«-Menudas ojeras me lleva usted, Daniel. Parecen terreno edificable. Se conoce que se llevó usted el gato al agua. (...) -Más bien el agua se nos llevó al gato y a mí -atajé. -Las greguerías las deja usted para don Ramón Gómez de la Serna, que las suyas padecen de anemia.»

(La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón.)

«Espero que no te mueras antes de haber terminado de escribir MDUL» (comentario de Astrea L.) Oo

«Uno de los pocos autores por los que vale la pena leer en fanfiction» (comentario de Kala.) ; . ;

¡Bienvenidos a la trigésimo cuarta entrega de MDUL! Antes de seguir, muchísimas gracias a todos por vuestra comprensión y ánimo con respecto al anterior capítulo. Me renováis las fuerzas de continuar escribiendo. No os defraudaré: por eso estoy preparando una trama increíble, os lo prometo.

Respondo "reviews":

NAYRA. ¡Hola¿Ironía? (Risas.) ¡Qué va! Me reí con tu comentario: "¿Corto? No, qué va... Sí, un poco corto." Éste será un poco más largo, lo prometo. Tampoco mucho, me salieron bastante esmirriados, vaya por donde, pero es mejor que el anterior y, por tanto, no me avergüenza tanto. Dejaré ese tema, porque tal vez te esté aburriendo; no, seguramente te esté aburriendo. ¡Qué cerquita te vienes a pasar la Semana Santa! Si estás a nada cogiendo el AVE. Hombre, yo no conozco a tus primos, pero seguro que son majos y pasas una semana muy agradable. Aunque me da un poco de pena, porque Eva se va a quedar sola, según me ha contado, y va a pasar unas vacaciones de Pascua un tanto tristes. Pobre. Espero que se anime. En Sevilla vive otra lectora de MDUL, quizá hayas leído hablar de ella. Se llama Leonita, Ana, Ann Thorny su personaje. Es una chica muy simpática y agradable; pude conocerla en persona y es un solete. Sí, tienes toda la razón: pobres Longbottom. Tranquila, sé lo que he escrito y no hace falta que digas que no describa mucho su tortura, pues poco es lo que se explica sobre eso. No me gusta realmente relatar escenas de sufrimiento, aunque más adelante he escrito algunas muy buenas. Ahora sí me gusta describir los momentos de acción y esas cosas; como dibujar con una paleta de muy diversos colores en un mismo lienzo. Bueno, que me pierdo... No, tranquila, que este capítulo es poco sangriento. Lo he titulado "Cruciatus" porque es lo que sucede, mas ninguna maldición "cruciatus" describo. ¡Ah! Descuida, que tu personaje va a tener el color de pelo que me has indicado, que no quiero yo desvirtuar el asunto. Muchas gracias por apuntarlo, no obstante. Muy poquito queda ya para que me ponga a escribirlo. Un par de escenas tan sólo y aparece. ¡Realmente tengo ganas, ni una idea te haces de ello! Para mí supone un reto escribir sobre vosotros. Aunque eso sí, te recuerdo ya, de antemano, que yo tomo el nombre que tú me indiques y tu aspecto facial, pero la personalidad la pongo yo para que se amolde lo mejor posible al argumento. Tranquila, que no vas a quedar mal. Un besazo enorme, guapa, y pásatelo genial en Sevilla. Piensa cuando veas desfilar ante ti las interminables procesiones de nazarenos que yo me encontraré en la misma situación que tú a no muchos kilómetros.

AYA K. ¡Hola, Evita! No, "AYA K"... ¿Cómo era?... «Mantengamos los nombres raros». ¿No era? Aleena. Quizá éste me gusta más. ¿Hace allí frío? Pues aquí ha empezado a hacer un calor desde ayer (hoy es lunes)... ¡Horrible! Aquí no hay término intermedio: es calor o frío¡una pesadilla¿Te has dado cuenta? Siempre acabamos hablando del tiempo. No sé dónde oí que cuando se habla del tiempo es porque no se tiene nada más que decir, pero en nuestro caso no es cierto, porque siempre encontramos recurrentes temas: tú la Metafísica, yo Memorias... Nos gusta empezar así nuestras conversaciones¿no? Me parece al haber leído tu "review" algo así como que "lamentas la foto", o al menos eso tengo anotado en los apuntes que he sacado al leerlos. No sé de qué habrías de lamentarte, pues, aunque flaseada, estás muy guapa. Y ciertamente tienes unos ojos embaucadores. Creo que será esos ojos en los que basaré la fuerza desgarradora de tu personaje. Si te parece, claro. Ya veré cómo lo hago. He leído que te has pasado por el avance. Me alegra que te haya gustado. Sin embargo, lo más explosivo e intrigante me lo guardo para sorprenderte. Aunque no lo creas posible, tu personaje alberga todavía muchas más sorpresas. ¿Acaso no recuerdas que te dije que estaba esperando una lectora especial para un personaje especial? No sé por qué, pero he anotado "agobiada" en los apuntes que he tomado de tu "review"; espero, sea lo que sea lo que te tuviera así, que ya estés mejor. ¡Ah! Creo que era por lo de estas vacaciones de Pascua, sí. Tranquila, a mí el año pasado me pasó igual: sólo salí el Jueves y el Viernes Santo porque el resto de días tenía que estudiar. Piensas que es sólo un año y te confortará. Al menos yo lo conseguí. Es duro, pero piensa que un año compensa las recompensas que tendrás por ese esfuerzo en el futuro. ¡Caray, cada día me parezco más hablando a los padres! Me estoy preocupando, porque una vez una chica me dijo en un "review" que aparentaba, por cómo habló, mucha más edad de la que tengo realmente. ¡Jo! Gracias por aconsejarme que no me mortifique por el anterior capítulo: tranquila, ya me he retirado el cilicio (¡es broma!). A tu pregunta, nada especial hice el 11-M. Más que nada, cayó en viernes y yo los viernes no tengo clase. Pero sí me pasé por el instituto para recoger el título de bachiller y allí sí estaban protagonizando unos minutos de silencio. ¡Ah! Ya sé que no se puede decir "de este cáliz no beberé", pero hay que ser muy h... de p... para poner suspenso donde hay un 4,7. Espero no cambiar de esta mentalidad nunca; yo soy más de esos que dicen: "si me haces un trabajito te subo la nota". ¡Chorradas, porque luego te entregan cualquier pego y los apruebas por pura pena. ¡Vamos, que yo no suspendería ni al más gamberro por un 4,7. Acabáramos... Extiendo tus saludos a Elena y te los devuelvo de su parte, diciéndote también que se alegra mucho de que le preguntes por sus dibujos. Tiene dos nuevos: un retrato de Remus y una escena en la tienda de Ollvivander que no debo explicar porque es posterior. ¡Muy chulos! Esta última escena está aún en sus últimos retoques, pero pronto, imagino, me dejará que los lleve a "Story-Weavers". Un beso, Eva.

VALITA JACKSON LUPIN. ¡Hola! Ante todo, perdona que me ría. (Quique se toma unos minutos de relax para soltar una merecida carcajada.) Me encanta. (Ya ha vuelto, bueno, eso se ha notado.) Quiero decir, tu franca sinceridad. Me ha encantado que hayas sido tan valiente como para leer REMUS LUPIN AMA A HELEN NICKED y dejarme un "review" diciendo que es francamente una mierda; ¡vale, ya sé que no lo has dicho así, pero yo soy muy hiperbólico. Prefiero eso a un sí fingido, porque realmente veo que detrás de ti hay una personita sensible que sabe opinar y enfrentarse... Quiero decir, y a ver si me explico, que a mí también me pasa: cuando leo un "fic" y deseo tener buenas relaciones con su autor, me cuesta decirle francamente la verdad. Pero es lo mejor; todos no lo entienden, bien porque tienen el ego por las nubes, bien porque les cuesta asumir la verdad. A partir de hoy sé que, cuando me digas "¡bravo!", será porque realmente lo sientes, pues eres incapaz de fingir; y eso me hace tenerte en mucha más estima que antes. Gran razón tienes, Valen¡menudo churro de escena esa, pero prometí escribirla y no se me ocurría nada mejor. Espero (cambiando de tema) que ya estés recuperada de la enfermedad que te acosaba; quizá sea el calor, no lo sé, pues nunca he estado en México, pero como aquello está en el Ecuador, o cerca, imagino que siempre hará calor. ¿O no? También francamente, bien poco sé de México. Hablando de eso: espero que no te haya molestado que te haya puesto de estudiante española; necesitaba poner a alguna lectora en ese personaje y se me ocurrió que quizá te gustase. Es un buen papel, aunque no simbolice realmente tu nacionalidad, pero tal vez te divierta ser española por unos días, jeje. ¡Oh! Ya sé que era corto el capítulo anterior, bien me pesa, pero tenía que colgarlo. Espero me perdonéis algún día. Imagino me perdonarás cuando leas el próximo capítulo. ¡Qué ganas¡Qué dichosas ganas¡Ah! Y no te enojes con Helen, que la pobre no tiene la culpa. Todos creyeron que Sirius era culpable y lo odiaron por ello. Remus también. Pero luego se disculpan y vuelven a ser tan amiguitos como siempre. ¡Ay! Cuánto sufrimiento... Es que hace poco, muy poco, he redactado la escena en que Sirius atraviesa el Velo... No te enfades con Helen. Aunque, claro, si te dan esos arranques y tienes que detenerte diez minutos para seguir escribiendo el "review"... Por cierto, aunque aún queden varios capítulos para que redacte ése en el sales tú, bien me podría ir sirviendo una fotografía tuya. Te lo digo simplemente porque la vayas buscando si quieres, que hay mucha gente a la que esa tarea le lleva algún tiempo. Necesitaría una foto para describirte físicamente, claro está. Bien podrías dejarla en "Story-Weavers", bien enviármela a mi correo electrónico. Lo dejo a tu elección. ¡Un beso¡Ah! Leí tu correo electrónico, gracias por enviarlo, pero no lo respondí porque no sabía qué poner. Fue un poco corto y yo estaba escaso de tiempo. Ya te responderé otro día.

MARCE. ¡Hola¡Qué chica más genial eres! Me emocionaste con cuanto explicaste en tu "review": el aprecio y veneración con que hablas de tu madre, que de seguro estará muy orgullosa de su hija escuchándote desde el Cielo; lo de que tu hermano y tú le pondréis su nombre a la primera niña que tengáis, el respeto y cariño con que hablas de tu padre. Eres un ejemplo de conducta, querida Marce. Un verdadero patrón de respeto y sentimiento. Espero ser capaz de retratar ese alma cargada de pasión y amor en Samantha (Sam), tu personaje. En serio que me pareces una persona genial, pues, aunque ya tengas veintidós años (¿estoy equivocado?), hay gente a esa edad que no tiene la mente tan bien amueblada como tú. Eres un referente. Apunté tu correo electrónico, pero, como en las demás ocasiones, después del arroba no aparece nada porque, como me explicaron, "fanfiction" no permite publicar otras direcciones, es decir, hacer publicidad en su página de otros portales y por eso las suprime. Fíjate si no. Voy a probar a invitarte si eso el viernes, pero no lo conseguiré si no es una dirección de "hotmail". Como no me dijiste lo contrario, imagino que sí lo será. No sé si ya te lo había dicho antes, pero iría necesitando una fotografía, porque, según yo escribo, faltan dos capítulos para que aparezca tu personaje. Necesito describirlo y para ello requiero uno o varias fotos, lo dejo a tu elección. Puedes publicarlas en "Story-Weavers" o mandármelas por correo electrónico, este último en caso de que no quieres que las vea nadie más, cosa que comprendo. ¡Pena que tú también creas que Dumbledore va a morir en el siguiente libro! Pues igual que he escrito SALVANDO A SIRIUS BLACK, capaz soy de escribir "Salvando a Albus Dumbledore"... Gracias por pasarte por SALVANDO A SIRIUS BLACK, en serio; me anima que, por fin, uno de mis "fics" haya tenido tanta rápida repercusión y éxito (ni te imaginas la de tiempo que MDUL estuvo muerto de hambre hasta que Joanne Distte, la primera, se aventuró a leerlo). Así que quieres el final 2... Pues no sé yo si ése va a ser el primer final que escriba, pues ya hay más votos para el 3, el de salvar a los Potter. Ya estoy pensando cómo los voy a continuar, pero es complicado, no creas. ¡Ah! Muchísimas gracias por animarme con este capítulo anterior, tan nefasto. Ya te he dicho que tu último "review" me ha emocionado. Además, mucho más largo que al principio; conforme pasa el tiempo, todos nos vamos emocionando y conociendo y nos gusta decirnos tantas cosas... Es teneros tan lejos pero a la vez tan cerca. No podré colgar ningún capítulo el 24, por lo que te dedico éste de hoy. Sí es un poco más largo que el anterior, así que espero que lo disfrutes. Siento que no sea un regalo de cumpleaños de verdad, pero la intención es lo que cuenta. O al menos eso dicen. Bueno, mi regalo será dedicarte el primer pensamiento nada más levantarme el 24; técnicamente, como en España amanece mucho antes que en América, seré la primera persona que te habrá felicitado. Te habré felicitado, mentalmente al menos; al despertarte acuérdate de mí y estaremos juntos, muy juntos. Y te diré felicidades al oído. Muchísimas gracias por todo, guapa. Un beso.

PADFOOT HIMURA. ¡Hola! En serio, estabas muy guapa en las fotos. Sobre todo en la que salías sonriendo, ya te lo dije. Tienes una sonrisa muy clara y plástica, quizá la facción más bella de tu rostro. Espero describir tan hermosa esa sonrisa como verla he podido. ¿Quiquecito¿Por qué os ha dado últimamente por llamarme con diminutivos? Me tenéis acomplejado: parezco más pequeñito cuando os leo. No obstante, me hace gracia, Karinita. ¡Qué alivio! Me refiero a lo que has dicho de que no te he defraudado; ¡qué alivio¡Qué comprensivos habéis sido! No ha habido ni uno que me haya dicho nada malo, y eso me anima a seguir escribiendo. Hombre, no quiero decir con esto que no me podáis decir la verdad, pero es que hasta yo mismo estaba asqueado de ese capítulo. Olvidémonoslo de él, es lo mejor. Anote el apellido (White), que será el que ponga si no se me ocurre nada mejor. Vale, es un poco aburrido pero no todos los apellidos tienen por qué tener chispa ni gracia. Si se me ocurre algo, ya te pediré consejo. Lo que estoy ahora pensando es cómo va a aparecer tu personaje, porque tengo varias posibilidades pero no me decanto. No te preocupes si no actualizas aún; es normal, hay veces que la inspiración no baja tan a menudo como debiera; pero, tranquila, que algún día llamará a tu puerta y te dirú "Padfoot¿estás ahí?" Y tú le responderás: "Sí¿quién es?" Y la inspiración responderú "Soy la tarta de Zapallo. Vamos¡corre, corre! Al ordenador. Hay que ponerse a escribir." Bueno, quizá no te diga eso, pero algún día vendr� eso es lo seguro. Tú avísame cuando hayas colgado que lo seguro que vendrá cuando cuelgues un nuevo capítulo será mi "review". ¿O acaso no podemos apoyar a las nuevas personalidades literarias? Me dejaste intrigado, quiero saber qué va a pasar con McGonagall. Y descuida, que esta vez no te amenazaré con una huelga de hambre, más que nada porque soy chico de fácil apetito. Aún no he leído todos los "reviews" que me han dejado por SALVANDO A SIRIUS BLACK, pero, si lo has leído, como has prometido, lo leeré encantado. Aunque más intrigado estoy aún por saber qué final has escogido. Bueno, Karina White (apellido provisional), nos vemos muy prontico, como se dice por estos lares. Un besazo.

PAULA YEMEROLY. ¡Hola¡Ay, mi chiquita! Me ha encantado tu falsa modestia. «¿Inteligente¿Inteligente yo¡Pues sí¿para qué lo voy a negar?» Me encanta esa valentía tuya. Sí lo somos, por qué habríamos de renegar de nuestra condición. Muy bien hecho. Aunque, particularmente, yo creo que todo el mundo es listo, sólo que para lo que quiere. Eres genial: aunque ha sido un capítulo cortito (no, cortísimo), tu "review" no ha perdido su chispa. ¡Qué ánimos! Me encanta tener la costumbre de responderos tan por extenso, pues os he contagiado esa costumbre. No es por "volver" al tema, pero en VOLVÍ dejabas "reviews" más cortos, y eso me llena de satisfacción y orgullo. Elena, por su parte, cree, y me reitero en ello, muy suspicaz. Hace poco saqué de Internet todos los "reviews" para que los pudiese leer tranquilamente en casa, en un disquete. Desde entonces le caes genial, y veces hay en que hablamos de ti. Imagínate, tan lejos y hay dos personas charlando sobre ti; increíble. Ella no sabe de qué va tu personaje, se lo he ocultado. Pero a menudo me dice que debo ponerte bastante protagonismo, porque le caes muy bien, en serio. No le digo nada, guardo silencio, en el fondo por no revelarle que ya tienes cuanto protagonismo puedo darte, que tu personaje es uno de mis favoritos. Sí, ella me lo pregunta a menudo¿cuál es tu personaje favorito, de los que has sacado de los lectores? Yo no digo nada, pero el tuyo lo es, sin duda. A Elena le pareces inteligente en la medida de que tus "reviews", casi sin quererlo, dejan entreabiertas las puertas para lo que va a pasar a continuación. Muchas veces me he quedado sin habla. ¿Será que tú también eres adivina? Ya sé que este capítulo no valía para un diez, pero gracias por aconsejarme que no me mortificase: ya me he retirado el cilicio (no¡es broma!). Pero, sin duda alguna al respecto, lo que más gracia me ha hecho ha sido tu comentario: «total, lo mejor aún no empieza». No sé lo que habrás querido decir con eso, pero tienes toda la razón. Además, recuerdo que no esperas nunca nada, sino que te sorprenda. ¡Eres genial! También genial por lo mucho que quieres a la familia Nicked. Son un solete los tres, cuatro si sumamos a Remus, que ya es como uno más. Si tuviera que elegir a alguien que realmente le ha llegado al alma el señor Nicked, diría sin vacilarlo que tú. Aunque lo que realmente casi me despega unas lágrimas (y eso que no lloro nunca, cosas de reconocer la virilidad) fue tu comentario sobre que estamos lejos pero, al leernos, estamos uno junto al otro. ¡Cuánta razón! Y ahora que dices eso, ni siquiera sé de dónde eres. Pero, dondequiera que estés, las palabras son más rápidas y certeras que cualquier otro medio de comunicación. Un beso, guapa. Saludos de Elena.

LORIEN LUPIN. ¡Hola! Chica, qué largo tu mail en respuesta a mis "reviews". Ya había olvidado que había alguien además de yo mismo a quien le gustaba responder con tanta locuacidad. Aún no lo he leído, pero hoy mismo lo saco en un disquete para leerlo tranquilamente en casa. Lo mismo ha pasado con las fotos, que las he visto (decirte, por cierto, que eres muy guapa, me encantan tus rasgos indígenas, aunque, de enseñárselas a mi hermana, le fliparían las fotos) pero no he podido traerlas a casa por no tener disquete. ¡Vaya! Gracias por tomarte la molestia de escoger varias fotos y enviármelas. ¿No te alcanzó ni cinco minutos de lectura el capítulo anterior? No me extraña. Qué corto era. Puedo decir, por suerte, que no hay ningún otro tan corto ni deprimente como ése. En lo sucesivo van los capítulos en aumento. ¡Ah! Sabía yo que se me olvidaba algo... He leído tu lista de nombres, pero son todos muy extraños y no coincide ninguno con el estereotipo que tenía creado de tu personaje. Ya entenderás por qué necesito que se llame como tú, como un nombre hispano. Por cierto¿por qué te ha dado por llamarme Quicks? (Risas.) Parece nombre de rapero. ¡Ah! Gracias por leer el avance, espero que te haya dejado con la intriga y las uñas a medio morder. ¿No? Qué lástima. Y menudo ataque repentino de malicia te dio en el "review"; por fin he conocido tu faceta maligna. ¿Que sufran? Ciertamente maligna... El otro día Elena leyó todos los "reviews" de MDUL porque se los extraje en un disquete y, al leer los tuyos, dijo que no le extrañaba que quisieras ser mala, a la par que sexy, en tu personaje. Anotó un comentario puntual que me hizo reír, no sé si lo recordarás: no crees que la relación de Remus y Helen acabe "felices para siempre" porque Remus sale muy solo en los libros de J.K. (Risas.) Tú lo que quieres es que la mate o los separe para liarte con él. Y me apoyo también en otro comentario que extrajo Elena: que estás diciendo todo el rayo «¡amo a Remus!» Me escribió en una nota: «Quiere ser malvada (en el buen sentido) y sexy (atraída por Remus, ella misma te lo pone en bandeja)». En el fondo creo que tiene muchas ganas de ver cómo reaccionas con tu personaje. Incluso me enseñó que había hecho un dibujo en el libro de Lengua y Literatura de una escena en la que tu personaje aparece con Remus. Charo Castro, hablando así de tu personaje, quedó muy logrado. Me hizo reír bastante. Después de todo este rollo, sólo espero que lo de los Longbottom lo dijeras en broma, porque, si no, ciertamente vas a ser un personaje muy perverso, y una chica tan guapa no debe ser tan cruel. Un beso. Saludos de Elena.

JOANNE DISTTE. ¡Ay¡Hola! Cuando he leído todos los "reviews" que has dejado, me he sentido bastante mal; ¡mira que leerte todo eso junto y yo la mar de tiempo que hace que no saco tiempo para leerte a ti! Por eso, de mañana no pasa. Me quedaré más rato en el aula de informática de mi facultad y, cuando se me acabe el tiempo, me iré a pedir hora a la biblioteca. No quiero descuidarte, más cuando la última que leí algo tuyo quedé tan impresionado. También a ver si me paso un poco más por "Story-Weavers", que hace tiempo que no charlo por allí. Y también a ver si invito a más gente, que llevo tiempo sin hacerlo y aquel era mi "trabajillo". Veré si puedo invitar a unos cuantos. Espero que te llegara ayer el correo con mi última sugerencia; hube de escribirla aprisa, con lo que quizá no te enteres de qué va muy bien; en tal caso, pídeme que te lo vuelva a explicar. Lo del cuestionario, estoy preparando las soluciones, que antes lo tenía hecho de una forma de la que quizá no comprenderías muy bien el método. ¡Ah! Podrías decirle a Mina que incluya en mi página personal un hipervínculo a SALVANDO A SIRIUS BLACK. Ya le dejaré un mensaje en su panel diciéndole que resumen deseo que figure. Porque se pueden añadir "fics"¿no? Bueno, voy por puntos, es decir, por el orden en que he leído tus "reviews". En SALVANDO A SIRIUS BLACK has dejado un "review" larguísimo y ya he anotado tu decisión. Vaya, antes iba ganando el final 3, pero ahora no, ahora es el que tú has decidido, el 2. Tengo que ir pensando en cómo lo voy a hacer. Ya se me ocurrirá algo. En REMUS LUPIN AMA A HELEN NICKED me alegro de que te muestres tan eufórica, aunque realmente se te nota que estás enamorada de Sirius Black. A mí la escena séptima no me gustó demasiado. Eso me ha hecho recordar, no sé por qué, que el capítulo 53 de MDUL te va a gustar bastante, tengo yo esa impresión. Y, por fin, en MDUL: Me alegra que tú también te mostrases muy condescendiente con la brevedad de los capítulos. Sí, lo del árbol quemándose quedó bastante bien, aunque no creía que, al escribirlo, pudiera eso beneficiarme un aspecto más adelante, pero lo ha hecho; justamente hace una semana. Sí, el título (el de "El llanto del fénix") es uno de los mejores. Eso me ha traído a la memoria el capítulo en que aparece Joanne Distte... (Risas.) Elena dice que te va a gustar, y así espero que sea. Con respecto al último, qué euforia... Claro, no había pensado yo que tendrías ganas de ver a Bella. Tienes que tener en cuenta que no sale en acción, pues he omitido la escena del ataque, pero sale. Cuenta que yo no sé retratarla tan perfectamente como tú. «Bellatrix, Bellatrix...» ¡Qué ansias! Me hiciste reír con eso de un capítulo de 80 páginas y la carita compuesta de dos asteriscos para los ojos y un punto asombrado para la boca. Sí, ya sé que para muchos sería una historia completa, pero es que me salió muy largo, qué le voy a hacer... Después de colgar ése no cuelgo en dos semanas por lo menos... Sólo me llevó un mes, o quizá un poco más, escribirlo, pero cuenta que estaba en época de exámenes. ¡Ah! He leído las críticas que haces en "Story-Weavers" a otros relatos y sólo quería felicitarte por tu trabajo. Eres una currante excepcional. Dentro de poco todo el mundo va a tener algo que agradecerte; yo el primero. Un beso muy fuerte, madrileñita. Saludos a Mina. Saludos de parte de Elena.

ANN THORNY, Ana (Leonita). ¡Hola! Parece casualidad. Quizá. Pero me has dado un toque (tarde del jueves) justamente cuando dejaba de responder a Joanne e iba a empezar a hablar contigo. Pero lo raro es que me he dicho para mis adentros: «¿Te imaginas que es Ana? Ya sería casualidad...» Me he reído como un bobo. ¡Vaya con fanfiction! Te causa bastantes problemas. A mí no tantos, ciertamente, pero tampoco me conecto con la misma asiduidad que tú; aunque creo que se enfada con una temporada con alguien en particular y ya est� sólo es eso. Recuerdo si no la temporada de semanas que no me dejaba colgar los capítulos y tenía luego que meterlos a los pocos días. ¡Qué fastidio! De tan sólo recordarlo me hierve la sangre. Gracias por animarme diciendo que el capítulo era corto pero no malo. Te lo agradezco, pues esperaba con muchas ansias tu opinión, que de seguro imaginaba la más franca. El otro día me puse a leer todos los "reviews" que me habías dejado, desde el primero al último. ¿No lo has hecho nunca¡Qué divertido! Me acordé de muchísimas cosas que parecía un siglo que hubieran pasado. Fue genial recordar aquellos momentos en que nos íbamos conociendo tímidamente, en que reconocías leerme y nos hablábamos como extraños. No pasa nada con que me hayas dejado sólo un "review". Al contrario; yo mismo comprendo que es una lata tener que ir dejando un "review" por todas las cosas que dejé la última vez. Dejas una en MDUL explicándolas todas y perfecto, que no hace falta demorarse yendo de un lado para otro. Lo que no me quedé muy bien enterado es por cuántas cosas te habías pasado. ¿Has leído SALVANDO A SIRIUS BLACK? En caso de ser tu respuesta afirmativa¿has escogido un final? Lo que sí me ha extrañado es tu comentario sobre que este capítulo no era necesario, sino que bien podía haberlo incluido como una escena cualquiera en RLAAHN. Sí, es cierto. Pero piensa también que por entonces (agosto o septiembre que lo escribí), yo aún no había colgado ni un solo capítulo en "fanfiction", los tenía todos almacenados en mi ordenador, y no se me había ocurrido ni por asomo la idea de escribir un "fic" alternativo. Eso fue muy posterior. El otro día, dando Elena y yo un paseo, empezamos a hablar de cómo iba a describir o poner a tu novio en el relato. Jeje... Joseph. Joseph es su nombre. ¿Te gusta? Es lo más parecido a José, Pepe, es decir. Bueno, chica, espero poder saber pronto de ti. No importa que no puedas coger el ordenador esta semana, pues no voy a colgar yo tampoco. Demasiado ajetreo con los pasos como para distraerme. Espero que disfrutes de la Semana Santa de Sevilla igual que yo estaré disfrutando la de aquí. Piensa cuando estés aburrida contemplando la procesión interminable de cirios y capirotes que yo, no muy lejos, estaré en una situación similar. Esto mismo creo que se lo he puesto a Nayra... (Qué poca originalidad). ¿Sabes? Va a Sevilla. Quizá la veas de casualidad. Quién sabe, quizá. Un besote enorme. Saludos a Pepe. Saludos de parte de Elena. "Pronto nos veremos las caras": suena a amenaza formalmente, pero semánticamente es genial.

KALA. ¡Hola! Tu "review" ha sido tan halagador que me he visto en la obligación moral de anotar una de tus frases, la que más me ha llegado, al encabezado de este capítulo. Si en serio lo has dicho sentidamente, me congratula y llena de rubor. Muchas gracias, Kala. Imagino que Kala no es tu verdadero nombre. ¿Cuál es¿De dónde eres? Respondiendo a tu pregunta, soy chico. Es raro vernos escribir por aquí, pues esto parece un universo de mujeres, e incluso me han llegado a comentar que "yo no sabía que los hombres pudieseis escribir", pero, bueno..., aquí ves: también escribimos relatos. Y me regocija que te parezca tan bueno como para felicitarte. A veces creo que aburro al personal diciendo que cuanto he escrito hasta aquí me aburre hasta a mí mismo pensando lo que escribí después, y aún queda por escribir. Tengo pensado que sea el "fic" más largo de cuantos se han escrito. ¡Qué osado! Pero qué descortés: sí, soy chico, me llamo Quique (por favor, no me llames Kaicu, ni KaicuDumb: sería muy impersonal) y tengo dieciocho años. Vivo en Córdoba y me encanta escribir "fanfics", afición que hace mucho tiempo hubiera creído imposible. Mi amiga Elena, que me observa y sigue con fidelidad, que me inspiro la idea para este "fic", me lo recuerda a menudo. Ella también te saluda, pues MDUL es también parte de ella; no en vano inspira el personaje de Helen Nicked. Y hablando de inspirar personajes... Quizá lo hayas leído, pero te explico: propongo a los lectores más activos formar parte del relato apareciendo como personajes ocasionales, de protagonismo secundario. ¿Te apetecería? Necesitaría conocerte, por lo que serían indispensables muchas conversaciones por "reviews", y, sólo si te parece, algún día llegaré a encontrar un personaje adecuado para ti. Ya veré qué me comentas. ¡Ah! Me reí mucho con tu comentario "qué buen escritor eres"; no, aún sólo soy un aprendiz, como Harry: él un aprendiz de mago; yo, de escritor. Gracias por decir que he perfilado bien a Remus y su entorno y demás halagos que me enrojecen y confortan. Gracias, en serio. Y sí, yo lo veo así: he querido darle más protagonismo a Remus y por eso he puesto que cuanto pasó se debió a él, a que Voldemort lo perseguía, lo quería matar. Y eso de hacer a Rowling santa... Creo que fue un desvarío. Espero que sigas leyendo. Me encantaría que lo siguieras con asiduidad. Un beso enorme. Saludos de la coprotagonista, mi amiga.

Andrea. ¡Hola, Andreilla¿Qué haces, chiquilla? A ver si te hablo por el Buzón, que hoy (jueves) llevo todo el rato respondiendo "reviews" y no tengo ni tiempo para levantarme y dejarte un mensaje. Tampoco he podido dejarte un correo electrónico, aunque espero que esto palie la falta. Piensa que apenas si piso el correo. Si lo prefieres, dime cuanto tengas que decirme por el Buzón o "reviews" y yo te respondo bien en el Buzón, bien en el siguiente capítulo. No hay de qué por dedicarte el capítulo. Fue un placer. Por cierto, «este tipo es genial...!» ¿En serio? No me habías dicho nada sobre este comentario por el Buzón. Como te lo guardaste, pillina. No creo que sea para tanto. Ciertamente que no tiene teorías increíbles (pues en tal caso sería intragable) y, en cuanto a lo de extremadamente bien narrado y con armonía, intento mejorar. Aún me queda mucho para ser mediocremente bueno. No obstante, gracias por todos los halagos. Y gracias por decir que vas a pregonar a los cuatro vientos el "fic". ¡Qué buena, si voy a tener a mi mejor publicista a golpe de una llamada al 123! Jaja. ¡Oh, donde sí podrías comentarlo es en el chat de MoviStar, en el canal donde nos conocimos, porque tú tienes allí mucho trato con mucha gente y seguro te hacen caso. Luego yo los invito a "Story-Weavers" y entran dentro de nuestro círculo y leen a Joanne, a Lorien, a Aya K, a Idril Isil, Mina, etc. No sé inglés muy bien, prefiero el francés, pero ya veré si puedo pasarme. Por cierto¡malfario eres¿Cómo dices que no me muera antes de terminar la historia¡Toquemos madera! Descuida, tengo un código de seguridad: si me muriera (Dios no lo quiera), Elena guarda a buen recaudo todos los capítulos escritos de MDUL. Avisaría a la gente por "Story-Weavers" y les diría donde podrían seguir leyendo, pues iría colgando los capítulos uno a uno, semana tras semana, en su propia cuenta, donde ella conoce su contraseña. Lo malo sería que no la terminaría, imagino, la historia. Dios no quiera que muera tan joven, pero sí he pensado alguna vez qué pasaría. Aunque hayas sido un poco impulsiva escribiendo eso, también demuestra que te gusta la historia y que estás enganchada. ¡Jaja! Lo que te queda por descubrir, querida mía. No sé qué más ponerte, porque de seguro hablaremos por el Buzón y te digo lo que se me ocurre en un mensaje de voz. Un beso. Saludos de Elena.

GWEN LUPIN. ¡Hola1 Perdona que a ti te vaya a responder tan brevemente, pero no he podido leer tu "review" hasta el día de hoy, que estoy colgando este capítulo, y no tengo demasiado tiempo. No obstante, te agradezco que te hayas vuelto a pasar por aquí. Espero otro día poderte contestar antes, como lo has dejado tan tarde; pero no pasa nada, en serio. Ya creía que no volvías. Me daba pena porque, francamente, me diste muy buena impresión en tu primer "review". Eras de esas personas que, me dije, eran indispensables para meter como personaje. Aunque, te advierto, inventarme un personaje para los lectores suele llevarme un poco de tiempo. Pero ya se me ocurrirá algo. Sí, tengo más de 100 capítulos programados y, me temo, en ascenso. Lo cierto es que no quisiera acabar nunca MDUL, pero algún día tendría que hacerlo. Lo importante es encontrar un buen argumento para no aburrir al personal. Me alegro de que te hayas pasado por "Story-Weavers". ¿Viste mi foto¿Viste el avance de MDUL¿Viste los dibujos de mi "fic"? Espero que algún día te apuntes y conozcas a toda la gente excepcional que hay por allí. Pues eso, me reitero, disculpa mi extrema brevedad: pero acabo de leer el "review" y no tengo más que unos minutos para respondértelo. Espero que me perdones. Un besazo enorme, Gwen. Por cierto, para empezar a conocerte mejor para tu personaje¿cómo te llamas? Muchos besos de, más que un escritor, un amigo. Quique.

(DEDICATORIA: Este capítulo se lo dedico a Marce, no sólo porque se lo merece, sino porque dentro de unos cuantos días va a ser su cumpleaños y quería hacerle un regalito. Disfruta de ese aniversario en compañía de tu familia y amigos, pero recuerda también que en "fanfiction" muchos te tenemos reservado un huequito en nuestros corazones y que nos acordamos de ti. Un beso. ¡Y cumple muchos más! Mira, es una tarta. Sopla las velas. ¡Pide un deseo!)

CAPÍTULO XXXIV (CRUCIATUS)

–Los Longbottom –dijo Dumbledore una vez llegó a casa de los Nicked–. Han desaparecido.

–¿Cómo? –inquirió Remus.

–Parece ser que los han secuestrado –explicó el director de Hogwarts preocupado.

–¿Quién? –siguió indagando Remus.

–¡No lo sé, obviamente! –exclamó Dumbledore perdiendo los estribos. Y más tranquilamente–: Alastor ha ido detrás de su pista.

–¿Se sospecha de alguien? –preguntó Helen intranquila.

–Se presupone que son mortífagos. Igual que unos están volviendo a nuestro bando alegando que actuaban bajo engaño, el resto sigue obstinado en preservar el clima de terror que había creado lord Voldemort. Espero que sólo sea eso.

–¿Podemos hacer algo? –se ofreció Remus.

–Me temo que esperar –contestó Dumbledore pacientemente–. Es lo mejor. Alastor ya ha ido detrás de ellos.

Remus se limitó a asentir, sintiéndose inútil.

–¿Y Neville? –preguntó Helen de pronto.

–Nada –contestó Dumbledore relajado–. Frank y Alice se lo dejaron ayer a la madre de Frank y allí sigue. No se han pasado a recogerlo.

–Ayer nosotros quedamos con ellos –explicó Remus–, y no se presentaron. Eso era, claro está.

–Tengo que irme –dijo Dumbledore–. Pensé que quizá quisieseis saberlo¿no?

–Sí, claro, gracias, Dumbledore –dijo Remus.

–Vale, pues dicho queda –concluyó el director–. Me voy a ver si recibo noticias de Alastor¿de acuerdo?

Y se desapareció con el frufrú de su capa.

–¿Qué ha pasado? –se interesó inmediatamente la señora Nicked.

Hubiera estado presente en tanto se desarrollaba la conversación, o tal hubiese sido su deseo al menos, pero Dumbledore, tajantemente, había dicho: «Quiero hablar con Helen y con Remus... a solas, por favor», y la señora Nicked, que para otras cosas no, pero para las indirectas era muy rápida, se marchó lentamente a arreglar el armario de su habitación.

–Nos ha contado que alguien ha secuestrado a Frank y Alice –explicó Helen entristecida.

–¿Cómo? –inquirió su madre–. Eso es imposible...

Pero no lo era. La tarde del sábado pasó muy triste y lenta, con la lluvia de noviembre golpeando tranquilamente los cristales de las ventanas. Sin noticias... El fuego alumbraba sus rostros, esperando que de un momento a otro fuese a aparecer Dumbledore por allí la cabeza, o Alastor, y les comunicase que los habían encontrado¡que estaban sanos y salvos! Pero la chimenea seguía tan tranquila como de costumbre.

–¿Has visto algo? –le preguntaba de vez en cuando Remus a Helen. Esperaba que su salvación, aquel día, fuese una visión de Helen que les revelase el paradero de los Longbottom.

–Nada –contestó Helen afligida.

–Esfuérzate, por favor –le decía Remus apretando los dientes, aunque bien sabía que era en balde pedirle a su novia que tuviese una visión si no estaba predispuesta a ello.

–Tranquilizaos –les decía de vez en cuando la señora Nicked cuando al pasar se los encontraba sentados en el sof� mirando nerviosos la chimenea–. Veréis cómo pronto pasa todo y no ha sido nada.

Rezaron por que aquellas palabras se cumpliesen.

–¿Has tenido ya alguna visión? –volvió a preguntar Remus.

–No –respondió Helen medio enfadada, pues le resultaba molesto que, cada dos por tres, le estuviesen recordando si había visto algo o no–. Hay veces que tengo y otras no –explicó de mal humor–. Y además, a pesar de que tuviese una, no creo que sirviese de mucho, pues no creo que pudiese sacar en claro dónde los tienen retenidos. Cuanto mucho, los vería a ellos y sabría lo que les estarían haciendo.

Remus tuvo de pronto una brillante idea:

–¡El tarot! –exclamó.

–¿Qué pasa con el tarot? –le inquirió su novia.

–Tú misma dijiste que no era muy preciso, pero que era de mucha utilidad cuando no tenías ninguna visión del futuro. ¡Ahora necesitamos que utilices el tarot!

–Pero no voy a averiguar dónde los tienen –se defendió Helen.

–Pero sabremos al menos si están vivos –arguyó Remus.

Helen asintió lentamente. Salió corriendo, escaleras arriba, y regresó con el fajo de cartas en su mano. Separó, minuciosamente, los arcanos mayores de los menores, y barajó los veintidós primeros. Susurró palabras al viento. «Pasado, presente, futuro. Los Longbottom...»

Levantó una primera carta temblorosa. Los Amantes... Helen resopló lentamente. «El presente.» Levantó una nueva carta: el Diablo, con sus ojos rojos bien abiertos, y Remus contuvo la respiración.

–Ahora veremos el futuro –susurró Helen.

–Hasta el momento... ¿Están muertos? –la interrumpió Remus.

–Creo que no –contestó–. Si no habría salido rotundamente la carta de la Muerte.

–Pero dijiste que esa carta significaba... –exclamó.

–Ahora no, Remus –dijo resuelta–. Estamos preguntando si están vivos o no... Ya no son interpretaciones. Las cartas van a hablar con su significado literal.

–Entonces, si sale ahora la Muerte¿eso querrá decir que...? –No podía preguntarlo. Las palabras no le salían de la boca.

–Supongo que sí –respondió Helen sin dejarle que acabase–. Pero esperemos que no sea eso...

Y separó lentamente la tercera carta. La dejó a la derecha de la anterior. El Loco...

Remus respiró aliviado.

–No podemos estar seguros del todo, no obstante –repuso Helen–. Hay veces que las cartas no quieren respondernos con exactitud, o que les gusta mentirnos...

–No esta vez, Helen –dijo Remus–. Hemos consultado un tema muy grave... No creo que las cartas sean tan... tan... ¡puñeteras!

Helen se las quedó mirando mientras las barajaba con frenesí. En ella aún albergaba el benepácito de la duda.

La chica apuntó la baraja con su varita y pronunció el encantamiento relaxo. Las cartas salieron surcando el aire, subiendo por las escaleras, hasta llegar a su habitación.

Todavía les quedaba un buen rato que aguardar.

Próxima a la hora de cenar, la cabeza de Albus Dumbledore asomó por la chimenea con los ojos relampagueantes. Remus y Helen, que seguían plantados delante, en el sof� saltaron de sus asientos y se arrodillaron al lado de su mentor.

–¿Se sabe ya algo? –preguntó Helen.

–Alastor los ha encontrado –explicó conciso–. Está en San Mungo.

–¿Le ha pasado algo? –inquirió Remus.

–No, en absoluto –negó rotundamente Dumbledore–. Tiene un agujero en la nariz, pero nada de consideración. –Se calló, mirando hacia todas partes con ojos de dramatismo.

–Y los Longbottom... –empezó Helen–. ¿Están ellos bien?

–Alastor está con ellos –explicó–. Digamos que están... heridos.

–¿Podemos ir a verlos? –preguntó Remus.

–Por supuesto –contestó Dumbledore.

Y su cabeza desapareció.

En un instante Remus y Helen se aparecieron en el vestíbulo del hospital mágico, donde estaba Dumbledore, cerca de una chimenea.

–Hola –los saludó.

–¿Dónde están? –le inquirió Remus con impaciencia.

–En la cuarta planta –contestó Dumbledore y Helen y Remus salieron corriendo–. ¡Esperadme! –gritó.

Subieron enseguida, pero pronto se dieron cuenta de su error al dejar a Dumbledore atrás. Había un sinfín de habitaciones, y ellos no sabían en cuál estaban Frank y Alice. Recorrieron varios pasillos impacientemente, pero sólo consiguieron desquiciarse más aún. Finalmente, para su suerte, se abrió una puerta y salió de ella el auror Moody.

–¿Qué hacéis aquí? –les inquirió con su habitual tono gruñón.

–¿Qué íbamos a hacer? –le soltó a su vez Remus con ironía–. ¿Están ahí Alice y Frank?

–Sí –respondió con melancolía–, pero no podéis pasar.

–¿Por qué no? –preguntó Helen.

–Los están interviniendo.

–¿Qué tienen? –dijo Remus.

En aquel instante, a paso lento, los alcanzó Dumbledore. Alastor le lanzó una rápida mirada a su viejo amigo y éste asintió tranquilamente.

–Están bastante mal –explicó Dumbledore.

–¿Qué tienen? –preguntó Helen. Estaba muy interesada.

–Están desubicados –le dijo Dumbledore–. No tienen constancia de dónde están, ni de quiénes son, ni de nada. Están enloquecidos.

–Pero saldrán de ésta¿no? –Se interesó Remus con un nudo en la garganta.

–No lo sé –contestó Dumbledore–. Están haciendo todo lo posible, nos han dicho, pero no han mostrado muchas esperanzas...

–¿Cómo ha sido? –preguntó Helen con un tono de voz que rayaba el susurro.

–Al parecer les han lanzado sendas maldiciones cruciatus –explicó Moody–. Por eso han perdido todo sentido de conciencia.

Se quedaron callados, sumergidos en un empalagoso silencio que atronaba las palabras de cada uno en el interior de sus cabezas.

–Estarán en San Mungo hasta que se recuperen –explicó Dumbledore sin que nadie le preguntase.

–¿Podremos entrar a verlos? –preguntó Remus.

–En cuanto salgan los sanadores –confirmó Moody.

Al cuarto de hora abandonaron la habitación y salieron con cara de pocos amigos. Intercambiaron un par de frases con Dumbledore y éste regresó con ellos de mal talante.

–Estarán en San Mungo hasta que se recuperen... –repitió aún más entristecido.

–Podemos entrar¿verdad? –confirmó Moody.

Dumbledore asintió.

Frank y Alice estaban tumbados en un par de camillas. Tenían los rostros desencajados y los ojos en blanco. Era una imagen repugnante, mirándolos, acercándose, y sin que ellos los reconociesen; se limitaban a reírse como dementes.

–Irán mejorando –dijo Helen sonriendo tibiamente–. Ahora hay muchos adelantos, creedme. Se curarán antes de lo que nos imaginamos... Estoy segura.

Al rato de contemplarlos...

–¿Habéis atrapado a los... a los que han hecho esto? –preguntó Remus con un hilo de voz.

–Por supuesto –contestó Moody sin alardear.

–Pasado mañana será el juicio –explicó Dumbledore.

–Pero ¿les harán juicio? –preguntó Remus aún más atónito–. ¡A Sirius ni siquiera le dejaron!...

–Ya –asintió ligeramente Dumbledore–, pero consideran que como lord Voldemort ha desaparecido, quizá sea momento de relajar un poco las exigentes normas que habían impuesto.

Remus estuvo a punto de responder algo, pero no lo hizo.

–¿Te gustaría venir? –le preguntó Dumbledore sin ánimo.

–¿Podría? –le inquirió Remus tranquilamente.

–Ajá –contestó asintiendo con la cabeza–. Soy el Jefe de Magos del Wizengamot; puedo invitar a quien quiera.

–Yo también quiero ir –dijo Helen con seriedad–. Podré¿verdad?

Dumbledore asintió. Se quedó mirando tristemente a los Longbottom y no volvió a decir nada más.

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Remus y Helen atravesaron el largo corredor hasta llegar a la sala del juicio. Atravesaron la puerta abierta y se sentaron al fondo de la sala, en el banco más lejano, en un rincón apenas si alumbrado. Helen recostó su cabeza en el hombro de Remus y éste se dejó estar.

–¿Qué crees que pasar�? –preguntó Helen.

–Los condenarán –contestó Remus decidido–. Es Crouch quien los va a juzgar... –dijo–. No se conoce una persona más antitenebrista.

Helen aspiró largamente. Se quedó mirano con los ojos medio cerrados su alrededor. En derredor de ella se extendía un sepulcral y soporífero silencio, sólo roto por el llanto invisible de alguien allí encogido.

El señor Crouch se puso en pie y Remus lo miró fijamente. Estaba lívido y en la sien se apreciaban las contracciones de un nervio. Se paseó unos segundos de un lado a otro. Algunos magos del tribunal bajaron y estuvieron hablando un rato con él y con Moody, que estaba ya allí sentado, algo más adelante, junto con Dumbledore. Todos volvieron a sus asientos después de un buen rato hablando en voz baja. El señor Crouch, con un grito que retumbó en la silenciosa mazmorra, ordenó a un mago delgaducho pero alto que custodiaba una puertal lateral que los trajese. El hombre desapareció y la puerta se cerró tras de sí.

Al volver a abrirse, aquella vez entraron seis dementores flanqueando a un grupo de cuatro personas. Remus sintió la invasión de un gélido frío en las entrañas, y como si se adormeciese por un susurro soporífero, comenzó a escuchar voces de James, Lily, Sirius, Peter, Frank y Alice en una conversación que habían tenido, no recordaba cuándo ni dónde. Pestañeó varias veces y vislumbró de nuevo la sala con un poco de más nitidez. Se giró hacias todos lados y vio que todo el mundo cuchicheaba, los unos con los otros.

Los dementores colocaron al grupo en cuatro sillas con cadenas que habían puesto en el centro de la mazmorra. Había un hombre robusto que miró a Crouch inexpresivamente; otro hombre más delgado y de aspecto nervioso, cuyos ojos recorrían la multitud; una mujer con cabello negro, brillante y espeso, y párpados caídos, que se sentó en la silla con cadenas como si fuese un trono, y un muchacho de unos veinte años que parecía petrificado: estaba temblando, y el pelo color de paja le caía sobre la cara de piel blanca como la leche y pecosa.

En ningún momento cesó el llanto desconocido.

Crouch, que se había vuelto a sentar mientras entraban, se levantó. Miró a los cuatro que tenía ante él con expresión de odio.

–Se los ha traído ante la Junta de la Ley Mágica –dijo pronunciando con claridad– para que podamos juzgarlos por crímenes tan atroces...

–Padre –suplicó el muchacho del pelo color paja y Remus pegó un brinco en su asiento, asombrado–. Por favor, padre...

–... que raramente este juzgado ha oído otros semejantes –siguió Crouch, hablando más alto para ahogar las palabras de su hijo–. Hemos oído las pruebas presentadas contra ustedes. Los cuatro están acusados de haber capturado a un auror, Frank Longbottom, y haberlo sometido a la maldición cruciatus por creerlo en conocimiento del paradero de su jefe exiliado, El–que–no–debe–ser–nombrado...

Dumbledore había conseguido por fin, hacía ya unas semanas, que todo el mundo pensase que Voldemort había huido sin poder, y no muerto como muchos cantaban cada dos por tres. Aunque no todos creían que estaría por ahí esperando el momento oportuno para hacerse fuerte otra vez...

–¡Yo no, padre! –gritó el muchacho encadenado–. Yo no, padre, lo juro. ¡No vuelvas a enviarme con los dementores...!

–Se los acusa también –continuó el señor Crouch, mientras Remus lo escuchaba muy atentamente– de haber usado la maldición cruciatus contra la mujer de Frank Longbottom cuando él no les proporcionó la información. Planearon restaurar en el poder a El–que–no–debe–ser–nombrado, y volver a la vida de violencia que presumiblemente llevaron ustedes mientras él fue poderoso. –Remus, atónito, se quedó mirando al señor Crouch, despiadado, y seguidamente al hijo de éste, que miraba a su padre con lágrimas en los ojos–. Ahora pido al jurado...

–¡Madre! –gritó el muchacho y los sollozos reanudaron con mayor fuerza–. ¡No lo dejes, madre¡Yo no lo hice, yo no fui!

–Pido a los miembros del jurado –prosiguió el señor Crouch– que levanten las manos si creen, como yo, que estos crímenes merecen la cadena perpetua en Azkaban.

Todos a la vez, los magos y brujas del lado de la derecha, levantaron las manos. La multitud que circundaba a Remus prorrumpió en aplausos, pero Remus y Helen, respetuosos, no se dejaron arrastrar. El muchacho, mirando hacia todos lados con desesperación, gritó:

–¡No, madre, no¡Yo no lo hice, no lo hice, no sabía¡No me envíes allí, no lo dejes!

Los dementores volvieron a entrar en la sala. Los tres compañeros del muchacho se levantaron con serenidad de las sillas, no así él. La mujer de los párpados caídos, que Remus averiguó más tarde que era familiar de Sirius Black por un comentario que le hizo Dumbledore, miró a Crouch y vociferó:

–¡El Señor Tenebroso se alzará de nuevo, Crouch! –Remus sintió que un escalofrío dobló a Helen–. ¡Echadnos a Azkaban: podemos esperar¡Se alzará de nuevo y vendrá a buscarnos, nos recompensará más que a ningún otro de sus partidarios¡Sólo nosotros le hemos sido fieles¡Sólo nosotros hemos tratado de encontrarlo!

El muchacho comenzó a debatirse contra los dementores, aunque pronto el frío poder de estas criaturas comenzó a afectarlo. La multitud los insultaba, algunos puestos en pie, mientras Bellatrix Lestrange salía de la sala con decisión y Barty Crouch seguía luchando.

–¡Soy tu hijo! –le gritó al señor Crouch–. ¡Soy tu hijo!

–¡Tú no eres hijo mío! –chilló el señor Crouch, con los ojos repentinamente desorbitados–. ¡Yo no tengo ningún hijo! –Le temblaba la barbilla–. ¡Lleváoslos! –ordenó a los dementores, escupiendo saliva–. ¡Lleváoslos y que se pudran allí!

–¡Padre, padre, yo no tengo nada que ver¡No¡No¡Por favor, padre!

El señor Crouch se volvió con teatralidad y avanzó con paso decidido hasta la salida. Abrió la puerta y desapareció. Ni siquiera se dio cuenta de que su mujer estaba desmayada en el banco que ocupaba. Dumbledore se levantó y la animó, dándole pequeños golpes en la cara para que recobrase el conocimiento.

–¡Por favor! –gritó Crouch Junior antes de desaparecer por la puerta.

Los magos del tribunal se fueron levantando lentamente. Helen retiró despacio su cabeza del hombro de Remus y éste se la quedó mirando con ojos expresivos.

–Se ha hecho justicia –dijo Remus.

Helen asintió.

–¿Nos vamos? –preguntó Dumbledore.

Los dos se volvieron hacia él violentamente, porque ninguno se había dado cuenta de que el alto anciano de cabellos plateados, junto con Moody, había llegado y estaba frente a ellos. Se lo quedaron mirando y asintieron. Se pusieron en pie.

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–Siéntate, Remus –dijo Dumbledore a su recién llegado por la chimenea invitado a su despacho–. ¿Te gustaría tomar algo? –le ofreció.

–No, gracias –dijo con desánimo.

–¡Oh, vamos! –insistió–. ¿Te apetece una cerveza de mantequilla?

Remus se encogió de hombros. Dumbledore dio un golpe con su varita sobre el escritorio y apareció una botella de largo cuello.

–Ahí tienes –confirmó Dumbledore.

Remus tomó la cerveza y le dio un pequeño sorbo.

–Gracias –dijo.

Dumbledore se quedó callado, mirando por la ventana, y Remus se lo quedó observando, aprensivo. Cuando el anciano giró el rostro y lo vio, preguntó:

–¿Qué?

–Eso es lo que me preguntaba yo –dijo Remus–. Me has llamado¿no?

Dumbledore asintió.

–Hace tiempo que no nos veíamos –reconoció–. Eso es todo. Espero que no te moleste que, de vez en cuando, diga que te eche de menos y tenga ganas de verte.

Remus sonrió.

–En absoluto –dijo–. Es bueno saber que aún te queda gente...

Dumbledore se quedó mirando un instante el suelo y después asintió enérgicamente.

–Parece mentira... –dijo Remus.

–¿Qué? –inquirió el director.

–¡Todo! –contestó irreflexivamente–. Todo me recuerda a una barata película de terror. –Dumbledore lo observó con compasión–. Desde mis padres hasta mis amigos... Sólo faltas tú y los Nicked... –Remus soltó una risita de decepción.

–Yo te aseguro que no te voy a dejar nunca –aseguró Dumbledore irguiéndose–, y Helen tampoco. Está tan aferrada a tu corazón que nunca se iría de este mundo. Nunca te abandonaría... Créeme.

Remus le dio otro sorbo a la cerveza.

–Lo espero. Porque, si no, voy a empezar a pensar que soy gafe –bromeó.

Dumbledore sonrió.

–Pero te he invitado para habar de cosas más alegres –le propuso Dumbledore–. Para entristecernos ya tenemos nuestros propios recuerdos. Son tantos y tan dolorosos...

–¿No sé para quién más? –preguntó Remus con sorna–. ¿O acaso necesitas que te recuerde mi historia, eh¡Estoy gafado! –exclamó–. Me mordió un hombre lobo, pues estoy gafado; perdí a mi madre, pues estoy gafado; devoré a mi padre, pues estoy gafado... –Sonrió, pero inmediatamente resopló–. ¿Me podrá pasar algo bueno alguna vez en la vida? –preguntó con dramatismo histriónico y burlón.

Dumbledore se lo quedó mirando un momento, ligeramente boquiabierto. Después sonrió ligeramente y se escondió el rostro en la barba.

–¿Qué te pasa? –le preguntó Remus.

–Me ha hecho gracia eso de si te podría pasar alguna vez algo bueno en la vida –sonrió–, y me han entrado ganas de reír. Sólo es eso... –dijo con los ojos especialmente brillantes–. ¿Podrías irte, Remus? –le preguntó y el muchacho se quedó pasmado–. Me acabo de acordar de que le había dicho a McGonagall que la ayudaría hoy a corregir sus controles de Transformaciones. –Sonrió.

–No me importa... –dijo Remus sonriendo.

–¡Muy bien! –Se levantó Dumbledore y lo acompañó hasta la puerta–. Pásate cuando quieras, Remus. ¡Cuando quieras!

–Sí, sí –asintió Remus.

–Hasta luego, Remus. –Y le cerró la puerta del despacho. Se quedó un momento pensativo, con una enigmática sonrisa y acariciándose el mentón–. Como se me ha podido olvidar... ¡Caray! –se dijo a sí mismo–. No obstante, ya es hora de que Remus lo sepa.

Alguien llamó a la puerta. Dumbledore se giró y abrió. Era Remus. Éste sonreía burlonamente.

–Me tenía que ir por la chimenea –dijo.

–¡Ah, claro! –aprobó Dumbledore de buen humor–. Y yo te echo fuera como si fueses un alumno o un profesor. –Rió–. ¡Qué despistado! Hasta luego, Remus. Nos volveremos a ver pronto. ¡Ah! –Remus se volvió–. No creo que estés gafado –dijo–, porque siempre has tenido suerte con tenernos a Helen y a mí a tu lado.

–Claro que sí. Hasta luego, Dumbledore. –Le sonrió.

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Espero que éste os haya satisfecho un poco más que los anteriores, sólo eso. Como entramos en Semana Santa (o Pascua, como la llaméis), no voy a poder colgar esta semana que entra. Comprended además que yo no puedo escribir al ritmo de un capítulo por semana y, si no me tomo estos descansos, pronto me quedaré sin capítulos de reserva. Con todo, puntual como siempre, o al menos eso espero, el viernes, 1 de abril podréis encontrar en nuestra página favorita de relatos harrypottérfilos una nueva entrega de MDUL, la segunda, como dije, del "verdadero argumento" de MDUL.

Avance del capítulo 35 (UN LIBRO ABIERTO EN EL CAMINO): Sobre la puerta de acceso al templo de Delfos, dedicado al culto de Apolo, hay una inscripción que dice así: "Γνωθι σαυτόν"... Conócete a ti mismo. xxx –Remus, tengo que mostrarte algo –dirá Dumbledore–. Perdóname si no te lo he podido enseñar antes. No he podido... xxx Helen, advertida, se opondr�: –¡No! Creo que es maligno. xxx –Es... Es... Es tu...

La respuesta en el próximo capítulo. ¡Qué ganas de colgar éste, la verdad! Hay muchos mejor que éste en lo venidero, pero éste me abría un poquito el camino para ir introduciendo el "VERDADERO ARGUMENTO", que, repito, consiste en la parte de trama completamente inventada por mí, que no se basa en ninguna pista que haya dado Rowling; hasta el momento, todo el relato se ha basado en cuanto (poco, la verdad) se sabe de la vida de Remus.

¡Que paséis unas geniales y merecidas vacaciones todos! Tú también, Eva. Disfrutadlas, salid mucho y divertios. Pero, ante todo, acordaos aunque sólo sea un poquito de mí, porque yo seguro que me acabo acordando de mis queridos lectores, de mis queridos amigos de Internet esparcidos por el mundo. Sí, Paula, esto nos une bastante. Un abrazo a todos.

Quique.