Hola! Como están mis queridos lectores? Espero que muy bien, yo he comenzado ya el período de clases en la Universidad, pero de todos modos iré avanzando con los caps lo más que pueda o me esta gustando mucho como va quedando…jejeje.
A los que escribieron reviews se los agradezco de corazón, es muy agradable saber que alguien valora lo que escribo. Y a los que leen y no dejan reviews, también se los agradezco, es una manera de darme cuenta que la historia esta gustando. ¡¡¡Gracias!
Ahora les dejo el 2 Capítulo…
EL Secreto de las Ruinas
Por Akiko-SamaN
Capítulo 2: Hay alguien más
A simple vista las paredes de la cueva eran horribles y Cleo sintió que algo le caía por el cuello, despertándole la incomoda sensación que no estaba sola en la cueva.
Pero recordó que al ser un lugar turístico la posibilidad que de fuese alguien era más que remota.
Quiso averiguar de que se trataba por lo que introdujo su mano entre sus cabellos, y descubrió (acompañado de un suspiro, claro está) que sólo era agua que caía del techo de la cueva, las paredes estaban brillantes por los pequeños caminos que el agua se habría paso y el piso estaba algo resbaloso, por lo que la jovencita creyó más cómodo y conveniente quitarse las sandalias, así caminaría mucho más tranquila.
Luego de media hora caminando, nada le llamaba la atención, parecía una cueva común y corriente, no le veía lo "interesante, audaz y peligroso" que la revista de la cuidad decía sobre ella.
Siguió caminando y caminando, sin detenerse ningún momento a descansar, dándose cuenta que le llevaría un buen rato encontrar algo divertido que hacer allí.
La profundidad con la que comenzó a descender por una abertura a su derecha la asustó mucho, pero valiéndose de la poca cordura que le quedaba continuó su camino.
Al cabo de hora y media de no descansar, llegó a lo que parecía una recamara dentro de la cueva, con el techo considerablemente más alto que el que venía viendo a medida que avanzaba. Las paredes estaban revestidas con piedra caliza blanca y en el centro se encontraba un pedestal, con inscripciones en runas.
Se acercó sigilosa, con paso lento y respiración acompasada. Sus ojos se veían reflejados en el cristal celeste que recubría el pedestal. Las runas le llamaban mucho la atención, por lo que no podía dejar pasarla oportunidad de repasar su significado en un libro que le había prestado Magic.
Se sentó en el suelo de la cueva y sacó de su mochila el dichoso libro. Comenzó a voltear las páginas con nerviosismo, si bien Magic le había enseñado a descifrar lo que las runas decían, aún no se consideraba una experta.
Con sus ojos seguía diferentes tipos de símbolos, algunos le gustaban por sus firuletes mientras que otros eran acompañados de imágenes con cabezas descuartizadas y cuerpos mutilados.
Esa imagen le desagrado mucho, se asustó y cerró el libro. Volvió a tomar aire profundamente, dejando que todo su cuerpo no se dejara invadir por unas estúpidas imágenes.
Abrió el libro con algo de miedo, pero la página donde su atención se había concentrado era más que interesante. El titulo profesaba el poder que le proferían las runas al que las usara con respeto y dedicación. Le conferían poderes inimaginables y muy peligrosos en caso de no saberlos manejar con sabiduría.
Cleo leía con suma atención, hasta que un ruido de pasos la desconcertó. Tomo sus cosas y se escondió detrás de una de las aberturas, del otro lado del pedestal, que se podría decir que era la salida de esa recamara.
Guardo silencio, esperando que aquella persona se diera a conocer. Pero mayor fue su sorpresa cuando el que apareció en la otra entrada era Orphen.
Cleo se encontraba contenta por eso, si bien el había hecho o había intentado hacerle algo horrible, no podía odiarlo. Puso un pie fuera de donde se encontraba, pero volvió a llevarlo contra su pierna en cuanto vio que el hechicero no se encontraba solo.
Una hermosa joven de cabellos lila y ojos negros estaba a su lado, ambos tomados de la mano.
Cleo presentía que la ocasión era demasiado perfecta para ella, cerró sus ojos relajando sus músculos y dejando esa imagen atrás. Si bien ella estaba enamorada del joven, este parecía no notarla cerca de el, siempre había sido, así y los únicos momentos que podía disfrutar de la compañía del otro siempre había algo que los interrumpía.
Volvió sus ojos al hechicero, quien ahora abrazaba fuertemente contra el a la muchacha de cabellos lila.
-¿Y dime para que me trajiste aquí?- pregunto el, sorprendido por la ubicación que la señorita había elegido.
-Para mostrarte estas hermosas ruinas, han estado aquí desde mucho antes que nosotros llegáramos a la cuidad, y como mencionaste que eras hechicero, entonces creí que seria un buen lugar para nosotros dos…solos- ella apoyo sus manos en el trasero de Orphen, quien se sobresalto pero la tomo de la cintura y le devoro los labios a besos.
Si hubiese un momento perfecto para huir de allí corriendo, definitivamente era ese.
Pero había algo que no la dejaba alejarse, algo que la tenia sujetada de las muñecas y de los tobillos. Por más que intentase safarse no lo lograría, cada vez que ella impulsaba su cuerpo en alguna dirección, "eso" que la sostenía, le sujetaba el cuello con fuerza y la obligaba a ver la escena.
Mientras, Orphen y la muchacha comenzaban a quitarse la ropa, ella el chaleco de el y el la blusa de ella. Los besos aumentaban en intensidad, y la incomodidad de la ropa se hacia clara.
Cleo seguía forcejeándole a la nada, los tobillos comenzaban a hinchársele de los esfuerzos que hacia y las muñecas le dolían.
Orphen estaba ya sin remera, con el pantalón desabrochado y la muchacha sin la blusa, con el corpiño a punto de separar de su cuerpo. Cuando ambos sintieron ruidos detrás de ellos. El primero en voltear fue el hechicero, que al principio no podía ver absolutamente nada, pero pronto percibía que alguien estaba moviéndose. Aguzo la vista y logro ver cabellos rubios balanceándose con fervor cerca de la salida de la recamara.
Cleo, por su parte, seguía luchando por escaparse de allí, hasta que de pronto, como si alguien la soltase de repente, se vio frente a los ojos de Orphen. Este no sabia muy bien como reaccionar, Cleo se encontraba claramente aterrada por algo, con el cabello completamente desordenado (recuerden que lo tenia atado en una cola de caballo) y el notaba algo rojo rodeando sus muñecas. Ella, por puro instinto salió corriendo de allí. Orphen tomo su remera y sujetándola con fuerza en su mano derecha comenzó a correr detrás de la muchacha.
Estaba asustada, aterrada, dolorida y triste. Se sentía culpable por haber visto algo que no deseaba llegar tener que experimentar jamás. Corría cuanto las piernas le dejaran, sentía como el cabello se iba liberando de la hebilla al que lo había sometido. Sus ojos veían borroso, como si alguien comenzara a tapárselos con pequeñas esferas trasparentes y brillantes.
Orphen reconocía que ella corría muy rápido, porque al poco tiempo de comenzar a perseguirla ella desapareció de su vista. "Estaba asustada y las muñecas maltratas…Si alguien llego a poner un solo dedo encima juro que mi espada de la luz acabara con todos los hombres de esta cuidad… ¡Cleo aparece maldita sea!" Los pensamientos del muchacho eran cada vez mas desesperantes, entraba en cada recoveco que se le presentara, revisaba con la vista todas las aberturas que se le habrían paso, pero no podía encontrarla. Pero como si alguien lo guiara por un nuevo camino, tomo una bifurcación a su derecha y comenzó a correr cada vez más rápido, prácticamente enterraba los pies en las rocas, estaba furioso y aun no entendía el porque.
Como si una brisa le acabara de pasar por la espalda, un escalofrió le atravesó todo el cuerpo. Algo malo, algo horrible le estaba sucediendo a su pequeña.
Su vista se enfoco en una visible luz, pequeña y brillante delante suyo. Apuro a sus piernas a llegar mas rápido, Cleo estaba en peligro, lo presentía en cada fibra de su ser.
Continuó caminando por un trecho aún más tedioso, resbalándose con el agua que brotaba de las paredes. Intentando, en vano, llamar a Cleo a los gritos.
Nada daba resultado, hasta que la luz divisada antes comenzó a hacerse más clara y definida por el recoveco de una de las piedras. Las piernas ya no le resistían la tensión que sentía de solo imaginarse a su querida Cleo herida, lastimada o en peligro.
La luz pequeña, comenzó a hacerse más grande, iluminándole el rostro, trayéndole el calor de la misma, sonrió al sentir ese cosquilleo en las mejillas.
Se adentro poco a poco, caminando sigilosamente. Un extraño aroma metálico le llego directo a las fosas nasales, declarándole que en el lugar había sangre.
Sus ojos se posaron, sin quererlo en una figura extraña delante de él. Iluminada apenas por unos leves rayos de luz provenientes de una vela a su derecha.
La imagen que Orphen vio a continuación visualizándose delante de sus ojos era la más horrible que jamás había visto.
Cleo estaba atada con unas cadenas muy finitas por las muñecas y los tobillos a una cruz de metal negro. Su rostro mostraba algunas cicatrices, al igual que todo su cuerpo. El vestido que tenía puesta estaba rasgado en el abdomen, las piernas presentaban algunos cortes pequeños que sangraban y los brazos tenían moretones. El cabello lo tenía suelto y claramente muy alborotado.
Orphen se encontraba tan horrorizado que no se percato en ningún momento que Cleo lo estaba mirando con lágrimas en los ojos.
-Or…Orphen…- lo llamó suavemente.
Orphen corrió hacia ella e intentó acercarse a la cruz, pero había una especie de pared invisible que no le dejaba acercarse más que escasos metros.
-Orphen…- ella le seguía llamando, llenándolo de tristeza, no podía acercarse.
-Cleo, te sacaré de allí, tu no te mueves y no desesperes, yo voy a sacarte de allí. ¡Aguanta Cleo!- le decía continuamente, mientras que la niña no soportaba el ardor de la heridas, la cabeza le daba vueltas y se sentía adormilada.
-No…Cleo no cierres los ojos, voy a ayudarte pero es que todavía no se como- las dudas de Orphen se vieron tapadas por una voz melancólica pero muy dulce…
"Solo existe una manera de ayudarla…Y esa, hechicero, es quitándola con tus poderes de esa cruz"
-¿Quién eres tu?- preguntó algo alarmado.
"No es momento para presentaciones ahora, hechicero, tu querida amiga esta en peligro y no creo que sepas como hacerla salir de esa situación"
-Yo…Claro que no lo se, Cleo esta mal…Y yo no se como ayudarla- balbuceo bajando la cabeza, dejando que una pequeñas y cristalinas esferas salieran de sus ojos.
"No desesperes, hechicero…Cleo es mucho más fuerte de lo que aparenta, ella estará bien, porque confía en ti…Esa niña que vez allí atrapada confía más en ti que en ninguna otra persona"
Orphen levantó la cabeza y clavó sus ojos en ella, quien lo miraba de manera gentil. Volvió su rostro al de Cleo, quien por alguna razón estaba sonriendo, pero no mostrando un gesto explicito con los labios, sino que le sonreía con la mirada. Esa imagen lleno de fuerza al joven hechicero.
-Voy a sacarte de allí, Cleo. Aunque muera, tu y yo regresaremos juntos ¿lo recuerdas? Somos compañeros y nadie me separara de ti- le dijo con esa terrible sonrisa sexy que logra que las piernas de Cleo se trasformen en gelatina.
Si bien Cleo añoraba unas palabras como esas y se sentía extremadamente feliz de poder escuchar al corazón de Orphen hablar por primera vez, y no a su orgullo. Una punzada de tristeza le embargo el corazón al escuchar que el acompañaba esas palabras con una mirada desafiante y amistosa, sino que condecoraba sus promesas con un cariñoso "compañera".
Orphen clavó su mirada en el espacio entre la cruz y él, dejando en claro que estaba de acuerdo con lo que sea que esa voz quisiera decirle.
-Voy a salvarla y ambos volveremos juntos…Ahora dime que debo hacer- confesó con una media sonrisa surcando su joven y varonil rostro.
"Primero que nada, debes concentrarte en lo que realmente quieres hacer, en si realmente deseas que ella vuelva a tu lado"
-Claro que quiero que vuelva a mi lado ¿Cómo se te ocurre decir algo así?-
"Me ha dado la impresión de que ella no se siente muy bien contigo últimamente…Por eso te pregunto si realmente es buena idea lo que estas por hacer"
-¡Claro que lo es!-gritó con terquedad-Cleo y yo estamos juntos hace más de tres años, ella siempre ha estado ahí para mi, siempre me ha regalado una sonrisa cuando necesitaba que alguien me dijera si estaba haciendo las cosas bien, ella siempre estuvo…y es hora de que yo haga lo mismo…-sus ojos se cruzaron con los de Cleo- tu siempre te has preocupado por mi, me has dicho que hacer y que no, y Cleo…tu ya me salvaste millones de veces, y esta es la única manera que tengo de remendar todas las cosas malas que he hecho contigo…¿confía en mi, si? Se que es difícil, pero nunca te dejaría sola… ¿Estas lista?- finalizo con una mirada tierna.
Cleo le sonrió brevemente provocando que las lágrimas que con tanto empeño intentaba esconder brotaran de sus maravillosos ojos y bajaran por sus mejillas, hasta tocar el suelo frío de la cueva.
Algo que tomó por sorpresa a Orphen, quien observándola atentamente, le devolvió la sonrisa y mentalmente se juro "Esto no volverá a pasar…No permitiré que la aparten de mi lado".
Llevó sus manos a su pecho, elevándolas y cerró sus ojos…
-Estoy listo…Ahora dime que es lo que debo hacer- ordenó.
"Hechicero…Eres tu el que debe salvarla, yo ya he hecho suficiente"…
-¡¿Qué!- Orphen no entendía que quería decir con eso.
Continuará…
---------------------------------Fin del Capítulo 2---------------------------
Nota de la Autora:
Bueno, me ha quedado un poco más largo que el anterior. Les agradezco de corazón a todos los que escribieron reviews. No tengo idea de que es lo irá pasando en la historia conforme vaya avanzando, lo que si les diré es que tendrá sus momento tristes y dramáticos como todo fic, pero también me daré la libertad de hacer chistes, así se aligera un poco el ambiente. Créanme cuando les digo que tengo fama entre mis amigos de escribir fics tristes. (ToT y algunos me odian por eso)
Creo que eso es todo…
Agradezco a:
Verito S.: AMIGA! Jejeje…gracias por le review, sabia que podía contar contigo.
Shigeru: Hola boy! Gracias por el review! w besho!
Cleo Everlasting: niña! Wow…que halago para mi recibir un review tuyo, en verdad muchísimas gracias por leerme…espero que este Cáp sea de tu agrado…o
Ahora si…me fui…
