Disclaimer: Estos personajes no son míos sino de J. K. Rowling, Warner Bros
y no sé quien más; no gano dinero con ellos así que no me demanden, por
favor.
Tras el velo
Por Elanor Black
Capítulo 2. La nieta de Dumbledore
El día amaneció sombrío, lo que no infundió muy buenos ánimos a Harry. Apenas se había acordado de los TIMOS, pero la ultima carta de Ron y las obsesiones de Hermione, empezaron a ponerlo nervioso.
Se sentía un poco culpable después de cómo lo defendió Macgonagall ante la arpía de Umbridge, y si no conseguía los suficientes Timos, nunca podría llegar a ser Auror, en cuyo caso, ¿qué haría con su vida?, no sabía a que podía dedicarse..., pero un momento, para que pensar en eso, si sus días estaban contados, lo más probable era que cayese a manos de Voldemort..., pero no podía rendirse, debía ser él quien acabase con Voldemort, por sus amigos y por toda la gente a la que Voldemort haría daño, no podía rendirse.
La mente de Harry estaba un poco, demasiado activa aquella mañana, e ideas contradictorias lo perturbaban continuamente.
No puedo seguir así, pensó Harry, o acabaré volviéndome loco, quizás sí haya algo de provecho que pueda hacer mientras sigo aquí prisionero. Pero el hilo de sus pensamientos se vio interrumpido
-Harry, baja ahora mismo, hay mucho trabajo que hacer- dijo la tía petunia con un alarido desde la cocina- hoy tendremos visita, y debes arreglar el jardín.
Harry bajó con sus vaqueros desgastados y heredados de su primo Dudley, y una camiseta, que no parecía quedarle tan larga, aunque sí bastante ancha. Al parecer había crecido más de lo que suponía.
El desayuno, de nuevo, era a base de pomelo, ya que Dudley debía adelgazar un poco, para ser admitido en el peso máximo permitido en los torneos escolares de boxeo.
-Como ya te he advertido, hoy tendremos visita, vendrá la tía Marge- dijo con voz aguda la Tía Petunia-Así que deberás arreglar el jardín y después te encerrarás en tu cuarto, no quiero que aparezcas en su presencia bajo ningún concepto, ¿Me entendiste, muchacho?
Harry asintió, prefería no discutir con sus tíos y desde luego no tenía ningún interés es ver a la tía Marge.
Arreglar el jardín bajo la cubierta de nubes, no era del todo malo, además corría una ligera brisa que refrescaba el ambiente. De pronto levantó la cabeza y vio a lo lejos a la señora Figg, que llevaba una gran bolsa de plástico, que parecía llena de latas, de comida para gatos intuyó Harry.
Desde que supo que ella en realidad era su "guardiana", la opinión de Harry respecto a la anciana había cambiado sensiblemente, y la saludó con la mano. Ella hizo un gesto con la cabeza ya que los brazos los tenía ocupados, y siguió su camino.
A lo lejos vio como una gran lechuza se acercaba hacia él. ¿Sería de Hermione? Finalmente la lechuza dejó caer un sobre de aspecto oficial que llegó a sus manos.
Harry estaba temblando, debían ser sus notas de los TIMOS, así que dejando las tijeras de podar, se dirigió rápidamente a su habitación, para examinar el contenido del sobre, pero cuando estaba subiendo las escaleras se topó con el rollizo rostro de tío Vernon.
-¿A dónde crees que vas, chico?, aún no has terminado de arreglar el jardín. – dijo sin moverse de la escalera, en un tono gruñón.
-Voy a mi habitación, tengo cosas más importantes que hacer. – dijo Harry escondiendo la carta bajo su holgada camiseta.
-De eso nada, antes de subir tendrás que terminar de arreglar el jardín, no pretenderás que llegue tía Marge y los setos estén sin podar. Ya que tenemos que mantenerte, al menos, trabaja un poco, que no te hará ningún mal.- dijo firmemente el señor Dursley.
Harry no sabía que hacer, si le decía al tío Vernon el motivo de la prisa era capaz de quitarle la carta, y no pensaba correr semejante riesgo, así que se resignó, y con un gesto de disgusto bajó corriendo al jardín para acabar cuanto antes.
Nunca se vio en Privet Drive, y probablemente nunca se volverá a ver un jardinero tan rápido. Es cierto, que algunos de los setos, no superó demasiado bien, la locura podadora que se apoderó de Harry, pero al menos no fueron cortados a nivel del suelo.
Cuando Harry volvió a entrar en casa, el tío Vernon se asomó con cara incrédula por la ventana, observando el jardín: No le gustaba del todo el resultado, pero obviamente había podado los setos, y el césped estaba cortado, así que dejó pasar a Harry.
Cuando Harry llegó a su dormitorio, cerró la puerta y sacó la carta de entre su ropa. La observó. Era un sobre oficial dirigido a: Harry Potter, Privet Drive nº 4. Llevaba el sello del ministerio de magia.
No sin ciertos nervios, abrió el sobre, y sacó la carta que contenía.
Estimado señor Potter,
Adjunto le enviamos los resultados obtenidos en sus pruebas para la obtención del TIMO (Título Indispensable de Magia Ordinaria) que fueron realizadas durante el curso anterior, en la escuela Hogwards de Magia y Hechicería.
Los resultados, en caso de que no esté de acuerdo con los mismos, podrán ser revisados previa solicitud por escrito durante los próximos quince días hábiles, tras los que sería convocado, para una entrevista personal.
Con los mejores deseos, Suya sinceramente, Profesora Marchbanks. Delegación de educación. Ministerio de Magia.
Harry pasó al siguiente folio, con cierta ansiedad.
Sr. Harry Potter Resultados para la obtención del Título Indispensable de Magia Ordinaria:
Historia de la magia, Suspenso. Astronomía, Aceptable. Adivinación, Suspenso. Transformaciones, Supera las Expectativas. Pociones, Extraordinario Defensa contra las artes oscuras, Extraordinario. Encantamientos, Supera las Expectativas. Herbología, Supera las Expectativas.
Profesora Marchbanks. Delegación de educación. Ministerio de Magia.
-¡¡¡SÍ!!! - fue el grito de júbilo que Harry no pudo evitar – Podré ser auror.
Harry no podía creerlo, ¿Cómo había conseguido esas notas en pociones?, el examen no le había salido mal, pero nunca pensó que pudiese conseguir extraordinario en pociones. Después de todo, sin la presencia de Snape para desconcentrarlo, parecía que podía hacer una poción decente.
Rápidamente se dirigió a su escritorio y empezó a escribirle a sus amigos, Hermione y Ron, para darles las buenas noticias. Enrolló sendos mensajes, y se acercó a Hedwig que picoteaba en su jaula.
-¡Hedwig, podré ser Auror!, como mis padres- le dijo, un Harry sonriente, como hacia mucho que no veía la lechuza- Tienes que llevar estos mensajes a Ron y Hermione. Seguro que ellos también me contestan pronto.- Asintió.- Buen Vuelo.
........................................................
Mientras tanto, en el cuartel general de la orden del Fénix, Ron observaba desde las escaleras, como Snape entraba por la puerta, y de pronto, caía al suelo como desmayado.
Varios miembros se acercaron corriendo hacia donde estaba, el que hasta entonces había sido su profesor de pociones, y con un hechizo de levitación lo llevaban hacia una de las habitaciones próximas.
Ron también se acercó, quería saber qué había sucedido, pero su madre se interpuso en su camino.
-¿A dónde crees que vas, jovencito?- dijo la cara seria de la señora Weasley.-Nada se te ha perdido aquí.
-¡He visto llegar a Snape, y cómo se desmayaba!- dijo Ron-quiero saber qué ocurre.
-Eso no es asunto tuyo,- le regañó su madre- al profesor Snape, no le ocurre nada, solo está un poco cansado.
-Pero...
-Ni peros, ni nada-Le cortó Molly con cara amenazadora- Sube ahora mismo a tu cuarto, y no salgas de allí si no te quieres quedar sin almuerzo.
La actitud de la señora Weasley no admitía más quejas y con cara de resignación, Ron subió las escaleras que conducían a primer piso de la casa. Allí se encontró a su hermana Ginny, que lo observaba con cara de interrogación.
-¿Qué ha sucedido, Ron?, ¿Por qué estaba mamá tan nerviosa?- le preguntó Ginny.
Y en voz baja Ron le explicó a Ginny lo que había visto.
En aquel momento oyeron abrirse la puerta de entrada, y silenciosamente se acercaron a la escalera para ver quién había llegado.
Parecía que era Dumbledore, con un semblante bastante serio, que venía acompañado por la señora Pomfrey y otra mujer, bastante alta a la que no habían visto antes, o al menos no reconocieron. Tenía el pelo castaño, y unos ojos de un color azul muy claro, que denotaban un gesto de preocupación.
Los tres visitantes entraron en la habitación a la que habían llevado a Snape, mientras el resto de miembros de la orden salían de la misma.
-Creo que ha llegado el momento de que nos volvamos al cuarto, si no queremos ser descubiertos.- fue la voz de Ginny la que hizo la sugerencia, a la que su hermano asintió.
...............................................................
Mientras tanto, en la sala en la que se encontraba Snape, la señora Pomfrey administraba al profesor una poción, para calmar el dolor y despertarlo.
Severus Snape abrió lentamente los ojos.
-¿Qué ha sucedido? – Preguntó Snape al abrir los ojos- ¿Qué demonios haces tú aquí? ¿Es que te has vuelto loca?- dijo muy enfadado Snape, al ver a la mujer de los ojos azules.
-¿No esperarías que me quedase sentada sin saber que ocurría, tras irte de aquel modo?- dijo la mujer en tono también enfadado- además, Albus vino a por mí para traerme aquí, pensé que había ocurrido algo muy agrave, estaba muy preocupada, por si no te has dado cuenta – siguió la mujer con la voz cada vez más nerviosa-pensé, pensé... no sabía qué te estaba pasando- y rompió a llorar.
Ante lo cual Snape se quedó paralizado durante unos segundos, para finalizar abrazándola.
-Perdóname, lo siento, pero es que es muy peligroso que estés aquí – le dijo suavemente mientras acariciaba sus cabellos, y la mujer se iba calmando.
-Tenga, tómese esto, esta poción le calmará los nervios- le dijo la señora Pomfrey a la mujer, acercándole un vaso que contenía un líquido humeante.
-No se preocupe señora Pomfrey, ya estoy bien, solo estaba preocupada. El no saber nada, y estar tan lejos, es lo que más alterada me tenía.- contestó la mujer sonriendo un poco.
-Y bien Severus, qué ha ocurrido, pensé que te habían descubierto, aunque parece que has escapado bien.- Le dijo Dumbledore con cara preocupada.
-En cierto modo así ha sido,- dijo Snape con cara seria- no sé cómo, pero se han enterado de que estoy casado, y he acabado diciendo que traería a Andrea a Inglaterra, aunque no saben nada de los chicos.- Dijo Snape mirando hacia el suelo.
-Te lo dije- dijo la mujer con cara de saberlo todo- debí haber vuelto hace mucho, y no sabes el martirio que ha sido estar tan lejos sin saber realmente todo lo que ocurría, pero ya se acabó por fin.
-¿Entonces vendrás a Hogwards, verdad queridísima nieta? -Dijo Dumbledore sonriendo ampliamente- además y como siempre, tenemos vacante un puesto de profesora, el de Defensa contra las artes oscuras, y así evitaremos además, que el ministerio nos mande a cualquier espía incompetente.
-Un momento, aún tenemos que pensarlo, podría ser peligroso- dijo Snape con cara de preocupación.
-No hay nada que pensar – dijo Andrea alegremente,- Los chicos y yo iremos a Hogwards.
-De eso ni hablar – dijo Snape sabiendo lo que se le venía encima- Los chicos no han sido descubiertos, ni deben serlo. Ellos no deberían venir.
-No me separaré de ellos- Dijo Andrea, sonriendo- y eso, no admite discusión. Hogwards es el lugar más seguro del mundo, haremos creer a la gente que no son nuestros hijos, a ellos seguro que les parece bien, además así podrán verte más a menudo.
-Este año debido a lo que ha pasado con Voldemort, habrá bastante confusión, y creo que podrán pasar desapercibidos.- dijo Dumbledore.
-Ah, querido abuelo, no conoces a tus bisnietos,- Dijo Andrea con cara comprensiva- no pasaran desapercibidos, pero son muy inteligentes, y no se desenmascararán.
-Aun no me parece buena idea, ya veremos, - dijo Snape intentando parecer firme.
....................................................................
-¿Quién crees que sea esa mujer?, no la había visto por aquí antes-dijo Ron, aún impresionado por los hechos.
-Quizás sea una medimaga, que viene para ayudar a Pomfrey. – contestó Ginny
-Vale, pero ¿qué le ha sucedido a Snape?, obviamente, no ha sido un simple desmayo, ya que han venido Dumbledore y la señora Pomfrey, sin olvidar a la supuesta ayudante.- Repuso Ron con cara de duda.
En aquel momento oyó un ruido procedente de la ventana, que lo distrajo, una lechuza estaba picoteando el cristal.
Ron se acercó y abrió el cristal dejando pasar a la lechuza, que inmediatamente soltó un sobre que fue a caer en manos de Ron, tras lo cual volvió a salir volando.
Cuando Ron observó el sobre, sus manos empezaron a temblar. Era un sobre oficial del ministerio, seguro que eran sus notas de los TIMOS, temió el pelirrojo.
-Venga, Ron, a qué estas esperando para abrirlo-le dijo Ginny, que observaba el sobre con curiosidad.
Sin pensarlo más, Ron rasgo el sobre y empezó a leer la carta que contenía, mientras Ginny observaba su rostro intentando descifrar los gestos de su hermano. De pronto Ron se quedó paralizado.
-Ron, venga dime, que ha pasado- lo zarandeó Ginny.
Ron parecía no reaccionar, así que ella le arrancó los folios de sus manos.
-Pero esto es genial, Ron, tus notas son muy buenas- dijo Ginny- ¡serás tonto!, de pronto con tu reacción pensé que habías suspendido todo o algo así.
Estas palabras parecieron despertar a Ron que de pronto se puso a saltar y gritar por la habitación seguido de su hermana, en un arranque de alegría.
En aquel momento se abrió la puerta bruscamente, era la señora Weasley con una cara de gran enfado.
-¡Se puede saber qué alboroto es este!, ¡es que acaso sois niños pequeños!, ¿Que ocurre aquí? ¡Debéis guardar silencio, el profesor Snape está descansando!
En pronto Ron y Ginny recordaron lo que habían visto hacía solo un momento, y pararon en seco.
-Lo sentimos mamá, es que Ron acaba de recibir una carta y... -dijo Ginny.
-Eso no es excusa para vuestro comportamiento ¿es que no os he enseñado educación?- pero al ver el sobre en el suelo con el sello del ministerio, y los folios todavía en la manos de Ginny, se calló de repente.
Ron, con una sonrisa de orgullo, que no podía ocultar, le enseñó a su madre la carta del ministerio, que la señora Weasley leyó a gran velocidad, y volvió a releer por segunda vez, más lentamente, ahora también sonriendo. Parecía que el enfado de unos segundos antes, se había evaporado.
-Oh, Ron, hijo mío, qué orgullosa estoy de ti,- dijo su madre abrazándolo- tus notas son excelentes, cuando tu padre vea esto se va a poner tan contento. Después de tantas malas noticias, al fin algo bueno- suspiró la señora Weasley.
Al poco tiempo Ron ya tenia escritas sendas cartas para enviar a sus amigos Harry y Hermione, hablándoles sobre las notas. Lo de Snape tendría que esperar, ya que no podía decir nada en lo referente a lo que sucediese con la orden o sus miembros según la promesa dada a Dumbledore.
A la hora del almuerzo, el comedor estaba más concurrido de lo habitual, normalmente solían estar Lupin, Tonks, Moody y los Weasley, pero hoy sentados a la mesa estaban Snape, con cara preocupada, la señora Pomfrey que hablaba animadamente con Dumbledore, y ayudando a su madre, la mujer de los ojos azules terminaba de preparar la comida.
Al entrar en la habitación, Ron y Ginny saludaron a los presentes educadamente. La presencia del profesor de pociones los ponía muy tensos.
-Ah, chicos, aún no conocéis a la pequeña Andrea, si no me equivoco- los saludó el director, con una sonrisa en los labios refiriéndose a la mujer de los ojos azules.
-¿Será posible que todavía me llames pequeña a estas alturas?- regañó la mujer al director del colegio. – Hola chicos, - los saludó la mujer con gran familiaridad- tú debes de ser Ron, - dijo la mujer sonriendo alegremente al muchacho- tu madre ya me ha contado lo de tus buenas notas, felicidades.
El pelirrojo se sonrojó bastante, al recibir los elogios de la mujer, tanto era así que Ginny empezó a sonreír al observar la actitud de su hermano.
Los chicos terminaron de poner la mesa y se sentaron. La señora Weasley se sentó junto a los chicos, mientras Andrea se sentaba junto a Snape y le sonreía abiertamente.
Ron quedó bajo efecto de shock al ver a Snape sonreír a su vez a la mujer. ¡¿Desde cuando era Snape capaz de mostrar algún gesto similar a una sonrisa?! Desde luego lo que le hubiese pasado, debía ser muy grave para cambiar así la personalidad del profesor de pociones, y Ron empezó a pensar, si no sería posible que alguien se estuviese haciendo pasar por Severus Snape.
Miró a Ginny, pero ésta, estaba hablando animadamente con Lupin, y parecía no haberse percatado de lo ocurrido.
La comida transcurrió sin más incidencias excepto que de pronto Andrea se dirigió a Ron:
-¿Y qué piensas estudiar el próximo curso, Ron?, ¿Has decidido ya que carrera quieres hacer?- Le preguntó Andrea sonriendo.
-Aún no estoy seguro, pero pensaba estudiar para Auror.
-En tal caso nos veremos frecuentemente en Hogwards, aún no es oficial, pero seré tu profesora de defensa contra las artes oscuras el próximo curso, y ahora que lo pienso, - dijo dirigiéndose a Snape- Tú también le darás clases, ¿verdad Sev?
El profesor de pociones hizo un pequeño gesto de desagrado aunque súbitamente hizo una mueca que parecía ser una especie de sonrisa
-Eso parece.- fue la contestación hipócrita del profesor de pociones.
Ron aun no se había recuperado. ¡¿Sev?!, y aquella mujer todavía parecía ilesa, y sonriente.
Cuando terminó la comida los visitantes se despidieron, y la casa de nuevo quedó en silencio, aunque al subir a la habitación, Ron encontró a Hedwig que lo esperaba posada sobre el armario, con la pata extendida.
Ron alargó la mano para quitarle el mensaje, tras lo cual la lechuza se fue por la ventana.
Hola Ron, ya he recibido mis notas de los TIMOS, y ¿a que no adivinas?, son estupendas, y obtuve E en pociones, seguro que a Snape le da un síncope cuando lo sepa. Saludos, Harry.
Seguro que Harry se hubiese desmayado si hoy hubiese visto a Snape, pensó Ron.
____________________________________________
Fin del capítulo 2
En el próximo capítulo conoceremos por fin a los hijos de Snape
N. A. Espero que les haya gustado la evolución de la historia, y por favor, dejen reviews, de veras me encantaría saber si les gustó o no.
Tras el velo
Por Elanor Black
Capítulo 2. La nieta de Dumbledore
El día amaneció sombrío, lo que no infundió muy buenos ánimos a Harry. Apenas se había acordado de los TIMOS, pero la ultima carta de Ron y las obsesiones de Hermione, empezaron a ponerlo nervioso.
Se sentía un poco culpable después de cómo lo defendió Macgonagall ante la arpía de Umbridge, y si no conseguía los suficientes Timos, nunca podría llegar a ser Auror, en cuyo caso, ¿qué haría con su vida?, no sabía a que podía dedicarse..., pero un momento, para que pensar en eso, si sus días estaban contados, lo más probable era que cayese a manos de Voldemort..., pero no podía rendirse, debía ser él quien acabase con Voldemort, por sus amigos y por toda la gente a la que Voldemort haría daño, no podía rendirse.
La mente de Harry estaba un poco, demasiado activa aquella mañana, e ideas contradictorias lo perturbaban continuamente.
No puedo seguir así, pensó Harry, o acabaré volviéndome loco, quizás sí haya algo de provecho que pueda hacer mientras sigo aquí prisionero. Pero el hilo de sus pensamientos se vio interrumpido
-Harry, baja ahora mismo, hay mucho trabajo que hacer- dijo la tía petunia con un alarido desde la cocina- hoy tendremos visita, y debes arreglar el jardín.
Harry bajó con sus vaqueros desgastados y heredados de su primo Dudley, y una camiseta, que no parecía quedarle tan larga, aunque sí bastante ancha. Al parecer había crecido más de lo que suponía.
El desayuno, de nuevo, era a base de pomelo, ya que Dudley debía adelgazar un poco, para ser admitido en el peso máximo permitido en los torneos escolares de boxeo.
-Como ya te he advertido, hoy tendremos visita, vendrá la tía Marge- dijo con voz aguda la Tía Petunia-Así que deberás arreglar el jardín y después te encerrarás en tu cuarto, no quiero que aparezcas en su presencia bajo ningún concepto, ¿Me entendiste, muchacho?
Harry asintió, prefería no discutir con sus tíos y desde luego no tenía ningún interés es ver a la tía Marge.
Arreglar el jardín bajo la cubierta de nubes, no era del todo malo, además corría una ligera brisa que refrescaba el ambiente. De pronto levantó la cabeza y vio a lo lejos a la señora Figg, que llevaba una gran bolsa de plástico, que parecía llena de latas, de comida para gatos intuyó Harry.
Desde que supo que ella en realidad era su "guardiana", la opinión de Harry respecto a la anciana había cambiado sensiblemente, y la saludó con la mano. Ella hizo un gesto con la cabeza ya que los brazos los tenía ocupados, y siguió su camino.
A lo lejos vio como una gran lechuza se acercaba hacia él. ¿Sería de Hermione? Finalmente la lechuza dejó caer un sobre de aspecto oficial que llegó a sus manos.
Harry estaba temblando, debían ser sus notas de los TIMOS, así que dejando las tijeras de podar, se dirigió rápidamente a su habitación, para examinar el contenido del sobre, pero cuando estaba subiendo las escaleras se topó con el rollizo rostro de tío Vernon.
-¿A dónde crees que vas, chico?, aún no has terminado de arreglar el jardín. – dijo sin moverse de la escalera, en un tono gruñón.
-Voy a mi habitación, tengo cosas más importantes que hacer. – dijo Harry escondiendo la carta bajo su holgada camiseta.
-De eso nada, antes de subir tendrás que terminar de arreglar el jardín, no pretenderás que llegue tía Marge y los setos estén sin podar. Ya que tenemos que mantenerte, al menos, trabaja un poco, que no te hará ningún mal.- dijo firmemente el señor Dursley.
Harry no sabía que hacer, si le decía al tío Vernon el motivo de la prisa era capaz de quitarle la carta, y no pensaba correr semejante riesgo, así que se resignó, y con un gesto de disgusto bajó corriendo al jardín para acabar cuanto antes.
Nunca se vio en Privet Drive, y probablemente nunca se volverá a ver un jardinero tan rápido. Es cierto, que algunos de los setos, no superó demasiado bien, la locura podadora que se apoderó de Harry, pero al menos no fueron cortados a nivel del suelo.
Cuando Harry volvió a entrar en casa, el tío Vernon se asomó con cara incrédula por la ventana, observando el jardín: No le gustaba del todo el resultado, pero obviamente había podado los setos, y el césped estaba cortado, así que dejó pasar a Harry.
Cuando Harry llegó a su dormitorio, cerró la puerta y sacó la carta de entre su ropa. La observó. Era un sobre oficial dirigido a: Harry Potter, Privet Drive nº 4. Llevaba el sello del ministerio de magia.
No sin ciertos nervios, abrió el sobre, y sacó la carta que contenía.
Estimado señor Potter,
Adjunto le enviamos los resultados obtenidos en sus pruebas para la obtención del TIMO (Título Indispensable de Magia Ordinaria) que fueron realizadas durante el curso anterior, en la escuela Hogwards de Magia y Hechicería.
Los resultados, en caso de que no esté de acuerdo con los mismos, podrán ser revisados previa solicitud por escrito durante los próximos quince días hábiles, tras los que sería convocado, para una entrevista personal.
Con los mejores deseos, Suya sinceramente, Profesora Marchbanks. Delegación de educación. Ministerio de Magia.
Harry pasó al siguiente folio, con cierta ansiedad.
Sr. Harry Potter Resultados para la obtención del Título Indispensable de Magia Ordinaria:
Historia de la magia, Suspenso. Astronomía, Aceptable. Adivinación, Suspenso. Transformaciones, Supera las Expectativas. Pociones, Extraordinario Defensa contra las artes oscuras, Extraordinario. Encantamientos, Supera las Expectativas. Herbología, Supera las Expectativas.
Profesora Marchbanks. Delegación de educación. Ministerio de Magia.
-¡¡¡SÍ!!! - fue el grito de júbilo que Harry no pudo evitar – Podré ser auror.
Harry no podía creerlo, ¿Cómo había conseguido esas notas en pociones?, el examen no le había salido mal, pero nunca pensó que pudiese conseguir extraordinario en pociones. Después de todo, sin la presencia de Snape para desconcentrarlo, parecía que podía hacer una poción decente.
Rápidamente se dirigió a su escritorio y empezó a escribirle a sus amigos, Hermione y Ron, para darles las buenas noticias. Enrolló sendos mensajes, y se acercó a Hedwig que picoteaba en su jaula.
-¡Hedwig, podré ser Auror!, como mis padres- le dijo, un Harry sonriente, como hacia mucho que no veía la lechuza- Tienes que llevar estos mensajes a Ron y Hermione. Seguro que ellos también me contestan pronto.- Asintió.- Buen Vuelo.
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Mientras tanto, en el cuartel general de la orden del Fénix, Ron observaba desde las escaleras, como Snape entraba por la puerta, y de pronto, caía al suelo como desmayado.
Varios miembros se acercaron corriendo hacia donde estaba, el que hasta entonces había sido su profesor de pociones, y con un hechizo de levitación lo llevaban hacia una de las habitaciones próximas.
Ron también se acercó, quería saber qué había sucedido, pero su madre se interpuso en su camino.
-¿A dónde crees que vas, jovencito?- dijo la cara seria de la señora Weasley.-Nada se te ha perdido aquí.
-¡He visto llegar a Snape, y cómo se desmayaba!- dijo Ron-quiero saber qué ocurre.
-Eso no es asunto tuyo,- le regañó su madre- al profesor Snape, no le ocurre nada, solo está un poco cansado.
-Pero...
-Ni peros, ni nada-Le cortó Molly con cara amenazadora- Sube ahora mismo a tu cuarto, y no salgas de allí si no te quieres quedar sin almuerzo.
La actitud de la señora Weasley no admitía más quejas y con cara de resignación, Ron subió las escaleras que conducían a primer piso de la casa. Allí se encontró a su hermana Ginny, que lo observaba con cara de interrogación.
-¿Qué ha sucedido, Ron?, ¿Por qué estaba mamá tan nerviosa?- le preguntó Ginny.
Y en voz baja Ron le explicó a Ginny lo que había visto.
En aquel momento oyeron abrirse la puerta de entrada, y silenciosamente se acercaron a la escalera para ver quién había llegado.
Parecía que era Dumbledore, con un semblante bastante serio, que venía acompañado por la señora Pomfrey y otra mujer, bastante alta a la que no habían visto antes, o al menos no reconocieron. Tenía el pelo castaño, y unos ojos de un color azul muy claro, que denotaban un gesto de preocupación.
Los tres visitantes entraron en la habitación a la que habían llevado a Snape, mientras el resto de miembros de la orden salían de la misma.
-Creo que ha llegado el momento de que nos volvamos al cuarto, si no queremos ser descubiertos.- fue la voz de Ginny la que hizo la sugerencia, a la que su hermano asintió.
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Mientras tanto, en la sala en la que se encontraba Snape, la señora Pomfrey administraba al profesor una poción, para calmar el dolor y despertarlo.
Severus Snape abrió lentamente los ojos.
-¿Qué ha sucedido? – Preguntó Snape al abrir los ojos- ¿Qué demonios haces tú aquí? ¿Es que te has vuelto loca?- dijo muy enfadado Snape, al ver a la mujer de los ojos azules.
-¿No esperarías que me quedase sentada sin saber que ocurría, tras irte de aquel modo?- dijo la mujer en tono también enfadado- además, Albus vino a por mí para traerme aquí, pensé que había ocurrido algo muy agrave, estaba muy preocupada, por si no te has dado cuenta – siguió la mujer con la voz cada vez más nerviosa-pensé, pensé... no sabía qué te estaba pasando- y rompió a llorar.
Ante lo cual Snape se quedó paralizado durante unos segundos, para finalizar abrazándola.
-Perdóname, lo siento, pero es que es muy peligroso que estés aquí – le dijo suavemente mientras acariciaba sus cabellos, y la mujer se iba calmando.
-Tenga, tómese esto, esta poción le calmará los nervios- le dijo la señora Pomfrey a la mujer, acercándole un vaso que contenía un líquido humeante.
-No se preocupe señora Pomfrey, ya estoy bien, solo estaba preocupada. El no saber nada, y estar tan lejos, es lo que más alterada me tenía.- contestó la mujer sonriendo un poco.
-Y bien Severus, qué ha ocurrido, pensé que te habían descubierto, aunque parece que has escapado bien.- Le dijo Dumbledore con cara preocupada.
-En cierto modo así ha sido,- dijo Snape con cara seria- no sé cómo, pero se han enterado de que estoy casado, y he acabado diciendo que traería a Andrea a Inglaterra, aunque no saben nada de los chicos.- Dijo Snape mirando hacia el suelo.
-Te lo dije- dijo la mujer con cara de saberlo todo- debí haber vuelto hace mucho, y no sabes el martirio que ha sido estar tan lejos sin saber realmente todo lo que ocurría, pero ya se acabó por fin.
-¿Entonces vendrás a Hogwards, verdad queridísima nieta? -Dijo Dumbledore sonriendo ampliamente- además y como siempre, tenemos vacante un puesto de profesora, el de Defensa contra las artes oscuras, y así evitaremos además, que el ministerio nos mande a cualquier espía incompetente.
-Un momento, aún tenemos que pensarlo, podría ser peligroso- dijo Snape con cara de preocupación.
-No hay nada que pensar – dijo Andrea alegremente,- Los chicos y yo iremos a Hogwards.
-De eso ni hablar – dijo Snape sabiendo lo que se le venía encima- Los chicos no han sido descubiertos, ni deben serlo. Ellos no deberían venir.
-No me separaré de ellos- Dijo Andrea, sonriendo- y eso, no admite discusión. Hogwards es el lugar más seguro del mundo, haremos creer a la gente que no son nuestros hijos, a ellos seguro que les parece bien, además así podrán verte más a menudo.
-Este año debido a lo que ha pasado con Voldemort, habrá bastante confusión, y creo que podrán pasar desapercibidos.- dijo Dumbledore.
-Ah, querido abuelo, no conoces a tus bisnietos,- Dijo Andrea con cara comprensiva- no pasaran desapercibidos, pero son muy inteligentes, y no se desenmascararán.
-Aun no me parece buena idea, ya veremos, - dijo Snape intentando parecer firme.
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-¿Quién crees que sea esa mujer?, no la había visto por aquí antes-dijo Ron, aún impresionado por los hechos.
-Quizás sea una medimaga, que viene para ayudar a Pomfrey. – contestó Ginny
-Vale, pero ¿qué le ha sucedido a Snape?, obviamente, no ha sido un simple desmayo, ya que han venido Dumbledore y la señora Pomfrey, sin olvidar a la supuesta ayudante.- Repuso Ron con cara de duda.
En aquel momento oyó un ruido procedente de la ventana, que lo distrajo, una lechuza estaba picoteando el cristal.
Ron se acercó y abrió el cristal dejando pasar a la lechuza, que inmediatamente soltó un sobre que fue a caer en manos de Ron, tras lo cual volvió a salir volando.
Cuando Ron observó el sobre, sus manos empezaron a temblar. Era un sobre oficial del ministerio, seguro que eran sus notas de los TIMOS, temió el pelirrojo.
-Venga, Ron, a qué estas esperando para abrirlo-le dijo Ginny, que observaba el sobre con curiosidad.
Sin pensarlo más, Ron rasgo el sobre y empezó a leer la carta que contenía, mientras Ginny observaba su rostro intentando descifrar los gestos de su hermano. De pronto Ron se quedó paralizado.
-Ron, venga dime, que ha pasado- lo zarandeó Ginny.
Ron parecía no reaccionar, así que ella le arrancó los folios de sus manos.
-Pero esto es genial, Ron, tus notas son muy buenas- dijo Ginny- ¡serás tonto!, de pronto con tu reacción pensé que habías suspendido todo o algo así.
Estas palabras parecieron despertar a Ron que de pronto se puso a saltar y gritar por la habitación seguido de su hermana, en un arranque de alegría.
En aquel momento se abrió la puerta bruscamente, era la señora Weasley con una cara de gran enfado.
-¡Se puede saber qué alboroto es este!, ¡es que acaso sois niños pequeños!, ¿Que ocurre aquí? ¡Debéis guardar silencio, el profesor Snape está descansando!
En pronto Ron y Ginny recordaron lo que habían visto hacía solo un momento, y pararon en seco.
-Lo sentimos mamá, es que Ron acaba de recibir una carta y... -dijo Ginny.
-Eso no es excusa para vuestro comportamiento ¿es que no os he enseñado educación?- pero al ver el sobre en el suelo con el sello del ministerio, y los folios todavía en la manos de Ginny, se calló de repente.
Ron, con una sonrisa de orgullo, que no podía ocultar, le enseñó a su madre la carta del ministerio, que la señora Weasley leyó a gran velocidad, y volvió a releer por segunda vez, más lentamente, ahora también sonriendo. Parecía que el enfado de unos segundos antes, se había evaporado.
-Oh, Ron, hijo mío, qué orgullosa estoy de ti,- dijo su madre abrazándolo- tus notas son excelentes, cuando tu padre vea esto se va a poner tan contento. Después de tantas malas noticias, al fin algo bueno- suspiró la señora Weasley.
Al poco tiempo Ron ya tenia escritas sendas cartas para enviar a sus amigos Harry y Hermione, hablándoles sobre las notas. Lo de Snape tendría que esperar, ya que no podía decir nada en lo referente a lo que sucediese con la orden o sus miembros según la promesa dada a Dumbledore.
A la hora del almuerzo, el comedor estaba más concurrido de lo habitual, normalmente solían estar Lupin, Tonks, Moody y los Weasley, pero hoy sentados a la mesa estaban Snape, con cara preocupada, la señora Pomfrey que hablaba animadamente con Dumbledore, y ayudando a su madre, la mujer de los ojos azules terminaba de preparar la comida.
Al entrar en la habitación, Ron y Ginny saludaron a los presentes educadamente. La presencia del profesor de pociones los ponía muy tensos.
-Ah, chicos, aún no conocéis a la pequeña Andrea, si no me equivoco- los saludó el director, con una sonrisa en los labios refiriéndose a la mujer de los ojos azules.
-¿Será posible que todavía me llames pequeña a estas alturas?- regañó la mujer al director del colegio. – Hola chicos, - los saludó la mujer con gran familiaridad- tú debes de ser Ron, - dijo la mujer sonriendo alegremente al muchacho- tu madre ya me ha contado lo de tus buenas notas, felicidades.
El pelirrojo se sonrojó bastante, al recibir los elogios de la mujer, tanto era así que Ginny empezó a sonreír al observar la actitud de su hermano.
Los chicos terminaron de poner la mesa y se sentaron. La señora Weasley se sentó junto a los chicos, mientras Andrea se sentaba junto a Snape y le sonreía abiertamente.
Ron quedó bajo efecto de shock al ver a Snape sonreír a su vez a la mujer. ¡¿Desde cuando era Snape capaz de mostrar algún gesto similar a una sonrisa?! Desde luego lo que le hubiese pasado, debía ser muy grave para cambiar así la personalidad del profesor de pociones, y Ron empezó a pensar, si no sería posible que alguien se estuviese haciendo pasar por Severus Snape.
Miró a Ginny, pero ésta, estaba hablando animadamente con Lupin, y parecía no haberse percatado de lo ocurrido.
La comida transcurrió sin más incidencias excepto que de pronto Andrea se dirigió a Ron:
-¿Y qué piensas estudiar el próximo curso, Ron?, ¿Has decidido ya que carrera quieres hacer?- Le preguntó Andrea sonriendo.
-Aún no estoy seguro, pero pensaba estudiar para Auror.
-En tal caso nos veremos frecuentemente en Hogwards, aún no es oficial, pero seré tu profesora de defensa contra las artes oscuras el próximo curso, y ahora que lo pienso, - dijo dirigiéndose a Snape- Tú también le darás clases, ¿verdad Sev?
El profesor de pociones hizo un pequeño gesto de desagrado aunque súbitamente hizo una mueca que parecía ser una especie de sonrisa
-Eso parece.- fue la contestación hipócrita del profesor de pociones.
Ron aun no se había recuperado. ¡¿Sev?!, y aquella mujer todavía parecía ilesa, y sonriente.
Cuando terminó la comida los visitantes se despidieron, y la casa de nuevo quedó en silencio, aunque al subir a la habitación, Ron encontró a Hedwig que lo esperaba posada sobre el armario, con la pata extendida.
Ron alargó la mano para quitarle el mensaje, tras lo cual la lechuza se fue por la ventana.
Hola Ron, ya he recibido mis notas de los TIMOS, y ¿a que no adivinas?, son estupendas, y obtuve E en pociones, seguro que a Snape le da un síncope cuando lo sepa. Saludos, Harry.
Seguro que Harry se hubiese desmayado si hoy hubiese visto a Snape, pensó Ron.
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Fin del capítulo 2
En el próximo capítulo conoceremos por fin a los hijos de Snape
N. A. Espero que les haya gustado la evolución de la historia, y por favor, dejen reviews, de veras me encantaría saber si les gustó o no.
