Título: ¡Mátalo!
Escrito por Hikaru Kyo de Yagami
Basado en el anime / manga de Gundam Wing
Pareja: Heero x Duo (1x2) principalmente...
Géneros: Angustia y Drama
Aclaraciones: Gundam Wing y todos sus personajes no me pertenecen (aunque quisiera), son de sus respectivos autores, pero ésta historia si me pertenece, así que por favor respetar los créditos respectivos en caso de tomarla :)
Parte 7
Como primera línea de acción, Duo determinó que era preciso localizar a Quatre y que en ese ínter no debía hablar con ninguno de los otros tres ex pilotos, no hasta tener otra pieza importante de aquel extraño rompecabezas del que comenzaba a desesperarse.
Encontrar a su viejo amigo no fue tan fácil como pensó en un inicio, pero pudo finalmente hacerlo luego de unas horas que le parecieron eternas. Atrás quedaron los días en que Quatre ostentaba lujosas mansiones, aunque para Duo no era ningún secreto, no pudo constatar de ello con sus propios ojos hasta que la tuvo enfrente, justo como en ese momento.
Una modesta casa para nada digna de quien parecía ser, un loco aislado, puesto que dicho lugar estaba por demás visible, en lo que podría bien llamar "zona urbana", viviendo ahí como cualquier hijo de vecino.
—Vaya, sí que has perdido el toque —sonrió ante su broma, mientras avanzaba rumbo a la puerta.
Apenas pisó el perímetro más próximo a su objetivo, escuchó un leve chasquido que lo hizo voltear hacia arriba, justo a la altura de su frente, en lo que podría parecer una simple mirilla, pudo detectar la existencia de una cámara muy pequeña, más no imperceptible.
—Claro, es aquí donde esto ya no parece una simple casa.
Luego de haber pronunciado esas palabras en voz baja, la puerta se abrió de forma automática, una clara invitación para entrar a la cual el 02 no se atrevió a despreciar.
Una vez dentro de la vivienda, el pedazo de madera que antes amablemente le indicó pasar, esta vez se cerraba tras él, pero eso no lo inmutó. Dudó en dar un par de pasos más, mientras indagaba con su vista los alrededores.
Sala comedor, al fondo una cocina, un pasillo que termina en una escalera hacia un segundo piso, una puerta cerrada que bien podría ser un baño y ya, era todo, demasiado común y hogareño, una fachada perfecta a una base de operaciones, o quizás no.
—¿Hola? ¿Estás aquí Quatre? —preguntó sin mesura alguna, animándose a dar un par de pasos, hacia la escalinata.
No hubo respuesta inmediata
—Mira, tenemos mucho de qué hablar, deja el misterio, estoy aburriéndome.
Tras decir aquello, un ruido de pasos proveniente del segundo piso lo puso en alerta, giró levemente hacia las escaleras y vio a su antiguo compañero de batallas descender de forma campante, con una sonrisa de extremo a extremo adornándole el rostro, a Duo le pareció aterrador de alguna manera.
—Hola, bienvenido amigo —saludó con suma tranquilidad.
El 02 lo miró con desconfianza, sintiendo que ese hombre no era en absoluto Quatre, mirada fría, aunque el resto de su cara quisiera mostrar todo lo contrario, él no era el cálido y amable rubio que conoció tiempo atrás, de algún modo la tristeza lo invadió
—¿Qué pasa? —cuestionó confundido cuando la mirada del recién llegado se postró fijo sobre él. —Duo, tú estabas buscándome y yo dejé que me encontraras.
—No sé, si es a ti a quien busco —respondió agachando la mirada unos segundos.
El antiguo piloto del 04 inclinó la cabeza un poco, como si tratara de entender aquellas ambiguas palabras.
—No seas absurdo
Quatre ensanchó su sonrisa de manera tan poco ortodoxa que causó escalofríos en él.
—Tal vez no fue buena idea venir —comentó perplejo.
Duo miró discretamente hacia la mano derecha del otro, se encontraba vendada hasta la muñeca y no hizo nada para ocultarlo, dándose cuenta que observaba, así que la levantó y se sostuvo con la otra, libre de vendaje.
—Un pequeño percance, no importa —explicó, con aquellos ojos vacíos que a Duo comenzaban a incomodarle. —¿Pasamos a la sala? —señaló el lugar y avanzó él sin esperar respuesta.
—No, él no es Quatre, algo anda mal —pensó agobiado antes de seguirle los pasos.
"Duo, es apremiante que no hables de esto con nadie, sobre todo con Quatre"
El 02 recordó aquellas palabras de Heero y no supo si eso le daba sentido un poco a todo eso, o si sencillamente lo volvía más confuso. Sin embargo, no indagó más dentro de sus cavilaciones, mejor se centraría en hablar con aquel extraño.
—Primero que nada, me disculpo, antes me porte un poco mal contigo ¿Algo de beber? —habló de manera automática, como si tuviera alguna instrucción programada.
—No gracias —respondió suspicaz, analizando ese rostro, tan idéntico al de Quatre, pero seguía sin sentirse como él ¡Ese no era él!
—Duo, por favor deja de mirarme así, no soy un extraño.
Por segundos el aludido sintió que realmente ese era su viejo amigo, pero esos ojos seguían gritándole de manera dolorosa que dentro ya no estaba el otro, su camarada, fue reemplazado de alguna forma.
—Entremos en calor ¿Qué buscas?
—Lo sabes —contestó el castaño— Respuestas, no más que eso.
—Si buscas una respuesta, debe haber una pregunta primero.
—Respuestas a todo —esclareció molesto— No es una sola pregunta, son muchas, quiero que me digas a qué estás jugando.
—Solo diré lo que quieras saber, no estoy en tu mente, no sé qué es todo para ti —explicó, aunque Duo entendió el sarcasmo en toda su expresión, era obvio que Quatre no hablaría más de la cuenta y que quería saber cuánto conocía él.
—Está bien, será a tu manera.
—Perfecto —sonrió de nuevo, con aquella horrenda y ridícula falsedad.
—¿Por qué me emboscaste? —comenzó, claro y directo.
—Quería saber qué habías robado, lo que era ese papel, simple —respondió sin problema alguno— Y antes que lo preguntes, te quería con vida porque no tenía ningún caso matarte por algo tan absurdo.
—Bien, comenzamos con elocuencia —ironizó—. ¿Tú explotaste la base donde Wufei estaba?
—Así es —sonrió con cinismo— Lástima que la persona a quien quería muerta no murió.
—¿Wufei? —cuestionó al instante.
—No me estorba vivo, mucho menos muerto, si moría solo habría sido un daño colateral.
—Bastardo —espetó molesto, casi a punto de levantarse del sillón.
—No sabía que él te importara tanto —comentó sorprendido— En fin, como no me gustan las adivinanzas lo diré, quería quitar de en medio a Sally, pero después supe que ella no alcanzó a llegar a su cita con Wufei en la base, una verdadera lástima.
—¿Qué? —reaccionó confundido, sin poder creer lo que oía. —Quatre ¿te volviste loco?
—Loco —repitió como si no entendiera el significado de la palabra— Quizás sí, un poco.
El castaño lo miró confundido, si el descaro tenía nombre en definitiva tendría el del antiguo piloto, quien no parecía mostrar ni un solo rastro de culpa al confesar que quiso asesinar a la señorita Po, sin razón aparente, o al menos para Duo.
—Siguiente pregunta —animó sonriente.
—Más tarde, horas después de esa explosión ¿irrumpiste donde estábamos Trowa, Wufei y yo? —ante aquella pregunta, el rubio solo asintió— ¿Por qué?
—Asuntos personales, pero no te preocupes, no iba tras de ti o Wufei, si los hubiera querido muertos, no habrían escapado tan fácilmente —declaró campante.
—Espera tú —arqueó las cejas un instante— ¿Mataste a Trowa?
Esta vez no hubo una respuesta inmediata, Quatre le devolvió una gélida mirada, como sin vida. Aquel suspenso desesperó a Duo y rápido se puso de pie, mirándolo amenazante
—Responde —instó, alterado.
—No aún —fue su respuesta, esta vez sin la extraña sonrisa.
—Dime qué está pasando —suplicó preocupado— ¿A qué juegan? Todos ustedes, estoy cansado.
—¿Nunca te preguntaste por qué Trowa no fue ese día a la junta? ¿Jamás cuestionaste por qué Sally mandaría una información tan inútil después de ésta? ¿Por qué ninguno de los tres te dice nada? ¿Por qué Heero te evita y qué está buscando?
—¡Cállate!
Por largos segundos se miraron en silencio, el castaño tragó saliva, sintiéndola tan densa que por momentos creyó ahogarse con ella. Quatre esperó un instante, luego suspiró largo y profundo, poniéndose de pie.
—No confíes en ellos, no sabes lo que han hecho, no tienes idea de quién es Trowa y porque Heero lo encubre, no sabes nada —expresó con un hilo de voz, dando un par de pasos hacia su amigo, luego lo sostuvo por los hombros.
Por primera vez desde ese encuentro, Duo pudo ver un pequeño rastro del antiguo piloto, de su viejo amigo, en el que siempre confió hasta antes del inicio de toda esa locura.
—Trowa lo hizo, sin parpadear ¿lo entiendes?
—¿Qué hizo? No te entiendo —inquirió confundido.
—Solo vete —lo empujó con fuerza, dándole la espalda, tocándose las sienes con ambos índices— ¡Lárgate! —gritó aturdido, mientras intentaba mitigar el dolor.
Por alguna razón y aunque aún tenía muchas dudas, Duo sintió que debía obedecer, por eso se alejó lo más deprisa que pudo, la puerta de la casa se abrió como si supiera exactamente lo que debía de hacer y entonces él salió, contrariado por sus deseos de volver para seguir el interrogatorio y su predominante instinto de sobrevivencia.
Continúa en la parte 8
Gracias por leer esto y dejarme comentarios, los aprecio mucho :)
