Disclaimer: Estos personajes, excepto Andrea y sus hijos, no son míos
sino de J. K. Rowling, Warner Bros y no sé quien más; no gano dinero con ellos
así que no me demanden, por favor.
Tras el velo
Por Elanor Black
Capítulo ocho: El cumpleaños de Harry
Trasladaron a Harry a una habitación en la última planta, junto a la de Buckbeak, y ahora los chicos se pasaban la mayor parte del tiempo haciéndole compañía, sin hablar demasiado, aunque la señora Weasley, no estaba muy a favor de que estuviesen en la habitación y bastante a menudo, los echaba de allí diciendo que si no dejaban a Harry con un poco de paz, no podría descansar bien, y necesitaba hacerlo para poder despertar, aunque de hecho no sabía siquiera, si Harry, estaba realmente descansando.
Finalmente Roberto consiguió convencerlos, y cuando no estaban en la habitación de Harry, se ponían a estudiar y hacer la tarea que los profesores les habían asignado para las vacaciones. Roberto y Claudia hacían las mismas que Ron, Brian, con la excusa de que no sabía que tarea se suponía que debía hacer, seguía en sus trece de vigilar todo movimiento sospechoso que pudiese producirse en el cuartel, aunque en realidad, para él, todo movimiento era sospechoso.
Aquella misma tarde vinieron los gemelos, que ahora se habían independizado gracias a la tienda de artículos de broma, y vivían en un pequeño apartamento alquilado. Se habían enterado de lo del ataque a Harry, y querían saber como estaba. Cuando fueron presentados a Brian, este, estaba tan nervioso que, para sorpresa de Claudia y Roberto, se quedó sin habla. Era la primera vez que veían al pequeño en completo silencio. Finalmente pudo recuperar el control de sus actos, y volvió a ser el de siempre, bombardeando a los pelirrojos con preguntas sobre todo lo que habían inventado, o sobre cosas que imaginaba esperando que los gemelos pudiesen tenerlas; aunque éstos las desconocían por completo, les sirvió de inspiración para la creación de nuevo material sobre el que trabajar, ciertamente aquel pequeño, tenía mucha imaginación, así que lo invitaron a que los visitase en su tienda del callejón Diagon, a lo que el pequeño aceptó más que encantado, pero para decepción de los gemelos y el pequeño, al enterarse la señora Weasley de aquello, lo prohibió tajantemente, tanto Brian como Roberto o Claudia tenían absolutamente prohibida la salida de la casa.
Al día siguiente, y a pesar de que Harry seguía sin despertar, los chicos prepararon una pequeña fiesta.
Harry no lo sabía, pero era el día de su cumpleaños, ni siquiera por eso, abrió los ojos. Los ruegos de Ron y Ginny para que despertase, no consiguieron hacer que el chico recuperase la conciencia.
Llegaron algunas cartas y varios paquetes dirigidos a Harry, que Ginny colocó en una mesa con la esperanza, de que su amigo, pudiese abrirlos pronto.
Para Ron también llegó una carta, pero cuando vio que quien la había escrito era Hermione, la rompió sin siquiera leerla, estaba muy molesto, por decirlo de algún modo, con ella, y salió de la habitación dando un portazo. Los chicos asistieron anonadados al espectáculo que Ron había dado sin entender nada, pero ya sabían que en aquel estado era mejor no cruzarse en el camino del pelirrojo. Ginny al ver la reacción de su hermano, supo claramente lo que estaba ocurriendo, y una vez que Ron se hubo ido, recogió los trozos de pergamino que estaban en el suelo. Antes o después Ron se arrepentiría de lo que había hecho.
La pelirroja parecía muy preocupada y triste- Harry más vale que te levantes, si no ¿quién a arreglar las cosas entre estos dos?- y soltó un suave suspiro.
-Preciosa, no te preocupes por el cabezota de tu hermano, que seguro que se le pasa lo que tenga. Y con respecto a éste- dijo señalando a Harry- pronto estará saltando de la cama, aunque tenga que utilizar mis técnicas especiales de reanimación, de eso me ocupo yo, como que me llamo Brian- sonrió intentando animar a la chica.
-Caramba, además de espía, ¿ahora resulta que eres sanador?-Preguntó Ginny sonriendo.
-Nunca lo dudes, yo soy un hombre con recursos para todo-Dijo Brian orgulloso, con tono de suficiencia.
Ante lo cual, los presentes en la habitación acabaron en carcajadas, era demasiado difícil permanecer serio demasiado tiempo, si el pequeño estaba de por medio.
Ya puedo ver el plan para mi nueva misión: Despertar al Bello Durmiente. Por cierto, ¿Hay algún voluntario entre los presentes, mejor dicho voluntaria, para besarlo?, eso facilitaría mucho mi objetivo…
Pero la sugerencia no fue muy bien acogida por el público femenino, que empezaban a acercarse al chico amenazadoramente.
-¿Es que te has vuelto loco, Brian Silver? ¿Porqué no lo besas tú?-Dijo Claudia en un tono que al pequeño no le gustó.
Viendo el cariz que iban tomando las cosas Brian optó por una retirada a tiempo ya que Roberto no parecía que apoyase mucho su iniciativa, y no estaba dispuesto a enfrentarse a las dos chicas él solo. Una mujer enfadada era un enemigo a tener en cuenta, mucho peor si eran dos.
-Vale, vale, lo siento, pensé que quizás pudiese funcionar, pero si vosotras no creéis que sea buena idea, yo os apoyo totalmente-Dijo intentando poner cara de niño bueno, y cambiando de estrategia se dirigió a su hermana-Claudia, por favor, por favor, por favor, porque no tocas algo para animar un poco esto, hace mucho que no te oigo tocar -pidió el pequeño, que necesitaba de todo su poder de persuasión para que su hermana accediese a tocar delante de alguien- Este chico necesita algo de marcha para despertar, y tú podrías colaborar….
-Sí, yo nunca te he oído tocar.- Apoyó Ginny.
Claudia se lo estaba pensando, no quería parecer antipática, pero le daba mucho corte tocar ante alguien que no fuesen sus hermanos.
-Venga Claudia, no te hagas de rogar- Se unió el mayor a las peticiones de los otros.
-Está bien, pero no os acostumbréis, ni esperéis gran cosa, llevo algún tiempo sin practicar -accedió por fin, saliendo de la habitación, para buscar su guitarra.
Cuando volvió con el gran estuche en sus manos, los tres chicos estaban sentados en el suelo al pie de la cama de Harry, así que Claudia se sentó frente a ellos, y ajustó un poco las cuerdas de su querida guitarra, que se habían destensado tras casi un mes de abandono. Y empezó a tocar una de sus canciones favoritas.
………………………………………………………………………………….
Claudia abrió los ojos, y miró su reloj de pulsera, eran las dos de la madrugada, y a pesar de sus intentos no conseguía conciliar el sueño, llevaba ya más de una hora despierta, y no había forma de volver a dormirse, así que cansada de dar vueltas en la cama, decidió proseguir con su búsqueda personal. Cogió su ordenador portátil y salió de la habitación intentando no hacer ruido, no quería despertar a Ginny, así que optó por irse a la habitación de Harry, y de camino, no se quedaba sola del todo, aquella casa no terminaba de gustarle.
-Hola, Harry, espero no molestarte demasiado, pero tenía unas cosillas que hacer y no quería despertar a Gin. Sé que no nos conocemos demasiado, y que no debería estar en tu habitación a estas horas de la madrugada, pero te prometo que no tengo malas intenciones contigo, y confío plenamente en tu caballerosidad, je je. Desde luego estoy desvariando al hablar así contigo, ahí inconsciente, como si pudieras oírme, pero me da igual, de todos modos me apetece hablar, en general en esta casa, todo me parece bastante complicado, y con Brian todo el rato haciendo el tonto y pululando por ahí, no consigo encontrar el momento para hablar con Roberto de las cosas que me preocupan. Supongo que tú tampoco tendrás muchas ganas de que venga aquí ahora una extraña a contarte sus problemas, pero si no te opones supondré que estás encantado de escuchar mis tonterías.
Claudia esperó unos segundos en silencio.
-Veo que no te opones, lo que me hace suponer que estás ansioso por escuchar lo que tengo que decir, je, je. Venga está bien. Ya empiezo. Verás, hasta hace tan sólo unos días no conocía personalmente a nadie llamado Harry, he vivido durante la mayor parte de mi vida en España, y allí, debo decirte que tu nombre no está muy de moda, lo siento, pero es así. Sin embargo, en dos semanas que llevo aquí, ya conozco, bueno, conocer, conocer a ninguno, porque a ti tampoco te conozco, no pongas esa cara, pero es que no puedo decir que conozca a alguien que ni se ha dignado a dirigirme la palabra, y respecto a la otra persona, tampoco la conozco, casi menos que a ti, y tampoco estoy realmente segura de que su nombre sea Harry, pero es lo único que tengo para poder averiguar algo sobre él. ¿Qué por qué tengo que averiguar sobre él? No, desde luego no es que me haya enamorado del individuo- rió ante la idea- ni tampoco me ha contratado una agencia de detectives para que lo investigue. En realidad todo empezó con un sueño. Debo decirte que a veces tengo sueños extraños. Oye, no te rías, que no me refiero a ese tipo de sueños, serás sinvergüenza.- Dijo haciéndose la ofendida- está bien, si te pones así te perdono, no soy rencorosa.
Bueno, en fin estábamos con mis sueños ¿no?, y como te iba diciendo a veces sueño cosas extrañas, no son simples sueños…, son como visiones.
Me explicaron que durante el sueño, a veces puedes ser más receptivo a ciertas cosas, y por lo que parece yo puedo ver a gente que necesita ayuda.
No es algo muy común, ni entre los magos, ni es que a mí me pase todos los días, y te diré que es algo que no puedo controlar, ni tampoco sé porque me ocurre pero así es.
He tenido esas visiones tres veces en toda mi vida, y para que me entiendas te lo contaré desde el principio:
La primera vez, fue cuando tenía doce años, y soñé con un chico que lloraba, estaba encerrado en una especie de jaula. Era un poco surrealista, pero también aparecían cosas que me guiaban, que me servían de conexión con la realidad, y finalmente conseguimos encontrar a un chico que habían raptado.
Dos años después, volví a tener otro sueño extraño, y gracias a eso, pudimos encontrar a una chica que se había perdido durante un campamento y vagaba sola por la montaña, menos mal que no tardamos mucho en encontrarlo, porque era muy pequeña, y no hubiese sobrevivido demasiado.
Y la primera noche en la que llegué a esta casa tuve mi tercer sueño extraño, parecía mucho más claro que los anteriores, te explico: Caminaba por una calle atestada de gente, era hora punta, y a lo lejos empezaron a sonar unas campanas, no iba sola, alguien me acompañaba. Intenté ver la cara de mi acompañante, pero el sol me deslumbraba. Tenían prisa, llegábamos tarde a algún sitio. Pasamos una tienda de libros antiguos, y otra de ropa. Había un estrecho callejón, y alguien me llamaba desde él. Me pedía ayuda desesperadamente. Tenía que hacer algo. Fui hacia donde creía que venía la voz, pero no había nada, solo unos cartones tirados en el suelo. Yo sabía que ese no era un sueño normal, y tenía que hacer algo. Verás una vez que tengo uno de esos sueños, tengo que solucionarlo de algún modo, encontrar a la persona por la que se produce el sueño, ya que este se repite una y otra vez, cada noche, hasta que consigo resolverlo de algún modo, y la verdad es que eso de soñar siempre lo mismo no es nada relajante, en realidad es una especie de tortura.
En este caso, para empezar tenía que encontrar ese sitio como fuese, y la verdad es que no lo tenía muy fácil, porque resulta que se supone que no debo salir de aquí, pero lo conseguí. Esto ocurrió la primera mañana que pasé en esta casa:
Claudia salió disparada de la cocina e iba a subir las escaleras cuando de pronto chocó con algo, o más bien alguien.
-¡Chica!, qué torbellino estás hecha- La saludó una mujer que acabó sentándose en la escalera por el impacto. Era una joven de aspecto débil y pelo color rosa chicle.
-Vaya, lo siento- respondió Claudia tímidamente- es que no miraba por donde iba.
-De eso ya me he dado cuenta.- repuso sonriendo- me llamo Tonks, y tú eres…
-Claudia, Claudia Green- respondió sonriendo.- ¿también tú vives aquí?
-Más o menos, aunque no siempre esté al tanto de lo que ocurre por aquí, no sabía nada de ti. – Respondió- bueno, lo siento tengo que marcharme.- dijo levantándose.
- ¿Ya te marchas?- Preguntó Claudia intentando inventar algo para conseguir salir de la casa, el sueño de la noche anterior no se le iba de la cabeza.
-En realidad sólo voy a San Mungo para una revisión médica.
-Por favor déjame ir contigo, tengo allí un amigo hospitalizado- Dijo intentando ser muy convincente, tenía que inventar algo.- Y sola no me permiten ir.
-La verdad es que no creo que sea buena idea.-contestó Tonks dubitativa.
-Por favor, es alguien muy importante para mí-mintió, no haciéndolo mal, y con un gran esfuerzo consiguió que se le saltasen las lágrimas.- De verdad, necesito verle.
- Uf, está bien, pero debemos ser cuidadosas- cedió Tonks-
- Mil gracias-dijo Claudia abrazándola- Un momento, voy por mi bolso.- "Me merezco un oscar", "qué máquina soy" pensaba Claudia mientras sacaba de su mochila un pequeño bolso e introducía en él algo de dinero muggle.
-Espero no tener que arrepentirme de esto.- dijo Tonks abriendo la puerta, mientras Claudia ya bajaba las escaleras.
Lo que Claudia vio al salir a la calle fue una plaza de aspecto deprimente y gris, y cuando giró la vista para ver la casa de la que acababa de salir, observó como la fachada iba siendo "engullida" por las casas que estaban al lado.
Tonks la llevó hasta una parada de metro próxima y tomaron uno que estaba a punto de salir. El metro estaba atestado de gente, y hacía un cierto calor, pero Claudia estaba muy atenta a todo cuanto veía, con la esperanza de encontrar la calle misteriosa con la que soñó la noche antes.
Montar en el metro de Londres era una experiencia totalmente nueva para ella. En España estaba acostumbrada a interrelacionarse con los muggles, de hecho tenía muchos amigos muggles, pero nunca había montado en metro.
Dos paradas más tarde, se apearon, en una estación subterránea, y subieron unas escaleras que llevaban a una calle muy transitada.
-Claudia, no te separes de mí, esta es la parte comercial de Londres, y como puedes ver, hay mucha gente por aquí.- dijo Tonks.
Claudia se detuvo frente a una tienda con un gran surtido de chocolates en su escaparate.
-Oh, Tonks, podemos comprar un momento, me encanta el chocolate muggle, por favor, por favor, por favor- rogó Claudia con la cara más convincente que pudo poner.
-Bueno, pero no podemos entretenernos. Tienes que ser rápida- Cedió la chica del pelo rosa.
-No tardo ni un minuto.-Sonrió Claudia.
Dos minutos después la chica salía de la tienda con una gran bolsa llena de golosinas de chocolate.
-Chica, vas a vaciar la tienda- le dijo Tonks alegre.
-Bueno, no sé cuando tendré la oportunidad de volver a comprar chocolate –se justificó, era una auténtica fanática del chocolate muggle.
Tras recorrer varias calles más, llegaron a unos grandes almacenes que parecían abandonados y a punto de derrumbarse con algunos carteles que decían "cerrado por reformas".
-Ya hemos llegado- Le dijo Tonks, que se acercó al cristal y murmuró unas palabras- ahora, pasa- y sin repetirlo, empujó a Claudia contra el cristal.
Cuando Claudia abrió los ojos, estaba en una abarrotada sala llena de gente.
-Venga, vamos, yo voy a la cuarta planta, ¿donde tienen a tu amigo?- Preguntó Tonks
-Bueno, él esta en la planta baja- Contestó Claudia poco segura.
-De acuerdo, puedes esperarme aquí, tardaré un poco, o si lo prefieres puedes ir a la cafetería que está en la última planta, ¿vale?-sonrió Tonks.
-Sí claro -aseguró Claudia "Es ahora o nunca" pensó, y dirigiéndose hacia un pasillo lateral perdió de vista a Tonks, contó hasta diez, y sin mirar a ningún lado, se dio la vuelta y salió del hospital.
Una vez fuera, empezó a caminar sin saber hacia donde ir. Recorrió varias calles, y veía tiendas de libros, pero ninguna era la que buscaba. De pronto notó un tirón de su bolso, y vio como un chico echaba a correr llevándoselo. "maldita sea", y empezó la persecución, pero la bolsa de las chucherías pesaba bastante. Tras varios minutos corriendo, perdió de vista al chico, y no tuvo más remedio que detenerse, lo había perdido. "Maldita sea, al menos no llevaba nada de valor, ya me gaste todo el dinero en el chocolate" se consoló la chica.
Cuando levantó la mirada, lo primero que vio, fue una tienda de libros antiguos. "¡La tienda!" sonrió esperanzada, y girando la cabeza lentamente, como temiendo que no estuviese allí, unos metros adelante vio el callejón que tanto había buscado. Poco le faltó para empezar a dar saltos de alegría allí mismo. Se acercó rápidamente, y entró en él.
La verdad que estoy siendo un poco idiota, metiéndome así en la boca del lobo, pensó, pero bueno, ya me han robado el bolso, como no me quiten el chocolate…, y de pronto recordó todas las advertencias de sus padres, pero no se detuvo, a lo lejos vio el montón de cartones de su sueño, se acercó lentamente, aguantando la respiración, llegó hasta donde se amontonaban varias cajas de cartón.
"Tanta historia para nada, aquí no hay nadie" pensó decepcionada, y cuando iba a darse la vuelta, se dio cuenta de que los cartones se estaban moviendo. Una suave brisa los levantó, y Claudia vio unas letras escritas sobre ellos, al parecer esos cartones eran el embalaje de algo, y sobre la tapa de una de las cajas vio escrita la dirección de un lugar de Londres. Claudia conocía muy poco de la ciudad, y el nombre de las calle mucho menos, pero se resignó e intentó memorizarla, fuese lo que fuese, debía encontrar ese lugar. Salió del callejón y detuvo a la primera persona que encontró, que resultó ser una anciana de cabellos plateados y aspecto amable.
-Disculpe, por favor, podría decirme dónde queda la calle Grass.
-¿Perdón? –preguntó la anciana que pareció no entenderla.
-La calle Grass, sabría decirme dónde está.
La anciana sonrió – pero si estás en ella jovencita, esta es la calle Grass.
Claudia sonrió un poco avergonzada, acababa de quedar como una idiota- lo siento, gracias.-se excusó y empezó a caminar. Buscaba el número 110, miró hacia los lados, -¡vaya, estoy en el 116!, debe ser muy cerca-, así que siguió-118- será en el otro sentido, y caminó ahora sobre sus pasos- 116,114,112,110- cuando miró a qué correspondía, se encontró de nuevo con la librería, así, que sin pensarlo más, entró.
Se trataba de una librería obviamente muggle, había muchos libros que parecían muy viejos aunque en el interior, no parecía haber nadie. Claudia no tenía ni la más remota idea de lo que estaba buscando, pero supuso que sería un libro, así que empezó a ojear por encima las estanterías en busca de algo inusual o extraño. Para su mala suerte, todos los libros parecían cumplir este requisito los había muy grandes, muy pequeños, muy antiguos, incluso muy gastados.
Puff, así no encontraré nada, estoy más perdida…
-Vaya, vaya, vaya, ¿A quién tenemos aquí?- una voz amable, la distrajo de sus pensamientos.
Claudia alzó la vista y se encontró con un anciano que la miraba cariñosamente.
-Hacía mucho que no me visitabas, malandrín.- Le reprochó el hombre.
-¿Perdón?-Preguntó Claudia un poco extrañada.
-Intentando gastarle una broma al bueno de Pit ¿eh?, que sepas que no puedes engañarme, sé que eres tú.-siguió él muy convencido.
Claudia estaba cada vez más confusa.
-Que soy ¿Quién?-preguntó Claudia.
-Y dime, a qué has venido, porque hoy no puedo salir, tengo que cuidar del gato… -siguió el anciano sin hacer mucho caso de lo que decía la chica.
Aquel anciano debía estar un poco loco, porque no tenía mucho sentido lo que decía, así que Claudia decidió seguirle un poco el juego.- Pues vine para buscar un libro Pit, no te habrá llegado nada nuevo últimamente ¿verdad?-Preguntó la chica poco segura.
-Sí, tengo que cuidar del gato que encontramos en el jardín, si no lo alimento, se morirá de hambre, pero como mamá lo vea seguro que lo tira al río, así que lo tengo escondido.
-¿Y donde lo has escondido?- preguntó Claudia, imaginando que en realidad el gato pudiese no ser un gato realmente.
-Lo he escondido en el hueco de la segunda estantería, ya sabes…
-¿Podrías enseñármelo, Pit?, me gustaría ver a tu gato.
-Vale, pero tienes que vigilar, no vaya a ser que entre papá y se dé cuenta de que tenemos un gato en la tienda- Tras lo que el anciano se dirigió a unos estantes y empezó a sacar libros dejando libre un hueco que parecía haber tras ellos. –mira, ahí está el gato dormidito.
Cuando Claudia se acercó más para observar el hueco, pudo ver lo que parecían unos cojines, pero estaban tan raídos, que parecía que con sólo tocarlos se desharían entre sus manos. Aquel hombre parecía vivir algo que pasó hacía mucho, mucho tiempo pensó la chica con tristeza.
-Sí, veo que está dormidito, mejor volvemos a colocar los libros antes de que venga tu padre y lo descubra.- y Claudia empezó a colocar los libros que el anciano había puesto en el suelo al descubrir el escondite del gato.
-Creo que mamá me ha llamado, ahora vuelvo, sigue tú colocando los libros- Dijo Pit, mientras salía por una puerta que había tras el mostrador de la librería.
Aquellos libros eran bastante pesados, y Claudia pudo observar que parecían realmente viejos. Ya sólo quedaba uno por colocar, pero cuando Claudia lo tomó en sus manos sintió como un escalofrío recorría todo su cuerpo. Observó el libro más detenidamente. Como todos los demás, parecía muy viejo, era un libro con las tapas negras, y en gris aparecían pequeños dibujos que pudo identificar como runas, pero por algún motivo, no podía verlas con claridad, parecían borrosas. Cuando abrió el libro, sintió casi pánico, oyó susurros y notó una especie de brisa que la envolvía y la helaba, y una mano helada intentaba agarrar la suya mientras sostenía el libro, estuvo tentada de soltar el libro en aquel mismo instante, pero no fue capaz, y como hipnotizada, observó la mano blanquecina, como hecha de humo, intentaba agarrarse a algo sólido, pero se iba deshaciendo., Y entre los susurros, Claudia creyó oír una palabra, un nombre, Harry.
_________________________________________________________
Y aquí terminó este capítulo.
No tendréis motivo de queja, este capítulo fue muchísimo más largo que los anteriores. Creo que intentaré hacerlos en general, de este tamaño, ¿os parece demasiado largo?
Y además por fin vimos lo que hizo Claudia cuando se escapó de la casa, y más o menos lo que pasa con el sueño, creo que estoy dejando esto con poca intriga, no sé ya veremos que se me ocurre.
Peticiones, dudas y cualquier cosa que queráis decirme, aunque sea que simplemente lo habéis leído en forma de reviews, por favor. ^-^
Y ahora contesto a los reviews del capítulo anterior:
ANgiE-SBM: ¡¡Hola!! la verdad es que yo también estoy deseando que vuelvan a cole, creo que el principio se está haciendo ya un poco largo, y a veces me veo tentada de pasar al sombrero seleccionador, y lo que pasa antes meterlo un poco como en Flash Back, pero creo que mejor no, en cualquier caso, en el próximo o el siguiente les termino las vacaciones, y veremos que pasa por fin en Hogwarts. A Severus lo haré sufrir por su querida hija, a eso no me puedo resistir… ja ja ja. Hasta pronto.
Jessy Tonks: Buenas. Gracias por el review, aunque sea corto, yo lo agradezco igual, lo que importa es que lo dejaste ^.^. Seré muy buena, y despertaré a Harry muy pronto, tanto, que será en el próximo capítulo. Espero que te haya gustado este. Hasta muy pronto. Besos.
Moony también conocida como cerdo volador: Hola preciosa, como va eso. Aquí tienes la última entrega de mi fic, que espero te haya gustado. A mí también me gustó el tuyo, y espero que lo actualices ( _ nada de quemarlo ni cosas extrañas ¿ehhh?). Nos vemos. Hasta pronto.
Idril Black: Hola guapísima. Espero que te haya gustado el capítulo, como puedes ver lo del sueño de Claudia está un poco más claro, y lo de Snape, en el próximo aparece, prometido, aunque no estará de muy buen humor, je je. Te veo pronto, o eso espero, en fin, hasta luego.
Marla: Hola guapetona, espero no haber tardado mucho. Gracias por tu review, tendré en cuenta algunas cosillas, pero lo de convertir a Harry en animago no lo he considerado, intuyo que estará muy ocupado con todo lo que se le viene encima para estudiar algo que parece tan difícil, y a lo que tendría que dedicar un cierto tiempo. ¿Te gustó el capítulo?, eso espero, nos vemos, hasta muy pronto.
