Desde el camarote de los reyes en el barco ya se encontraba el rey pero acompañado por su hija mayor, Elsa. Al parecer, padre e hija ya tenían varios minutos hablando acerca de la situación del pequeño accidente, el rey estaba muy decidido en hablar muy seriamente con Anna y darle algún correctivo, pero Elsa le explicó todo y le dio a entender lo que pasó y por qué sucedió muy preocupada de su hermana.

– Así que fue eso lo que sucedió. – Comentaba por último el rey parado en frente de Elsa.

– Así es padre. No fue culpa de Anna sino yo soy la responsable de que pasara eso. – A diferencia de Anna, Elsa no temía de sus palabras aún cuando fuera una pequeña charla con su padre.

– Entiendo. Ya no tardará en llegar aquí, hablaré con ella lo que decidiré. Te agradezco por su sinceridad, hija. – Le mencionaba y se acercaba a Elsa para darle una sonrisa y ser respondido por una de Elsa.

Fueron interrumpidos por unos toques en la puerta, Agnarr ordenó pasar y fue la pelirroja la que entraba con algo de vacilación hacia el camarote. Fue un poco sorprendida por la presencia de Elsa con su padre, pero al parecer el ambiente se sentía ligero a como esperaba ella. Algo confundida entró y estaba en espera de que su padre le hablara.

– Anna, Elsa ya me contó todo lo que pasó y viendo esto fue un juego de hermanas al parecer. ¿Cierto? – Caminó un poco hacia su escritorio quedando enfrente de sus hijas.

– Sí es cierto, padre. Ya terminé de hablar con madre. – Seguía cabizbaja sólo viendo el escritorio.

– Bien y dime ¿cómo se encuentra ella? – Giró para al parecer buscar unos papeles importantes.

Con un recuerdo y una sonrisa ella contestó. – Bueno, ella me dejó muy bien en claro que se encuentra perfecta. Ah y me comentó que vendrá aquí para seguir con el embarque–.

– Como puedes ver Anna, Elsa ha estado aquí contándome todo lo que sucedió y las razones. Entiendo que fue algo entre ustedes dos y lo entiendo, su madre y yo también hacíamos lo mismo sin embargo sólo pido que tengan cuidado ya que no queremos que una princesa o una reina tenga algún vendaje de una herida que sufrió y no lo digo por motivo de vergüenza sino lo digo por preocupación de ustedes, hija–

Entre la conversación de Anna y el rey, Elsa se quedó en su lugar esperando y escuchando las palabras de cada uno y aunque le daba un poco de satisfacción ver que Anna ya no se viera algo asustada y preocupada. Después de un momento el rey se dirigió hacia Anna para entregarle una carpeta con varios papeles ordenados junto con algunas cartas. Anna lo tomó entre sus manos y los examinó cuidadosamente, Elsa ya sabía de qué trataba pero esperaba a que su hermana descubriera de qué se trataba.

– Esto Anna, son los pendientes que estaré dejando en nuestro viaje. Te comento que una parte son cartas que responder y asuntos que deberás de dar una respuesta en papel y la otra parte son solicitudes de nuestras personas que deberás de verificar y darles una respuesta o lo que ellos y ellas requieran. ¿Tengo tu apoyo, Anna? – Se le quedaba viendo a su hija esperando una respuesta.

Anna se veía confundida estudiando los papeles que podía leer, recobró su compostura y con algo de asombro vio a su padre.

– Sí. Quiero decir...– Se interrumpió –Sí padre, por supuesto que lo haré con gusto.–

Cambiando de tema, Elsa se acercó a su hermana para darle una ayuda en el papeleo que sujetaba. –Padre, ¿podemos retirarnos? Quisiera darle un apoyo a Anna para alguna duda que tenga–

–Sí, claro. Es una buena acción antes de que nos vayamos y mientras estaré hablando con su madre. Pueden retirarse–. El rey les hacía un ademán con su mano.

Cargando con los papeles, Elsa y Anna salieron del camarote algo serias sin hacer ruido pero ya estando afuera a unos metros lejos se empezaron a reír viéndose la una a la otra sin evitar que sus rostros se pusieran rojos. Siguieron sus caminos hasta una de las alcobas del castillo, tomaron asiento una al lado de la otra dejando los papeles en una mesa enfrente de ellas. Anna empezó a leer los títulos de cada hoja para después organizar el asunto de cada uno, así como se lo mencionó su padre. Elsa dejaba que su hermana se familiarizara con las hojas esperando a que Anna tomara la palabra.

–Vaya, esto que sí es trabajo. No sabía que padre y madre hicieran todo esto, no parecía que fuera demasiado.– Comentó Anna con un suspiro recargándose en su asiento.

–Lo bueno es que en un futuro no te tocará hacer todo esto, a menos que causes más problemas– Le comentaba Elsa cómodamente en su lugar.

–¿Ah sí? Pues no creo que sea la misma en un futuro.– Contestó ahora viendo a Elsa con una risa juguetona

–Entonces, ¿hoy partirán?– Aunque Anna ya se sabía todo el itinerario de lo que harían sus padres y Elsa, quería hablar con ella antes de que se fueran o simplemente pasar el tiempo antes de despedirse.

–Sí, en cuanto me den un aviso probablemente sea por eso. Pero tú vas a estar bien y te estarás divirtiendo, eso estoy segura, no tendrás a alguien que te esté apurando y regañando por todo.– Le daba un codazo juguetonamente

–No lo creo, tal vez Kai o Gerda me estén apurando mucho más de lo que hacen madre o padre. Pero estaré muy ocupada con todos estos deberes. A cambio tú probablemente eres la afortunada en conocer personas de otros lugares. Ya sabes, todo lo que te comenté hace unos días.–

–Sí, hace unos días estábamos en cama. Juntas, haciendo cosas donde nadie más sabía ni sabe.– Contestaba Elsa algo ruborizada.

Anna traía sus recuerdos de aquella noche cuando amanecieron juntas desnudas, le emocionaba volver a recordar eso y también volverlo a hacer. Hasta que recuperó la cordura y desvaneció esa nube de recuerdos y se preguntó, "¿qué estará pensando Elsa acerca de lo que le hice... quiero decir, lo que hicimos?".

–Eh, Elsa. No sé como decirlo pero, ¿qué piensas acerca de eso?–

–¿De qué cosa?–

"¡Qué...! ¡Cómo que de qué cosa...!" pensaba Anna.

–De lo que hicimos, el acosarnos, desnudarnos... ya sabes–

–Oh ya, de eso. No lo sé, es algo confuso pero sinceramente lo disfruté sin rencor. Aunque estoy en plena conciencia que es algo que debemos de hablar con bastante tiempo. ¿Y tú?–

–Ah bueno, yo... Pienso lo mismo, es algo que debemos de tomar muy enserio y dejar en claro si, si seguiremos– Bajaba la voz en lo último que mencionó.

–Pero Elsa...– Tomaba las manos finas de su hermana y volteaba a verla sinceramente a sus ojos. –¿En verdad estamos haciendo algo malo? Quiero decir, es algo que hicimos de repente sin cuestionarnos pero aún así ocultándolo de los demás

Algo dudosa de qué decir, Elsa iba a comentar algo pero fue interrumpida por la llegada de uno de los guardias reales llamando a su alteza Elsa que acudiera ya lista al puerto para partir por órdenes del rey. Las hermanas se prepararon y se dirigieron al puerto, Elsa aún pensando en qué decirle a la pelirroja esperando el momento adecuado, y mientras tanto Anna estaba ansiosa de escuchar lo que le iba a decir Elsa. Ya llegando al puerto todo el mundo se encontraba reunido para darle una despedida a sus majestades y a la princesa, tenían preparado casi una festividad.
El rey y la reina ya listos se encontraban arriba del embarque, descendieron para despedirse de su hija menor, primero el rey dándole un abrazo y luego la reina despidiéndose de un abrazo acompañado de un beso en su mejilla y un susurro, "no te preocupes hija, sabemos que eres perfecta". Ya por último Elsa se dirigió a Anna, primero le daba una mirada de felicidad y después de un fuerte abrazo que liberaba todo su amor y del mismo modo que su madre también le susurró al oído de Anna, "jamás cambiaría un amor, jamás te cambiaría, Anna. Te amo".

Y así como terminó de susurrarle, Anna le respondió con el fuerte abrazo y con una satisfacción en su ser. Ya todos preparados en el navío, el capitán empezó a dar órdenes para tomar rumbo, lentamente el barco empezó a avanzar en las aguas alejándose poco a poco. Su sirviente principal, Kai y unos ayudantes se acercaron a Anna para estar listos de alguna orden que diera la princesa para las siguientes tareas del reino o para algo más que se deba hacer, sin embargo la princesa aún se mantenía en su posición para poder observar hasta donde le diera su vista para ver a su familia pero en especial a Elsa.