«¿Qué es poesía? Me dices mientras clavas tu pupila en mi pupila azul. ¿Qué es poesía¿Y tú me lo preguntas? Poesía eres tú.»

(Gustavo Adolfo Bécquer, Rimas.)

¡Bienvenidos a la vigésimo octava entrega de MDUL! Por fortuna, no ha sido ni necesario llevar el ordenador al técnico para que se arregle. No sé si durará o no, pero esta semana me ha permitido legaros este capítulo. Es suficiente para felicitarlo.

Respondo "reviews":

AYA K: A ti no hay quien te adelante... ¡Hola! Espero que ya te encuentres recuperada de tu repentino asomo de cansancio o debilidad de cuando me escribiste el "review". Prometiste que lo harías corto¡pero no hay manera! Aunque ¿sabes lo que te digo? Casi mejor. Bien, voy a ir por puntos, porque el que está hoy como traspuesto soy yo; es que he dado dos horas y media de Lingüística (tema: Gramática en apoyo con la Semántica) y no sé ni si estoy vivo o flotando en una nubecilla. No obstante, escribiéndoos me recupero. ¿Obsesionado? Preguntas si estoy obsesionado, pero yo creo que no. ¿Tú crees que estoy obsesionado? Hombre, prometí que os iba a añadir a todos los lectores como protagonistas de la historia y eso es mucho trabajo. En algún momento tendré que pensarlo¿no? Nunca me gusta estar ocioso, así que los únicos ratos libres que tengo para pensar en esas cosas es cuando voy andando por la calle en sepulcral silencio. Sí, quizá esté un poco obsesionado. Pero el que me acordara de ti así, de sopetón, tampoco es una mala señal, creo yo. No sé cómo enfocarás tú tus "fics", pero a mí me encanta pensarlos, repasarlos, darles mil vueltas. Sí, quizá esté un poco obsesionado. A veces considero que escribiendo MDUL y leyendo vuestros "reviews" es cuando tengo realmente mis momentos de ocio, lo demás es banal. A lo mejor te sorprendes sabiendo que, cuando voy al cine, acabo pensando más en MDUL que en la película que estoy viendo; en ocasiones, cuando salgo de una película, voy diciéndole a Elena que me ha servido para inspirarme en esto y en esto otro. Sí, quizá esté un poco obsesionado. Y cuando las Musas me abandonan recurro a la música, sobre todo a las bandas sonoras; mis favoritas: El Señor de los Anillos, Harry Potter, X-Men, Moulin Rouge, El fantasma de la ópera..., y, en general, toda aquella que sirva para mis propósitos. Casi todos los días pongo un ratillo el DVD con la película de El retorno del rey, porque me inspira muchísimo. Elena dice que Aragorn es Remus; Arwen, Helen; Legolas, un personaje que aún no conoces; Frodo, un personaje que aún no ha nacido; Gandalf, Dumbledore; etc. Y cuando veo X-Men también me inspira: para mí Lobezno se asemeja a Remus; el profesor X o Charles Xavier, Dumbledore; Cíclope, el personaje que sería Legolas en ESDLA; Jean Grey, Helen; Tormenta, una tía de Helen que será mencionada en el próximo capítulo; Pícara, un personaje que no ha llegado todavía; Magneto, Tim Wathelpun; etc. Sí, quizá esté un poco obsesionado. Pero creo que es ese "enamoramiento" el que contribuye a que las novelas se llenen de un "algo" que las hace especial. Si su propio autor las escribe sin obsesionarse en ellas, lo siento, están vacías de su propia alma. Bueno, creo que me he enrollado bastante, espero no haberte aburrido. Sólo es que me sorprendió que me preguntases u opinases que a lo mejor estaba un poco obsesionado; mi respuesta: sí, quizá lo esté. Pero ya te digo, lo prefiero. En cuanto a lo de que seas una persona negativa, no lo creo. Escarba un poco interior, porque si tú no lo haces¿quién lo lograrÿ También para encontrar el oro hay que raspar primero la mugre de la roca. Si te queda una asignatura para final de curso¡no hay por qué preocuparse! Hay gente a la que le han quedado más y llega a la universidad. Sólo te falta una cosa, creo: fuerza de voluntad. Me remito a mi anterior comentario: escarba en tu interior, Eva. Escarba. No abandones nada ni creas que es imposible cuando estás en el mejor momento. Sigue adelante. Confía en ti misma lo mismo que los demás confiamos en ti. El asunto con la fotografía, te lo explico: debes irte a "Imágenes". Allí habrá algo que se parezca a "Fotos de miembros" o "de autores", no lo recuerdo bien. Entras. Por no sé qué parte (creo que es por la parte superior, pero no está oculto, sino bien visible) podrás encontrar un hipervínculo, "Agregar foto" o "imagen", que te dará las indicaciones necesarias para colgar tu foto. Me harías un enorme favor. Cambiando de tercio¿no te parece un poco exagerado llamarme "acaparador de talento"? Ya te lo he dicho antes: es sólo que estoy obsesionado. No creo que sea el más apropiado para decirle a nadie cómo escribir mejor, pero sólo hay que leer mucho y practicar. Pero leer no sólo "fanfics", quizá ésos mejor que no. Libros buenos, libros de verdad. Los "fanfics" están bien para pasar el rato, pero no suelen contribuir mucho en el aprendizaje de una persona, ni siquiera el mío. Una vez un profesor que tuve de Lengua y Literatura me dio una lista de autores famosos cuyos libros, me dijo, me harían mucho bien en un ascenso como escritor. Te la transcribo: Cervantes, Tolstoi, Proust, Hugo, Dostoievski, Flaubert, Joyce, Kafka, Borges, Cortázar, Stendhal, Hemingway, Faulkner... Los puntos suspensivos no son míos. La lista podría ser tan extensa... Ojalá algún día lo hubiera a él en ella, aunque ya sé que está haciendo méritos. Querida AYA K, espero no haberte aburrido. Me despido por esta semana después de tan larga perorata. Un beso.

Nayra¡Hola¿Qué tal, Sara? Vaya, le he escrito tanto a AYA K que me encuentro ahora mismo como desinflado. Espera que voy a tomar un poco el aire. Ya está. Tres puntos de tu "review" he anotado y tres puntos voy a tratar. No, en primer lugar; no me gusta marginar a Remus. Reconozco que me paso con él, y más que le queda sufrir en mis manos, pero necesito hacerlo. Todo el mundo colige que Remus es lo que es, o es como es, por su licantropía, por lo mucho que ha sufrido en la vida. Yo creo que ha sufrido más aún que lo que la mera licantropía le puede hacer. Su vida es una desdicha, y así la estoy retratando. Aunque no toda su vida. Cuando llegue a los cuarenta se alzará en una espiral de triunfo para volver a decaer en la marginación. Sí, quizá lo margine un poco, pero que conste que no lo hago por desprecio al personaje. Todo lo contrario. Cierto que también describo a Sirius como un salido mental, pero es divertido¿no? En todos los grupos hay una persona así, o por lo menos en el mío lo hay; o lo había, porque dice que ha madurado, aunque no se lo cree ni él. Tranquila, Sara, que si te preocupa esto te puedo adelantar que en el momento que estoy escribiendo, Sirius ha madurado al fin. Tarde, pero al fin. Cuenta con que es un adolescente. Joder, hay veces que me pongo a hablar de una forma que me olvido que yo tengo dieciocho años... ¡Vaya! Bueno, tú lo entenderás, que sólo tienes uno menos que yo. Pero tranquila, que un día madurará. Quizá incluso eches de menos sus salidas de tono, no sé, no creo. En cuanto a tu personaje, te agradezco tu paciencia y comprensión, pero también mantente tranquila, que no estoy de brazos cruzados. Pronto... Siento que mi respuesta de hoy sea tan cortita, pero no sé..., creo haberme vaciado con Eva. Bueno, un besito, guapa, y nos vemos pronto.

Paula Yemeroly¡Hola! Antes de nada¡gracias, o ya que te gusta el idioma francés (lo digo por tu correo electrónico), merci et remerci. Por varias cosas: tu comentario sobre que me esperaras pacientemente tanto si mi ordenador presentaba problemas como si no me conmovió; en segundo lugar, tus palabras sobre tu propio personaje. ¿Movido desde el cariño? Por supuesto. Todos los hago así, pero el tuyo, si cabe, más, porque lo cierto es que estás poniendo un gran respeto en MDUL. Y es de agradecer, claro está. Antes de pasar a las cosas en que incides en tu "review", quería comentarte que el otro día me sorprendí a mí mismo leyendo los "reviews" de VOLVÍ. Sé que conoces el "fic" en cuestión, porque dejaste el último "review" en este relato a Pekenyita. No sé, sólo quería comentártelo... No hay quien no se haya perdido ese "fic" de masas, parece. ¿Es tu "fic" favorito? Todo el mundo que lo ha leído piensa eso. Bueno, casi todo el mundo; conozco tres personas a quienes no les ha gustado nada... Contesta sólo si quieres. Sí, Remus ha estado muy travieso en este capítulo previo, pero el alma de un merodeador no se pierde con el tiempo. Además, lo habían dejado solo. Era preciso distraerse. Y lo mejor que sabía era merodear. Lo cierto es que ese capítulo lo hice, más que nada, para explicar un poco la historia del mapa del merodeador. Y también para lo que os dije al final del mismo: para haceros ver que aún quedaba mucha historia. Cierto que el parlamento de Dumbledore es un tanto agrio, quizá incluso de mal gusto, pero tuve que hacerlo así. Soy consciente de que parece más que lo quiere deprimir que otra cosa, pero era sólo un requiebro para añadir el comentario "aún habrá mucha vida para ti, Remus", que daría título al capítulo. Después de todo, Dumbledore sólo quiere lo mejor para su hijo adoptivo. También es verdad que Ken ahora es un chiquillo adorable. Ken Fosworth, recuerda su nombre... Y sí, estás en lo cierto: despertó sentimientos paternales en Remus. Pero con lo entrañable que parecía (me gustaron los adjetivos con que lo describiste) ¿cómo no iba a despertarlos? Es que lo puse muy frío en el capítulo 13 con eso de tener hijos, y había que ir cambiándolo, porque quién sabe si pronto tendrá alguno... Me gustó también mucho esta frase de tu "review": "bueno, ya se verá..." Sí, ya se verá. Todo. Cualquier cabo suelto, se solucionará. Y por último, estás en lo cierto, se acerca la traición. Espero que os guste el enfoque que le he dado, aunque quizá sea un poco transgresor con lo que hayáis podido leer hasta ahora. No sé, ya diréis. Cada vez queda menos, es verdad: menos de cinco capítulos. ¡Menos de cinco capítulos! Pronto, muy pronto. Un besote, Paula.

Joanne Distte¡Hola! Gracias por tus dos "reviews". También he leído tu correo, pero como no tengo mucho tiempo, te lo respondo todo aquí¿te parece? Bien, sé que me gusta mucho (no, muchísimo) hablar de MDUL, pero ya que me has preguntado, te respondo sobre tu personaje... Joanne Distte creo que aparece en el capítulo 43 (repito, creo...), cuyo título es "Un matrimonio a fin de cuentas". Me pediste que te pusiera bien cerca de Remus y lo he hecho lo más que he podido. Lo cierto es que sí, tienes cálidas conversaciones con él y piensa en ti. Aunque tu personaje sea un poco humorístico (no tanto como el señor Nicked, por ejemplo, que casi raya la caricatura), puedo decirte también que aparecerá mucho más tarde, es decir, que saldrá en el 43 y más delante de nuevo, en uno de los capítulos que aún no he llegado a escribir. Creo que no debería decir más, porque puedo acabar soltándotelo todo. Lo único que te digo es que... lo he escrito desde el más profundo cariño y respeto. Me emocionó mucho cuando leí que me seguirías hasta el final... ¡Gracias! Nunca olvidaré que fuiste la primera lectora (Elena no cuenta) que se atrevió a hincarle el diente a MDUL. Yo también seguiré con tus historias cortas de Bellatrix que tan bien escribes, pero ahora mismo estoy liado con uno nuevo de mis macro inmensos exámenes de la carrera y no dispongo tiempo ni para escribir MDUL¿te puedes creer? Veo que tú también lees las respuestas de los demás: me refiero, por supuesto, a tu comentario sobre lo leído en una respuesta a Ana, Leonita. Sí, ya he acabado el capítulo 52 y he empezado unas páginas del siguiente, pero no me ha gustado cómo iba, con lo que lo quiero repetir. No he hecho cuentas, pero con las ideas que tengo en mente creo que tendré para unos ochenta capítulos. Si todo sale bien quisiera llegar, y superar, los cien capítulos. Argumento tengo para rato. Ya tengo pensado el final de la historia: se acabará con la muerte de Remus, ideada ya por completo, y se añadirán unas cuantas pinceladas para poner el broche final a la historia. ¿Tu personaje favorito de La sombra del viento entonces es Fermín? Sí, la verdad es que es un personaje muy carismático, realmente increíble. Es la guinda de la obra, pero a mí me gustan más las personas enigmáticas, las que se descubren como una cebolla, por capas. Mi personaje favorito es Laín Coubert. Desde el principio casi ya sabía quién era, no sé, me lo imaginé. Pero no me gusta Carax, sino en quien se acaba convirtiendo y, sobre todo, las cosas que hace para liberar su alma atormentada. Es que pienso en él y se me pone la piel de gallina. Yo no he tenido la oportunidad de leerme los demás libros de Ruiz Zafón, pero no diré de esta agua no beberé, porque, todo lo contrario, estaría gustoso. ¡Oye, que estoy deseando ver los cambios de "Story-Weavers". Ojalá estuvieran también relacionados con la gente, porque no hay ni Dios que lea. Por lo menos en mi caso¡qué cosa más triste!... Me fascinan siempre tus "reviews" metódicamente escritos. Aunque uno no disponga de tus habituales guiones, siempre acaban reluciendo los aspectos del capítulo que más te han agradado. Ni te imaginas lo que reconforta. No sé, en mi caso es que incluso llego a reírme con las mismas tonterías que he puesto. Hasta que tú no las resaltas, ni siquiera me provocan risa. Con lo que más me reí esta vez, creo, fue con lo de: "el celebérrimo y deprimente estilo del perrito". ¡Qué paranoico! Para acabar, Elena y yo nos vamos a disfrazar de magos en carnaval. Quizá colguemos una foto en "Story-Weavers" para que veáis cómo hicimos el ridículo... Un beso, madrileña, y ojalá nos veamos pronto. Y tranquila con lo de tu personaje.

Leonita¡Hola¿Cuerdo enloquecido? No sé si tomármelo como afrenta o piropo. De todas formas, estás en lo cierto. Soy un "cerdo enmohecido"... Me dejo de tonterías, que de tanto decir pegos al final me va a salir urticaria en el paladar. Espero que hayas salido ya de tu estupor. Si te reconforta, este capítulo que te dispones a leer vuelve a ser de esos pegosos y con saltos de ritmo y estructura que tanto te llegan a desagradar a ti o a mí. ¡Ojalá pudiera colgar los que escribo ahora, que ésos sí que me gustan! Además, es que no te vas ni a imaginar la de cosas extrañas que pasan. Infidelidades, sombras y luces misteriosas que cobran vida, familiares nuevos... Bueno, pero dentro de los familiares nuevos mañana ya presentaré a uno. O mejor dicho, a una... ¡La señora Carney¡Ah! Si algún día le dejas un "review" a Berta (Ariel B. Black) en "Call of the Wild", salúdala de mi parte, que hace tiempo que no sé nada de ella. Pero déjale, que la pobre se lo merece, que como es una traducción no le prestan atención y el relato ciertamente se lo merece. No sé por qué dices que necesitas los próximos capítulos para concretar. Cierto que aparecen algunas cuantas cosas con relación con el futuro, pero tampoco es necesario estrictamente para opinar. Creo que a partir de ese capítulo, todo lo que sucede tiene alguna relación con el futuro. Sólo espero que en el capítulo previo hayas estado muy atenta, porque entre las palabras de uno de los personajes se oculta un sorprendente secreto para Remus que pronto se descubrirá (cap. 34). ¡No veas qué ganas! Con respecto al parlamento final de Dumbledore, te digo lo mismo que a Paula, que lo puse en esos términos más que nada porque quería terminarlo con la frase que da título al capítulo. Puede parecer que el director es tan agrio que quiera recordar sus sufrimientos siempre al pobre Remus, pero no es así. Dumbledore será quien descubra ese secreto del que te he hablado antes. ¡Ni te imaginas las ganas que tengo de plasmar el nombre de Ann Thonry en el relato! Bueno, "Ann Thorny" ya aparece, porque tiene una fugaz aparición firmando una carta, pero me refiero a escribir sobre ella, hacerla aparecer físicamente. Tan sólo tenía que acabar el capítulo 53 para hacerlo, pero los exámenes no me han dejado hacerlo. Lingüística es lo suficientemente acaparadora para tenerme asfixiado casi por completo. No obstante, lo haré pronto. Te tendré al tanto. Hablando de exámenes, ya me han dado la calificación del primer examen que he hecho desde que soy universitario. Y ¿a qué no adivinas? Un diez. ¡Un diez! Y encima en Literatura, que es mi asignatura favorita. Estoy que me subo por las paredes. Por cierto, enhorabuena por haberte convertido en la señora de Remus Lupin (¿dónde dejas a Helen Nicked, eh?). Espero que Pepe se lo haya tomado bien... Este sábado, aproximadamente a la misma hora, Elena y yo repetiremos el mismo procedimiento de la otra vez para que puedas registrar su número: yo te daré primero un toque, después ella y de nuevo yo, para concluir. El teléfono móvil de Elena empieza por 660, así no habrá confusiones. ¿Sabes qué? Elena y yo, entre otros amigos, nos vamos a disfrazar de magos para carnaval. Si nos hacemos fotos (seguro), ya veremos si las colgamos en "Story-Weavers". Elena quiere, así que no veo por qué no. Hoy me he probado la capa y estoy... Bueno... Y ayer nos dieron los sobreros, de ala ancha y puntiagudos. ¡Qué risa! Me tengo que preparar una vara (tipo Gandalf) con un cepillo viejo de barrer. Ya lo verás en la foto. En cuanto a lo de una visita a Sevilla (ejem ejem... qué crudo lo veo), no sé... Estudios, economía, tiempo... ¡Todo hace indicar que, de momento, no puede ser! Y eso que ganas no faltarían. Tiempo al tiempo, amiga, que MDUL hay para largo, y mientras esté en funcionamiento no me imagino que tú y yo dejemos de llevarnos bien. Un besote, leguyela.

-Valita¡Hola! Como digo a todos¡bienvenida a la gran familia de MDUL! No tengo mucho tiempo para responder tu "review", porque me lo acabo de encontrar, estoy en el aula de informática de mi facultad a punto de colgar el nuevo capi y ni siquiera sé si llegará porque no estoy seguro de saber guardar los cambios. De todas formas, dada la bienvenida, te agradezco todos los halagos. Tengo otros "fics", por si te interesan, ya que me animas a continuar, pero mi favorito es MDUL. Sólo puedo decirte que aún quedan muchísimas cosas, a cual más emocionante. Y sí, te crearé un personaje, porque aún me queda mucho relato por delante y siempre hay huecos para los lectores atrevidos y entregados. Sólo que tendríamos que conocernos un poco más profundamente; pero eso ya ocurrirá con los próximos "reviews" y con las respuestas que te pueda dar yo. Por cierto, me gustaría saber tu nombre, el real. Un saludo muy fuerte de... llámame Quique.

(DEDICATORIA: Este capítulo se lo dedico a Valita que me ha sorprendido siendo capaz de leerse MDUL en un par de días. Chica, pareces entregada y parece gustarte, así que, comocon todos los demás, mi cabeza ya empieza a funcionar a partir de este momento en busca de un personaje adecuado. Muchas gracias por todo.)

CAPÍTULO XXVIII (AURORES)

El silencio los envolvía como una manta invisible. Sólo se percibía el rápido rasgueo de las plumas al deslizarse sobre los pergaminos de examen. Todos, inquietos, apresuraban los últimos minutos para completar las preguntas.

–Ha finalizado el tiempo, chicos –dijo el profesor desde su tarima–. Dejad las plumas, por favor. ¡Accio! –Los exámenes salieron volando hasta sus manos–. Tenéis quince minutos de descanso. Aguardad en el aula, por favor.

Salió.

Remus resopló. Acababa de entregar el penúltimo examen. Uno más y todo habría acabado.

Sirius Black estaba tan nervioso que se había puesto a hacer cabriolas entre los pupitres.

–¡Qué examen más difícil! –gritaba, huraño–. Se han pasado tres mil pueblos¿no os parece¿Cómo te ha salido, James?

–Ni fu ni fa –dijo–. ¿Y a ti?

–No, si bastante bien. Pero ha sido muy complicado, no me lo podrás negar.

El señor Glover asomó, al cabo de transcurridos veinte minutos de descanso, la cabeza por la puerta.

–¿Estáis aquí ya? –preguntó, y entró cerrando la puerta tras de sí–. Me han dicho que el examen de Ocultación y Disfraces es vuestra última prueba. Espero que no estéis nerviosos. –Sonrió–. Vamos, tranquilizaos. Os aseguro que si habéis estudiado podréis sacar una buena calificación. Lo he puesto tan fácil... –Tiró los pergaminos al aire y éstos fueron volando hasta caer uno en cada pupitre–. Si necesitáis más levantáis la mano¿entendido? Bien, comienza el examen... ¡Ya!

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Remus apareció en la chimenea de su antigua casa. Helen salió corriendo hacia él y lo abrazó.

–Tranquila, Helen –dijo–. Estoy lleno de hollín.

–¡No me importa! –exclamó–. Hacía tanto tiempo que no te veía en mi casa... Remus, te quiero. ¡Te quiero, te quiero, te quiero y te quiero!

–Oh, yo también te quiero –comentó resueltamente.

Se despegó de ella y se sacudió un poco las cenizas que tenía sobre la túnica.

–¡Ah! –Se acordó Helen de pronto de algo–. ¿Y cómo te han salido los exámenes? Con todo se me había olvidado. –Sonrió.

–Basante bien –respondió Remus. Los había tenido esa misma mañana–. No me dirán las calificaciones hasta dentro de una semana, pero yo creo que he aprobado. ¿Y tú?

–También muy bien –explicó–. Pero yo no acabo este año –dijo con decepción–. Aún me queda otro. ¡Pero mamá me ha dicho que tendré muchas posibilidades de entrar en San Mungo!

–¿Sí? –preguntó Remus acompañándola en la emoción.

–Sí. Dice que se jubilan unos cuantos sanadores y que habrá muchas posibilidades de que me contraten; mi madre me ha dicho que hablará con el director del hospital para ver... Me ha contado que se lleva bastante bien con él y que como ella se lo diga, seguramente él lo tenga en cuenta.

–¡Me alegro muchísimo, Helen! –exclamó Remus.

–¿Remus? –Se asomó por la escalera la señora Nicked–. ¡Oh, Remus! –Se saludaron cariñosamente–. Baja, Matt. ¡Ha venido Remus! A ver si te gusta la cena, querido. Te he echado tanto de menos –comentó mientras caminaba en dirección a la cocina.

–¿Remus? –dijo el señor Nicked mientras bajaba. Cuando lo vio:– ¡Magnífico!

–¿Cómo se encuentra, Matthew? –preguntó.

–Oh, muy bien. ¿Y tú, muchacho? Me ha contado mi hija que hoy tenías los exámenes finales. Espero que apruebes.

–Se ha hecho lo que se ha podido –contestó seguro de sí mismo.

–¡Magnífico! –exclamó–. Aunque hay veces que no basta con eso. Pero siéntate, Remus, siéntate. Venga, cuéntame. Hace tanto tiempo que no te vemos, chico. ¡Casi un año, si no me falla la memoria...

–No le falla, Matt –dijo Remus–. Sí, un año. Pero no ha pasado gran cosa, no crea.

–¿Dónde me dijiste que se fue, hija querida? –preguntó mirando a su hija.

–Al colegio, papá.

–¡Ah¿Y eso? –Miró a uno y otro ávidamente–. Es que todavía venías arrastrando asignaturas pendientes.

–No, Matt –contestó Remus intentando no reírse–. Dumbledore pensó conveniente que me fuese con él después del ataque de lord Voldemort.

–Ah, sí, ya me acuerdo –dijo–. Hay que ver cómo dejasteis la fachada, madre mía. A tu madre casi le da un desmayo cuando la vio. Suerte que aquellos magos del Ministerio la estaban recomponiendo. Fueron muy amables, sí, señor.

–Es su trabajo, papá –repuso Helen.

–¡Pavo! –exclamó la señora Nicked entrando por la puerta y portando una enorme bandeja de plata con una enorme pieza de carne en ella–. Está para relamerse de gusto, Remus, ya verás. Cuánto tiempo, querido... ¡Te he echado mucho de menos! Supongo que Dumbledore te dejará que te vengas otra vez con nosotros¿no?

–Creo que no –repuso Remus con tristeza.

–¡Magní...¿Cómo? –Cambió de talante el señor Nicked–. Pero nosotros creíamos...

–Cree que aún estoy expuesto al peligro. No sabe muy bien adónde quiere mandarme –explicó–. Supongo que seguiré con él por tiempo indefinido. Dice que lo que debería haber hecho desde un principio es mantenerme a su lado.

–Ya le he dicho a Dumbledore que no me parece correcto –repuso la señora Nicked lívida. Soltó la bandeja con el pavo de golpe sobre la mesa y el pavo osciló levemente y el señor Nicked se echó a reír como un tonto señalándolo–. Le dije que quizás a él no le importase, pero que no podía tenerte encerrado en un cuarto sin que te pudiese ver nadie, ni los estudiantes siquiera. Helen me contaba cómo te encontrabas, y, te lo digo en serio, espero que Dumbledore cambie de parecer pronto, porque si no...

–Ya lo ha hecho –la interrumpió Remus–. No está muy seguro de quererme mandar otra vez a Hogwarts el año que viene.

–¡Pues vente aquí! –exclamó Helen ilusionada.

–No creo que quiera –explicó Remus.

–Aceptaremos lo que Dumbledore dicte, por tu bien –dijo la señora Nicked–, pero espero que no sea confinarte de nuevo en Hogwarts.

–No fue tan terrible –dijo Remus sonriendo–. Al final los chicos acabaron descubriéndome y conocí a un chaval muy gracioso. –Se acordó de él y sonrió–. La pena es que ya no volveré a verlo. Es una lástima.

–¿Ah, sí¿Conociste a alguien? –preguntó la señora Nicked, pero se notaba que sólo por cumplir–. Qué bien. Deberíamos comer. ¿Qué tenía que hacer Dumbledore, Remus? También lo he invitado a cenar y no ha podido venir.

–Ciertamente, no lo sé –contestó Remus–. Llevo dos días sin verlo. Estoy solo en su casa.

–¿Sí? –se enfadó la señora Nicked–. ¿Y así es cómo piensa protegerte, eh?

–Seguramente piense que Voldemort no se acercará a su casa igual que no se acerca a Hogwarts –supuso Remus.

–¡No lo defiendas, Remus! –lo riñó la señora Nicked afablemente–. Nunca he puesto en evidencia a Dumbledore, Rowling me libre, pero bien sabe que no estoy de acuerdo. Estás desprotegido, Remus. Esta noche te quedas a dormir aquí.

–Pero, Helen... –intentó disuadirla.

–Nada, nada –se negó a escucharlo–. Te quedas y punto. Si llega Dumbledore y se asusta de no verte que se pase por aquí que le diré yo unas cuantas cosas –dijo–. Dumbledore es un gran hombre, no me cabe duda, pero todos queremos protegerte¡no asfixiarte!

–No me asfixia, en serio.

–Comprendo que lo defiendas, Remus –le sonrió su suegra–, pero no me vas a convencer. Tu cuarto sigue como lo dejaste. Supongo que te hará ilusión volver a dormir en tu viejo dormitorio¿no?

–Pues sí, claro –contestó.

–¡Pues ya está No hay nada más que decir. ¿Quieres, Matt? –Comenzó a trocear el pavo–. Avísame.

–Ya est� palomita. Gracias. ¡Qué buena pinta! –dijo adulador.

–¡No me hagas la pelota, Matt! –gritó.

Remus sonrió. Le gustaba ver que las cosas seguían igual que siempre.

–¿Qué pasa, mamÿ –preguntó Helen.

–Nada, hija. Que a tu padre se le ha antojado ir a dar un paseo por el callejón Diagon.

–¡Sólo he ido una vez! –repuso el muggle con enfado–. Qué más te dará a ti, vieja arpía –exclamó con los labios morados de la ira.

La señora Nicked se volvió hacia él con la boca abierta. Seguidamente rió y después sacó su varita en un abrir y cerrar de ojos. Un cegador rayo salió de ella que dio de lleno sobre el señor Nicked: se convirtió en una grande y asquerosa rana que no dejaba de croar.

–Se lo venía advirtiendo –dijo serenamente.

Helen se lo quedó mirando a su padre con conmiseración y diversión mezcladas.

–¿Y qué vas a hacer ahora? –preguntó la señora Nicked–. Como ya has acabado la carrera...

–Supongo que Dumbledore nos tendrá ya que contratar en la orden como verdaderos y auténticos aurores, me supongo. Mientras dure la orden tengo trabajo. Además, el Ministerio necesita constantemente aurores. Si no, pediría un puesto y seguro que encontraría trabajo –explicó.

–Me alegra que tengáis la vida tan arreglada –comentó la señora Nicked. Matthew croó–. Yo, en cuanto acabé la carrera, era un mar de dudas –recordó y sonrió–. Sabía que quería ser sanadora, pero no estaba segura de si quería ponerme a trabajar en San Mungo. Ya conocía a vuestro padre y se lo comentaba cada dos por tres. –Matthew croó–. Hasta me planteé la posibilidad de irme a África con los misioneros magos... Pero entonces me saqué un puesto en San Mungo y me puse a trabajar. Me olvidé de los negritos del África y de mis tonterías de colegiala. Me hice una mujer hecha y derecha asistiendo partos y especializándome en el área de pediatría. Mi madre siempre me decía que... –Se quedó quieta y callada, como si alguien la hubiese petrificado y nadie se hubiese dado cuenta.

–¿Sí, mamÿ –inquirió Helen.

–No, nada, hija... –contestó blanca como la harina–. Resulta que me acabo de acordar de una cosa. Por poco se me olvida. ¡Pero qué tonta!

Matthew croó.

–¿Qué, mamÿ

–Esperaba a decírtelo a que estuviese Remus también, comprende. –Se quedó un momento callada–. Bien, anteayer estuve hablando con tu abuela.

–¿Y? –inquirió Helen–. ¿Qué tiene eso de importancia?

–Me dijo que quería que este verano fueses a visitarla –explicó lentamente.

–¿Qué? –preguntó Helen toda alarmada. Remus la miraba sin comprender–. ¿Que vaya yo a verla? Ni hablar.

–Sí, Helen. Me dijo que como hacía tanto tiempo que no te veía...

–¿Tanto tiempo? –repitió Helen confusa–. ¿Tanto tiempo? Sólo la he visto una vez. Cuando tenía seis años. Y recuerda lo simpática que fue... –ironizó.

–Lo recuerdo, hija. Perfectamente –dijo–. Pero no fue culpa nuestra. Fue nuestra elección. Si ella no la entendió, no es culpa nuestra.

–Ya lo sé, mamá. ¡Por eso! Espero que no me obligues a ir a visitarla.

–Me temo que sí, hija.

–‚¡Mamá

–Ha insistido tanto, Helen querida... Las cosas han cambiado mucho. Seguro que ahora os lleváis bien.

–No, mamá. ¡Es una cascarrabias!

–¡Helen! –la reprendió–. Es tu abuela.

–¿Y? –inquirió–. Eso no cambia nada. La peor semana que he pasado en mi vida fue sin duda la que ella pasó en casa. Os intentó echar por tierra todo. Siempre estabáis discutiendo.

–Ya lo sé, querida –dijo tranquilamente–, pero tu abuela ya sabe que eres una mujer adulta y una bruja competente, y de seguro esta vez te aceptará.

–¡Pues yo no a ella! –repuso testaruda Helen–. Era igualmente su nieta cuando tenía seis años.

–Pero entonces...

–¡Ya sé lo que pasaba entonces! –exclamó–. Pero ¿por qué no lo comprendió ella? Porque es una vieja amargada.

–‚¡Helen! –la riñó su madre–. Después de lo que estoy oyendo con más razón debes ir a visitar a tu abuela. Es tu abuela, Helen. Debes llevarte bien con ella.

–No necesariamente –repuso Helen enteramente indignada.

–Tu abuela ha insistido en que vayas ¡e irás! –clamó la señora Nicked.

Remus pensó que tenía que interceder un poco en lugar de encontrarse tanto en un segundo plano:

–Helen, creo que tu madre tiene razón. Cuando ya no te queda ningún pariente que no te repudie ves las cosas desde otro punto de vista.

Se quedaron un momento los cuatro callados.

–¿Lo ves, hija? –dijo la señora Nicked–. Además¡si Remus te va a acompañar también!

–¿Qué? –preguntó Remus escupiendo un trozo de carne–. ¿Cómo?

–¡Oh, sí! Le he hablado tantas veces a mi madre de ti que está deseando conocerte. Ya lo hemos arreglado todo, Remus. Durante la primera quincena de julio no habrá luna llena, y así podréis estar aquí para los cumpleaños de Neville y Harry. ¿Los has visto últimamente, Remus? Están tan guapos...

–¡No te salgas por la tangente, mamá –la reprendió Helen–. ¿Te parece?

–¿Por qué me iba a salir, eh, hija querida? –repuso fingiendo una amabilidad exagerada–. Creo que ha quedado bastante claro. Vais a ver a la abuela. ¡Y punto! Tiene tantas ganas de veros. –Se levantó del asiento, avanzó hasta el de su marido y le dio un beso sobre la rugosa piel. Hubo un estallido y el señor Nicked reapareció como humano, aunque con el poco pelo que tenía algo revuelto–. Supongo que Dumbledore no me pondrá pegas. No creo que Quien–Vosotros–Sabéis os vaya a seguir hasta la otra punta.

–Pues más le vale que haya cambiado –concluyó Helen de mal humor.

–Ya verás como sí, Helen. Pero venga, terminad pronto¡que ya es hora de acostarse! Se nos ha hecho algo tarde. Además, si os vais la semana que viene paasaréis allí el Día de la Independencia. ¿No os parece estupendo?

–¿Cómo? –inquirió Remus–. ¿Pero dónde vive tu abuela?

–En Nueva York –contestó Helen.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

–Quisiera brindar por vosotros –levantó su copa Dumbledore–, por vuestro esfuerzo, por vuestra constancia. ¡Por los nuevos aurores!

–‚¡Por los aurores! –gritaron todos.

Aquella misma mañana les habían mandado a todos sus diplomas de aurores. Inmediatamente habían organizado a marchas forzadas una cena a modo de banquete que, a causa de las prisas, hubieron de realizar en la sede de la Orden del Fénix. Mágicamente habian colgado todos los diplomas bajo marcos dorados y los enseñaban gustosos, orgullosos de ellos.

–Es una pena que Peter no haya venido –dijo Sirius–. En el fondo me cae bien, creo.

–Pues es bastante triste que te des cuenta de ello después de diez años de conocerlo –le restregó por la cara Lily.

–Todos somos un poco lentos –dijo Sirius a modo de reproche–. James fue detrás de ti un montón de tiempo, y ya ves¡tú pasabas de él!

–¿Significa eso que te gusta Peter? –preguntó Helen con malicia para que alguien pudiese quedarse por encima de Sirius.

–¿De Colagusano¿Estás loca? –gritó.

–¿Y por qué has dicho «de Colagusano» en lugar de decir «de un chico», eh, Sirius? –le espetó Alice–. ¿Es que nos estás mostrando una nueva faceta de Sirius Black?

–¡Dejadme en paz! –dijo y se largó de a su lado.

–Adiós, Sirius Gay Black –lo despidió Lily con sorna.

Las tres se rieron como tontas.

–Enhorabuena, Remus –lo felicitó Dumbledore acercándose por detrás–. Estoy muy orgulloso de ti.

–Gracias, Dumbledore.

–Estoy seguro de que te convertirás en un gran auror. Aunque espero que no tengas que enfrentarte más veces a Voldemort. Por tu bien...

–Sí, por mi bien. Por cierto, Dumbledore. ¿Sabes ya dónde voy a vivir cuando acabe el verano?

–Hemos considerado que lo más conveniente sería que te trasladases a la orden. ¿Te parece?

–Me da igual –dijo–. Aunque tiene más pinta de hogar que Hogwarts cuando te encierran allí.

–Ya te dije que lo sentía.

–Y yo que no me importaba.

–Bueno, tengo que irme, Remus –dijo Dumbledore–. Mañana te vas¿no?

–Sí –confirmó Remus.

–Dale recuerdos de mi parte a la señora Carney. Fuimos juntos al colegio.

Aquélla fue la primera vez que Remus hizo un cálculo de valores de lo vieja que podría ser la abuela de Helen.

–Dáselos¿vale? –Y activó la salida en la puerta mágica–. Y pásatelo bien. Nos vemos, Remus.

–¡Oh¡Mi auror favorito! –Llegó hasta él Dedalus Diggle y se plantó a su lado–. Brinda, compañero y colega. Es una suerte tener en la orden aurores tan avezados como vosotros. –Rió–. ¡Habéis escapado de Quien–Tú–Sabes más veces que nosotros mismos! Qué juventud.

–Sí, es cierto. Estamos alocados –concluyó Remus para alejarse.

–Remus, quería decirte que vengas a mi casa cuando quieras. Te lo digo en serio. Mandy quiere conoceros. Y tenéis que ver a los gemelos, tan risueños... El año que viene empiezan en Hogwarts¿sabías?

–Oh, qué estupendo –fingió Remus que le importaba algo.

–Entonces¿cuándo te parece bien?

–Pues la verdad es que no... –comenzó a decir.

–¡No pienso aceptar un no por respuesta esta vez! –dijo Dedalus enfadado–. Dime un día que tengas libre. ¡Lo pasaremos bien!

–Resulta que mañana me voy de viaje. Volvemos el quince. –Se quedó un momento pensativo–. ¿Te parece bien el diecisiete?

–¿El diecisiete? –sopesó–. ¡Estupendo! A las ocho¿de acuerdo? Verás cuando se lo diga a Mandy. ¡Se pondrá loca de alegría! Y de viaje... ¿adónde?

–A los Estados Unidos de América –respondió Remus.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Ya está. Sí, ya sé que cortito, pero yo no tengo la culpa. Hay algunos que me salen más largos y otros que me salen para echarles de comer aparte. Lo importante es que creo que el siguiente es un poco mejor que éste. Y os lo presentaré, como siempre, dentro de una semana (recemos para que mi ordenador no vuelva a ponerse... "estupendo"), concretamente para el día viernes, 11 de febrero. ¿De acuerdo? Espero veros por ahí. De momento espero estar yo ahí, porque vosotros sois muy puntuales y "fanfiction" hay ocasiones en que no me deja serlo tanto como yo quisiera.

Avance del capítulo 29 (WELCOME): Hay un viaje en camino. Remus tendrá que desempolvar de nuevo su baúl, que volverá a recorrer una aduana mágica. ¡Nueva York¿Cuántas sorpresas le esperarán allí? Sólo una: una vieja amargada y resentida, partidaria de la purificación de la sangre. Y sangre será la que lleve la corriente cuando Helen y ella desenfunden sus varitas.

Espero que disfrutéis de ese capítulo, que es muy interesante, e intrigante también. Para quien quiera hacer conjeturas y sospechar le comunico que a partir de él comienzo a incluir ¡el verdadero argumento de MDUL, que irá en crescendo semana tras semana.

Un pariente olvidado. Una herida por cerrar. Infidelidades y secretos. Muertes. Rupturas. Más muertes. Una sombra más grande y poderosa que el miedo: Tim Wathelpun... Secretos imposibles de ocultar. La plata se fundirá en el horno de la victoria. Remus blandirá su última arma. Él y los suyos se alzarán ante sí mismos. Lo único que los hará fuertes: aquellos que los desprecian. Una pluma rasgando el suave pergamino: MEMORIAS DE UN LICÁNTROPO.

Gracias.