Capítulo 2: El niño castaño
Toda la valentía que llevó a este tierno niño a defender a la pequeña Akane no fue suficiente para intimidar al niño agresor, ni tampoco para soportar semejante golpe, pues nuestro pequeño héroe cayó al suelo después de un tremendo manotazo, sin embargo, la pelea no pasó a mayores, pues inmediatamente apareció la maestra a castigar a los niños mal portados que agredieron a Akane y a su amigo.
Asustada por el golpe que recibió el niño que la defendió, se tapó los ojos, los descubrió después de que la maestra se fuera con los demás niños. Vio a su defensor sentado en el suelo sobándose su mejilla.
-¿Estás bien?- preguntó tímida al niño que tenía unas enormes ganas de llorar.
-Emm… si, estoy bien, no te preocupes… ¿Tú estás bien?- el niño borró completamente su dolor para regalarle una sonrisa a su compañera.
-Si, muchas gracias… eres muy valiente- le correspondió la sonrisa.
- De nada, me llamo Seto Izumi- se levantó e hizo una reverencia.
-Soy Akane Tendo- respondió el gesto.
¿Quieres que seamos amigos?- dijo ofreciéndole la mano y regalándole una sonrisa endulzada por la miel de sus ojos.
-Si, si quiero- Akane le dio la mano dándole un cálido apretón, quizás demasiado cálido, pues a Seto le dolió.
Y ahí comenzó lo que se volvería la más larga y tierna de las amistades concebidas en Nerima…
Los niños a esa tierna edad comunican todo, lo más natural fue que tanto la madre de Seto como Soun supieran de la existencia de la amistad de sus hijos, por lo que el coincidir a la hora de la salida de los niños fue inevitable, dando paso a un ligero acercamiento de ambos padres limitado a charlas amables. Con el tiempo, Soun notaba que el pequeño Seto seguía en el jardín de niños cuando él llegaba tarde por su hija, a menudo era el último niño en quedarse ahí. Hasta que un día, coincidió con la madre de Seto a la hora de la salida; lucía cansada, apurada y con su semblante triste. Al saludarla y preguntarle por su salud ella le explica sobre su situación familiar; el padre de Seto se cambió de ciudad por cuestiones de trabajo, todo parecía ir muy bien para el señor, ganaba bien en el puesto que tenía en la empresa, podía mantenerse él en esa ciudad, mandarle dinero suficiente a su esposa y también ahorrar para que él y su familia se establecieran ahí, hasta que fue involucrado en un fraude y encarcelado injustamente, ahora, ella tiene que trabajar en dos lugares para pagar abogados, servicios y guardería, más la alimentación de ambos, lo que no le deja tiempo de cuidar de Seto y no tiene ningún familiar con quien dejarlo. Soun conmovido por la situación del niño ofrece a la mujer cuidar de él por las tardes.
-Su hijo puede quedarse con Akane toda la tarde, comería con nosotros y al final de sus jornadas puede venir por él, no tiene que preocuparse de nada y así ya no tendrá que gastar en guardería- los pequeños se entusiasmaron mucho ante la idea y la señora Izumi no pudo evitar poner una cara de alivio, ella en realidad ya había pensado en pedírselo, pero evitó hacerlo por pena.
Y así pasaron los días, los meses, los años, el pequeño Seto se volvió un hijo y un hermano para la familia Tendo, Akane a menudo pasaba los fines de semana en casa de Seto, atendidos por su madre, quien también le tomó mucho cariño a la amiga de su hijo. Akane y Seto siempre estaban juntos desde el jardín de niños hasta primaria. Los niños se burlaban mucho de Seto y "su novia", pero ella siempre les dio su merecido a esos cretinos que se burlaban de su amigo. Fueron una pareja muy invertida, Akane era más niño que Seto, siempre jugaba fútbol con sus compañeros y siempre estaba en el equipo de Seto, no porque él jugara realmente, si no que siempre se lesionaba y ella lo cubría en el juego. En cambio, él desarrollaba el lado tierno de Akane, mientras ella lo obligaba a hacer deportes, él la obligaba a dibujar, cantar, bailar, ver caricaturas y leer cuentos. Muchísimas veces actuaban sus historias favoritas, y también, muchísimas veces Akane tuvo que actuar o cantar en la escuela primaria gracias a Seto. A ella no le llamaba tanto la atención esas cosas, pero su amigo siempre fue muy artístico, no había evento en el que no participara.
Por la situación de sus padres, Seto se mudó a casa de los Tendo cuando estaban por iniciar su tercer año de primaria, la señora Izumi salió de la ciudad para llevar más a fondo el caso de su esposo el cuál ya tenía cuatro años en trámite. Nunca creyeron estar más unidos que antes, pero sabían que tarde o temprano no sería así…
La noche de la mudanza de Seto, él y su madre se dieron una conmovedora despedida, Akane, que conocía a su amigo desde los cuatro hasta sus nueve años, jamás lo había visto llorar así, era fácil hacer llorar a Seto, de dolor cuando lo golpeaba al jugar o de risa cuando le hacía cosquillas, pero el llanto que contemplaba ahora justo a la entrada de su casa, era desgarrador, estaba aferrado al abrazo de su madre, quien trataba de tranquilizarlo, dándole esperanzas sobre su padre y prometiendo volver por él cuando todo esté bien. Cuando Seto se calmó, su madre subió al taxi que la llevaría a la estación de trenes. Él cenó con los Tendo y se dispuso a acomodar sus cosas en el cuarto de huéspedes. Akane le ayudó, y como al día siguiente no tenían clases, se quedaron hasta tarde acomodando sus cosas y platicando.
Entre risas y tonterías que aliviaron un poco el dolor del niño, sacó de entre sus cosas una caja.
-Mira Akane, quiero enseñarte esto- abrió la caja de cartón un tanto vieja y empolvada llena de cartas y fotos.
-Así que... él es tu papá- decía Akane viendo las fotos de un señor muy parecido a su amigo, algunas con él de bebé en sus brazos, otras con su mamá, otras los tres juntos y felices.
-Si... sabes algo... nunca te dije porqué me metí cuando te estaban molestando en el jardín de niños... tu... estabas llorando por tu papá... y el mío acababa de irse, yo también había llorado mucho por él... y entendí porque llorabas así.
Conmovida hasta las lágrimas, Akane lloró con él, y como nunca antes, unos pequeños de nueve años compartieron sus tragedias vividas a tan tierna edad.
