Dia 2. Aroma

Robotnik no se podía concentrar en nada, habían pasado unos veinte minutos desde que el agente Stone ingreso a su laboratorio quedándose en una esquina con los brazos atrás de su espalda y observando con fascinación todos los aparatos y artilugios, si tenía algo que decir lo ignoro para darse la vuelta y continuar algún proyecto o hacer cualquier cosa para no pensar en el Alfa a unos cuantos metros de él.

Sin embargo, le era imposible pensar en algo más que no fuera el agente, el agente Alfa, maldita sea, y para cereza del pastel sus suministros de supresores se habían terminado, como pudo ser tan estúpido como para no corroborarlo antes, tendría que hacer más sin duda, aunque con el agente dando por culo todo el día en el laboratorio iba a ser muy complicado. Que te jodan Walters

Pero aún quedaba una solución, tendría que salir a la clínica por supresores, eran de mucha más baja calidad, pero no tenía elección, para fabricar los suyos tendría que esperar a que su cuerpo entrara en celo y estuviera lleno de hormonas, seria sencillo si no fuera por su adición más reciente.

Miro por encima de su hombro al agente que seguía teniendo la misma postura, lo escaneo por un momento, era unos centímetros más bajo que él, su tez morena contrastaba con su piel pálida, sus pantalones aun seguían un poco húmedos, su barba y corte de cabello eran impecables y sus ojos eran de un bonito color marrón.

Cuando su mirada conecto con la de él, volteo su cabeza tan rápido que podría haberse caído.

No parecía la gran cosa para ser sinceros, pero aquí estaba con el corazón latiendo en su pecho al encontrarlo sumamente atractivo y rogando para que no tuviera cualquier tipo de vínculo con alguien más.

Que mierda estoy pensando

Eran sus putas hormonas y el estrés, el ciclo se acercaba cada vez más y no podría contrarrestarlas.

Se pellizco el puente de la nariz y revolvió su cabello para acomodarlo un poco, mientras pensaba en la mejor forma de escapar de ese lugar sin que su niñera lo siguiera, iba a ser jodido, pero tendría que enfrentarlo tarde o temprano.

Dándose la vuelta para enfrentar al Alfa, Robotnik dio una inhalación profunda para calmar los nervios, pero rápidamente se arrepintió de hacerlo, un fuerte olor se instaló en lo profundo de su nariz y sus ojos se volvieron vidrioso, la esencia a café con leche con un toque de canela era todo lo que podía olfatear, un aroma que le cosquilleaba las entrañas.

Podría incluso decir que era lo más exquisito que había tocado su nariz, el aroma Alfa normalmente no era tan penetrante para él, acostumbro tanto su nariz a sustancias químicas y toxicas que pensaba que ya no quedaban receptores de olor.

Pero en un espacio tan cerrado, el olor se concentraba tanto que le dolía la cabeza.

El aroma se hizo más fuerte cuando el agente dio unos pasos hacia su dirección y Robotnik no lo pudo evitar, una mano enguantada se levantó hacia su nariz y boca para contrarrestar un poco el olor, la otra viajo hacia el borde del escritorio para agarrarse y evitar caer de rodillas.

El agente se acercó más hasta invadir su espacio personal y fue ahí cuando el olor se combinó con otro, Robotnik lo distinguió de inmediato y la cago.

La esencia combinada con hormonas del Alfa hizo que soltara un pequeño gemido de necesidad.

"Así que tenía razón después de todo" El agente mostro una sonrisa de dientes blancos mientras miraba a los ojos vidriosos de Robotnik "Pequeño Omega, mírate, tan necesitado"

Mierda Mierda Mierda

Robotnik quería llorar de impotencia, esto se sentía tan repugnante, tan asqueroso, no podía creer que todos sus años luchando por mantener una apariencia se fueran a la basura por un Alfa recién llegado que en menos de un día descubriera su verdadera biología.

Quería escapar, pero sus piernas no se movieron, todo su cuerpo se resistió a huir, su Omega quería ser reclamado, usado, consumido.

Lo odiaba

Jadeo cuando las manos del agente se posaron sobre su cabello, viajando por sus orejas y deteniéndose en su cuello, un dedo froto sus labios húmedos mientras se inclinaba hacia delante.

El agente poso su cara contra su cuello, haciendo que se sonrojara cuando comenzó a olfatear.

"Hueles delicioso, no puedo creer que nadie te haya anudado aun, pero descuida ese será mi trabajo a partir de ahora"