¡¡Libre! Terminé mis exámenes por el momento así que puedo disfrutar de un puñado de días libres hasta empezar las clases. Espero escribir más capítulos ahora (estoy un poco trabada v,v)!

Capítulo 13: "Consígueme un auto"

A Remus se le borró la sonrisa de la cara.

- No. –contestó de inmediato y se sentó en la cama.

- Oh, vamos… -le pedía Sirius melosamente con un masaje.

- No, no debes abandonar Grimauld Place.

- No, no empieces con eso. Me estoy aburriendo, sácame.

- No Sirius, no puedes salir de esta casa. –respondió Remus con mucho sentido de la responsabilidad.

- No puedo salir como tampoco tú podías salir de la Casa de los Gritos en luna llena, recuerdas?

Eso fue un golpe bajo. Remus se dio vuelta para no ver esos ojos que lo herían. Sentía que lo estaba traicionando, pero no se arriesgaría a hacer nada que lo pusiera en peligro.

- Es diferente, hay mortífagos sueltos…

- También entonces.

- Voldemort anda por ahí…

- Igual que en aquellos tiempos.

Remus caminaba de un lado al otro de la habitación escapando de la voz de Sirius, mientras este iba tras de él hablando sobre su hombro.

- Podría ser peligroso.

- ¡Mejor si lo es!

- Te están siguiendo; estás catalogado como un sujeto altamente peligroso.

- ¡Igual que tú!

- ¡¡Es muy diferente! –gritó al fin Remus.

- ¡¡Tú estás diferente!- le devolvió Sirius.

La escena pareció congelarse mientras el eco de esas palabras desaparecía en la habitación. A Remus le costaba sostenerle la mirada a los ojos implacables de Sirius.

- Di lo que quieras. –se cruzó de brazos, después de un momento.- Pero no voy a dejarte salir.

Sirius se quedó en silencio; no sabía si debía gritarle o largarse a llorar.

- Tienes prohibido salir, entiende que es muy peligroso.

Sirius seguía en silencio pero Remus tenía un pequeño tic en el ojo como si estuviera resistiéndose con fuerza a algo.

- ¡Y ya no insistas! –lo retó pero Sirius no había dicho nada. –Está bien… -se rindió al fin.

Sirius festejó su triunfo con un aullido de felicidad.

- ¡Te amo-te amo-te amo! Sabía que no me ibas a dejar aquí.

- Ya me estoy arrepintiendo de lo que dije…

- No, no te vas a arrepentir. La vamos a pasar muy bien. Y prometo que no haré nada estúpido.

- Eso espero.

- Muy bien. Ahora consígueme un auto n,n.

- ¿Quée! ¿Un auto? ¿Cómo que te consiga un auto?

- Hay muchos por la calle. Consígueme uno.

- ¿Estás loco? No puedo hacer eso.

- Pero necesitamos un auto.

- ¿Para qué!

- Es así en las películas, la gente va al cine en auto. –dijo Sirius como explicando lo obvio.

- Olvida eso, las cosas no son como las ves en la tele. Somos magos, no necesitamos un auto.

- ¿Y piensas que podemos hacer el amor en los cuartos traseros de Buckbeak?

- ¡¡Para eso querías un auto! )XO

- Bah… con lo oscuras que están las salas de cine, da lo mismo…

Remus no supo si hablaba en serio o no.

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- ¿Lo ves? Así…- Sirius buscó en la tele y escogió cuidadosamente un programa (Friends) para mostrarle la ropa muggle que debían usar. En poco menos de hora y media habían hecho algún progreso. Salvando algunos detalles como usar zapatillas con pantalones de vestir o una pésima combinación de colores, se podía decir que lo habían hecho bastante bien. A decir verdad Remus se veía muy bien con un suéter rojo sobre los hombros y Sirius… Sirius se vería bien hasta usando la ropa de Kreacher.

- La vamos a pasar genial –aseguró Sirius y salieron.

Aparecieron en un oscuro callejón, la puerta del cine brillaba del otro lado de la calle. Cruzaron con alguna dificultad esquivando autos. Remus notó que efectivamente, mucha gente llegaba al cine en auto, aunque otra lo hacía caminando. A Remus le alivió ver al menos que el mundo muggle no estaba lleno de afiches con la cara de Sirius Black.

Entraron por fin a un amplio hall lleno de gente yendo y viniendo. Sirius respiró hondo, encantado con todo lo que veía. Lleno de felicidad se aferró al cuello de su amigo y besó repetidas veces su mejilla.

- Sirius, estás llamando demasiado la atención.

- No me importa, que piensen lo que quieran.

- Lo digo por ti tonto; no queremos que te vean.

- Y bien… ¿qué clase de película te gustaría ver? –dijo Sirius al fin mientras caminaban entre la gente.

- No tengo idea, tú elige, será lo que tú quieras.

- Bueno, espero que no seas muy exigente porque sólo… ¡tendremos suerte! –y tomándolo de la mano tiró de él haciendo que se metieran en una sala al azar mientras el boletero no veía.

Entraron a una sala muy oscura y buscaron un par de asientos al final. Remus miró alrededor y pensó que el lugar no estaba nada mal: en esa oscuridad nadie notaría que Sirius estaba ahí. Al volver la cara vio que Sirius le sonreía; aún no había soltado su mano. El animago alargó una mano a su mejilla y lo besó románticamente. Remus empezaba a preguntarse qué era lo que este pretendía en un lugar tan lleno de gente cuando Sirius se separó de él. Habían empezado los créditos y… el resultado fue que Sirius quedó como hipnotizado por esa pantalla gigante todo el rato.

Les dejo lo mejor para el próximo capítulo, espero no tardarme demasiado. Besos a todas y cuídense!