"némesis"
Capítulo 2
"Nosce te ipsum" (Conócete a ti mismo)
Un chico alto estaba entre las sombras de la habitación, sentado sobre su cama y observando sus rodillas.
Ya estaba harto de lo que le tocaba vivir, su paciencia estaba acabando, no soportaba esas reglas que le hacían cumplir, 'reglas de la familia', reglas en las que no creía, reglas que estaban fuera de sus verdaderos ideales. Lo cierto era que en parte tenía miedo, miedo a su padre y a enfrentar solo lo que se le vendría encima si se encaraba a él, él no quería seguir siendo como me habían inculcado y no sabía como, pero se había dado cuenta que habían otras formas de vivir, distintas a las que le habían enseñado, sin ese resguardo de apariencias, siendo y viéndote tal cual eres, demostrando lo que sientes, llorando, soñando, sonriendo, queriendo y… amando. La verdad ya no quería causarle problemas a su madre, su buena madre, a ella si que la amaba. No, no quería hacerle daño por simples caprichos de adolescente.
Él no creía para nada en esas tonterías de la sangre, no que los magos eran mejores seres que los muggles, en su opinión, ambos eran personas que nacían con o son el don de la magia, no tenían culpa, ni tampoco tenían culpa los magos por engendrar a squibs, ni los muggles a magos, la verdad que sólo estos últimos causaban la polémica. De hecho, él pensaba que magos mestizos podrían ser mejores que los magos 'puros', como ella.
No sabe cuando ni cómo, pero empezó a fijarse en ella, con ese hermoso pelo castaño y ondulado; esas pequeñas pequitas, casi invisibles, que tenía en la nariz; esos ojos color miel, cálidos y tiernos; su manía de morderse el labio inferior cuando estaba concentrada… o tal vez nerviosa; lo ordenada que era; organizada y, sobre todo, inteligente. Adoraba su sonrisa, le daba confianza y seguridad, aun que no fuese dirigida hacia él, le encantaba todo de ella, toda ella era perfecta para él… y tampoco sabía cómo se había demorado tanto en darse cuenta de las extraordinarias cualidades de su castaña.
Se arrepentía, en parte, por lo arrogante que fue siempre con ella, cegado por esos infames comentarios de su padre: "los sangre-sucia son como bichos, esperando que los aplasten", "nunca les hables si no es para insultarlos", "no merecen vivir…" ya estaba hasta el cuello de tanta habladurías de familias, sangres y compostura, ¿acaso no roja la sangre que corría por sus venas, ¿qué podrían tener de distinto?... Cómo le gustaría poder, aun que fuese una vez, hablar con ella como alguien normal, estaba dispuesto a 'cambiar' por ella y para ella…
Iba a esperar un tiempo, aún se seguiría comportando como ese niño que le enseñaron a ser, como siempre, frío y arrogante… pero sabía que faltaba poco, pronto tendría que enfrentarse a su padre y decirle que no quería el destino que él le había preparado, que quería forjarse el mismo su propio camino.
Se levantó de la cama y se dirigió hacia el baño, casi automáticamente prendió la ducha, se metió dentro y dejó caer el agua tibia por su cuerpo.
Al del baño, se dio cuenta de que Nott, un chico de apariencia nervuda, ojos azules, tez blanca y pelo oscuro, se había levantado ya, y esperaba a que el chico saliera del baño para ocuparlo él.
- Buenos días Malfoy.
- Espero que sean buenos… - Murmuró Draco.
El rubio se vistió y se miró al espejo colgado en la pared, ya no usaba el pelo engominado hacia atrás, si no que caían, algo rebeldes, mechones platinados por su frente; sus ojos grises estaban algo tristes, pero solo para él, solo él se daba cuenta, para los demás era el mismo de siempre, de rostro altivo y mirada arrogante.
Era temprano, los deberes los había hecho el día anterior, el desayuno aún no estaría listo en el Gran Comedor… pensó que tal vez podría entretenerse leyendo algún libro.
Salió por la pared de las mazmorras y caminó con paso tranquilo hacia la biblioteca.
- Buenos días
- Buenos días, joven – Madame Pince le saludó algo distraída mientras se empinaba para poner unos libros en su lugar… al final, decidió por usar el simple hechizo levitatorio y guardarlos sin mayor esfuerzo.
El joven Slytherin fue hacia una estantería, sacó un libro cualquiera y lo llevó hasta una mesa, se sentó. Se disponía a leer, pero la vio.
Estaba tan linda, con su rostro tranquilo. Saludó a la bibliotecaria que le apuntaba una mesa cerca de la del chico. Bajó la mirada y se escondió tras el libro.
Veía a Hermione con el ceño fruncido, murmurando para sí mientras buscaba, al parecer, algún libro especial. Luego de un rato, la chica había sacado del bolsillo de su túnica una bolsita azul. ¿Qué sería, se veía algo preocupada al observar sobre su mano lo que había sacado de ella.
Decidió preocuparse de lo suyo, intentó leer el libro que había sacado, pero se sintió un golpe seco en la dirección donde estaba Hermione, levantó la vista, eran Potter y Weasley, tal vez se habían juntado para que la castaña les enseñara algo, esos dos eran unos pelmazos, que rabia le daba verlos ahí, conversando de lo más bien con ella…
- Hola Draco, ¿puedo sentarme? – Sus pensamientos fueron interrumpidos por una chica rubia, de pelo lacio y rostro delgado.
- Claro, Pansy.
- ¿Ya hiciste los deberes?
- Si, ¿tú?
- También…
La rubia era bastante agradable, a diferencia de cómo muchos pensaban, era divertida y ubicada, Draco podía confiar en ella, lo sabía, era una buena persona, al igual que Blaise. Ambos eran lo más parecido que podría tener a un amigo, eran, según su parecer, las únicas personas con quienes podía mantener una conversación profunda y seria.
Luego de conversar un rato, decidieron irse al Gran Comedor. Al llegar fueron y se sentaron con Blaise Zabinni que estaba tomando su desayuno algo aislado.
- ¿Qué tal? Zabinni – saludó el rubio sacando unas galletitas de una bandeja.
- Aburrido – el chico levantó la mirada y les dedicó una sonrisa a los recién llegados, a modo de saludo – Mi padre me ha dicho algo sobre una profecía, dice que hace diecisiete años estuvo perdida y ahora que la encontraron, tienen en el Ministerio a unos tipos trabajando en ella, según mi padre, lo mantienen en secreto por que puede que tenga datos claves sobre una futura catástrofe en el mundo mágico.
- ¿Una profecía? – La rubia lo miraba confundida… ¿A qué venía el comentario sobre una profecía, ¿Acaso tenía relación con alguno de ellos?
- Si, Parkinson.
- Bueno y, ¿Sabes algo más al respecto, ¿Sabes sobre quiénes podría tratarse? – Dijo el rubio un poco desinteresado.
- No sé quiénes podrán estar involucrados, lo mantienen todo en secreto, según mi padre; pero se me ocurre que podrías preguntarle algo al tuyo, ya sabes que él está bien 'situado' dentro del Ministerio, tal vez esté más esterado que el mío.
- Ya sabes, Blaise, que no quiero saber nada de él, ¿Por qué te interesa tanto esa profecía?
- No lo sé, curiosidad.
Los tres volvieron su vista al desayuno y se pusieron a comer, dejando algo inconclusa la conversación sobre la profecía.
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- ¿Ves, Cloto, que el muchacho ya no quiere nada con su padre? Te está dando resultado el plan.
Tres mujeres algo arrugadas y de rostros tenebrosos, conversaban sobre lo que veían y escuchaban.
Una de ellas tenía una tijera en mano, muy grande y de un dorado algo gastado.
A la que le hablaban, Cloto, hilaba una tras otra, largas hebras de hilo dorado, que resaltaban de entre la oscuridad del extraño paraje donde se encontraban.
La tercera mujer, la que había hablado, era un poco más joven que las otras dos, observaba con atención a tres muchachos dentro de una burbuja. Estaban sentados en parte de lo que sería una larga mesa, conversando sobre cierta profecía.
Uno de los chicos era moreno, luego se veía a uno de cabello platinado y, al lado de él, se encontraba una muchacha de pelo rubio y lacio; de pronto, los tres callaron y se pusieron a comer.
El lugar donde estaban las mujeres se veía sumamente gastado, no se distinguían paredes, estaba todo envuelto entre la niebla, las desaliñadas mujeres a penas se veían gracias a una débil luz emitida por los dorados hilos; los pocos muebles, como una mesa y tres sillas, estaban bastante viejos y maltrechos.
- De algo tendría que servir lo que hace tanto años hice – Contestó la mujer llamada Cloto.
- E hiciste bien, ahora falta poner algo de nosotras en la vida de esos dos chiquillos.
- Cuidado, Láquesis, debes ser cuidadosa en lo que haces, sabes que las cosas no pueden forzarse.
- Lo sé, lo sé, pero solo hace falta cruzar un poco sus caminos en un buen ambiente, además, la única que tiene que convencerse es la chica, el muchacho ya tiene claro lo que quiere.
- Pero habrá que darse prisa, el tiempo se agota, tú ya sabes cuándo empezará el lío y, sería mejor tener algo construido antes de tener que armarlo durante el caos – dijo otra mujer.
- No seas extremista, Atropo, sabes bien que no habrá ningún caos.
- Eso no lo sabemos.
- Bueno, bueno, ya veré qué hago con eses dos, tengo que pensarlo - Las interrumpió Láquesis.
- Claro, y todo sea por hacerle la vida imposible a ese mortal, Lucius Malfoy…
- Sabes que no es solo por eso, Atropo, es también por el mundo.
- Para mí basta con verlo destruido a él – Interrumpió esta vez Cloto.
- Bah…
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Draco ya había terminado su desayuno, levantó la vista y la fijó en la mesa de Gryffindor. Su castaña se estaba parando de la mesa, entre bromas y risas con el pobretón del Weasley. Debía hacer algo pronto, si las circunstancias no se daban, él tendría que armárselas, pero necesitaba demostrarle a Hermione que él ya no era el mismo, que había cambiado o al menos que ya sabía quien era, y lo que quería, la quería a ella, pero claro que eso tendría que esperar para poder acercársele, no podría decirle eso, lo echaría todo a perder. ¿Pero qué decía, ¿qué echaría a perder?... si no había nada, ni una conversación, nada…
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- ¡Hermione!... ¡Hermione!
La chica fue sacada de sus pensamientos por las voces de sus amigos que gritaban desde la escalera que llevaba a la habitación de las chicas.
Se levantó, dejó el libro de nuevo en su bolso y salió por la puerta a ver qué les sucedía a esos dos.
- Hasta que nos escuchas, Hermione, llevamos horas gritándote con Ron.
- Lo siento… ¿qué sucede?
- Vamos a bajar, a tomar algo de aire – Contestó Ron.
- ¿Y ya hicieron sus deberes?
- Ya te vuelves a parecer a mi madre, claro, ya terminamos – Le respondió el pelirrojo con voz entretenida.
- ¿Vienes?
- Está bien… - La chica salió con sus amigos de la Sala Común.
Llegaron hasta los jardines de colegio, había varios niños estudiando, sentados cerca de árboles, amigos riendo, parejas de enamorados tomados de la mano…
- Chicos, me ha dado un poco de frío… creo que mejor regreso a buscar una bufanda o algo para abrigarme.
- Te acompañamos.
- No, no se preocupen… quédense aquí.
- Esta bien, te esperaremos en aquel árbol, junto a Ginny y Luna.
- Bueno, ya vuelvo.
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- Draco, ¿Vienes?
- ¿Ah? – dijo algo distraído el rubio.
- A la Sala Común, ¿vienes?
- Ah, no, gracias, vayan ustedes, yo prefiero salir a tomar aire.
Blaise y Pansy se fueron algo extrañados hacia la Sala Común de su casa.
Draco, en cambio, sumido en sus pensamientos comenzó a caminar hacia los jardines.
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Hermione subía las escaleras aprisa para volver luego con sus amigos, de pronto, le pareció que no quedaban escalones para subir, pero se equivocó y cayó de bruces al suelo al tropezarse con el último peldaño 'invisible'.
- Aig… diablos… jaja, solo yo me puedo caer de esta manera… - Pensó la castaña sin pararse del suelo, mientras alzaba la vista y un chico la miraba divertido. Se asustó, nunca lo había visto con esa expresión, se veía sincero, sin rencor en los ojos, al contrario, los notaba tristes.
El chico le tendió la mano para ayudarla a levantarse, ella, algo aturdida y confusa, la aceptó y quedó frente a él.
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Hola! Bueno, quiero agradecer a estas dos personillas que me han dejado reviews.. asi es que... aquí va: xD
Noctis Black S: Hola! Gracias por los animos! Ojalá te haya gustado este cap, uhm.. pucha, la verdad no sé como dejar que 'aniónimos´me dejen review, podrías explicarme? Muchisimas gracias! Jeje... Un beso para ti también, nos vemos!
Alexia Riddle: Holas!jeje, asi es q me conocías por los reviews.. n.n, bueno, muchas gracias por tu review, fuiste la primera! Si, la verdad adoro esta pareja, espero tener la inspiración e imaginación suficiente para q el fic salga genial pq creo q se lo merecen, jeje. Me ha dado mucho gusto que te esté gustando el fic, ahí veremos qué misterios se envuelven dentro de todo esto.. un beso para ti tb, gracias!
Bueno, a las personas que han leido el fic y no han podido dejarme sus revs, mil disculpas y prometo arreglarlo cuanto antes.. si alguien puede, me explica como!.. jeje. Muchas gracias por leerme, espero seguir viéndolas por acá..
-Atropo-
Miembro de la Orden Draconiana
