Volviendo a descubrirte... sufriendo y ¿amándote?

Aclaración: Los personajes no me pertenecen, son de J. K. Rowling.

Un pequeño pedido... si les es posible por favor visiten el foro: http /www . fanfiction . net/f/971305/

Capitulo X

Hermione ya estaba sentada. Draco se quitó el abrigo y lo dejó en manos de un criado. Luego fue hacia su esposa con la sonrisa en los labios. Le puso una mano en el hombro y le acarició el cuello, Hermione no respiró.

-¿Estás muy enojada?

-¿Yo? -respondió orgullosa.

Draco se largó a reír, la besó en la mejilla y le dijo bajísimo:

-No volveré a darte un beso en la boca, de esos que tanto te gustan.

Ella se sofocó.

-¿A mi? -gritó furiosa. -¿Que me gustan a mi¿Cuando te lo he demostrado?

Draco la miró con una sonrisa cínica y ella le dijo con rabia, casi a punto de estallar:

-Te estás burlando de mi

Él, con la mayor naturalidad, desplegó la servilleta, pidió la comida y comentó:

-Ya me había olvidado de los amigos. -la miró sonriente. -¿Sabes que se disfruta mucho en el club?

-Criticando a las mujeres.

-Bueno, esa es la fama que nos dan. La realidad es otra.

Hermione prefirió no responder. Comió en silencio, pero como no le sintió buen gusto a la comida esperó hasta los postres y le dijo:

-No me siento muy bien. Espero que no te moleste que pase al living.

-Me molesta. -le respondió sin levantar los ojos. -Mucho.

Ella se quedó inmovilizada en la silla, como si estuviera atada.

-¿Y qué si pese a lo que has dicho me levantara?

-También yo lo haría -le dijo mordaz. -pero no para seguirte al living. Me iría por ahí. Hace mucho que no tengo una fiesta.

-Vete.

La miró entonces. Sus ojos eran fríos y penetrantes.

-No lo repitas Hermione. No me desafíes, bien está que soporte tu indiferencia, pero... no estoy dispuesto a soportar tus desplantes. Si me voy, te dolerá.

Si. Le dolería como nada en la vida. Por eso no dijo nada. Cuando Draco terminó, se puso de pie. Se acercó a ella y la tomó por los hombros. Ya no había severidad en sus ojos ni frialdad en su boca. Era un hombre al que nunca comprendería. Sus cambios bruscos de humor la desconcertaban y la inquietaban a la vez.

-¿Vamos ahora al living?

Y como una tontita dócil ella se puso de pie, sintiendo rabia en el fondo de su ser. Una humillación peor que la del día de su boda. Pero fue con él, sabía que con Draco no se podía jugar. Era capaz de todo por salirse con la suya, por mantener ileso su orgullo masculino.

Draco creyó que le daría el beso. Lo necesitaba. Aquella tirantez entre los dos ya había durado demasiado. Por la forma en que lo besara, él sabría cuanto lo amaba. Y si no lo besaba, aunque le costara la vida, él no volvería a besarla.

Por eso, al llegar al living se sentó alejado de ella, y se puso a leer el diario hundido en un sillón. Cruzó una pierna sobre otra, como era su costumbre y comentó antes de enfrascarse en la lectura:

-Se está a gusto aquí.

Hermione se mordio los labios. Ni siquiera le ofrecía la alternativa para el beso. ¿Era que Draco esperaba que ella abordara el tema¿Que hablara nuevamente de June¡Oh, no! Para que eso ocurriera ella tendría que dejar de ser mujer y lo era. Él aún no sabía hasta que extremo lo era.

A las once y media, tras una velada muda, ella se levantó.

-Me voy a dormir.

Draco levantó los ojos del periódico. Se diría que no se había percatado de su presencia hasta aquel instante, pero no era asi. Claro que no! Había estado pendiente de ella todo el tiempo. Conocía algo más de su orgullo de mujer, ya se le aplacaria... ¿que otra alternativa le quedaba?

-Yo tengo que hacer algunas cosas en la oficina -le dijo con tranquilidad. -Me quedo.

-Hasta mañana, entonces.

-Seguro que no estarás dormida cuando llegue.

-Seguro que lo estaré. -replicó ella.

-No pienso despertarte. -rió Draco, burlón.

Una humillación más. Se alejó con pasos apresurados y al llegar a la habitación se apoyó en la puerta y cerró fuertemente los ojos. Estaba al límite de sus fuerzas y él debía saberlo. Él la conocía casi tanto como ella misma, y eso la humillaba aún más.

Una vez que se puso el pijama se acostó en la cama. Contó las horas. Las doce, la una, las dos...

Oyó sus pasos a las dos y cuarto. Cerró los ojos y se acercó más al borde opuesto de la cama. Se hizo la dormida y escuchó como él daba vueltas por la habitación. Lo imaginó quitándose el traje y dejándolo, como todos los días, tirado junto a la cama. Los zapatos, la camisa. Lo oyó entrar en el baño y también el ruido que hacía lavándose los dientes. Después sus pasos avanzando hacia la cama.

Esta crujió y nada mas. Al instante, Draco dormía o se hacía el dormido...

Era la primera vez, desde que vivían juntos, que él se dormía sin darle un beso. Esto la llenó de inquietud y temor. ¿Tendría otra mujer? Unos celos locos la agitaron. Pero se mantuvo lejana e inmóvil, como si un ciego sueño la dejara inconsciente. Y de repente la risita odiosa de Draco y su voz provocadora:

-Respira Hermione, respira. Ya se que no duermes.

Ella estuvo a punto de irse de la cama, pero no lo hizo. Sabía que se exponía a alejarse aún más de su marido. Draco, dominándose, comentó de nuevo:

-Descansa, querida mía. Mañana tendrás que madrugar para ir a ver a June. Es seguro que la colocarás en casa de los Haydon.

Hermione apretó los labios. Espero otra frase hiriente para irse, pero Draco no la pronunció. Se quedó en silencio. Al rato roncaba o lo fingía. Ella lloró silenciosamente. No por la actitud lejana de su esposo, sino por lo bien que él la conocía, siendo él para ella un desconocido aún.


Cuando despertó, Draco ya no estaba en la habitación. Se levantó, se envolvió en la bata de felpa y se perdió en el baño. Por la ventana del mismo se veía el jardín. Oyó a Draco jugar con su hijo y a Thomas dar gritos de felicidad, mientras la voz grave de Martha les recomendaba guardar silencio.

Cerró la puerta con rabia y se duchó. Necesitaba tranquilizarse. Iría al médico, sola. No diría a nadie adonde iba. Era la primera vez que iba a salir de la casa. También visitaría a June y le diría.

No sabía aún que decirle. Bueno, tal vez lo pensara en el camino. Cuando bajó al comedor, Draco ya se había ido. Desayunó sola por primera vez, cierto tambien que era la primera vez que bajaba al comedor a las diez y media de la mañana. Él pudo subir a despedirse a su habitación. Pero no. Draco no depondría su orgullo ni un poquito. Ella tampoco.

A las doce tomó el auto pequeño y se dirigió al médico, que no la recibió hasta la una por la cantidad de pacientes que tenía en espera.

Confirmó lo que sospechaba. Iba a ser madre por segunda vez. Esto la llenó de ilusión. ¿Un hijo de Draco...? Otro... Se asombró de pensar así¿acaso no odiaba a su marido?

No pudo visitar a June, era muy tarde y Draco estaría ya en casa, extrañado por su ausencia. Seguro discutirían por ello. Estacionó el auto junto al de su esposo y lo vio de pie en la terraza, con el ceño fruncido, malhumorado. Ella, dominándose, avanzó sin prisa.

"Quizás no le agrade que vaya a tener otro hijo. Se lo diré ahora mismo." -pensó.

-Hola. -saludó. -Lamento haberme retrasado.

-¿Adonde has ido? -preguntó él sin tocarla, con aquel acento de voz que imponía.

-Al médico.

Draco levantó una ceja. De repente la tomó por el brazo y la empujó hacia el living, cerrando la puerta despues de entrar.

-¿Qué tienes¿Por que no esperaste que regresara? No me gusta que vayas sola al médico. Eres mi mujer. Me molesta mucho que te vea otro hombre.

-Un médico no necesariamente es un hombre.

-Bah! -le respondió enojado. Hermione se irguió.

-Voy a tener un bebé - dijo con gravedad. -Por eso tuve que ir.

Draco se desarmó. Ella creyó que iba a lanzar un grito de alegría delirante, pero sus ojos se inmovilizaron de pronto. Cierto que la alegría íntima de Draco era mucha, pero pensó que no era buen participársela. Necesitaba herirla como ella lo hería a él con su indiferencia.

-Bueno -dijo. -¿No comemos?

Hermione estuvo a punto de saltar sobre él. Pero se limitó a decir irritada:

-¿Eso es todo lo que tienes para decirme?

-¿Sobre el bebé? -preguntó Draco, como divertido, doblegando el ansia de tomarla en sus brazos y decirle... ¡cuantas cosas podría decirle!. -No me disgusta el hecho de tener otros hijos, no.

-Eres un monstruo.

-Querida¿qué quieres que te diga? Los hijos son una carga¿no?

Hermione giró y sin responder se dirigió a la escalera. Draco se quedó allí plantado, ilusionado, pero mirando burlón la esbelta espalda de su mujer. De repente fue hacia ella y deteniéndola en el primer escalón le preguntó:

-¿No comemos Hermione¿Vas a hacer un drama de una cosa tan simple? Muchacha, no te conozco.

La ira de Hermione se aplacó. O si no se aplacó, disminuyó un tanto. ¿Qué actitud era la suya ante la indiferencia de su marido¿Qué pensaría él? Se volvió, ya totalmente serena.

-Voy a cambiarme. -dijo. -Bajaré enseguida

Entró en su habitación. Casi al mismo tiempo la puerta se volvió a abrir y apareció Draco en el umbral. Su rostro pálido y sardónico de repente parecía rejuvenecido.

-¿Te ayudo? -preguntó con la mayor naturalidad.

Ella se volvió furiosa.

-¿Qué dices¿Te parezco manca?

-No, no decía por eso -replicó Draco haciéndose el tonto. -Es que así sacio antes mi apetito. De comer¿eh? -añadió burlón. -No vayas a pensar otra cosa.

-Eres un cínico.

-Querida, no me trates así.

Se burlaba de ella. Hermione estuvo a punto de hacer una barbaridad, pero no la hizo. Supo dominarse una vez más. Se dio cuenta, eso sí, de que él jugaba con ella como el gato con el ratón. La conocía muy bien, mucho mejor que ella a él.

Draco, ajeno a los pensamientos de su mujer, pero adivinándolos un poco, se acercó a ella lentamente, contemplando su espalda. Con aquella tranquilidad suya que era peor que un insulto y rodeó su cintura con ambas manos. En silencio, fue besando el hombro de Hermione, doblegándose para no besarla como deseaba.

-¿Puedo desvestirte Hermione? -le preguntó.

-Déjame... -le pidió ella, cerrando los ojos y usando todas sus fuerzas en no corresponder a esos mimos.

-¿Por qué no, pequeña? -susurró en su oído, mientras iba besando lentamente su cuello.

-No me llames pequeña -le dijo ella, intentando mantener distancia con esa realidad turbadora.

-Pero Hermione¿acaso la noticia del bebé te molesta tanto?

-No estoy molesta.

-Pues eso se diría por tu actitud... -con su mano, giró el rostro de la joven, logrando tener su mirada. Sus labios se acercaron a los de ella, pero no la besó.

Hermione ya no soportaba la situación, de seguir así terminaría cediendo y no era lo que quería. ¿No lo quería realmente? Escapando de los brazos de Draco, le dijo:

-Déjame en paz.

-Vamos Hermione, no seas así. Permíteme qe te ayude.

La joven cruzó el estar que dividía la habitacion con el baño en silencio, y se encerró en este último dando un portazo. Entonces Draco dio media buelta y malhumorado rezongó entre dientes:

-Dejaré de ser quien soy si no te venzo una vez mas. Ya vas a convencerte que no puedes vivir sin mí. Nunca traté de vengar la laguna de cuatro años que dejaste en mi vida, pero sin querer, estoy llevando a cabo la venganza mas refinada. Ahora ya me conoces. Ven a mi si me necesitas. Aunque tenga que morir de ansiedad, no volveré a tocarte. Veremos quien gana.


Visitó a June a media tarde. La pobre mujer lloraba.

-Voy a regresar a Londres, Hermione. Aqué no puedo quedarme, sabiendo que ustedes están tan cerca y no puedo verlos.

-Voy a tener otro hijo, June -le dijo ella con ternura -y tú lo vas a criar. Te prometo que mañana estarás en casa con nosotros.

-Pero si el señor no quiere...

Hermione se mordio los labios.

-Quiere -dijo con un hilo de voz, apenas perceptible. -Lo que pasa es que... no he tenido mucho tiempo de hablar sobre ello. Te prometo que esta noche... lo haré.

Si, lo haría. Sería un buen pretexto el bebé que iba a nacer. Ya se imaginaba la expresión burlona de aquellos ojos grises, pero June merecía la humillación.

Regresó a su casa, Draco no había vuelto aún y eran ya las nueve de la noche. Estaría con los amigos. Sería horrible... su soledad. Ella estaba acostumbrada a tenerlo siempre con ella. La acostumbró él. ¿Era su venganza? Cruel venganza, la peor que se podía imaginar.

A las diez regresó Draco. Como siempre feliz y juguetón. Paso a su lado y le hizo una morisqueta.

-¿No has salido? -le preguntó.

-He salido. -replicó ella secamente.

-¿Si¿Al cine¿A ver al cuco de Caroline Haydon?

-¿Qué te hizo esa pobre mujer para que la trates así?

-Nada. Pero es muy fea.

-Para ti solo tiene valor la belleza física.

-Bah! Dejate de tonterías. ¿Comemos? Tengo que salir después.

Hermione se agito.

-¿Salir? -se le escapó en un susuro.

-Si -le respondió indiferente. Sabía representar muy bien su papel.

Hermione no se animó a decirle nada. Hubiera llorado. Pasaron al comedor y luego de una cena silenciosa, tomaron el café en el living. Draco consultó su reloj con estudiada lentitud. Sabía que su esposa no podría resistir que él se fuera, pero tendría que ceder. Si no lo hacía, él se iría aunque fuera a la oficina a rumiar su dolor.

-Voy a dejarte. -dijo al rato. -Tengo un compromiso.

Ella no respondió enseguida. Estaba preciosa, recostada en el sofá, con aquél brillo en los ojos. Draco, en el diván, medio tendido, sonreía indiferente.

-Quisiera hablarte esta noche. -dijo ella de pronto.

-¿Sobre?

-June.

-Ah!

-Voy a tener un bebé...

-Ya lo se... -rió Draco aparentando una tranquilidad que no existía. -Ojalá sea niña. Le pondré el nombre de mi abuela.

-¿Cómo se llamó?

-Elizabeth. Era una gran mujer, aunque la recuerde poco. -respondió él, sin meterse demasiado en su pasado. Dolía y por otra parte estaba casi convencido que esa joven, la madre de sus hijos, había sido la bruja más inteligente de Hogwarts en sus épocas.

Luego de un largo silencio, Draco volvió a hablar:

-¿Y que tiene que ver June con este bebé?

-Podría criarlo ella.

-Es verdad.

-¿Entonces, le digo que venga?

-¿Por qué no? Claro que antes... -llevó el dedo a la frente, como si pensara. Ella sintió en lo más hondo su indiferencia. -¿No habíamos quedado que a cambio de eso me darías un beso?

-No creo que lo necesites.

-No mucho. Pero...

Ella lo interrumpió.

-La llamaré luego por teléfono y le diré que venga mañana.

-Si el bebé aún no ha nacido.

-Para que se acostumbre a la casa.

-Dame el beso, entonces.

-¿Tanto lo necesitas?

-Suelo ser firme en mis decisiones y sobre todo en esta. Te dije que no habría June sin besos. Tu decides.

-Ven aquí y te lo daré. -dijo finalmente Hermione, consternada.

-¿Ahi? -rió Draco, doblegando su emoción. Un beso de ella... -No mujer. Ven tú aquí.

La joven se puso de pie, le temblaban un poco las piernas.

-Supongo -dijo ya a su lado. -que te bastará en la mejilla.

Él no le respondió. Solo la contemplaba, pensando que era imposible lo que parecía estar por suceder. Hermione se agachó a su lado, solo a centímetros de su boca y lo miró profundamente a los ojos. Ya lo había decidido. Draco había ganado. ¿Qué había ganado, de todas formas? Hacerla sufrir, pero también inmensamente feliz aunque ella no lo deseara. Y ahora, una vez más humillada a sus pies, pero por June lo hacía, ella sí merecía mil humillaciones suyas...

Draco, por su parte, iba a decir algo... uno de sus comentarios mordaces que seguramente hubieran hecho huir a Hermione, pero se quedó en silencio, al ver que su esposa se acercaba lentamente. Cerró los ojos y esperó. No mucho después sintió una caricia y la voz de ella en un susurro:

-Draco, Draco... ¿por qué has tenido que hacerme sufrir tanto¿por qué me has hecho tan feliz? -decía sin darse cuenta que sus pensamientos estaban escapando de sus labios. Mientras tanto, sus manos recorrían el rostro de su esposo con suavidad y ternura, dejando una caricia o un mimo cada tanto

El rubio estaba emocionado, enloquecido con las manos de Hermione. Se sentía renacer, o mejor dicho, volvía a sentirse el joven de 22 años, dejando atrás al duro y rígido hombre de 32. Abrió los ojos y la encontró llorando, muy pocas veces la había visto llorar. Quiso abrazarla y secarle las lágrimas una por una. Pero recordó que ella aún no le había dado el beso. Todo podía ser una farsa, aunque ya no lo creía...

Hermione lo contemplaba, era tan fácil darle un beso... Lo haría y luego... que fuera lo que tenía que ser. Ya convencida, se acercó a su mejilla y con suavidad la besó. Pero ya no pudo contenerse, era lo que temía. Todo lo que había estado escondiendo, guardando celosamente para que él no se diera cuenta, acababa de estallar.

Sus labios resbalaron hacia la boca de Draco y se perdieron allí, besándolo suave y largamente. Él se había quedado impactado por un instante, "debo estar soñando", pensaba. Pero no, Hermione, su Hermione lo estaba besandolo hasta enloquecerlo. Controlándose a medias, empezó a responder el beso de su esposa, mientras la ayudaba a acomodarse en el diván, entre sus brazos...

¡Cuantas veces había imaginado tenerla así! Era tan increible y tan real... Ella lloraba, podía sentir sus mejillas húmedas, pero no se apartaba de él, ni sus labios de su boca. Estaba descubriendo a una nueva Hermione¡tan maravillosa! Finalmente tuvieron que separarse, la joven estaba muy colorada y sonreía a medias. Pero Draco, quería decirle mil cosas y no lograba formular la primer frase...

-Mi pequeña... mi Hermione... eras así... -susurró emocionado, con una sonrisa que ella nunca le había visto.

-Si mi amor... soy asi... me hiciste así Draco... -decía ella entre lágrimas, embargada por una completa felicidad, por lo que no pudo contenerse y exclamó: -Te amo!