Debo excusarme por lo muchísimo que he tardado en actualizar, de verdad, que lo siento muchísimo, pero como podéis ver sigo viva. Para justificarme os diré que encontré un nuevo trabajo, lo que redujo mi tiempo drásticamente. Por otro lado, me compré un piso, me voy a casar, y todo esto también consume gran parte del resto de mi tiempo. En todo a esto hay que añadir problemas con el ordenador, con mi conexión a Internet y mi falta de inspiración, realmente no sabía qué hacer con este capítulo y me ha costado mucho, muchísimo y no puedo decir que sea demasiado largo a modo de compensación de hecho es muy corto, lo siento. Pero espero que a pesar de todo os guste. Bueno, no creo que os guste demasiado, me temo que es un capítulo horroroso, pero bueno ya me contareis.

Pasando a otra cosa, quiero agradecer los muchísimos reviews del capítulo anterior, yuju. Los voy a contestar antes del capítulo.

Cerdo Volador: Hola!!! Bueno, veo que estás indecisa entre Roberto y Brian. Yo también lo estaría, y aunque Brian es más divertido y obviamente está más loco, Roberto tiene su punto y le ha puesto a Harry un poco más difícil la cosa, pero es obvio, que éste se la ha buscado. En todo caso, Roberto es un poco más parecido a su padre, haciendo la salvedad de que al haber crecido en un entorno mucho más saludable que el de Snape, no es tan seco, además de que por el hecho de ser el mayor, se siente responsable de sus hermanos, es… la voz de la "cordura". Creo que me estoy liando más de la cuenta. Por otro lado y por ahora, Roberto dará a Harry más de un dolor de cabeza, respecto a los celos jijijij. En fin, chica, hasta pronto, un beso.

Trixi black: Hola, que tal estamos, hace mucho que no actualizaba, pero estamos de vuelta. Normalmente suelo escribir una línea de puntos suspensivos para indicar un salto de situación, personajes o tiempo, así que espero que no vuelvas a liarte cuando lo haga, lamento que no quedase demasiado claro la última vez, pero tengo que desarrollar un poco la historia previa de los
padres de Claudia y compañía para más adelante. En fin, espero que te guste este capítulo, un beso. Hasta pronto, espero. .

Nocrala: Hola, yuju, he vuelto. Desde luego Claudia es hija de Snape y por sus venas corre sangre Slytherin, por encima de todo la chica tiene sus recursos y sus armas contra Cho, no es mi intención que esta chica sea el típico personaje sufridor en silencio, desde luego tomará sus medidas. Respecto a la Lily con la que se encuentra Andrea, sí, es la madre de
Harry, y pretendo desarrollar más esa historia y el como acaba con Severus… En fin te dejo, un besazo. Chaito.

Angie SBM: Hola guapetona. Aquí estamos de nuevo. Me alegro de que te gustase el capi anterior, es mi intención seguir desarrollando la historia de Severus y Andrea, así que por eso no te preocupes, aunque no siempre aparecerá parte de eso. En todo caso ahora hay algo de acción en lo que se refiere a sus hijos. Te dejo por ahora. Un beso.

Gandulfo: Hola, ¿cómo estamos? Yo por fin de nuevo con el siguiente capítulo. Gracias por tu review. Y no sé creo que ya me despido, un beso.

Ginny84: Hola chica. Bueno siento haber tardado una eternidad, pero ya hemos vuelto y la inspiración me acompaña de nuevo para continuar la historia que me da la impresión de que se está alargando un poco demasiado. En fin espero que te guste este capítulo aunque me temo que va a ser un tanto dramático. En todo caso te dejo a ti descubrirlo. Un beso.

Barbi: Hola. Menuda van a lar los mortifagos, ya verás, ya verás. No te preocupes, sabremos más del pasado de Snape o al menos de lo que ocurre con Andrea, jijij. En fin respecto a Harry, este chico no sale de una cuando ya está en la siguiente, ya verás. En fin, un beso inmenso pa ti. Y muchísimas gracias por el segundo review, realmente no sabía como continuar la historia, las musas me abandonaron a mi suerte, pero ya está. Hasta pronto.

Idril Black: Hola preciosa. Uff, cuánto tiempo. Siiii, era colagusano, y bueno, me temo que algo sí que pasa, de hecho estuve a punto de cargarme a alguno de mis personajes, menos mal que al final no fui tan malísima, jajejijoju (risa maquiavélica). No sé que contarte, sin cargarme el capítulo, así que nada, a ver si vuelvo a instalarme el msn y charlamos un día de estos, mi ordenador estuvo algo enfermito. En fin, que me despido, un besazo. Hasta pronto.

Aliena2: Hola y bienvenida. Me alegra que te gustase la historia hasta ahora, y lamento que me pillases en un momento tan desastroso para la continuación de la misma ya que tarde… dos meses en actualizarla, que mal. En fin, espero mejorar el ritmo y que a pesar de la tardanza continúes leyéndola. Un beso.

Tenshi Lain & Neko Chan: Hola pareja, que tal estáis. Ah, os comprendo, para mi desgracia, tuve que formatear mi ordenador un par de veces porque en un día se unieron diez virus y podéis imaginar cómo quedó, mi antivirus debía estar de vacaciones o durmiendo porque vaya. Menos mal que lo más o menos importante se salvó, ufff. En fin espero que a estas alturas ya hayáis podido curar a vuestro ordenador enfermo. Por cierto, si que he leído Utena, aunque no entero. Bueno chicas, me alegro de mandaros un saludito, hasta pronto.

Espero no haber dejado a nadie sin contestar, en cuyo caso, pido un millón de perdones. Y ahora sí, aquí tenemos el nuevo capítulo, espero que os guste.

Disclaimer: Estos personajes, excepto Andrea y sus hijos, no son míos sino de J. K. Rowling, Warner Bros y no sé quien más; no gano dinero con ellos así que no me demanden, por favor.

Tras el Velo

Elanor Black

Capítulo 27: La maldición que llevó a Sirius a Azkaban.

Roberto y Harry permanecían en un pequeño callejón lateral a Honeydukes mientras observaban como la mayoría de los estudiantes de Hogwarts, volvían en tropel en dirección al colegio. Algo parecía distinto en el ambiente y de pronto la necesidad de volver a Hogwarts tomó cuerpo en la mente de los jóvenes. ¿No deberían regresar también ellos? Miraban con ojos anhelantes a todos los felices estudiantes que tenían la suerte de volver al colegio y se preguntaban por qué tardaba tanto Claudia, por qué no había regresado ya, ellos debían ir al colegio, y la chica los estaba retrasando.

-¿Y si vamos al colegio?, quizás Claudia ha vuelto ya, y nosotros estamos aquí esperando como dos pasmarotes- sugirió Roberto de mal humor.

-Es extraño, pero he notado algo, es como la necesidad de volver, como si nos estuviésemos perdiendo lo mejor de todo si nos quedamos aquí-dijo Harry más para sí que como parte de una conversación- ¿crees que haya pasado algo?-Harry parecía algo más lúcido que Roberto, que estaba cada vez más pálido-oye, tienes mala cara, ¿te encuentras bien?

-Eh, sí, solo necesito regresar a Hogwarts. Creo que hemos olvidado algo importante- el chico apretaba sus manos con ansiedad.

-Pasa algo raro, ¿crees que todo esto es obra de los mortífagos? Pero Dumbledore está allí…-Harry intentaba conectar las ideas mientras Roberto volvía nerviosamente la mirada hacia la fila de estudiantes que desfilaban casi como sonámbulos en dirección al colegio, incluso Roberto estaba deseando volver, sin que hubiese explicación lógica alguna. Él mismo notaba la vaga sensación de que algo quería hacerle volver al colegio, una especie de llamada pero era algo extraño, como si hubiese olvidado algo importante, pero de una forma poco definida-quizás Hermione ha dado ya la voz de alarma y todo esto es cosa de Dumbledore.

-… ¿mortífagos?...-Roberto tenía la mirada perdida y pequeñas gotas de sudor resbalaban por su cara como si estuviese siendo sometido a un gran esfuerzo-…Dumbledore… ¿volver al colegio?-muy lentamente y casi haciendo un gran esfuerzo sacó su varita.

Harry lo miraba extrañado, el hecho de sacar la varita parecía haberle costado al chico un mundo, y estaba terriblemente pálido.

-Protego-susurró el chico de ojos oscuros. Al hacer el sortilegio una barrera invisible lo rodeó aislándolo del radio de acción del sortilegio que el profesor Dumbledore había hecho para alejar a los alumnos del peligro inminente que suponía la presencia de los mortífagos en Hogsmeade.

-¿Porqué has hecho eso?-preguntó Harry extrañado al ver al chico lanzar aquel encantamiento.

-¿Es que no te das cuenta de que estábamos siendo convocados?- preguntó Roberto exasperado-¿no notaste la llamada?

-Bueno sí, pero no s

-Es extraño, tú no te estás protegiendo y sin embargo estás aquí, bastante tranquilo, y debo decir que es una llamada realmente potente ¿por qué no te afecta?- Roberto observaba a Harry ahora desde una perspectiva distinta. Era inmune. ¿Qué poder tenía realmente aquel chico? Después de todo había vencido varias veces al que no debía ser nombrado. Había pasado por alto que Harry no era un estudiante cualquiera. Aquello era obvio, estaba tan tranquilo, mientras él había tenido que recurrir a toda su fuerza de voluntad para intentar concentrarse mínimamente ante una llamada tan poderosa… la única persona que había visto actuar antes así era su hermana que parecía tener una especial resistencia a aquel tipo de sortilegios…

-¿Aquella no es Claudia?- preguntó Harry señalando a la fila de estudiantes que iban en dirección al colegio.

La chica caminaba tranquilamente junto a otros estudiantes en dirección al colegio. Sujetaba una bolsa de Zonko en su mano derecha. ¡Qué contento se pondrá Brian cuando le enseñe esto! Pensaba la chica feliz imaginando la cara de delicia de su hermano pequeño. Pasó frente al escaparate de Honeydukes sin recordar a los chicos que la esperaban en uno de los laterales de la tienda. ¿No olvido nada? ¿Compré chocolate? ¿Dónde lo dejé?, bueno, seguro que lo encontraré en el colegio.

¡¡¡Claudia!!! Roberto no salía de su asombro al verla caminando en el numeroso grupo de alumnos que en aquellos instantes pasaban por allí, su hermana no había evitado el encantamiento. Pero algo más llamó su atención, tres individuos vestidos con túnicas negras habían salido de la tienda y parecían hablar entre ellos, aunque estaban de espalda a Harry y Roberto, que desde su posición podían observar casi todo lo que sucedía.

Al parecer los encapuchados se dirigieron apuntando con sus varitas hacia la procesión de alumnos que no parecieron percatarse de la amenaza que suponían.

Roberto y Harry miraban la escena sin saber qué hacer cuando nuevos personajes hicieron acto de presencia, apareciéndose junto al escaparate de la tienda de golosinas.

-Parece que finalmente ha llegado la hora de volver a vernos. ¿Me has echado tanto de menos, como yo a ti?- Preguntó en tono ácido Remus Lupin que venía acompañado por Andrea Snape y Tonks.

Al oírles, los mortífagos se giraron para observar a los recién llegados sin dejar de apuntar con las varitas a la fila de alumnos que pasaban frente a ellos.

Los tres recién llegados se acercaron a los encapuchados mientras los estudiantes, aparentemente ajenos a todo lo que ocurría, seguían tranquilamente su camino hacia el colegio.

-Creo que por fin ha llegado la hora de que tú y yo ajustemos cuentas, pequeña rata traicionera-siguió Lupin en tono venenoso, dando un paso hacia uno de los encapuchados que a su vez dio un paso hacia atrás.

-¿Dónde está Potter?-Preguntó el otro encapuchado apuntando su varita directamente hacia la fila de estudiantes.

-Ni te atrevas-contestó Andrea en tono frío.

-Acaso eres tú la famosa señora Snape-preguntó divertido uno de los encapuchados- Que sorprendente placer-exclamó haciendo una reverencia- quizás, la nieta del viejo, sea un botín interesante-sugirió.

-No es ese nuestro objetivo- contestó el tercero de los mortífagos- queremos a Potter, y más vale que aparezca pronto o esta podría ser la primera gran matanza de la temporada escolar-siguió el mortífago apuntando hacia la fila de alumnos.

Harry y Roberto que presenciaban la escena desde el lateral de la tienda, parecían haber pasado desapercibidos hasta el momento. Harry sintió la tentación de salir, no podía permitir que atacasen a sus compañeros por él, pero el brazo de Roberto lo sujetó con fuerza.

-¿Acaso creéis que llevamos al hijo de James escondido debajo de la capa, Peter?-Preguntó Lupin dirigiéndose al más bajos de los mortífagos-si es que recuerdas a James, claro.

La reacción de Pettigrew ante las palabras de Lupin no se dejó ver por la máscara que cubría su rostro, aunque tembló levemente al oír el nombre del que fuese uno de sus compañeros de estudios.

-Potter está en el colegio, y en todo caso, no es negociable. Obviamente Dumbledore no sería tan imprudente como para dejarle salir en la situación en la que nos encontramos-intervino Tonks.

-No es necesario que mientas, nos consta que Potter salió del colegio en dirección a Hogsmeade, así que más vale que deshagáis esta estupidez de convocación, y lo entreguéis.

-Vuestro amo no debe cuidaros demasiado, parece que estáis ciegos y sordos. ¿Veis a Potter en mi bolsillo?, Me temo que se me ha perdido- Dijo Lupin en tono de pena.

Los mortífagos en vista de que su plan de capturar a Potter parecía haber fracasado, se sintieron acorralados, volver ante su amo sin nada era impensable, aún recordaban las consecuencias del desastre del ministerio, y Bellatrix aún no se había recuperado del castigo que su amo le había inflingido, si es que alguna vez lo hacía. Antes la muerte que volver sin nada.

El más alto de los tres mortífagos pronunció el encantamiento dirigiendo su varita hacia la fila de estudiantes- Petrum levitum.-aquel había sido el mismo sortilegio que había pronunciado Pettigrew, en una calle llena de muggles frente a un Sirius loco de rabia, hacía ya casi quince años. Aquel había sido el sortilegio que había mandado al que se suponía el guardián de los Potter por quince años a Azkaban, y el que había provocado la muerte de numerosos muggles en el centro de Londres.

En este caso el efecto había sido similar, el suelo había temblado bruscamente bajo los pies de todos los que se encontraban en un radio de un kilómetro a la redonda, pero en el epicentro del temblor, a penas a unos metros de donde se encontraba el mortífago y justo en el centro del lugar por donde circulaban los estudiantes apenas hacía unos instantes ahora se habría un gran cráter. Muchos de los jóvenes yacían tirados por el suelo con graves heridas, visibles debido a la sangre que empapaba sus uniformes.

Con rabia y terror los profesores, y la auror lanzaron sus sortilegios a los mortífagos, en realidad a dos de ellos, porque el tercero se había desmaterializado entre sus ropas convirtiéndose en la rata traicionera que era.

Harry y Roberto se habían quedado paralizados ante el terrible suceso que acababan de presenciar. No podía ser cierto lo que habían visto. Todo debía ser parte de una pesadilla de la que debían despertar cuanto antes y cuando abriesen los ojos verían que aún estaban en su dormitorio en el colegio. Pero cuando abrieron los ojos de nuevo, nada había cambiado en la escena dantesca que presenciaban. Los cuerpos de sus compañeros seguían tirados en medio de la calle. Andrea, Tonks y Lupin habían conseguido reducir a dos de los mortífagos, mientras la ropa y la varita del tercero estaban en el suelo.

¡¡¡Pettigrew!!!. Toda la rabia y la impotencia que sentía Harry en aquel momento se volcaron en un pensamiento. Pettigrew había desaparecido. Y un movimiento llamó su atención. Una rata grande y gris se acercaba corriendo en dirección al callejón en el que se encontraban ellos. Parecía no haberse dado cuenta de que se dirigía directa hacía aquel al que había venido a buscar. Y lo iba a encontrar.

Cuando la rata pasó junto a ellos, Harry levantó y bajó su pie dando un pisotón con toda su rabia. Pero se había escapado. No había notado aquel odioso ser bajo su pie. Miró desesperado hacia el callejón. No podía haberse esfumado. No podía haber vuelto a escapar.

Bajó la mirada hundido, y junto a su pie se encontró con el odioso animal, estaba atrapado por su zapato. En realidad había pisado su rabo, y el animal se retorcía de dolor intentando escapar.

-Desmaius-susurró casi sin fuerzas Roberto apuntando al animal que al instante dejó de debatirse.

Cuando los chicos volvieron la vista a la calle principal, esta estaba llena de magos, tanto de profesores de Hogwarts como aurores del ministerio que rodeaban a los mortífagos y se acercaban a la zona donde aún estaban los estudiantes. Haciendo un esfuerzo sobrehumano para controlar las ganas de despachurrar a la rata que tenía entre sus manos se acercó al profesor Lupin y se la entregó sin ser capaz de decir una sola palabra. Al ver allí a Harry aparecer con Pettigrew entre las manos también Remus se sorprendió. Pero tomó al animal y lo encerró en un frasco de cristal que convocó con un movimiento de varita.

Harry se volvió pero Roberto ya no estaba a su lado, había echado a correr en dirección a la zona donde estaban los estudiantes, y había frenado en seco al llegar junto a una estudiante que vestía las insignias de la casa de Slytherin y que permanecía inmóvil en el suelo. No era reconocible a simple vista, porque su rostro estaba completamente manchado por la sangre. Su brazo y su pierna yacían en posición antinatural, y permanecía tan terriblemente quieta… Algunos de los jóvenes heridos se movían lastimosamente y gemían, pero aquella chica no. Estaba dolorosamente quieta. Roberto se había arrodillado junto a ella y la llamaba en tono desesperado en un idioma que Harry no conocía. Pero ella no respondía. Claudia.

Harry era incapaz de dar un paso. Todo aquello era de nuevo por su culpa, todos aquellos alumnos tirados por el suelo eran víctimas de su existencia. Tendría que haber salido, si lo hubiese hecho, los mortífagos no habrían atacado a los estudiantes. Tenía que haberse entregado a Voldemort para que lo hubiese matado de una maldita vez y todo habría terminado para él, por fin se habría acabado su patética existencia, y no sentiría aquel dolor que lo estaba consumiendo por dentro. Ya sin fuerzas se dejó caer allí mismo mientras las lágrimas inundaban sus ojos.

Todos se dedicaban desesperadamente a ayudar a los heridos. Y en un abrir y cerrar de ojos muchos medimagos se aparecieron allí mismo. Se llevaron a muchos estudiantes, mientras los que no estaban heridos empezaban a despertar desconcertados del estado de trance en el que los había sumido la llamada de Dumbledore.

Los profesores los dirigieron en dirección al colegio a la vez que intentaban convencer a los medios de comunicación del mundo mágico de que aquel no era el momento de interrogar a los estudiantes.

Cuando entró en el colegio, Ron y Hermione se abalanzaron sobre un Harry que aún no conseguía entender como había sido capaz de llegar hasta allí.

-Estás bien, Harry, estás bien- repetía una y otra vez la chica de cabellos castaños hecha un mar de lágrimas-Hemos notado la explosión, pero no sabíamos que había pasado. Después dijeron que había muchos heridos. Estábamos muy preocupados. Pero estás bien.

-¿Qué pasó Harry?-preguntó Ron.

Pero a Harry no le salían las palabras, como podía admitir que todos aquellos alumnos estaban heridos o muertos por su culpa. Cómo podría vivir con aquello sobre su conciencia. Los familiares de sus compañeros le odiarían, sus compañeros le odiarían, y tendrían motivos sobrados.

Harry miraba a Ron y no sabía cómo decirle a su amigo que toda aquella pesadilla había sido culpa suya, y la garganta lo estaba ahogando, y sentía una opresión en el pecho que no lo dejaba respirar.

-Potter, acompáñeme- La voz del profesor Snape lo salvó de sus amigos y de su realidad. Pero tenía un tono que Harry jamás había oído en su profesor.

Snape siempre lo había odiado, pero la mirada que ahora depositaba sobre él hacía que todo lo anterior pareciese un cuento de hadas. Por un segundo temió que el profesor lo agrediese. Mantenía los puños fuertemente cerrados y en su mirada había un aire enloquecido que Harry nunca antes había atisbado.

El profesor alzó la vista en busca de alguien más. Junto a la puerta de entrada permanecía un chico con las manos y el uniforme manchados de sangre. Su aspecto era tan lastimoso y tan infinitamente triste que todo le enfado que el profesor tenía para con el mayor de sus hijos, el que debía haber protegido a su pequeña, fue sustituido por el dolor y la incertidumbre compartida, por el miedo a lo que pudiese pasarle a su hija.

Snape sabía mejor que nadie que el culpable real de todo lo ocurrido era Voldemort pero nunca imaginó que todo acabaría de aquella manera. Había protestado amargamente ante la prohibición de Dumbledore de ir al hospital al saber que claudia, había sido gravemente herida. El anciano temía, y con motivo, que Snape acabase con todo aquel trabajo que habían llevado a cabo para evitar que lo relacionasen directamente con sus hijos, sabía que estaba bajo vigilancia y finalmente había cedido por el bien de ellos, pero si Claudia llegaba a morir, acabaría con Voldemort o moriría en el intento.

Seguido por Potter, Severus Snape se dirigió hacia la puerta.

-Roberto- lo llamó.

El chico parecía no oírle y mantenía la mirada fija en sus manos manchadas de sangre.

-Roberto Aragón- repitió el nombre ficticio de su hijo, pero este seguía absorto. Lentamente, el profesor posó su mano en las manos, manchadas de sangre y vacías de su hijo, que poco a poco pareció despertar y lo miró con lo ojos llenos de lágrimas.

-No hice nada. No pude hacer nada y ahora… ahora ella…

Snape luchaba contra el deseo de abrazar a su hijo, su hijo que estaba tan deshecho como él mismo, pero no podía, no podía hacer más de lo que había hecho, no allí delante de todo el colegio, y bruscamente consciente del contacto que los unía soltó las manos de su hijo dando un paso hacia atrás. Asustado temiendo haber cometido un error. Aunque pocos eran los que prestaba alguna atención a lo que hiciese el profesor, todos estaban aún demasiado sobrecogidos por lo ocurrido.

-Ella estaba allí, en el suelo, y no me contestaba, yo la llamé, pero ella no me contestó, ni siquiera abrió los ojos. Yo la llamaba, pero ella, ella…- Roberto estaba como ido y dio un paso hacia delante, pero tropezó y a punto estuvo de caer. Snape intentó sujetarlo para evitar la caída, pero Harry fue más rápido y llegó a tiempo para agarrarlo, dejando al profesor helado al darse cuenta de quién había sido el que había sujetado a su hijo. Aquella visión de su hijo sostenido por Potter…. No era algo que Severus Snape hubiese deseado ver nunca.

Recuperando la compostura, Snape volvió la espalda a los jóvenes.

-síganme hasta el despacho del director.

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Y hasta aquí este capítulo. Un poco triste, un poco desagradable, bueno, creo que no voy a ser tan mala como para dejaros con la incógnita de lo que le pasó a nuestra pequeña claudia, aquí tenéis la continuación, de lo que en principio sería el capítulo siguiente, pero lo incluiremos en este.

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Recuperó la conciencia varias veces pero sólo durante unos instantes en los que no tuvo fuerzas suficientes para decir nada. Ni siquiera fue capaz de abrir los ojos, pero recordaba haber oído voces, entre los breves instantes que separaban unos sueños de otros.

Un día, mucho después, consiguió abrir los ojos, pero no veía nada, sólo algo blanco que parecía ocupar todo el espacio. Intentó frotarse los ojos llevando su mano hacia la cara, pero aquel simple gesto supuso un terrible dolor que iba desde la punta de sus dedos hasta el hombro y volvió a desmayarse sumiéndose de nuevo en un mundo irreal.

Dos días más tarde consiguió volver a despertar, de nuevo todo era blanco, pero era distinto, después se dio cuenta de que lo que veía era el techo de la habitación. Muy lentamente intentó incorporarse, pero era inútil le dolía hasta el más mínimo movimiento y gimió.

-Por fin estás despierta, jovencita- una medimaga apareció en el campo de visión de Claudia- Por un momento, pensé que necesitarías el beso de un príncipe para despertar de tu sueño.

La mujer que le hablaba era una anciana, de agradable sonrisa que vestía un uniforme blanco con una insignia de dos varitas cruzadas, y claudia recordó haber visto esa insignia el día que visitó el hospital con Tonks hacía ya una eternidad, o al menos eso le parecía.

-Veamos que tal estás, dime, ¿Cómo te llamas?

-Claudia-Contestó ella.

-Muy bien, y que es lo último que recuerdas, Claudia.

A esto último tuvo que pensar un poco-Creo que fui a Zonko, a comprar… a comprar unas cosas, y… pagué y… no sé que más ocurrió.

-¿Recuerdas que compraste?-preguntó la anciana.

Claudia creyó sonrojarse, lo recordaba claramente, había comprado bombas fétidas, pero se sentía un poco ridícula. Qué iba a pensar aquella anciana de una chica que con dieciséis años compraba bombas fétidas-Sí, compré bombas fétidas-terminó aceptando.

Y la anciana sonrió satisfecha, -Muy bien.

-¡¿Cómo que muy bien?! no sé porqué estoy aquí ni que es lo que me ha pasado-se quejó la chica haciendo un gesto que le dejó paralizada por el dolor.

-Eh, debes relajarte, aún no estás demasiado bien, si te mueves te dolerá-le regañó la medimaga.

-Ya me doy cuenta-contestó Claudia preocupada-¿Qué es lo que me pasó?

-Bueno, hubo un ataque en Hogsmeade, y como un intento para que los alumnos volviesen al colegio el profesor Dumbledore hizo un encantamiento convocador, que explica tu falta de memoria. En todo caso fuiste una de las víctimas del ataque de los mortífagos, y lamento decirte que fuiste de los heridos más graves, pero gracias al profesor, que añadió a la convocación un fuerte carácter protector no tuvimos que lamentar víctimas mortales.

-¿Y qué es lo que tengo?, ¿por qué me duele tanto todo?

Ante la pregunta, la anciana se puso un poco más seria- bueno, no te preocupes, reestablecimos todas tus constantes, y te recuperarás. Me temo que aún tardarás un par de días más en poder levantarte, pero no te preocupes, así aprovechas para descansar, además me he enterado de que todos los que estáis todavía en el hospital estaréis exentos de los exámenes de este trimestre- comentó la anciana imaginando que la chica se alegraría ante la noticia pero aquello preocupó aún más a Claudia.

-¿Cuántos días han pasado?

-¿Días? No sé, estamos a quince de noviembre, y el ataque fue la primera semana de Octubre, me temo que llevas durmiendo más de un mes.

-Un mes… imposible, no puedo haber dormido un mes.

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Ahora sí es definitivo, este es el final del capítulo, que después de todo no quedó tan corto. En fin gracias a todos los que a pesar de mi tardanza aún seguís ahí, un beso y hasta pronto.

Sed felices.