Tomó casi tres días para llegar allá. Evitando siempre a los demonios salvajes, deteniéndose para descansar y para que también, los caballos descansaran.
En ese tiempo, Ray y Emma se habían tomado la libertad de conocerse más, y de profundizar su lazo. A veces teniendo Ayshe y Hayato —arrastrado por la rubia—, que irse para no molestar o evitar tanta cursilería.
No llegaban a los besos o palabras amorosas —todavía—, pero, sus charlas para conocerse y las miradas, comenzaban a tener un significado más profundo.
Hayato suspiró, mirando el cielo azul sobre ellos.
— ¿Verdad que el amor es bonito?
—... ¿Desde cuándo te interesa eso?
— No es que yo quisiera algo así... Pero, no puedo evitar pensar que el jefe se está suavizando ante la llegada de Emma-san — hablaban con tranquilidad, pues los aludidos iban unos pasos más adelante. Muy seguramente concentrados en llegar pronto a las plantaciones "Premium" o en su burbuja romántica —aunque ambos lo negaran—.
— Ray sigue siendo el mismo, aunque sí, se ha suavizado un poco. (…Espero que no se lastimen en el proceso) — susurró en el lenguaje de los demonios, ligeramente preocupada. Hayato la miró, intrigado por las últimas palabras dichas por la morena.
— ¿...Ayshe?
— No es nada, sigamos.
Se adentraron a las plantaciones, primero, dónde Emma fue criada. En la plantación 2, que sí no mal recordaba, era Glory Bell.
Realmente no quedaban muchos niños, a lo mucho grupos de 10-12 niños. Emma no pudo evitar recorrer el lugar sin sentir nostalgia, al mismo tiempo que un sentimiento de pesadez y culpa se instaba en su pecho.
Y cuando creía que decaería, Ray ponía una mano en su hombro, dándole silenciosos ánimos que le hacían suspirar y sonreír.
— No me importa si todo lo que viví fue una dulce mentira... Este lugar... Siempre me traerá recuerdos de mi familia, casi todos, buenos.
— Es una forma optimista de verlo. Común en ti.
Emma lo miró, con una pequeña sonrisa.
— Neh, Ray. ¿Tú también tienes buenos recuerdos de Grace Field House?
Su mirada amatista se opacó más, tal vez, murió un poco más.
— ¿...Buenos recuerdos de Grace Field House? No estoy seguro.
— ¿...Por qué?
— Tengo recuerdos de casi toda mi vida, desde que era un bebé hasta ahora — la miró por sobre su hombro —. Sufro de hipermnesia, ¿Sí sabes qué es?
— ¿...Lo contrario a amnesia? Mmm... — abrió los ojos ampliamente, asombrada —. Oh...
— Tener una excelente memoria es una mierda. Una maldición — sonrió con sequedad —. Lo odio... Lo odio porque recuerdo todo. Toda esa mentirosa felicidad, ese oscuro secreto que me consumía lentamente, ser el perro que vigila el ganado... No haber podido salvar a Norman. Y luego, haber sido un sujeto de prueba en Lambda... Sí, que bonitos recuerdos tengo.
Suspiró profundamente, mirando al cielo. Quedándose en silencio.
— ¿...No hubo algún momento en dónde pudieses sonreír con sinceridad a tus hermanos? ¿...Qué hay de Norman?
Nunca supo quién era, pero por como lo mencionaba, era de suponer que Norman, era una persona importante en su vida.
—... Norman fue mi mejor amigo y por quién yo seguí con vida, alguien por el cual no perdí la cordura. Sin embargo, fui cosechado antes de poder finalmente ejecutar la última parte de mi plan: Quemar esta granja conmigo.
No pudo evitar abrir los ojos demás por la sorpresa, sintiéndose horrorizada ante la idea de qué Ray muriese. Imaginar la posibilidad, le dolía de sobremanera.
— ¿...Por qué te quemarías a ti mismo?
— Venganza — suspiró, metiendo sus manos en sus bolsillos. Sonriendo de medio lado —. Pero ya nada de eso importa, está en el pasado — volteó a verla, extendiéndole una mano —. Vamos.
Emma la tomó, aferrándose a esta. Ray la miró curioso.
— No vuelvas a desear eso nunca más... Por favor.
La miró sorprendido, al notar su mirada cristalina y dolida. Suspiró, trayéndola a un abrazo.
— Si te murieras... Estaría triste y sola... Prométeme que te quedarás conmigo hasta el final.
Incluso si es egoísta mi petición, cúmplela, por favor.
—... Sigues siendo una niña, después de todo — acarició su espalda con suavidad, confortándola. Peinando sus largos cabellos con sus dedos —. Te dije que no estás sola, Emma. Y... Trataré de cumplir lo que me pides.
Emma hizo un puchero.
— Eres un terco hijo de un ladrillo.
Él sonrió de medio lado.
— Y tú una rarita tonta.
Hayato carraspeó, ganándose una mirada fulminante de su jefe, haciéndolo sonreír nervioso. ¡No es como que él quisiera interrumpir ese bello momento, él sólo necesitaba informarle de la situación!
— D-Disculpe por interrumpir, jefe. Pero, le informé a Jin que necesitaríamos ayuda para transportar a los niños restantes... Y al parecer, hay 2 niños en Grace Field House, junto a una Mamá.
A su mente llegó la imagen de su progenitora, aunque se dijo que aquello era imposible... Después de todo, su mamá no podría estar viva... ¿O sí?
— ¿Ray? ¿Ray, te encuentras bien? — le preguntó Emma, separándose del abrazo, tomando con ambas manos su rostro, mirándolo preocupada. Él parpadeó, reaccionando.
— Sí... No pasa nada — miró a Hayato por el rabillo del ojo, serio —. ¿No hay más niños en las plantaciones restantes?
— Ayshe y yo estamos en eso.
— Bien, asegúrense de sacar tanto a los niños como a las Mamás.
— ¡Sí señor! — y se fue de ahí, velozmente. Ray suspiró desganado.
— Estás pálido, ¿De verdad te encuentras bien? — acarició su mejilla, preocupada. Él la miró y apoyó la frente en su hombro, intrigándola.
— No quiero volver a Grace Field House...
Tengo miedo Emma, abrázame, no me sueltes. Y sobre todo, dime qué todo estará bien. Te lo suplico.
Emma lo abrazó, conciliadora.
— Todo estará bien, estaré contigo.
Y él cerró los ojos, aferrándose a su palabra.
