Hola (cansada como si viniera corriendo) Esta vez me costó llegar acá con la actualización porque tuve una semana horrorosa de parciales; pero ya los terminé todos :D. Al fin, acá estoy.

Lilia Black: sí, fue un tonto error mío (subí el capítulo sin haber puesto guardar XP), pero me di cuenta enseguida y lo corregí. Sólo que a FFnet le tomó algún tiempo mostrar el cambio.

Lady Ski: Eso fue tragicómico XP. Pobre Sirius, él jugándose la vida y el otro… Un último esfuerzo más y ya llegamos a las vacaciones, lo que significa que se acabarán los parciales… y tendremos finales! (tiembla)

Akko: ¿último capítulo? Noooo. "No hay peor ciego que el que no quiere ver" Tú lo has dicho… (nod-nod) Gracias por el review!

xXHaylieBlackXx: No Carli! Pareció que era el final?X) Nou. El final no es de ninguna serie y de todas; es un final común, lo inventé pero es medio típico así que podría ser de cualquier serie. Qué tal la declaración de Sirius? X) A este paso… XP. ¡Sirius no se rinde! Veamos cómo le va esta vez ;)

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Capítulo 5: "Tenerte cerca"

Remus no había entendido. ¿Realmente lo había malinterpretado o se estaba haciendo el tonto? Pero lo que dijo sobre Voldemort le había dado qué pensar. Estando en la situación de guerra en la que estaban con más razón sentía la urgencia de decirle lo que sentía, antes de arrepentirse si algo malo llegaba a pasar.

Sirius le dio otro largo sorbo a su cerveza. ¿Por qué tenía que ser así?

- Ya volví. – dijo Remus sonriendo desde la puerta.

"Él tan contento y yo partiéndome de dolor…", pensó Sirius.

Desde la noche de la "declaración" Remus se había visto de buen humor por varios días.

- Te traje lo que me pediste.-Dijo pasándole unas bolsas de papel.

- ¿Te vieron? –preguntó Sirius revisando sus bolsas.

- No, creo que nadie me siguió.

- ¿Y las pilas para el control remoto?

- ¡No pisaría un almacén muggle ni aunque estuviera loco!- exclamó Remus horrorizado.

- ¿Por qué no? –se extrañó Sirius. Remus nunca había tenido ninguna aprehensión por los muggles ni por las cosas muggles. No creería que de repente se convirtiera en un mago como sus padres lo habían sido.

- No importa. –dijo Remus con un violento escalofrío.

- También tengo algo para ti. –Sirius buscó y le entregó una caja envuelta en papel dorado.

- ¿Qué es?

- Chocolates.

- ¿Chocolates, ¿para mí?

- No, para Kreacher, ¿podrías dárselos?- Sirius revoleó los ojos. -¡Claro que son para ti!

- Gracias. –respondió tímidamente.

- ¿No vas a abrirlos? No sabes lo que me costó conseguirlos.

- ¿Cómo…? –quiso saber Remus, pero Sirius le hizo un gesto de que eso no importaba en ese momento.

Remus abrió la caja de bombones que parecía perfumarlo todo con el olor a chocolate dulce que tanto le gustaba. Le pasó la caja a Sirius para que se sirviera primero.

- Quiero uno de café… -dijo tratando de adivinar inútilmente. Tomó uno y lo mordió. – Este es de crema; de los que te gustan…

Sirius le acercó el medio bombón a la boca y cuando Remus quiso agarrarlo, se lo alejó.

- Tut-tut: "aaaah".- dijo Sirius.

Remus revoleó los ojos y un poco avergonzado –y mirando a cualquier lado excepto a su amigo- abrió la boca y dejó que Sirius le diera de comer de su mano.

Masticó sintiendo cómo el calor le subía hormigueando por las mejillas; sabía que se estaba sonrojando.

Lo maldijo por dentro. ¿Por qué tenía que ser así, ¿por qué tenía que torturarlo tan dulcemente? Cada día lo enamoraba más, pero sabía que ahí acababa todo.

Su boca se había secado de modo que le costó tragar. No quiso quedarse en esa incómoda situación, así que le dio las gracias de nuevo y salió.

Sirius lo siguió y le gritó: -¿Te quedas conmigo esta noche?

Remus abrió la boca pero Sirius se atajó antes:

- Te estoy tratando bien, así que no me puedes decir que no.

Remus aprovechó que había abierto la boca para tirarse un bombón adentro.

- ¿Me estás extorsionando? – le sonrió.

Sirius se rió.

Esa noche lo tuvo en su cama.

Remus de espaldas a su amigo veía cómo las luces flasheaban en la pared mientras Sirius cambiaba mecánicamente de canal sin detenerse a ver nada.

La tele se apagó y todo quedó en completa oscuridad. Sintió que Sirius rodaba en la cama hacia su lado.

Remus contuvo nervioso la respiración, sintiendo como todos los músculos de su cuerpo se contraían.

……………..

¿Por qué se estaba poniendo así, se enojó consigo mismo. ¿Estaba temiendo algo o deseando algo? La idea de que Sirius lo tomaría por la cintura, lo abrazaría por detrás y lo acercaría a su cuerpo… ¿cómo había podido ocurrírsele?

Se obligó a volver a la realidad: esa era una situación perfectamente normal. Su amigo de la infancia estaba a su lado y seguramente ya se había dormido.

Pero se equivocaba. Sirius se debatía igual que él. Debía decirle… no podía dejar pasar ni un día más. ¿Debería despertarlo?

Sirius contemplaba la silueta de la espalda de Remus, ahora que sus ojos se habían acostumbrado a la penumbra. El dulce Remus… él mismo parecía emanar un olor a chocolate. El Prefecto Lupin, siempre tan correcto y responsable; debió ser difícil para él andar por ahí con un sujeto como él; y sin embargo siempre había estado ahí. Muchas veces haciendo de la voz de la sensatez que le faltaba. Hubiera estado bien servirse un poco de su ejemplo, en lugar de arrastrarlo en sus tonterías.

Mmmm… esa piel… Sentía ganas de besar su hombro expuesto; no le importaría escuchar los gritos de regaño a cambio. Tenía ganas de tomarlo por la cintura, de abrazarlo por detrás, y de acercarlo a su cuerpo.

Remus se recordó un chiquito flaco y tímido entrando a Hogwarts. Recordó a ese chico más fuerte, Black. Recordó ese empujón del segundo día de clases. Recordó que sus brazos fuertes parecían más fuertes cuando eran para protegerlo a él…

Sabía que tenía a Sirius muy cerca de él; aunque no tan cerca como quisiera. Se recordó tirado de espalda con un perro negro pisando su pecho, gruñendo en advertencia con las fauces amenazadoramente sobre su cuello, dispuesto a atacar en caso de que no se comportara. Sabía que ambos guardaban marcas en sus cuerpos de aquellas luchas. Esas escenas borrosas estaban trayéndole sensaciones que antes no…

Ahora Sirius había caído en un melancólico insomnio. Consideraba qué tan improbable era que Remus sintiera algo por él. Algo un poco más allá de la amistad que los unía. Algo que él consideraría como un regalo del cielo.

Pese a todo lo que lo conocía esta vez no podía predecir su reacción.

Si se lo decía y estropeaba todo, estaba dispuesto a suplicarle perdón, a rogarle que se quedara en la casa, le juraría olvidar todo lo que había dicho aunque sabía que eso no era posible. Si nunca más volvía a dormir en su cama, si nunca más le permitía un abrazo, preferiría sufrir teniéndolo cerca contentándose con sólo poder verlo. …Era la misma situación que ahora, ¿qué había que perder?

Sirius jugueteaba con la ropa de Remus. Con un dedo trazaba una y otra vez el borde del cuello de la camiseta que usaba para dormir.

- ¿Hay algún problema? –gruñó Remus que estaba justo a punto de poder dormirse al fin.

- No me puedo dormir.

- ¿Tienes alguna preocupación? – Remus se disponía a dormirse de vuelta.

- Sí… tengo una…

- Cierra los ojos y piensa en algo bonito, y así no tendrás pesadillas. –respondió bostezando sin haber escuchado lo que dijo.

- ¿En algo bonito?... ¿En ti?

- ¡En lo que quieras, pero DUERME!- le rogó sin haberlo escuchado.

Ya que lo tenía despierto…

- Lunático…

- ¿Quée? –contestó cansado.

- Es que… quiero decirte algo…

- ¿Qué es?

- Quiero decirte que me gusta tenerte cerca. Quiero que siempre duermas en esta cama…

- ¿De verdad?- le lanzó en tono irónico y molesto.- Porque parece todo lo contrario: ¡cada vez que vengo pareces empeñarte en NO dejarme dormir!

- A veces despierto en la oscuridad con la sensación que estoy despertando en Azkaban. Y despertar para darme cuenta que estoy en esta casa no mejora mucho las cosas. En Hogwarts con mis amigos, fue el único lugar donde pude sentirme feliz. Y tú eres ese pedazo de felicidad que me queda…

Remus tanteó en busca de su varita y encendió la luz tenue de una lámpara. Se veía mucho más despierto, menos molesto, y estaba mirando a Sirius con una mirada lastimera. Sirius creyó pensar que ya había visto esa mirada antes.

Arrodillado en la cama, Remus se lanzó a sus brazos.

- Debes sentirte muy solo aquí encerrado. –dijo tiernamente.- Te comprendo, este no es tu estilo. No te preocupes, pronto la Orden descubrirá a Voldemort, y cuando la verdad se sepa el Ministerio tendrá que dejar de seguirte. Todo esto acabará pronto Sirius, te lo prometo…

Sirius fruncía el seño. Sentía una quemazón ardiendo en su pecho y en su garganta. Apartó a Remus de sí.

- No metas al Ministerio en esto. –susurró con la voz ronca. ¿Realmente Remus era distraído o se estaba haciendo el tonto? ¿Estaba jugando con él? -¡Esto no tiene nada que ver con el Ministerio ni con Voldemort! –gritó tomándolo con fiereza por la camisa - Es todo acerca de tú y yo. ¿Entiendes eso? Digamos que en este mundo no existe nadie excepto Sirius Black y Remus Lupin. Ahora escucha atentamente: "eres muy especial para mí", y "me gusta tenerte cerca"…