Nota: Bueno, otro capítulo más. Disfruten y, muchas gracias por sus reviews C:


Debido a que todavía había una cantidad grande de niños ganado, Ray le había dicho a Hayato y Ayshe que trajeran a los niños y cuidadoras restantes a Grace Field House; y usando el comunicador de Hayato, le pidió a su escuadrón restante, que se preparasen para mañana, para poder guiar el camino a salvo al refugio.

Por lo que decidió que todos debían quedarse a dormir, al menos, por esa noche. Lidia, junto a las otras cuidadoras, se distribuyeron en dónde dormirían los niños y adultos; aunque Leo, arrastrando a Edward de paso, se las ingenió para dormir con Emma y Ray, a quienes ya había acogido como sus padres, aunque Edward todavía estaba asimilando las cosas.

Pues a pesar de que Emma fuese su madre biológica, todavía no podía tratarla con demasiada familiaridad. Y menos a Ray, William Minerva, aunque también… No era muy difícil llevarse con él por lo parecido que resultaban ser.

Incluso Emma llegó a creer que Edward era hijo de Ray. Aunque la verdad, es que ella no lo sabía con certeza y tampoco le iba a dar muchas vueltas al asunto.

Aunque sería lindo que Ray fuese en verdad el padre… Espera, ¿Qué estoy pensando?

Apretó sus mejillas, enrojecidas, frunciendo el ceño. Sus pensamientos se estaban tornando más raros de lo usual, tanto por la cercanía que ahora tenían como por su escena de celos –infantiles–; los cuales sólo aumentaban al ver cómo las miradas de las demás cuidadoras se posaban en Ray.

Y aunque ellos eran esposos, en realidad, su relación no era más que la de amigos. Donde ella tenía sentimientos por él, pero él… No.

Suspiró desanimada, para luego reprenderse y decirse que no había motivo por el cual ponerse triste, pues ya tenía a sus hijos con ella y junto a Ray… Eran una familia.

¿Pero él en verdad querría seguir con ella y sus hijos y ser todos, una familia?

Otra vez, no pudo evitar suspirar desanimada. Aunque apartó todo sentimiento negativo de ella al sentir un tirón en su pantalón, haciéndola voltear y mirar hacia abajo, y toparse con una mirada esmeralda parecida a la suya, haciéndola sonreír genuinamente.

— ¿Sucedió algo, Leo? — se volteó y agachó a su altura, acariciando sus cabellos con cariño maternal. Leo sonrió ante tal muestra de afecto.

— El señor Ray me mandó a buscarte para que cenemos todos.

Su corazón se aceleró nuevamente y el rubor se acentuó en sus mejillas, haciéndola parecer a un tomate maduro. Leo sonrió para sus adentros, teniendo todavía más esperanzas de que en verdad, él, Edward y su mamá fuesen una familia.

Aunque, comenzaba a preocuparle un poco el rostro y orejas rojas de su mamá.

— ¿Estás bien mamá?

— ¿Eh? A-Ah, sí, e-estoy bien sí — trató de calmarse otra vez, rascando ligeramente su nuca con una sonrisa nerviosa.

—… Mamá… Estoy muy feliz de finalmente poder conocernos — se sinceró, con una sonrisa trémula y los ojos cristalizados. Apretó los labios un momento, conteniendo su llanto y las lágrimas que querían salir —… Creí que… Que solamente podía ver a mamá en mis sueños, a pesar de que yo, no sabía cómo eras. Edward no lo demuestra pero, él también está muy feliz de verte, mamá — y por más que trató, sus lágrimas salieron, libres como caudales —… Mamá, ¿Esto no es un sueño, verdad?

— Leo… — las lágrimas yacían en sus ojos también, y al parecer, tampoco logró contenerlas más. Estaba conmovida, y lo único que quería hacer era abrazar a su hijo, cuidarlo y amarlo, como la madre que se supone era —, prometo que no los dejaré ir nunca más… Ni a ti, ni a Edward.

Y dicho esto, lo abrazó. Llorando ambos, de alivio, de felicidad; porque aquello que les fue arrebatado, nuevamente, volvió a su lugar. Donde debía estar desde un principio.

Esto, era el amor entre una madre y un hijo. Un lazo inquebrantable y de cariño genuino.

Tal vez Ray la regañaría por tardar, pero de eso se preocuparía después. Pensó Emma, sonriendo mientras acariciaba los cabellos pelirrojos de su hijo.