verán cuando me los encuentre, porque eso si, van querer que les pague las cuentas de sus múltiples gastos, Hades nunca dice nada pero Abel….. todo un hombre comportándose como un adolescente.
-Duérmete… - oigo esa voz a mi lado, que suave y perfecta suena aun entre sueños, me giro un poco olvidándome de mis futuros e inevitables problemas, pero es que, veo su carita así dormida, siento sus manitas en mi piel. No pude evitar acomodarme y dejar que sus manos me envuelvan de nuevo.
Creo que no es extraño que me sienta tan bien, después de todo lo paso en el día.
Perder aquella tonta apuesta con mi hermano y mi tío, Hades completamente feliz y gritándolo todo el rato desde aquel bar, quien diría que se trata de mi tío Hades, uno de los nobles mas serios e importantes de toda Francia, diciendo que hoy se quedaría en aquella detestable casa por motivo de un cumpleaños, por su lado Abel venia contento, no le había importado perder a manos del tío Hades, según oí por mis criados que había vendido algo por una buena cantidad de dinero.
Si Abel fuese mas cuidadoso con sus gastos no tendría que hacer eso tan seguido, pero bueno, es un jugador irremediable.
Así los tres nos encaminamos a la casa esa, como odio esa pocilga. Pero bueno, había perdido la apuesta y siempre me he considerado un caballero de honor, y pasó lo que pasó nunca me eche atrás ni me acobarde un solo minuto.
Abel no entró con nosotros con la excusa de que tenia que ir a encontrarse con alguien, Hades lo despidió, de hecho hasta se alegró que mi hermano se marchara, arrastrándome del brazo como si fuéramos a un parque como cuando era niño.
Juró que nunca entenderé a mi tío.
Cruzamos la reja y recorrimos rápidamente aquel jardín, entramos y lo primero que vi,. fue aquel pasillo en tonos rojizos, mi tío conocía bastante bien el lugar porque no me dio tiempo siquiera de reconocer el lugar, cuando menos lo imagine, ya estaba en un salón amplísimo con muchos sillones, un velo de humo y otras fragancias llenaban el ambiente y saque mi pañuelo para cubrirme la nariz, tenia ascos por esos aromas de ese sitio.
Una hermosa mujer de cabellos lavandas se puso de pie al vernos parados frente a ella y saludo muy cortésmente a mi tío.
-Bienvenido Monsieur Enfers- dijo ella aplaudiendo un par de veces, entonces apareció una doncella rubia con un enorme vestido blanco, de su cintura colgaban un juego enorme de llaves. Mi tío hizo una caravana.
-Este es mi sobrino, merece… un trato especial, como el que me ha brindado- dijo sugerentemente siguiendo a la chica, guardando compostura, no entendí a que se refería, odiaba la casa por la forma en que se referían mi tío y mi hermano cada vez que nos reuníamos, pero nunca explicaban nada más.
-Bienvenido Monsieur- habló la dama sacándome de mis pensamientos, le sonreí en respuesta -¿Es su primera vez que asiste a una casa como esta? – preguntó ella cortésmente, invitándome a que me sentara en el sillón al lado del suyo, pronto una chica trajo unas tazas y té, me quede viéndola largamente sin saber a que se refería, ella se inclinó y preparó nuestras tazas con aquel delicioso liquido.
-Monsiuer Enfers es un personaje muy silencioso y misterioso – comenzó ella la platica – verá, tiene….. mucho tiempo viniendo con nosotros, presumo que desde antes de su nacimiento monsiuer –su forma de hablar me atrapo, pero también me hacia quedarme alerta. Sus palabras sobre mi tío eran verdad, nadie sabia la verdad sobre él, y solo le podíamos ver en las noches…
-Pero no tenga miedo monsieur, si usted esta aquí a la fuerza, le aseguro que es libre de marcharse, nosotros nos encargaremos de Monsieur Enfers – Su oferta fue tentadora, pero me negué. Como dije, soy un hombre de honor.
-No Madame – le conteste- Admito que es la primera vez que vengo….. y
-No se preocupe – contesto ella dejando la taza en la mesa y poniéndose de pie – yo le enseñare lo que deba aprender
Me puse de pe enseguida, dejando la taza junto a la de ella, entonces me miró seriamente, sus pupilas lavandas, me recordaron un poco las pupilas de mi padre…
-Soy Madame Sahori – dijo ella –y esta es mi casa, venga conmigo y le mostrare lo que ofrecemos-
Comenzó a caminar cruzando de nuevo el cuarto, deteniéndose a la mitad, la cual estaba custodiada por un par de retratos de leones, unos dibujos muy impresionantes, ella esperaba por mi, mientras veía atónito aquellos magníficos leones dispuestos a saltar en cualquier momento sobre el visitante.
La seguí dentro de esa habitación.
Una habitación completamente obscura, con una sola luz blanca en el centro, de manera tal que solo se veía el centro y en los alrededores solo se veían obscuras sombras.
Un sirviente salio de las sombras justo a un lado de la mujer, me ofreció una silla al lado de ella, cuyo rostro no había cambiado en lo mas mínimo al inicio de nuestra charla. Me senté expectante a lo que iba a pasar. ¿Acaso era un teatro?
-Elija por favor – habló ella en un susurró, le iba contestar¿Qué cosa debía yo elegir? Si en esa habitación no había nada mas que nosotros.
Y entonces quede helado.
Varios chicos y chicas entraron a la habitación, quien sabe por donde, todos eran hermosos desgarradoramente, usando trajes muy provocadores, mostrando en pleno lo que el cuerpo humano era. No tenia palabras para describir mi asombro y mi naciente furia.
-¿de que se trata?- le pregunte a la mujer a mi lado.
-De que escoja uno – respondió ella con una tranquilidad que me indigno, me puse de pie, esto era inmoral… -Si Monsieur Enfers tenia razón….. – dijo ella volviendo a palmear, y las chicas abandonaron el lugar decepcionas, pude oír sus leves quejidos. –Entonces uno de ellos es de su agrado-
Me le quede viendo eufórico, intrigado, luego volví a ver a los chicos que ponían poses raras, pero indudablemente seductoras, el chico de cabellos azules hasta me guiñaba coquetamente.
-No la entiendo Madame- recalque rodeando la silla dispuesto a salir de la habitación.
-Esta es una casa de citas – dijo ella de repente cuando alcanzaba la puerta, me quede helado. Mi tío me había retado a quedarme en esa casa como un cliente… y yo…. me estaba echando atrás. Me di la vuelta camine al lado de la mujer y señale aleatoriamente.
-Ese- dije con voz segura, no iba a romper mi palabra de caballero.
Entonces ella volvió a aplaudir y todos salieron de la habitación, el mismo sirviente se acerco parándose a mi lado.
-Sígame por favor- Volví la mirada hacia la mujer confundido.
-Disfrute de Odiseo Monsieur….
-Apolo… - termine su frase siguiendo al sirviente, guiándome a otra puerta y por otro pasillo, entonces pude notar la magnificencia de la decoración de la casa.
-Que pase buena noche- me dijo dejándome delante de una puerta.
La observe largamente, dude de mi mismo de seguir adelante, no había estado con nadie desde mis años de juventud, es decir no mas de 6 años, mi tío esta ves si que había ido demasiado lejos con su apuesta. Resolví que le contaría la verdad al chico y le convencería para que no hiciésemos nada, después de todo, él no tenia la culpa.
Entre a la habitación con cierto miedo, estaba obscura iluminada por unas cuantas velas en forma de camino hacia la cama donde estaba recostado el chico, sin nada mas puesto que una tiara en la cabeza. Cuando señale sinceramente no había prestado atención a quien señalé.
Su hermoso cuerpo esbelto resaltaba en las sabanas blancas, apenas se le marcaban los músculos, sus brazos cruzados bajo su barbilla le daban un aire de inocencia que me atrapo, sus ojos de espliego me capturaron en ese momento, me quede sin habla.
Era hermoso, muy hermoso.
Caminé lentamente hacia la cama, quedando de pie al lado de esta, el joven se irguió dejando ver todos sus atributos que no pude evitar mas que contemplarlo, él suavemente puso sus manos en mis hombros recargándose en mi, acercando su rostro al mió.
-Espera ¿Qué haces? – rompí el encanto por un impulso, tomando sus manos y alejándolas de mi, vi en su rostro confusión y después tristeza.. –Sabes, ha sido un terrible error, yo no suelo…..-
El niño se giró haciéndose un ovillo, creo que esas palabras lo hirieron, no sé con certeza pero entonces le puse un mano en el hombro.
-De verdad lo lamento, pero juró que pagaré- añadí, y el joven se volvió a verme, me ahogué en sus ojos húmedos, el sonrió.
-Entonces permita que le de un baño – sugirió, estaba por negarme una vez más pero el puso su dedo en mis labios y con una hermosa sonrisa. –No diga no dos veces, verá que no se arrepentirá – me dijo, y le consentí el baño.
Se puso de pie velozmente y comenzó a deshacer el nudo de mi corbata, le sostuve las manos como exigiendo un a explicación, el chico era mas bajo que yo y para verle a sus ojos tenia que ver hacia abajo, claro que en mi posición podía ver algo mas que sus hermosos ojos, él se liberó de mis manos y siguió haciendo su trabajo bajando el rostro, su melena morada, me era inquietante y a la vez atrayente.
Creo que desde que cruce esa puerta de esta habitación, perdí el control de mi mismo y el chico hacia lo que quería conmigo.
-Sígame por favor- habló suavemente, desvié mi mirada para no ver su perfecta anatomía, pero tenia que hacerlo si quería ir al famoso cuarto de baño, el chico, comprendió algunas cosas de mi, porque solo había retirado de mi cuerpo mi traje dejando mi ropa interior. Demasiado bueno el chico.
-¿Cómo te llamas muchacho? – le pregunte estando frente a él antes de cruzar el umbral del baño.
-Odiseo señor – me contesto tímido.
-Apolo, llámame Apolo, señor me hace sentir mas viejo – le replique y él sonrió.
Entré al baño con cierto nerviosismo, al parecer ya estaba preparado y era cosa que me terminara de desnudar y entrase a disfrutar del agua calida en la tina.
-podrías- le pedí a Odisea, obedientemente salio del baño cerrando la puerta tras de si, con mas confianza termine de desvestirme y me introduje en la tina. El agua estaba deliciosa, y no dude en sumergirme por completo, humedeciendo mis cabellos rojizos.
Salí del agua y me tope con una mirada lavanda frente a mis ojos, Odiseo estaba a un lado de la tina mirándome curiosamente, tenia en sus manos en el jabón y una esponja, las cuales rápidamente humedeció y sin pena alguna las metió al agua pasándomelas por la piel de mis piernas. Creo que brinque con el solo contacto.
-Relájese Monsieur Apolo- me explicó tomando mi pierna con sus manos y sacándola del agua, enjabonándola al instante. Sentí que mis mejillas se tiñeron de un rojo total, no le respondí nada….. y me mente solo gritaba "quitas tus manos de mi cuerpo" pero, mi cuerpo ordenaba "sigue Odiseo sigue"
Sus manos suavemente tallaron mis tobillos haciendo pequeños círculos, con una lentitud mortal, su atención era total a lo que hacia, entonces me di cuenta que el chico no estaba viendo lo que hacia, si no que estaba mirando….
Estaba mirando hacia mi entrepierna, por reflejo puse mis manos allí, pero Odiseo la tomó y comenzó a tallar mis manos con aquella esponja, no dejaba de ver lo que hacia y el vapor que cubría la tina le hacia más misterioso.
Odiseo fue aun mas atrevido y llevo mis dedos a su boca, chupándolos suavemente, sentí ganas de arrancarlos de hay y salir de esta casa, pero….. su lengua se sentía muy bien en las yemas de mis dedos, me relaje un momento, y hasta creo que puse mi otra mano en su mejilla. Estaba de verdad en sus manos, aunque mi inconciente me traicionaba con los deseos de salir de hay.
El agua se desbordo y su sonido me trajó de nuevo a la realidad, abrí mis ojos enormemente al ver a Odiseo sentarse en mis caderas, posar sus manos en mi pecho y tallar mi piel con una sensualidad que no pude resistir, sus ojos me miraban con ternura, sus calidez me tenia completamente atrapado….
Y cierta parte de mi ahora exigía atención de inmediato, y más cuando sentía al chico tallarse sobre mis caderas con la excusa de alcanzar mis hombros.
Llegó el momento en que volvimos a quedarnos de frente, uno al otro, y esta ves no negué que, necesitaba que el chico me besase, ni me acariciase.
Que puedo decir, defendí mi honor con creces y no falte a mi promesa con mi tío Hades.
Tome su cadera, incitándole a que aumentase el ritmo que tenia, mientras que con la otra mano acariciaba su suave mejilla, explorando la dulzura de su boca, sus manos jugueteaban con nuestras hombrías, sentí que el agua se enfriaba peligrosamente.
Pero creo que Odiseo no sentía lo mismo, de pronto se detuvo y se levantó un poco, tomando con su mano mi ardiente carne, le mire extrañado, el agua comenzaba a sentirse extraña en mi piel, tenia una imperiosa necesidad de tomar mi propio cuerpo y dar fin con ese universo de emociones que brotaban, Odiseo lo supo mejor y en cosa de instantes volvió a sentarse, lentamente…
Gemí fuertemente. Pude sentir un calor rodear mi hombría, apretarla de un modo que no hubiese imaginado, oí gemidos por parte de Odiseo, abrí mis ojos para grabarme su rostro, lo tenia alzado en una expresión de total placer, tomó mis manos y las llevó a sus caderas iniciando un sublime subir y bajar de sus caderas….
Perdí la noción completamente del tiempo, creí que terminaríamos en la bañera, pero el chico se detuvo y atrapo mis labios con los suyos en un beso rápido, luego me susurro al oído.
-llévame a la cama señor mió –me dijo y como su esclavo obedecí, sin separar nuestros cuerpos , sin romper aquella unión de nuestras carnes, lo levante y salimos de la tina, él me beso repetidamente en la cara en lo que llegábamos.
Entonces lo deposite suavemente en la cama quedando sobre él, quedando de un modo que ninguno de los dos esperamos, él en la cama y yo de pie al borde, sus piernas abrazando mis caderas. Su mirada me dio la orden, y ahora yo llevaba el mando, el ritmo a nuestra danza, lo impuse del modo que mi cuerpo exigió, arrancándonos gemidos, nuevas oleadas de excitación y placer, devoraba sus labios y su piel, todo cuanto pudiese besar y lamer, desesperado en que querer apaciguar ese fuego que con cada embestida se volvía mas fuerte e inapagable.
Sentí que estábamos de nuevo en la cumbre, y él me paró, una vez mas me pidió cambiar de poción, renegué de tal cosa, quería llegar, quería explotar, pero su mirada y sus palabras, volví a obedecer.
No sé cuantas veces más lo hicimos, solo sé que fue larga nuestra danza, y lo disfrute, rayos, esta había sido mi primera vez con un hombre, el cual me había seducido desde un principio, y me había enseñado mucho mas que en toda mi vida.
Al final solo pude sentir mi semilla inundándolo, su voz gritando… y después cayendo en la inconciencia del sueño. Odiseo acabo conmigo. Y aunque ahora veo su carita inocente y siento sus brazos, sé que es un chico de cuidado que me vuelve loco.
-Monsieur Apolo – alguien llamaba a la habitación de modo energético.
-Déjanos- contesto Odiseo con un tono cansado
-Madam Sahori quiere verlo- volvió apurar el joven del otro lado de la puerta
- que se espere, él aun no me despide – concluyó Odiseo subiéndose de nuevo a mi pecho buscando mis labios
El chico de al lado pareció murmurar cosas y sus pasos se perdieron en el pasillo, me alegre de que se fuera, porque no quería que escuchase a Odiseo gemir cuando me permitiese entrar en él…. de nuevo.
