The Owl House no me pertenece.
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- Me pregunto si podría ver a... ¡Amity!
Después de pronunciar estas palabras. Uno de los cubos-espejo que había en esa extraña dimension se alzó de entre las aguas oscuras.
- ¡No! No, no, no. - rápidamente, Luz empujó dicho cubo de regreso al agua - Vamos, Luz. Estás en una misión - se regañó mientras presionaba el puente de su nariz - No importa lo mucho que quieras ver a tu linda y asombrosa novia, tienes que concentrarte...
Al abrir nuevamente los ojos, llenándose de determinación para decir el nombre de su madre, no pudo evitar mirar de reojo hacía donde había salido el cubo antes. Aspiró hondo antes de decir:
- Amity Blight.
El cubo volvió a surgir de entre las aguas, incitándola a mirar a su interior.
- ¡¡No!! - gritó la chica tirando levemente de su cabello, dándose la vuelta y cerrando los ojos para evitar caer en tentación - No puedes distraerte, Luz. Estás aquí para hablar con mamá, no para espiar a Amity - al mencionar el nombre de su novia, pudo escuchar como el cubo se acercaba un poco a ella, moviendo el agua a su alrededor; ante eso, cerró los ojos fuertemente sin voltear la cabeza - No, Luz. Además, eso sería raro, y espeluznante y... - frunció los labios sabiendo que no podía combatir contra sus ganas de ver a la linda bruja de cabello lila, por mucho que lo negara.
Soltó un fuerte gemido de resignación.
- Está bien - se paró firme, aún de espaldas al cubo que le permitiría ver a su novia - se que no podré concentrarme ahora hasta que no la vea; así que, solo será un vistazo rápido. Un "Hola, no te espantes. Estoy en una misión, pero antes quería verte y... ¿aquí estoy?" - finalmente se dió la vuelta y estiró sus manos - Un saludo rápido, veo que esté bien y me voy - dando un último suspiro , tocó el artefacto y vio al interior.
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Era una tarde normal en la mansión Blight. Los señores Blight se encontraban trabajando, por lo que no estaban en casa y no regresarían hasta tarde en la noche. Los niños Blight por su parte, se encontraban en sus respectivas habitaciones. Era un día lento y no había mucho que hacer; Edric y Emira trabajaban en sus ilusiones, preparandolas para sus futuras bromas en la escuela. En esta ocasión, tenían pensado suplantar a varios profesores, por lo que tenían que hacer una ejecución perfecta con varias ilusiones a la vez.
Por su parte, Amity salió del baño, después de tomar una relajante ducha. Había estado trabajando en la cocina, practicando sus habilidades de repostería; quería impresionar a su asombrosa novia cuando la viera en la escuela con un delicioso postre. Su trabajo había ido bien en su mayoría, pero no pudo evitar quedar manchada de masa después de que sus hermanos hicieron aparecer a su profesor de abominables en la cocina, dándole un buen susto por lo repentino que entró y se fue, arrojando hojas al aire y riéndose como un desquiciado. Por supuesto, después se encargaría de los gemelos; ya tenía un lote de galletas especialmente para ellos, con chispas de chocolate y un poco de poción para dormir. También tenía otro paquete extra de galletas para Eda, como agradecimiento tanto por la idea, como por la poción de sueño.
La chica dejó la toalla de lado mientras rebuscaba en los cajones de su armario su ropa interior, eligiendo un bonito conjunto blanco con listones rosas. Una vez puesto, no pudo evitar modelar un momento en su espejo, pensando en lo que podría decir Luz si la viera. El color se le subió a la cara rápidamente y decidió que era mejor no pensar en eso, por el bien de su salud mental.
Aún con las mejillas calientes, dio media vuelta, tratando de mantener la mente en blanco mientras buscaba una blusa bonita.
Un leve destello a sus espaldas llamó su atención. Con la blusa negra aún en las manos, dió la vuelta, pensando en que posiblemente vería alguna de las ilusiones de sus hermanos, pero lo que no esperó ver fue a...
- ¡Hola, Amity! Antes de que te asustes, quiero que sepas que est...
La morena no continuó. Ambas adolescentes se quedaron congeladas por unos instantes, tratando de procesar lo que estaban viendo.
La bruja de cabello menta estaba tratando de entender lo que estaba ocurriendo. Luz. Su novia. Su linda y asombrosa novia estaba ahí, frente a ella. O no. Se encontraba más bien dentro del espejo, con las mejillas rojas y los ojos muy abiertos. Sus pupilas bajaron y subieron mientras que su rostro se oscurecía aún más debido al rubor.
Por un momento pensó que realmente era una de las bromas de los gemelos, pero de alguna manera sabía que la sorpresa en el rostro de su novia no era ninguna ilusión. Torpemente trató de llevar sus manos hacia su pecho, con la esperanza de cubrirse un poco con ayuda de la blusa que aún tenía en las manos, pero su cerebro no estaba funcionando en ese momento y olvidó el pequeño detalle de sujetarla con los dedos, terminando así, dejándola caer sin ceremonias hasta sus pies.
La mirada de Luz había seguido la prenda oscura, pero sus ojos tardaron en volver hacia el rostro y los ojos de su novia. La morena pudo notar muy bien las largas piernas de la chica frente a ella; sus caderas, aún sin tornear del todo, pero que ya mostraba algunas curvas generosas; su abdomen plano, apenas ligeramente marcado, hasta llegar a los dos pequeños montes cubiertos por la delicada tela blanca del sujetador. Su mirada se demoró en ese lugar un poco más de lo necesario, antes de pasar a sus hombros ligeramente enrojecidos hasta llegar nuevamente a su rostro, el cual se encontraba rojo a más no poder.
Luz jamás la había visto ni esperaba ver a su novia de esta manera, (al menos, no pronto) pero no podía negar que era una vista agradable.
Habían sido apenas un par de segundos de conmoción, pero para ellas había sido una eternidad, antes de que ambas lograran despertar de su estupor.
La primera en responder fue Luz, que llevó su mano a su boca, tratando de amortiguar el "Wow" que escapó de sus labios.
Esto fue suficiente para hacer que Amity se despertara de su aturdimiento y reaccionara, no de la mejor manera. Soltó un grito sumamente agudo, que perfectamente pudo escucharse por toda la mansión, seguido de un rápido movimiento de muñeca. El círculo de hechizos dió paso a una bola de fuego magenta del tamaño de una pelota de béisbol, la cuál lanzó por reflejo contra el espejo, quebrandolo en cientos de pedazos y desapareciendo el reflejo de la humana con él.
No fue hasta un segundo después que cayó en la cuenta de lo que había hecho: debido a un impulso alimentado por la vergüenza, le había disparado una bola de fuego a su novia.
- ¿Luz? - llamó torpemente, tratando de ver en los restos del espejo algún rastro de su novia, pero lo único que vió fue su reflejo fragmentado que le devolvía la mirada.
Antes de que pudiera entrar en pánico por posiblemente haber asesinado (o al menos, herido de gravedad) a su novia, un fuerte estruendo la hizo saltar, llamando su atención hacia la puerta de su habitación.
- ¡¿Amity, estás bien?! - ambos gemelos entraron a trompicones, azotando la puerta y con círculos de hechizos en las manos, listos para ser lanzados.
A Edric le tomó un segundo ver el estado en qué se encontraba su hermana menor y rápidamente se dió la vuelta, cubriéndose los ojos avergonzado y diciendo "lo siento" una y otra vez.
Emira por su parte, solo giró los ojos ante el comportamiento de su hermano, para después disipar si hechizo, tras comprobar que Amity se encontraba bien. Al menos a primera vista.
- ¡Emira, Edric! ¡Salgan!
Amity había logrado recuperar la blusa del suelo, solo para tratar de cubrirse un poco. Lamentaba mucho haber dejado la toalla tan lejos de su alcance en esos momentos.
- ¡Lo siento! - volvió a gritar el muchacho, saliendo de la habitación con los ojos aún cubiertos.
- ¡Tu también Emira!
- Por favor Mittens - la Blight mayor solo desestimó el comentario de su hermana con un ademán de mano mientras se acercaba a ella - Ambas somos mujeres; no hay nada que que no haya visto antes.
- ¡Emira! - Amity podía sentir como sus mejillas volvían a encenderse.
- ¿Y bien? ¿Por qué gritaste? - ya cerca de su hermana, Emira notó los restos de vidrio en el suelo - ¿Y qué le pasó a tu espejo?
La menor vió los trozos de vidrio en el suelo, como si no los hubiera notado antes. Su rostro volvió a cubrirse completamente de rojo. No podía decirle a Emira que había visto a su novia en el espejo y que ella la había visto en paños menores. No la dejarían vivir con la vergüenza.
- ¿Y bien?
- Yo eh... - trató de pensar en una mentira medianamente convincente. Algo que explicara lo que hizo, sin humillarla más de lo que ya estaba - creo que ví una cucaracha en el espejo...
Emira no alcanzó a burlarse de su hermanita por tan pésima escusa (sabía que Amity no le temía a los insectos); un grito bastante agudo llamó su atención, logrando que ambas notaran una nueva bola de fuego que pasó entre ambas hermanas hacia el marco del espejo, el cual quedó reducido a escombros en un santiamén.
- ¿¡La maté!? - preguntó Edric desde el umbral de la puerta, con una expresión de asco y miedo.
- No, Edric...
Un nuevo grito interrumpió a la Blight más joven, antes de ver cómo su hermano volvía a girar la muñeca, dispuesto a lanzar otra bola de fuego.
- ¡Debe morir! - gritó el chico, un par de octavas más alto de su tono normal, lanzando otra bola de fuego, ahora dirijida al armario.
Cabe decir, que ambas hermanas tuvieron que arreglarselas para evitar que el joven ilusionista incendiara por completo la mansión.
Por su parte, Luz continúa mirando al vacío, con la imagen de su novia en ropa interior grabada a fuego en su mente.
- Quizá no sea buena idea ver a mamá hoy... - pensó en voz alta - Quizá tampoco sea buena idea ir a la escuela por el resto de mi vida.
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Dedicado a mi amigo "Dekompensation" por ayudarme a editar la versión en inglés: https: /archiveofourown. org/works/35500081
