Los personajes no me pertenecen son propiedad de la gran Rumiko Takahashi.
Antes de que empiecen a leer, esta historia formó parte de la dinámica #ficker_por_un_dia de la página de Facebook Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma en un acalorado #viernes_de_lemon.
Tal dinámica se llevó acabo al igual que las otras dos historias que están publicadas en este perfil.
Tras exhibir un fanart nueve fickers diferentes desarrollaron una erótica historia, queremos agradecer de la mejor manera a los escritores que prestaron tiempo de su vida y creatividad para hacer realidad este oneshot.
Mundo fanfics Inuyasha y Ranma
Benani0125
AlexDLuffy7
Kaysachan
Lucy TargBB
Rosas Rojas
yuyiiQA
Alesandraa417
BereNeST
Kariiim
Asi es como les pueden encontrar en las plataformas de fanfiction o Wattpad.
Obviamente al ser una historia formada por nueve mentes diferentes, tiene ligeros descuadres al momento de la narración o de pasar de un párrafo a otro cuando un ficker sede el lugar a la siguiente participación.
Esperando que esto no sea impedimento para que disfruten la lectura les dejo leer…
.
.
.
.
¿SIN PROTECCIÓN?
.
.
.
.
-¿Ranma traes protección? - Fueron las palabras de la chica ante el candente juego de caricias.
El muchacho, que permanecía con la espalda desnuda pegada a la duela del dojo, hacía caso omiso ante los cuestionamientos de la mujer que ahora lo enloquecía con sus sensuales movimientos.
-Ranma… te estoy hablando, ¿tienes protección?, porque si tu respuesta es no, paramos en este momento –habló tajante la mujer de hermosas hebras azuladas.
El azabache ya no pudo evitar aquella pregunta, estaba tan cómodo con los mimos y fricciones de sus cuerpos, que creía que el contestar aquello era una pérdida de tiempo, la pequeña falda azul celeste de Akane era ideal para el jugueteo sexual que estaban llevando, la blusa entallada a su cuerpo, con los botones abiertos, dejando ver un hermoso y sexy sostén, el borde de sus pechos saliendo sobre la tela de encaje, era una verdadera obra de arte.
La perfecta piel redondeada, levemente perlada por el sudor, subía y bajaba dada la intensidad de su agitada respiración, el joven artemarcialista necesitaba degustarla, sentir el sabor salino y dulce de su piel, los ojos del menor de los Saotome parecían prendados de la esbelta figura que se mecía sobre su pelvis, los movimientos eran tortuosos, pues aún existía una barrera entre ellos, el muchacho maldecía la existencia de la ropa interior, en ese instante podría matar al creador de la estorbosa barrera, Akane por su parte permanecía con los ojos cerrados mientras su cuerpo friccionaba la intimidad del muchacho una y otra vez…
-Ranma… -fue su último llamado antes de inclinar su cuerpo hacia él, pero elevando su cadera, separando sus intimidades, castigando así al ojiazul, quien de súbito frunció el ceño al sentir la frialdad que se instalaba entre sus cuerpos.
-Sí, tengo protección, pero no quiero usarla –articuló aquella frase de manera jadeante, pero seguro de sus deseos, quería sentir la caricia de las húmedas paredes de su amante, la estrechez de la mujer succionando su erecta virilidad.
La cara de Akane era un poema, ¿acaso había escuchado mal? ¿su baka favorito acababa de decirle que no quería utilizar protección? pero ¿y los riesgos que eso implicaba? Claro que ella también quería disfrutar al natural, pero...
Los besos húmedos que Ranma le brindaba le arrancaron sus pensamientos de cuajo, ¡Dios!, la tentación era muy grande, se permitió seguir disfrutando de tan deliciosas caricias, su prometido se levantó un poco hasta quedar sentado, colocando a la chica a horcajadas sobre su hinchado miembro, que roces tan sublimes
Le devora los labios intentando que su chica no piense más, y es que él está seguro que su prometida se va a negar, pero él es el gran Ranma Saotome el todo lo puede y se sabe capaz de convencer a su marimacho para que en esta ocasión no usaran esa estúpida barrera quita placer, esa intromisión plástica que le ha robado la grata sensación del amor al natural.
Entre besos y caricias se sentían en otro mundo, el roce de sus cuerpos, el sudor, los gemidos y las caricias Iban en aumento, recordando las veces que habían sido interrumpidos en el pasado, en esta rara ocasión en que se encontraban solos, con sus deseos y cuerpos al límite, la protección estaba quedando en el olvido
-"Ranma" – jadeó Akane
Los eróticos movimientos de la cadera de Ranma hacían que sus intimidades se rozaran, causando una oleada de deliciosas sensaciones, Akane quería dejarse llevar, pero sabía que no podían hacerlo, la relación de ellos era explosiva y apasionada, pero todavía tenían mucho que resolver, su vida era demasiado complicada como para sumarle un posible embarazo, ellos no estaban listos para eso, así que la chica tomó fuerzas y se apartó bruscamente de su prometido.
-"Akane, por favor" – gruñó Ranma aprisionándola en sus brazos con fuerza – "te necesito" – le murmuró en el oído antes de morderle el lóbulo de la oreja y empujar su endurecido miembro contra la intimidad de Akane, arrancándole un sonoro gemido.
-"Raaaaaanma…" – El chico de la trenza sonrió triunfante, nunca pensó que su habilidad para aprender y perfeccionar técnicas pudiera servirle para algo más que las artes marciales, pero después de empezar a intimar con Akane, se dio cuenta de que podría aplicar los mismos principios a este aspecto de su vida y con resultados más satisfactorios, nada lo llenaba más de orgullo y satisfacción, que la cara de su bella marimacho al llegar al clímax, se sentía el hombre más poderoso del universo.
Empujó su cadera con más fuerza y Akane echó su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, Ranma al verla tan entregada al placer, le pasó un brazo por la cintura levantándola un poco, y con la otra mano se bajó el bóxer, liberando su miembro, cuando intentó apartar la ropa interior de Akane, ella abrió los ojos y se apartó
-"No, Ranma, no podemos hacerlo"-
-"Akane, mira como me tienes, de verdad te necesito" – señala su erguida masculinidad que está goteando pequeñas gotas de excitación
-"Si no quieres usar protección, no podemos hacerlo" – responde Akane mordiéndose el labio y mirando fijamente la entrepierna de Ranma, sintiendo como su intimidad se humedece cada vez más y más.
-"Que más da Akane, por una sola vez quiero sentirte sin barreras de por medio" – contesta frustrado, tomando su miembro en sus manos y acariciándolo de arriba hacia abajo con fuerza
Akane no puede soportar más la necesidad de tocarlo y se acerca nuevamente…
Lentamente bajó por su torso hasta tomarlo con sus manos y empezó a acariciar
tortuosamente, toda su longitud. Estaba maravillada con su trenzudo, con su dureza y su tamaño, que ya se imaginaba lo que sería tenerlo dentro de ella, libre de toda barrera, llevándola al cielo y deleitándose con los deliciosos espasmos que sólo él sabía brindarle.
Jamás se iba a cansar de ello, jamás podría tener suficiente, porque siempre su alma, su corazón y su cuerpo pedirían ser amados de la forma en que él lo hacía.
De pronto, sintió cómo las manos de Ranma detenían su tarea, atrayéndola hacia su pecho y volviéndola a colocar sobre él. Su cadera se ciñó al toque fuerte y varonil que ejerció y de inmediato su cuerpo reaccionó a la presión de su erección, cobrando vida propia. Fue un magnetismo sexual exquisito que la embriagó y que no permitió que ella pudiera hacer algo para alejarlo. Estaba anonadada... disfrutando de cómo su olor y su aliento se impactaba contra su cuello.
Con una ágil maniobra, rompió los pocos botones de su blusa que aun permanecían en su lugar, dejándola expuesta con tan solo un encaje crema que realzaba sus senos; hambriento, se apoderó de ellos, mordiéndolos y succionándolos hasta hacerla gemir de impaciencia. Eso fue todo para ella…
—Exquisitos —le dijo mirándola a la cara sin dejar de lamer la punta, revoloteando aún más las hormonas de la chica. Ella no hizo otra cosa que sujetar su cabeza con fuerza para no dejarlo escapar y seguir sintiendo su maravillosa lengua en ellos.
Obnubilada de placer, ahogó un suspiro cuando él deslizó uno de sus dedos por su centro. La tela estaba caliente y húmeda, jugando a favor del desenfreno y la locura que sería introducirse y sentir la piel de la azabache. La miró lleno de lujuria, desesperado, ardiente por hacerla suya otra vez. Ella estaba igual, a su merced, moviendo sus caderas sinuosamente, instándola a tocarla más.
Él jugueteó sobre el encaje, torturándola, hasta que lo apartó e introdujo la punta de su dedo, logrando que Akane largara un grito de excitación.
— ¿Ves cómo tu cuerpo reacciona al mío? —dijo contra su piel, su hálito se coló por sus huesos haciéndola estremecer de nuevo.
— Ranma… —murmuró sin aliento.
Akane se alejó, su cuerpo palpitaba y el calor de su piel hervía a fuego lento. Sentía la mente embotada, aturdida e increíblemente pérdida.
No podía sucumbir a la lujuria, ni a la excitación del momento. Sabía los límites que marcaban su vida sexual con Ranma y uno de ellos era siempre usar protección.
Bajó la mirada y observó los ojos azules, fijos en ella. Ranma seguía cada uno de sus movimientos, sus orbes exudaban pasión, pero también podía vislumbrar su cariño, el amor con el que la miraba, la manera tan dulce en que se centraba en ella, como si no existiera nadie, como si ella fuera la única mujer en el mundo.
Eran aquellos momentos, cuando ambos bajaban la guardia y Ranma la miraba de esa manera, que realmente conectaban y él la hacía sentir hermosa y seductora.
—Ranma – gimoteo cerrando los ojos, apoyó la frente en su hombro y le tomó de la camisa con la mano libre, apretando la tela con fuerza.
No debía, pero recordó justo en ese momento que Ranma conocía cada uno de sus puntos débiles.
Un jadeo escapó de sus labios cuando Ranma la tomó de la cadera y volvió a colocarla sobre su regazo, sus piernas quedaron abiertas y sintió como aquellos dedos largos se deslizaban una vez más a través de sus pliegues, extendiendo la humedad, acariciando el botón de sus pasiones, logrando reducirla a un montón de temblores.
Un escalofrío recorrió su piel, erizando su cuerpo, subiendo la temperatura en su interior, combatiendo la cordura de sus acciones.
—Ranma…
—Cada vez que te toco puedo sentirlo… – su lengua rugosa se deslizó por su cuello y Akane se encogió, lanzando un gemido de pasión –. Es algo que me impulsa a hacerte el amor, porque solo entonces te siento completamente mía.
—Ranma – musitó débilmente –. Yo t-también quiero, pero…
—Se que también te preguntas cómo se sentirá – él deslizó los labios por su oreja derecha, susurrándole coquetamente mientras una posesiva mano se apoyaba en su cadera desnuda –. Imagíname Akane, sin nada de por medio, siempre ha sido tan bueno, pero… – ella tembló –. Te excita pensarlo ¿cierto? Sentirme piel contra piel… el calor y la humedad de tu cuerpo me quita el aliento. Estoy seguro que será la mejor sensación del mundo.
Akane se mordió el labio inferior cuando un dedo se deslizó en su entrada, tembló al sentir como la acariciaba tentativamente y jadeó cuando estuvo dentro, profundamente.
Estaba tan excitada que no pudo detener el movimiento de sus caderas, iniciando un vaivén lento, delicioso. Insuficiente…
—Voy a tocar todos tus botones hasta que estés tan encendida que no podrás negarte, hasta que me necesites tanto como yo te necesito…
No le quito la camisa completamente pues sabía que si alguien venia ella solo tendría que acomodarla.
Con mucha lujuria acerco su masculino rostro a los pechos de su chica y empezó a succionar su erecto pezón, producto de la excitación mientras jugaba con el otro... los gemidos de ella eran como melodía para el trenzudo y al escucharlos ya le estaba empezando a importar poco si alguien los descubría, sin ninguna vergüenza el pelinegro acerco una de sus manos y las introdujo nuevamente por debajo de su braguita y empezó acariciar su clítoris, Akane no podía más con las intensas sensaciones, estaba tan húmeda, que podía sentir como la evidencia de su excitación comenzaba a caer por sus muslos, Ran..ma de..ten..teeeee...¡aaaaahh!...
Los dos enamorados, seguían disfrutando entre caricias y besos, alternando de suaves a más candentes y delirantes, al punto de que Akane cada vez iba perdiendo más la cabeza por todas las sensaciones que su trenzudo le estaba haciendo sentir en ese mismo momento, dejando de pensar y su razón respecto de la protección que ella misma hizo hincapié en usar, por lo que ya estando a punto de aceptar la propuesta de su amante y gran amor Ranma. A fin de que éste pudiese hundirse por fin en su interior, el cual estaba ansioso por tener visita de una buena vez, es que llevada por sus deseos comienza en medio de gemidos a querer decirle algo a su inquieto acompañante sobre su decisión…
Akane por fin halló un momento de poder modular palabra, pues su ávido compañero seguía con sus arduas caricias nada santas, cuando de pronto Ranma es el que se adelanta, pues siente la presencia de alguien cerca a la entrada del dojo, algo terrible, pues pueden ser descubiertos en su pequeña labor…
Ranma y Akane se pusieron de pie rápidamente mientras trataban de arreglar sus ropas, los pasos cada vez se escuchaban más cerca y no sabían cómo podrían disimular y ocultar lo agitado de su respiración, la hinchazón de sus labios por los candentes besos que se habían dado minutos antes y la pronunciada erección que tenía Ranma. Se apartaron el uno del otro lo más que pudieron, tratando de tranquilizarse, y rogándole a Kami que no fueran descubiertos.
Nadie debía enterarse de lo que pasaba entre ellos, si los descubrían, podían irse despidiendo a sus encuentros e irse preparando para una inminente boda.
Llevaban meses siendo una pareja, pero frente a todos seguían actuando como los jóvenes inmaduros que no se soportaban.
Al otro lado de la puerta se escuchó la dulce voz de Kasumi, avisándoles que saldrían unos días a unos baños termales y tendrían que quedarse solos a cuidar la casa.
Los ojos de Ranma brillaron al escucharlo, una gran sonrisa se posó en su rostro mientras miraba intensamente a su amante.
De seguro era alguno de los planes de sus padres para 'acercarlos', si supieran lo cercanos que son ahora.
Aprovechando sus sentidos de artemarcialistas, volvieron a su sesión de besos después de dejar de sentir las auras de su familia en la casa.
Ranma se dejó caer en el suelo mientras Akane se sentaba a horcadas sobre él, la temperatura en el dojo empezaba a subir nuevamente, sus besos cada vez se volvían más salvajes y demandantes, y sus manos empezaban a reconocer nuevamente el cuerpo del otro...
Las deliciosas fricciones entre sus intimidades, aún cubiertas, era una tortura para el chico, pero tenía que esperarla, aunque el ojiazul se quemaba por estar dentro de ella, deseaba hacerla suya al igual que cada noche en que tenían oportunidad, aquellos días en los que él se escabullía cual ladrón por la ventana de la femenina habitación.
Se había convertido en un pillo, un criminal que se robaba de a poco la pureza de su prometida, un ladrón que atesoraba todos esos momentos en su mente, en su corazón, se sentía mal por su tío Soun, pero por Kami, esa mujer lo enloquecía y por sus caricias y jadeos, él sería capaz de hacer miles de locuras, cientos de delitos e infinidad de pecados, era adicto a su piel, a su presencia, a su amor, su figura y todo lo que llevara el nombre de Akane.
-Dime que lo deseas, dímelo Akane, vamos –hablaba entre jadeos llenos de lujuria.
Akane sentía como las diferentes sensaciones regresaban con fuerza a su cuerpo, los ligeros espasmos de placer se esparcían por su bajo vientre, el deleite de sentir como el chico besaba, lamia, mordía cada uno de sus puntos sensibles, era la locura.
Ranma estaba decidido, ese día poseería el cuerpo de su pareja sin barreras, la tendría a su merced, la haría suplicar si era necesario.
-Ranma por favor colócate el condón –decía la mujer que se balanceaba en un delicado y exquisito vaivén sobre la erección de su prometido.
-No quiero –comentaba mientras lamia el endurecido pezón.
-Por Kami detente –la femenina voz era tan tenue, tan débil que Ranma identificó rápidamente el momento más vulnerable de la chica.
Sin previo aviso se giró para dejar a la mujer debajo de él, amaba tenerla así, para no perder detalle de su rostro. Rápidamente la despojo de las prendas que utilizaba ese día dejándola solamente en la pequeña braga de encaje, sin darle tiempo de protestar a la joven metió en su boca la rosada cima, succionó firme como a ella le gustaba, mientras que con una de sus manos pellizcaba el pezón que se encontraba libre, Akane jadeaba entregada a las caricias, Ranma la conocía malditamente bien.
Con los dientes, el ojiazul daba ligeros mordiscos delineando la forma de las rosadas cimas.
Para este momento Akane ya estaba desnuda, agitada, con la mente y su cordura totalmente nubladas por la lujuria y el deseo. Aunque Ranma aun permanecía vestido, a ella le excitaba sentirse poseída y vulnerable ante un Ranma que por el momento llevaba el control.
Un flashazo de lucidez llego a la perturbada mente de Akane cuando sintió como el chico deslizaba sus pantalones despacio hacia abajo, dejando salir su endurecido miembro.
-No es necesario que me penetres para hacerte sentir placer –pronunció la peliazul para asombro del chico.
Ranma la observa con los ojos oscurecidos, dilatados ante la pasión de sus cuerpos.
Akane se incorporó lentamente haciendo que el chico posara su espalda sobre la duela, observándola, siguiendo sus gatunos movimientos, una vez sobre él, la peliazul le besó con pasión, mordisqueando su labio inferior, halándolo con sus dientes despacio, acción que excitaba al muchacho.
Bajó por su torso, dejando tibios caminos imaginarios por donde sus labios bajaban, humedeciendo la bronceada piel, que poco a poco iba dejando al descubierto, ya que con sus manos le despojaba de las masculinas ropas chinas
Al seguir su camino hacia el sur encontró su objetivo, el olor varonil de aquel miembro la inundó, lamió despacio la punta de la erguida virilidad, las lamidas de la chica eran provocativas, lentas, tortuosamente ligeras con el fin de excitar y provocar a su amante.
Ranma le observaba con las pupilas dilatas, oscureciendo sus orbes casi en su totalidad, estaba extasiado totalmente con la escena frente a él.
Akane engulló la virilidad de su prometido haciendo presión con sus labios, humedeciendo el camino de manera descendente.
Subía lento, masajeando con su lengua la suave piel de la intimidad del chico, Ranma jadeaba ante los mimos de su bella prometida, la tarea de la felación siguió por unos cuantos minutos, en los cuales Akane se concentraba en observar como el rostro de Ranma se transformaba ante sus ojos, la respiración del chico era irregular, totalmente poseído por las sensaciones que la mujer le brindaba, los ligeros suspiros que Akane emitía a él le excitaban, la humedad de la femenina cavidad le estaba regalando un delicioso placer, los gruesos labios de Akane delineando su ancha erección era un espectáculo tan erótico, sus ojos abiertos observándole, sus mejillas enrojecidas era la delicia total.
-Espera Akane, detente un poco –pedía el chico con voz temblorosa, hablaba con dificultad, manteniendo la mandíbula apretada tratando de contener las sensaciones.
-Está bien me detendré –hablaba la mujer limpiando el borde de su labio con el dedo índice, dándole una mirada picara.
El descanso solo fue momentáneo, aquello como todo lo que ellos hacían era una lucha de poder, de egos, era un reto, por lo cual la chica decidió bajar hacia la rugosa piel que formaba parte del masculino miembro, con su lengua delineo el borde áspero borde que marcaba la dermis de su virilidad, aquella parte tan sensible y vulnerable para el sexo masculino le obsequiaba un placer que le provocaba cerrar los ojos y echar la cabeza hacia atrás.
Akane sabía que iba por buen camino, la entrega del muchacho le estaba dando banderazo para seguir con su tarea, acariciaba con su tibia lengua y labios ambas glándulas las cuales hervían con su contacto,
-Oh si… sigue… -la manera poco audible del chico, hablando de manera inconsciente, sumergido en sus placeres le hacía algo de gracia a la fémina, pues hablaba totalmente dominado por la lujuria.
Cuando Akane lo creyó prudente volvió a meter el miembro a su boca, sacando un sonoro gemido del muchacho, la saliva unida al líquido pre seminal le brindaba un placer fuera de este mundo. Las gentiles succiones que le daba unidas a los masajes de su lengua le estaban enloqueciendo, no quería terminar, no deseaba acabar de esa manera, así que de un rápido movimiento incorporo su cuerpo, tomando con sus manos las mejillas de la mujer, separándola abruptamente de su palpitante miembro.
Akane se sorprendió por la acción, Ranma no la dejó protestar y la besó de manera salvaje totalmente poseído, la masculina lengua entraba con fuerza, de manera autoritaria a la pequeña boca de Akane, recorriendo todo su interior, delineando cada rincón, provocando jadeos en su mujer, las mordidas en los gruesos labios de ella daban indicios de lo primitivo de sus instintos, estaba en un éxtasis total gracias al acto sexual que ella le había practicado.
Por su parte la menor de los Tendo apenas podía seguir el ritmo de sus movimientos, a pesar de la excitación de su cuerpo no estaba a tono con el de Ranma.
-Se lo que intentas hacer marimacho –comentó el azabache rompiendo el beso, Akane sonrió ante la frase.
-No sé de qué me hablas –
-Eres una tramposa sabes, logras ponerme en este punto y ¿no dejarás que entre en ti? –las palabras del joven salían con dificultad dada la agitación de su cuerpo –pero créeme, te vas a arrepentir mi amor, esto es un reto que voy a ganar –
La peliazul le sonrió picara, su mirada denotaba la lujuria ante las palabras de su prometido, el jugueteo del estira y afloja era parte de ellos, los retos y juegos hacían divertidos sus encuentros, una vez más la chica se colocó encima de él, haciéndole sentir la humedad de su ropa interior sobre el desprotegido miembro el cual ya se encontraba fuera de su ropa interior, al percibir la humedad de la chica el miembro de Ranma palpito desesperado por mas contacto.
Mientras los labios de Ranma poseían la boca de la menor de los Tendo, sus manos estaban trazando un camino peligroso, despacio deslizó la prenda inferior de la chica dejando la intimidad de esta completamente a su merced, con cuidado delineo a todo lo largo la femenina intimidad con su erguido miembro, sintió como los fluidos de la chica le facilitaban el camino, estaba lista, estaba excitada y eso le encantaba. La mujer rápidamente se separó del ardiente beso observándolo con algo de miedo en sus ojos.
-No haré nada que no quieras, simplemente te estoy seduciendo, quiero ver hasta donde resistes –articuló mientras su miembro seguía acariciando el sur del femenino cuerpo.
Akane no contestó, simplemente cerró los ojos despacio, disfrutando de la estimulación dada por su pareja, Ranma deslizaba su miembro, surcando peligrosamente la cavidad íntima de la chica, Akane sabía lo que pasaría, estaba segura que su autocontrol estaba cediendo, la punta de Ranma se instaló en su botón de placer, haciendo movimientos lentos, tortuosos, pero constantes, Akane se abrazó hacia él con fuerza, disfrutando las caricias concupiscentes que este le regalaba de manera descarada, al sentir aquel movimiento de la chica, Ranma sabía que iba por buen camino, con uno de sus brazos apretó a la mujer con fuerza hacia su cuerpo para evitar que ella se alejara y con la otra mano seguía la tarea de manipular su miembro en el sensible punto de su amante.
Los jadeos femeninos eran un deleite auditivo, los ligeros movimientos de la pelvis de la chica le indicaban el nivel de excitación de la peliazul.
-Maldición Akane… Estoy tan caliente…. –susurraba con voz rasposa –pídeme que me detenga, dímelo –movió su cabeza para poder ver el rostro de la chica –dímelo, hazlo ahora, porque si no lo haces, si permites que continúe un poco más, ya no podré detenerme –las mejillas sonrojadas, los ojos oscurecidos y nublados de pasión, su boca jadeando de placer, era un espectáculo, digno del más prestigioso premio para él.
Akane no contestaba, simplemente disfrutaba de los mimos regalados por Ranma, mientras éste se deleitaba observándola, amaba verla así de entregada a sus caricias, estaba tan absorto en la deliciosa imagen que ella le estaba brindando, que jamás vio venir la acción de su marimacho.
Ranma se quedó estático al sentir cómo la mano de su prometida tocaba su erección y con un ligero temblor la dirigía hasta la entrada de su húmeda cavidad, su respiración se agitó a tal punto que, tuvo que abrir su boca para poder jalar el aire que sus pulmones le exigían.
Una vez que Akane, colocó el miembro masculino en su entraba, dejó caer lentamente sus caderas sobre la pelvis de su prometido, jadeando descontrolada al sentir como la carne de éste, se abría paso por sus estrechas y húmedas paredes.
Ranma gimió de manera audible, sintiendo como su rostro se transformaba en un gesto de satisfacción total, de asombro y excitación, al mismo tiempo observaba como Akane erguía su cuerpo sobre él, echando su cabeza hacia atrás, entregándose al placer de ser penetrada.
-¡Por Dios! esto es delicioso, Akane….ah… -hablaba tratando de fijar sus ojos en el rostro de la chica –se siente tan bien –su mandíbula se apretaba ligeramente a causa de las sensaciones –es tan cálida y suave, hazlo despacio quiero disfrutarlo –
Akane movía su cuerpo de arriba hacia abajo, de manera lenta, dejándose invadir por la masculinidad de su novio, suspiraba ante las deliciosas sensaciones, los ligeros espasmos de su cuerpo ante el placer carnal. Experimentaba las fuertes manos de su pareja anclarse con autoridad en sus caderas, uniéndola aún más a él en cada embestida, Ranma deseaba más contacto, sus instintos los cegaban y usaba más fuerza de lo debido, los grandes dedos se hundían en la frágil piel descubierta de sus glúteos, pero lejos de lastimarla para Akane aquello era una muestra de la pasión y desenfreno que Ranma sentía, se sabía deseada, poderosa, pues amaba ver las gesticulaciones del chico ante sus movimientos.
-Des..pa...ciooo… -articulaba el azabache con dificultad.
La lubricación de sus intimidades hacia más placentero el contacto, la peliazul estaba en su punto más alto, sus embestidas iban de menos a más, buscando su placer, buscando su orgasmo, se elevaba y caía de manera celestial en el falo de su pareja acariciándolo cada vez más y más, haciendo delirante la fricción entre sus intimidades.
Ranma sintió como su miembro era succionado de manera exquisita por las paredes vaginales, sentía la estrecha piel abrazar su falo con fuerza ante el avasallador orgasmo femenino, en ese instante, Akane bajó la velocidad de sus movimientos, disfrutando las sensaciones del clímax, tenía los ojos cerrados, con una sonrisa perdida en sus labios, era un gesto distraído, totalmente instintivo que reflejaba el placer que experimentaba.
Al palpar las primorosas caricias de su amada, Ranma no pudo soportarlo más y se dejó llevar por las exquisitas sensaciones que su miembro experimentaba, eyaculando dentro de ella, le encantó, esa sesión de sexo era lo más placentero que había experimentado en su vida, amaba todo lo que experimentaba con ella, posiciones, besos, caricias, experiencias, definitivo su prometida cada día lo sorprendía mas…
-Parece que gané –musitó el chico aun invadido por el placer…
-A veces es bueno dejarte ganar –habló divertida, disfrutando la sensación de seguir unida al cuerpo del ojiazul
Ranma sonrió ante el comentario, ellos eran tan parecidos y diferentes a la vez, ninguno daría su brazo a torcer
- ¿Puedo preguntarte algo? –ante las palabras de su pareja la peliazul asintió – ¿por qué usamos protección, cuando sé perfectamente que tomas la píldora? –
- ¿Para más protección? –comentó divertida.
El ojiazul sonrió ante la inocencia de sus palabras y el hermoso gesto que ella le regalaba acompañado de una tierna sonrisa.
-Akane, ¿qué voy a hacer contigo? – le acarició la mejilla con ternura
-Ámame, es todo lo que debes hacer –Ranma besó a su amor con dulzura,
disfrutando de aquellos momentos.
-Eso es un hecho, ahora tendremos varios días para amarnos libremente –
.
.
.
.
Fin
Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma agradece su tiempo y su paciencia. Esperamos que esta historia haya sido de su agrado, fue realizada con la mejor intención de entretenerlos, tanto a los fickers como a los lectores…
Estamos sin palabras ante la aceptación y participación de nuestros seguidores… esta página no sería nada sin ustedes…
Asi que lectores, fickers, fanartistas, seguidores, MIL GRACIAS
