Era una hermosa mañana de verano. Los intensos rayos de luz que emanaba el sol se filtraban por las cortinas de tul a la vez que una fresca brisa la balanceaba en una subliminal danza de vaivén.
Hermione se encontraba en su habitación terminando de arreglarse adecuadamente para celebrar el cumpleaños número tres de sus diablillos. ¡Que rápido había pasado el tiempo! Ni ella misma se había creído todo lo que estaba pasando. Si alguien le hubiese dicho que terminaría casando con uno de sus mejores amigos, jamás lo hubiese creído y le habría lanzado una maldición por decir cosas que no debía. Ni pensarlo! Pero que feliz estaba. Tenía una familia junto al hombre que amaba y estaba segura que su familia seguiría creciendo. Sonrió al verse reflejada en el espejo con enorme vientre de ocho meses, que acariciaba con ternura.
Al cabo de unos minutos cuando estaba por colocarse los pendientes, una Ginny muy feliz y radiante entraba a la habitación.
-¿Aún no estás lista?- dijo con una mueca de disgusto.
-Ya termino. Pero entra y... Cuéntame eso que querías decirme ayer y no podías porque Harry estaba presente.
-Ah!. Sí. Este...- Sus mejillas se sonrojaron y se frotó las manos con nerviosismo un rebelde mechón rojo resbaló cubriendo parte de su rostro pecoso- Hermy... estoy embarazada.
La reacción de Hermione no se hizo esperar. Abrazó efusivamente a su amiga casi gritando de la emoción y luego le dijo- Oh, Ginny! Esta es una maravillosa noticia.
-Sí. Aunque debo confesarte que tengo un poco de miedo.- Hermione frunció el ceño en señal de no entender. Ginny agregó rápidamente: -No es miedo que al enterarse, Harry se enoje. No. Eso, no. Estoy segura incluso que él estará hasta mucho más feliz que yo.
-Entonces, no entiendo amiga ¿De qué tienes miedo?
-De no ser una buena madre. Tengo miedo de... fallar.
Hermione sonrió comprensivamente. De súbito a su mente experimento un deja vu al recordar el día en que Ginny la atacaba con preguntas de... cómo era la primera experiencia sexual de una mujer y que era lo que debía hacer para no ponerse nerviosa y poder complacer a su pareja, y cosas por el estilo.
-Nadie nace sabiendo.- dijo con sutileza- estoy segura que poco a poco irás aprendiendo. Te lo digo por propia experiencia...- decía recordando las interminables noches de desvelos. Las horribles experiencias de cambiar apestosos pañales por unos limpios. La alimentación entre horas y el ir y venir de visitas al pediatra pensando que los niños estaban enfermos (ya que no dejaban de llorar), cuando el malestar era debido a gases. Eso. Todo eso multiplicado por tres... Felizmente todo aquellas tormentosas pero maravillosas experiencias no lo pasó sola, a su lado Ron siempre estuvo apoyándola y estaba segura que en el caso de su amiga, Harry estaría igual de pendiente.
-Aún no se lo he dicho a Harry, pero créeme que de esta noche no pasa..
-Uy, mejor ni me digas de que forma se lo dirás. No quiero saber los detalles...
-¡Que cochina que eres!- ambas mujeres se echaron a reír y luego se decidieron unir a la fiesta.
La noche estaba serena. La luna brillaba en toda su plenitud en lo más alto del cielo, y el viento suspiraba con un rumor delicioso entre las hojas de los árboles.
Los dos cogidos de la mano iban por las calles en silencio, disfrutando de la bella noche y el esplendoroso frescor que aliviaba momentáneamente las locas ganas de devorarse la piel.
Harry estaba ensimismado, llegaría una vez más a casa con su mujer, con la que hace siete meses exactamente había contraído matrimonio. A la que le había jurado amor, respeto y fidelidad para toda la vida.
Hace casi tres años que Ginny se había marchado a Brasil. Con todo el dolor de su corazón la dejo partir sin ponerle trabas. No hubo un solo día en el que Harry no le mandara carta diciéndole lo mucho que la extrañaba y la amaba. Que el día a día se le hacía cada vez más difícil de soportar alejado de ella. Pero un tiempo después de su partida, Ginny dejó de responder sus cartas. Harry no entendía que pasaba: "tranquilízate. Debe tener mucho trabajo, por eso seguramente que no ha tenido tiempo de responderte..."- Harry sabía que Hermione le ocultaba algo y como ella no quería decirle el qué, entonces sin decir nada emprendió un viaje para ir a buscarla. Pero cuando llegó a Brasil no la encontró y nadie supo darle razón de ella. Se rompió la cabeza tratando de pensar en dónde la podría encontrar hasta que alguien le dijo que tal vez la encontrarían en México, pero allá le dijeron que escucharon que sabían de un chica de Inglaterra iría a Perú en persecución de unos cazadores ilegales del Vipertoohts (Dragón nativo de este país). Casi se recorrió todo Latinoamérica buscándola, aún así ni un rastro.
Derrotado, se regreso a Inglaterra después de casi cinco meses fuera. Fue directo hacia la madriguera para saber si tenían alguna noticia de ella y fue ahí que se llevó una gran sorpresa.
Por un momento creyó que todo se trataba de un sueño, imaginación. Algo producto de sus ganas de volverla ver y sus deseos de tenerla consigo, pero de súbito al sentir sus labios ardientes y húmedos sobre los suyos, no tuvo duda.
-No tenías porque irme a buscar. Yo iba a regresar de todas formas.
-Es que te extrañaba tanto, que no pude...
-Shh! Calla morenito y mejor bésame...
Más tarde ambos se escaparon de la fiesta de bienvenida de Harry y del reencuentro entre él y la menor de los Weasley, para ir a un lugar más privado, y viendo que ella no se oponía, Harry no dudo en llevarla para su casa.
Ahí una vez la puerta se cerró tras ellos, Harry la recargó contra la pared mientras ella le envolvía con sus piernas la cintura y le introducía juguetonamente la lengua en su boca. Todo era perfecto. Las caricias, el roce de los labios. Ahí iba a pasar algo y paso mucho. Dejaron de lado los miedos dieron paso a lo que tanto habían deseado. Habían hecho el amor por primera vez, conociéndose sin tapujos, explorándose hasta hacer estremecer la sombra. Se gritaron a la cara, sin hacerlo, todo el amor que sentían. Sólo por medio de caricias, suspiros, besos y gemidos llenos de pasión se lo dijeron todo.
Después de aquel momento inolvidable, Harry ya no quiso alejarse de Ginny por ni un solo momento y entonces fue que le propuso matrimonio y ella acepto sin dudarlo ni un solo segundo y a los dos meses terminaron casándose.
Que bonito! Eso era de nunca olvidar, y sobre todo por las pruebas que el destino te pone, ya que cuando Harry llegaba a Brasil, Ginny lo dejaba. Y cuando ella supo de que él la fue a buscar, se regresó de inmediato enterándose luego que Harry ya no estaba más en ese país y se regreso pensando que lo encontraría en casa; Sin embargo, no fue así, Harry no regreso del viaje.
Fue muy gracioso todo y porque no decirlo estúpido. En fin, ese sería una anécdota de nunca olvidar, no por lo horrible que resulto todo ese tiempo que se la pasaron lejos, más bien porque durante su viaje con esas coincidencias de la vida, Harry se topo con un mexicano que lo reconoció cuando se hospedó en la misma pensión en Guanajuato. Este turista hace mucho que había estado de visita en Londres y había presenciado una escena muy bonita entre él y Ginny por lo que había tomado una fotografía de ambos abrazados y dando vueltas sobre el mismo sitio. (1)
De sólo recordar, a Harry se le estremecía la piel y deseaba con ansias locas acelerar el paso para llegar a casa lo más rápido posible, anhelaba poder disfrutar estar en brazos de su mujer para ser sometido a sus caprichos de leona en celo.
Sin embargo, parecía que Ginny no quería que llegaran rápido a casa, caminaba lentamente sin prisa alguna como si lo estuviera haciendo adrede. Pero lo que más le molestó fue el hecho de que se detuviera a mitad del camino.
-¿qué pasa?- no entendía. Toda la mañana la vio extraña, mejor dicho desde hace tres días y la verdad es que se sentía desconcertado. Era como si de alguna u otro forma se sintiera de repente celoso sin saber el porqué.
Ginny cogió el rostro de Harry entre sus manos y acercó el suyo al de él. Harry entreabrió sus labios al instante que sintió la respiración de Ginny entrelazarse con la suya. Acto seguido terminaron sumergidos en un furioso beso que al sólo roce de los labios aturdía los sentidos encendiendo la piel con un fuego llamado deseo.
-Tengo una sorpresa para ti.- dijo al cabo de unos segundos después del beso.
Harry la tenía sujeta de la cintura y había estado besando el cuello de ella hasta cuando Ginny mencionó lo de la sorpresa. La miró curioso.
-Una sorpresa¿cuál?
-Te lo diré cuando lleguemos a casa.
Harry sonrió negando suavemente con la cabeza. Hace rato que quería llegar a casa; no veía el momento de tener a Ginny entre sus brazos suspirando y diciendo mil te quiero mientras la hacía suya...
Cogió de su mano entrelazando sus dedos con los de ella y guiados por esa calma de la noche caminaron calle arriba para llegar a la hermosa casa del Valle.
-Y bien¿cuál es mi sorpresa?- Preguntó ni bien la puerta se cerró tras ellos. Ginny sonrió con malicia y luego de robarle otro beso a Harry le dijo.
-Aquí no. Vamos arriba...
Sin embargo, cuando llegaron a ese espacio tan intimo y especial para ellos, no hubo tiempo para palabras. Harry se cogió de su cintura con firmeza, mientras ella inclinaba su cabeza a un lado para permitirle mejor accesibilidad a su cuello. Harry no sólo besaba esa zona sensible de Ginny, de vez en cuando mordisqueaba con sensualidad provocando que se estremeciera y respirara con dificultad a la vez que sin éxito se mordía el labio inferior tratando de ahogar sus gemidos.
Al poco rato se estaban besando desmesuradamente hasta que Ginny se separó de él lentamente mientras se decidía a soltar o no el labio inferior de Harry. Él sólo sonrió ante el gesto pervertido de su mujer y cuando ella se hubo separado del todo sonrió de oreja a oreja al notar sus intensiones, al segundo Ginny lo empujaba hasta hacerle caer sobre la cama. Harry se acomodo en el centro, mientras miraba a una Ginny hambrienta de él, que se remangaba la falda relamiéndose los labios para montarse sobre él quitándose a los pocos segundos la blusa rosa que llevaba y luego bajarle el cierre del pantalón con muy malas intensiones. Harry riendo, se dejó domar por unos minutos antes de unir fuerza con ella.
Como si fuera la primera vez, poco a poco se dejaron envolver por la euforia del placer, fundiéndose en un fuego exquisito y agonizante de nunca acabar. Manos ansiosas palpitaban la piel ardiente y temblorosa de dos jóvenes que al amar lo entregaban todo y que experimentaban nuevas sensaciones de pasión al recorrer plenamente sus cuerpos como si fuese la primera vez que lo hacían, tal vez era por el simple hecho de re- descubrir esas zonas sensibles que aceleraba el ritmo cardiaco, desfigurando los rostros en muecas placenteras y haciéndoles volar tan alto hasta tocar las estrellas con las manos.
-Mi amor¿estas cansada?- le preguntaba Harry a Ginny luego de haberle dejado descansar por varios minutos en el que se rieron como locos y se decían extasiados lo maravilloso que fue todo; sin embargo, Ginny se quedó muda por unos minutos y Harry pensó que se estaba durmiendo, pero no, lo que pasaba era que Ginny estaba pensando en como decirle a Harry que iban a ser padres.
-No!- dijo echándose de lado mirándole directamente a los ojos con una sonrisa.
Harry comenzó a jugar con los cabellos de Ginny acomodándoselos hacia atrás con sutileza.- ¿sabes?- comenzó a hablar nuevamente Harry- fue la mejor sorpresa que me pudiste dar. Estuviste fantástica- decía rozando suavemente sus dedos por el brazo de ella. Ginny sonrió girando su cuerpo hacia arriba en el momento que Harry abría sus piernas para introducirse una vez más en ella, provocando que arqueara considerablemente la espalda en una media esfera. Sin embargo, antes de cualquier nuevo inicio, Ginny dijo con voz entrecortada sintiendo el primer movimiento de Harry en ella:
-Es que esa no fue tu sorpresa- Harry la miró a los ojos bastante curioso pero, sin dejar de moverse..
-A¿no?. Entonces¿Cuál es mi sorpresa?- hundía su rostro en el hueco del cuello de Ginny a la vez que se cogía con firmeza de sus muslos sedosos, acelerando un poco más su ritmo...
Ginny cerró sus ojos por un par de segundos a la vez que emitía un sonoro gemido y se aferraba a la espalda de Harry. No dijo nada hasta que los postes de la cama dejaron de golpearse contra la pared. Fue al instante en que Harry se separaba de ella con una sonrisa después de volverla amar, cuando le dijo lo que hace tanto deseaba decirle: Estoy Embarazada.
Harry tenía una extraña sonrisa en la cara difícil de definir. Miró a Ginny a los ojos con intensidad tratando de confirmar lo que había escuchado y no una alucinación, pero la sonrisa de Ginny fue más que suficiente para saber todo lo que tenía que saber.
-Voy a ser papá...- decía como fuera de enfoque mientras Ginny asentía varias veces la cabeza con una sutil sonrisa y se arrodillaba sobre la cama. - Voy a tener un hijo. ¡Seremos padres!
Iba caminando de un lado a otro sin saber exactamente que hacer. Estaba bastante feliz, emocionado, miles de nuevas sensaciones recorrían su cuerpo que no sabría como explicar. Si hubiese podido ahí mismito se habría aparecido en la madriguera o en la casa de Ron y Hermione para gritar a viva voz que sería padre; sin embargo, por estar en pelotas no se movió de su habitación, pero sí corrió junto a Ginny para gritarle a la cara que lo había convertido en el hombre más feliz del mundo.
La besó, la beso mucho. Ahora más que nuca la adoraría más, adoraría más a Ginny si es que se podría adorar más de lo que lo hacía.
Con su mano temblorosa toco suavemente el vientre aún plano de Ginny. No se podía creer que dentro de ella pudiese crecer algo suyo. Un pequeño ser que se estaba formando, algo que era sangre de su sangre y carne de su carne, formado por el intenso amor que se tenían.
Un hijo! Ah! Que se puede decir de un hijo. Todo y mas de lo que uno se puede imaginar. Un hijo lo es todo en la vida. Es la felicidad, el tesoro mas grande que la vida te puede regalar. Tenerlo entre sus brazos, verlo crecer con el día a día, dar sus primeros pasos, sus primeras palabras, ya se estaba haciendo una idea, pero lo que no le gusto de tener que esperar varios meses, era los antojitos y cambios de humor que Ginny sufría durante el embarazo. Muchas veces le toco ir en plena madrugada de lluvia y de tormentas algún lugar donde pudiera adquirir los antojos de su esposa, lo malo era que cuando no lograba encontrar lo que deseaba y llegaba a casa sin él, Ginny lo mandaba a dormir en el sofá; otras, cuando llegaba con el pedido, encontraba a Ginny bien dormida. Lo gratificante fue que después de meses, en la habitación de hospital, Harry y Ginny disfrutaban felices de tener a su primer hijo entre sus brazos. Mirándolo como si fuera la criatura más hermosa del mundo, con esos preciosos ojos café que saco de su mamá y lo rebelde de su cabello del papá. Pero a decir verdad, todos los hijos varones de Harry y Ginny salieron pelirrojos como ella y de ojos azules y/o café, sólo la niña que tanto buscaron después de tres niños más, salió morena y de ojos verdes.
Veinticinco años después
El mayor de los hijos de Harry, Alan James Potter se casaba con la segunda hija de los Lupin, Chantal quien era un año menor que él.
Harry estaba en la primera fila junto a Ginny, observando con gran regocijo la unión de su hijo con la hija de Remus, era una lástima que no estuviera con vida para verlo, pero estaba seguro que donde quiera que estuviese no se estaría perdiendo ese gran y feliz momento y al igual que él, sus padres y Sirius estarían ahí también, presenciándolo todo porque de una u otra forma, el deseo de los merodeadores se había cumplido: El casar a sus hijos entre sí, ya que Ashton siendo hijo mayor y único de Sirius se casó con la primera hija de Remus, Romina y ahora uno de los hijos de Harry y Ginny (que eran como si fueran James y Lily), se casaba con la otra hija de Remus.
Solitario, sumido en sus pensamientos, Harry iba caminando por el jardín de su casa, recordando todos los momentos felices que vivió desde que se enteró que era un mago, el primer encuentro con sus amigos, Ron y Hermione. El conocer a la Familia Weasley y el que estos le abrieran las puertas de su casa. Tampoco olvidaba la primera vez que vio a Ginny, de quien se enamoró y decidió compartir el resto que le quedara de vida a su lado. Pasaron tantas pruebas tanto cosas buenas como malas, pero sin duda más buenas que malas. Y por eso estaban ahí tan felices y juntos, llevando una preciosa vida de casados. Treinta años, ya.
Con más de 50 años encima, Harry no se podía creer que hubiese superado todas las barreras para estar vivo a pesar de todo lo que tuvo que pasar. Llevaba la vida que siempre soñó: tranquila y perfecta. Tenía una familia junto a la mujer que amaba, tenía nietos a los que veía crecer con el día a día. Se sentía orgulloso. Quien lo iba a decir! El- niño- que- vivió, cumplió el sueño que toda su vida quiso, y aunque parecía un sueño difícil de alcanzar, como una estrella en el firmamento, lo logró. Su familia era real.
-Un beso a cambio de tus pensamientos.
La dulce y acariciante voz de Ginny aún provocaban en él un estremecedor y apasionante torbellino de sensaciones que recorría cada nervio de su piel. Sonriendo, Harry se giro sobre sí mismo sin romper el fuerte lazo que Ginny había formado con sus brazos alrededor de su cintura. La miró directamente a los ojos y luego la besó con calma mientras la atraía más a su cuerpo, pasando sus manos por la cintura de ella, a la vez que Ginny se entregaba en ese beso con un poco más de intensidad mientras dejaba su postura anterior para abrazar a Harry por el cuello. Al separarse, volvieron a sonreír y no dejaron de contemplarse a los ojos, mientras se acariciaban suavemente la nariz con la del otro.
-Te he dicho que te quiero..
-Como mil veces, esta mañana..-volvieron a sonreír.
-¿Sabes? Pensaba cuando era mas jóvenes...
-Corrección! Seguimos siéndolo. Porque yo no me considero una vieja...
Harry rió con ganas- de acuerdo, entonces te digo que, recordaba cuando nos hicimos novios. – Ginny sonrió aún más- tú¿Te acuerdas?
-Como si fuera ayer.
-Te acuerdas, cómo fue que se dio todo.
-Perfectamente.- hizo una pausa y mientras le acariciaba la mejilla suavemente con el dorso de su mano continuó esta vez mirándole a los ojos- Primero nos hicimos amigos, grandes confidentes, después...
-Dijiste que me amabas- decía él..- y yo un tonto eche todo a perder la primera vez.
-Pero te corregiste y terminaste declarándome tu amor.
-Pero después nuevamente te defraude.
-Eso fue un grave error que no impidió que volviéramos a estar juntos.
-No, no lo fue; sin embargo, casi muero cuando en nuestra ultima batalla contra los mortifagos te vi en peligro de muerte. Ahí, más que nunca me di cuenta que no sólo eras mi amiga, mi amor, sino también que eras mi vida...- hizo una pausa mientras contemplaba el rostro sonriente de Ginny.- Te amo..
-Y yo a ti...
Se besaron dulcemente, mientras que ella volvía a pasar sus brazos por el cuello de él, disfrutando con deleite y parsimonia el acariciante sabor de los labios de Harry. Parecían dos jóvenes veintiún-añeros que juegan a la seducción, a conquistar. Bueno, será por como tal y lo dijo Ginny mantenían aún el alma y el corazón joven.
-Oigan ustedes dos!- se escucho desde el otro lado del jardín.- Dejen de hacer esas cosas y vengan de inmediato para cantarle el Happy Birthday a Harry!
Harry miró con el ceño fruncido a su mejor amigo que se mantenía igual de quisquilloso.
-Es que nunca vas a cambiar.- Hermione lo cogía del cogote. Tan renegona como siempre cuando su marido le sacaba de quicio.
-Oh, pues! No hagas eso.
Hary y Ginny rieron.- Son ellos los que nunca van a cambiar...- le dijo Ginny a Harry riendo.
-Eso es tan cierto...
Y tras un suspiro como dos adolescente, cogidos de la mano, fueron hasta la parte del jardín en el que se había acondicionado un pequeño espacio para celebrar el cumpleaños numero cinco del último nieto de Harry y Ginny, al que le pusieron como nombre: Harry James Potter (por el abuelo y padre, ya que era último hijo del primogénito de Harry), y porque además se parecía mucho a él. El mismo cabello rebelde, los ojos verdes, la forma del rostro, todo, con la única excepción de que no tenía en la frente marcada una cicatriz.
Fin...(1)Con respecto a esta escena, recomiendo volver a leer el capitulo 4.
N/A:Well! No sé que decir. La verdad es que me entristece enormemente acabar con este fic que fue el primero que me animé a publicar. Snif! No, no puedo más, estoy muy sensible. (por favor! regálenle palabras de consuelo a esta autora)
Sólo me queda decir MUCHAS GRACIAS a todos los que han leído este fic que día a día me han apoyado con sus reviews, pero en especial quiero agradecer a natty y safiro por todo el apoyo brindado desde que esto era un manuscrito.
Bueno me despido no sin antes hacerles recordar que pueden seguir apoyándome a través de mis otros fics, recuerden que estan : Reset; Amor en Juego; Ellos&Ellas: por el honor, el sexo y el...¿Amor, entre otros.
Ah! Y no se olviden de dejar un review. Me gustaría saber sus comentarios, inquietudes y demás acerca de este final.
Con mucho cariño y gratitud...
RosAngels