FIC

Historias de Albert y Candy

Reto Cumpleaños 2021

Y llegaste tu

Por Mayra Exitosa

Segunda parte

Continuación de yo voy contigo

Con equipaje llevados en varios carruajes, un suspiro de al fin en tierra, un rubio llegaba a New York poniéndose al día de los por menores en los negocios que su padre había dejado inconclusos, pues William Andrew el patriarca había salido en barco rumbo a Europa en un viaje no programado hacía ya unos meses, la llegada de su hijo William Albert a la ciudad ocasionaba cierto revuelo al saberlo en los embarcaderos recibido por un sinfín de personas, las cuales trabajaban para los Andrew, no era de sorprender para muchos pues se pensaba que el viejo astuto de su padre sabía de su regreso, sin embargo, eso no era verdad, pues él se había subido a un barco con la finalidad de sorprender a su familia con su llegada, al ver que su padre junto a su sobrino Anthony Brown, Barón de Break habían viajado a Europa inesperadamente, él solo escuchaba los detalles que se le comentaban, no respondía ni afirmaba nada, eran los mismos empleados quienes se hacían conjeturas de su llegada.

- Johnson, ¿Quién esta en Lakewood? - Su Tía Elroy y una sobrina de su padre, una joven que acaban de registrar con el apellido Andrew - ¿Sobrina? ¿hija de quién? - Lo ignoro, su padre le ha dado el apellido y la adoptado legalmente, su tía esta fascinada con ella, ha mandado pedir atuendos de exportación y telas magnificas según me informan, siente que se parece mucho a su fallecida hermana Rosemary. - ¿Cómo? ¿una hija de mi padre? - No mi señor, su padre no hace esas cosas, esa joven la trajo su sobrino Anthony Brown, Barón de Break, al parecer era hija de alguien muy importante que no alcanzó a legalizarla, por lo que su padre la tomo en su hogar y realizó los trámites urgentes para que la joven no continue sin un apellido. - ¡vaya! me estabas sorprendiendo, al decir el parecido a mi hermana, sabes bien que mi sobrino y yo al igual que ella nos parecemos a mi madre, por lo que esperaba escuchar algo más real, mi padre no tiene una genética tan referenciada como Anthony o yo, hacia el recuerdo de mi hermana o de mi madre. - Lo comprendo, no quise expresar esa duda en mi comentario, la joven tiene muy feliz a lady Elroy, siente que la joven es como una hija para ella y creo que eso expresaba de su hermana, eso quise afirmar.

- ¿Quién se está haciendo cargo de los asuntos de la mansión de Lakewood? - De momento su tía. - Ahora comprendo porque ha estado adquiriendo a diestra y siniestra todo lo que ve a su paso, no ha llegado mi padre que la controle. Los dos hombres reían sobradamente y William desarrollaba una inquietud al querer saber quien era la joven que había llegado, ninguna mujer había en la mansión desde la partida de su hermana en matrimonio y de los Andrew descendientes todos habían sido varones, lo seguro era que los Cornwell no sabían que había una dama, por lo que ya estuvieran viajando a Lakewood, y lo más probable era que el que ya debía estar haciendo visitas constante al descubrirse que la joven llevaba el apellido Andrew, debía ser Legan.

- Johnson saldré hacía Lakewood, quédate a cargo, al parecer mi llegada levantó polvo por todos lados, revisa los movimientos que han estado realizando sin mi padre, te puedes llevar algunas grandes oportunidades para que administres los negocios. - Como usted ordene, para mi es un honor, señor.

Johnson había estado administrado negocios importantes en Glasgow, Londres, Saint Andrew, Edimburgo y muchos que pertenecían directamente a los Andrew, la llegada de él junto al futuro heredero era precisamente eso, que su padre había ordenado que su hijo ya se hiciera cargo de todo y lo mejor era tener alguien que lo secundara en esos menesteres y que mejor que Johnson quien tenía mucho aplomo a la hora de los movimientos ilegales que habían surgido en Glasgow y en Saint Andrew desde había años, ahora descubiertos por él, pronto le daría una lección de administración a todos los negocios de américa.

En Lakewood, Candy era atendida como una princesa y le daba una pena saber que pronto se tendría que marchar, vivir un falso sueño no era tan agradable, más en ocasiones soñaba con el rubio Barón de Break, quien la había rescatado de las fauces de su desgracia al ser empujada posiblemente por esa mujer detestable que siempre la trababa con tal odio que ya se había acostumbrado, al ser una huérfana de un orfanato siempre eran tratados con desagradables insultos al no contar con una familia, por lo que formar parte del Clan Andrew, que era el de esa señora que le ordenaba con delicadeza todas las cosas que deseaba que hiciera, comparándolas parecía música para sus oídos, pues la dama aun siendo estricta la trataba como a una muñeca vistiéndola con atuendos costosos, enseñándole a escribir más su lengua inglesa de lo poco que sabía y ahora le daba por aprender latín, gaélico y francés, por lo que se aturdía memorizando todo lo que le había pedido que pusiera empeño.

- Madame no creo que sea bueno usar tantos atuendos. - La temporada de baile llegara a finales de este año y no quiero que se hable mal de los Andrew, tendrás un atuendo para cada baile al que asistas. - Tal vez para entonces… ya no esté aquí. - No te creas con tanta suerte, si te consigue mi hermano un matrimonio ventajoso, no será por tu cara bonita, sino por tu cerebro astuto, sé que memorizas todo, pero no es solo memorizar, sino aprender y hacer tus propias oraciones al responder una conversación con inteligencia, las palabras dominan el lenguaje en muchas de nuestras actividades, ¿imagina que mi hermano traiga a un hombre francés para que se case contigo?

Candy se quedaba seria, el Barón de Break le había dicho que era una falsedad lo que estaba haciendo para evitar su matrimonio con la duquesa, no que la iban a legalizar de verdad y la casarían con alguien de renombre, en cuanto regresara era posible que la devolvieran con las actividades que realizaba de limpieza de los jardines de la mansión Brown del Barón de Break. Un suspiro y continuaba con esa falsa situación en la que no comprendía que estaría pensando la tía abuela del Barón de Break, al darle tantas horas de clases de tantas cosas que llevaba en esos meses que la habían dejado al cuidado y protección de Lady Elroy Andrew.

La clase de equitación era de lo más aburrida, hasta que esa tarde cuando el maestro le dijo que podía cabalgar a solas un rato, fue que por fin se iba a todo vuelo alejándose de la mansión hacía el bosque para llegar a las colinas altas y ver los paisajes desde la altura y la distancia. Habiendo usado una silla especial de señorita con una pierna atravesada no podía manejar correctamente un corcel, pero luego de que se había alejado se sentaba encima del caballo con ambas piernas en los costados y se iba a todo galope con Yazmina la yegua que montaba para sus clases, y que ahora estaba feliz porque el aire corría en ambas tanto en el de su corcel como en ella, dejando soltar sus cabellos atados al caerse los listones que los sostenían y continuar por un largo trayecto.

- ¿Te gusta Yazmina? nos hacía falta correr y salir de todo ese encierro, si, lo sé, son las clases más aburridas que has tenido en tu vida, pero ahora estamos lejos de todo y podemos ser libres por unas horas.

La llegada de William hijo, fue sorpresiva y demasiado agradable para su tía, los comentarios sobre sus logros sobre su sobrina eran de lo más asombroso que podía ensalzarse la dama, los abrazos efusivos por verlo ahí, y él escucharla atento por horas sin ver a la susodicha sobrina desconocida de la que ya le habían hablado en reiteradas ocasiones. Lo único que le daba era una curiosidad cada vez mayor. La interrupción del mayordomo hacía que todo lo hablado se fuera por el primer ventanal que vieron,

- Mi lady, la señorita Andrew no ha regresado, su maestro de equitación salió hace horas y ella tomo el camino al bosque en el corcel Yazmina y amenaza con llover a raudales por la negrura de las nubes. Lady Elroy asustada colocando una mano sobre su pecho respondía, - Me temo que los rayos puedan asustar a la yegua, nunca se había ido de las clases mi sobrina Candice. El rubio ahora por fin escuchaba su nombre, - ¿Candice? - Si hijo, de la joven que hemos estado hablado desde tu llegada. - Hasta ahora escucho ese nombre. - El nombre de Candy no es tan elegante, por lo que mi sugerencia es llamarla Candice. Lo mejor es que envíe varios hombres a buscarla. - Creo que no es correcto que la vean con hombres, siendo una dama tan fina, no creo que se deje acercar con alguien. - Tienes razón, pero entonces ¿qué hacemos? - Bueno lo mejor es decir que no soy tu sobrino, que soy… el administrador y… déjame ir a mí, conozco estas tierras mejor que nadie. - Ni que lo digas, hijo. Se hará como tu ordenes, aunque no comprendo porque decir que eres solo un administrador. - Si nos ven juntos… podrían pensarla mi mujer, lleva mi apellido. - ¡Oh por Dios! Que listo eres. Por eso no te han casado en varios intentos. - Mi reputación está intacta querida tía, supongo que Legan estar visitándote continuamente para ver a tu sobrina. - No, aun no he dicho a nadie su estancia aquí, pensaba presentarla en el baile. - Seré el primero en conocerla, que mejor que sea solo Albert el administrador. - Ya veo. Espero que la lluvia no los alcance. - El rio y las corrientes no la dejarían regresar, Tía. - Tu padre me matará si algo le sucede. - iré ahora mismo, me cambio de ropa y la buscaré.

Candy trataba de tranquilizar a su corcel, pero tuvo que bajarse, pues ya no podía con esa silla femenina, manejar a la pobre Yazmina, por lo que tuvo que quitársela y tomarla a capela. - Tranquila son solo destellos de luz. Lloraba al decírselo trasmitiéndole el miedo que ella también sentía, la lluvia las había alcanzado y ahora no podía ver el camino con claridad, la silla se había quedado en un costado y ambas buscaban el regreso por el bosque, la colina al igual que las montañas bajaba con cierto afán el agua que la lluvia rociaba abundantemente. - tranquila Yazmina, estoy contigo.

Para Albert, ver la silla tirada era sacar deducciones de que la había tenido que dejar ahí, pero el agua la mojaba y tomaba la silla atándola en ancas de su corcel, para continuar en la búsqueda. La oscuridad de la exagerada lluvia estaba haciendo imposible que continuara y las huellas ya eran borradas, por lo que deducía imaginando a donde se podían dirigir, y lo único que notaba era bajada, pues al parecer habían subido a las colinas detrás del bosque, tal vez pensaban que bajando aun dentro del bosque podían dirigirse a la salida, cuando eso era irse al rio. Por lo que aceleraba su paso y por fin la encontraba hablando y tranquilizando a Yazmina, quien parecía escucharla.

- No estamos solas, estoy contigo, nos tenemos una a la otra, nada malo nos pasará, nos quedaremos quietas un rato a que pase la lluvia, sé que estamos mojadas, pero es mejor que asustadas ¿no lo crees? - ¡Señorita Andrew! - ¡Aquí! Lo ves Yazmina, nos han encontrado. - ¿Quién es usted? - El administrador. - ¿Administrador? - Si, acabo de llegar. Me envío su tía a buscarla - Comprendo, es usted muy amable, ponerse en riesgo por mí, es una pena, pero Yazmina, estuvo muy asustada por los rayos que ya no puedo permitir que se moje más. - No me mandaron a buscar a su corcel, señorita, sino a usted. - Créame es más importante ella que yo, pero bueno, eso es mi punto de vista, agradezco que la cuidé, porque fui quien la trajo.

Era la primera vez que escuchaba de una mujer esas palabras, el valor de un corcel fuese mayor que el de ella, le dio tal sensación de impacto a sus pensamientos que no pudo imaginar como fue que pensara así, sus actitudes no eran fingidas o simuladas, sino que aun empapada, cuidaba más del corcel que de su persona, incluso descuidándose a sí misma con un par de rasguños en sus prendas o ese raspón en su rostro de alguna rama que habían pasado.

La salida no llevaba buen trayecto, por lo que volvieron rio arriba, para llegar hasta la cabaña de cacería que sostenía una plataforma mejor ubicada, quedarse con ella era algo inesperado, no era ese el plan, tenía que buscar su seguridad antes que nada, a solas a obscuras y ella aun limpiaba y secaba con esmero a Yazmina, y luego sin esperarlo desataba la silla de montar de su corcel y lo protegía junto a Yazmina, aun sin poder creerlo, pues el corcel era de los más rebeldes y siempre se negaba a ser atendido por alguien más y ella hasta su nombre conocía y le hablaba con tal detalle como si fueran a ellos a quienes él estaba rescatando. - Creo que lo mejor será que entremos a la cabaña y se ponga algo seco. - ¿habrá algún atuendo? - me temo que no, pero el agua esta helada y no es bueno que tome una gripa.

La cabaña era acogedora, encender la chimenea y darle algo para secarse, quitarse sus vestidos y envolverse en una cobija, para acercar al fuego las ropas, lo mismo hacía él y era algo que nunca había pasado con una mujer, tanto que se jactaba de su reputación hacía apenas unas horas, y la forma en la que estaba perjudicándose ahora, bien podía ser muy dañina para la dama, pero tenía que ver por su vida antes que otra cosa. Las horas pasaban y el amanecer llegaba, ambos se habían quedado envueltos en un sillón frente a la chimenea, cuando mas de una docena de hombres llegaban a buscarlos, encontrarlos en tales circunstancias, fue muy evidente que ambos estaban sin prendas, a solas en la cabaña y aun no se secaban completamente los vestuarios. Los hombres no decían nada, más sus miradas lo decían todo.

- Nos vamos Lady Andrew. - Si, gracias. Un carruaje era guiado por un chofer para sacarlos de ahí, luego de llegar y ver las fachas en las que ambos venían, solo los rumores eran escabrosos y lady Elroy tenía que buscar cubrir las apariencias. - Mis sobrinos estuvieron en un accidente anoche, pero Candice Andrew y William Andrew esta sanos, eso es lo más importante.

Al mencionar sus apellidos, las cosas cambiaban y nadie decía nada, más el hecho era que William Andrew no tenía hermanas y esa joven era quizás una prima muy lejana. Por lo que el pasar la noche a solas no quedaba duda de que era algo comprometedor.

Continuara...


Agradeciendo sus comentarios de esta historia que es corta y que forma parte de una serie

se ira sumando con seguimiento a este reto Cumpleaños 2021

Un abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa