Cáp. 23 (Capitulo Final)

Sentimiento puro, único, amor entre Demonios…

Solo se oyó un silencio aterrador… el suelo comenzaba a mancharse de un liquido espeso de color rojo…

-Hana!-grito desesperado Hiei, logro levantarse y correr hacia lo que había sido un total fracaso de parte de Hana para salvar a Misha.

-Yo les dije que no se metieran conmigo!-grito Inugami, pero el también caía al suelo, mientras no dejaba de sostener a Misha. Ninguna de las dos respondía, no se sabia que había pasado, la oscuridad no dejaba ver quien fue el derrotado y quien el vencedor.

Kurama y Hiei corrieron a auxiliar a lo que eran sus razones de vivir, Hiei tomo a Hana, inconsciente y llena de sangre, lo mismo hizo Kurama, tomando a Misha quien se encontraba desmayada.

-Respóndeme! Hana por favor, no seria nada sin ti… no te vayas!-grito Hiei dejando caer unas perlas negras sobre Hana, recostó su cabeza en su pecho, un leve latido se oía en el interior, estaba Viva!

Una mano apretó su brazo, y unos ojos cafés rojizos lo vieron de nuevo, poco a poco.

-Hiei… me duele el abdomen.-decía Hana con un leve gemido por el dolor, en efecto, una de las flechas de Inugami lo había atravesado, pero se miraba que no pasaba a problemas graves.

Al otro lado se veía a Kurama meneando a Misha para poder quitarla de brazos de Inugami, hasta que sintió algo que la atravesaba… era la espada de Hiei, la había amarrado contra Inugami, sin poder tener tiempo de escapar.

-Misha, no me hagas esto, tienes que vivir, no puede ser que me abandones así, por favor!-exclamo el zorro con los nervios de punta, y quitando aquella arma letal, tomaba con cuidado a Misha y revisaba si las heridas no eran graves…

-Ku… Kurama-dijo con una leve voz Misha, pero sus fuerzas eran pocas, por la perdida de sangre.

El zorro respiro hondo, y como pudo curo con unas cuantas hierbas las heridas de Misha, para que no botara tanta sangre.

-Todo esta bien, pero te pido que no me vuelvas a asustar así.-dijo Kurama abrazándola y cargándola hacia el castillo.

Inugami estaba tendido, con una de las flechas de Misha incrustada aun en su pecho, y con la herida ocasionada por la katana de Hiei, fue un feroz enfrentamiento, Misha al ver que Inugami mataría a Hana con una de sus flechas, hizo lo mismo ella con el, y aprovecho el ataque de Hana para que el pobre diablo terminara de morir, accediendo la espada por medio de su cuerpo.

Por lo menos ya todo había pasado, en el castillo, todos los sirvientes fueron liberados y el pequeño demonio Mui, se quedaría con todas las responsabilidades del castillo, los muchachos pudieron curar las heridas de las chicas y los demonios accedieron de que ya se podían ir, sin ninguna culpa, y así fue.

Ya habían pasado unas semanas, desde todo aquello que los muchachos habían pasado, pero gracias a eso, pudieron saber el valor del sentimiento llamado amor, Misha vivía con una familia muy buena, que la había acogido como hija propia y su relación con Kurama era muy especial, no habían dejado de ser novios y los sorprendió a ambos cuando supieron que irían al mismo colegio juntos.

Hana con su nueva vida como mitad demonio, ya se estaba acostumbrando a muchas cosas, y teniendo a Hiei como instructor era fenomenal, y su relación se había unificado más.

Como de costumbre, las tardes Hana y Hiei se encontraban solos en casa, cada uno en algo diferente, los libros le robaban tiempo a Hana mientras que Hiei, se encargaba de practicar con su espada.

-Hana, ven te mostrare un ataque nuevo.-dijo Hiei mientras miraba a la chica encerrada en su lectura.

Viendo que no había respuesta, fue hacia Hana, y se sentó frente a ella… se quedo inmóvil, y vio el titulo del libro, algo que le llamo la atención grandemente.

-Romeo…y…Julieta…-tartamudeó Hiei, por algún motivo recordaba esa frase pero no sabia donde.

-A que no te acuerdas, verdad?-dijo Hana viendo a Hiei tan pensativo.

-En realidad trato…-dijo Hiei aun pensando.

-Esa fue la obra que presentamos, fue la primera vez que te conocí, eras tan callado, que ni tu nombre me pudiste decir.-dijo Hana con una sonrisa burlona.

-En la obra que saliste con el zorro, no es así?-dijo Hiei esta vez, recordando todo lo que había sucedido, ya con mas claridad.

-En efecto, nunca me dijiste que habías estado ahí! No me digas que viste todo!-exclamo Hana con curiosidad, y dejando el libro a un lado.

-Bueno… si estuve ahí y acepto que no me gusto para nada que besaras a Kurama.-dijo esta vez algo enrojecido y enojado.

-Recuerda, no te había conocido mucho que digamos, y no me quejo… besa muy bien.-dijo Hana en tono burlón y levantándose del sofá.

-Oye! No seas así! A ver, quien besa mejor… el zorro o yo?-dijo Hiei alcanzando a la chica que caminaba hacia su habitación.

-No te diré!-dijo Hana sonriéndole picaronamente.

Hiei la tomo por el brazo y la beso tiernamente… desde que llegaron no habían tenido un tiempo a solas, de mostrarse su amor, y lo que era Hiei pensaba que era el momento apropiado.

-Ahora me dirás?-dijo Hiei con cara suplicante.

-mmmm no.-dijo Hana soltándose y corriendo hacia su habitación.

-Hana! Dime! No te cuesta nada!-dijo Hiei alcanzándola, pero se dio por vencido y no volvió a insistir, y se desplomo en la cama de Hana.

La chica lo vio, y se recostó al lado de el, pero Hiei había cerrado sus ojos…

-Tú eres el que adoro, y eres el que mejor besas.-dijo Hana, dándole un beso en la mejilla. –No te enojes conmigo-añadió, queriendo hacer un hueco en el regazo de Hiei, el cual acepto su calidez y la abrazo.

-No me enojo… es que si te perdiera, ya no me serviría para nada estar vivo-dijo esta vez viendo a su amada al lado de el.

Hana sonrió por el comentario, en realidad, era verdad, no quería que algo malo le pasara a Hiei porque eso seria el fin para ella.

Hiei la beso otra vez… con tranquilidad y sensualidad, Hana le respondió, y los besos empezaban a hacerse mas intensos… Hiei le quito suavemente una chaqueta que llevaba puesta Hana, dejándola solamente con una camisa con tirantes.

-Te miras tan bella con esas pequeñas camisas.-dijo Hiei besándole el cuello, y de nuevo sus labios.

-No me apenes…tu sabes que no es así.-dijo Hana sonriéndole cariñosamente, y quitándole su camisa.

-Porque te apenas? Hana, me extraña de ti…ya sabes que eres hermosa con cualquier cosa que tengas puesto, y además, eres una muchacha muy sexy.-dijo riéndose, ya que Hana sentía esos comentarios fuera de lugar, pero al mismo tiempo le encantaba oírlos.

Los besos comenzaban a acalorar la situación, las sabanas blancas de la cama empezaban a desarreglarse, y las cosas se ponían particularmente mas calientes. (mmm son demonios de fuego, verdad? xD)

-Hiei para, me duele los hombros…-decía Hana viendo que ese dolor venia de nuevo, eran esos ojos de demonios, que se abrían cada vez que experimentaba una emoción fuerte.

-Tranquila… con el tiempo podrás aprender a mantenerlos cerrados…-dijo Hiei sonriéndole a una Hana desconcertada, ya que no le agradaba mucho que digamos tener un par de ojos en su cuerpo, pero si era una parte de Hiei, lo aceptaba con gusto.

-Si es así… pues estaremos a la par…dijo Hana quitándole la venda que llevaba en su frente, dejando ver su ojo de color lila.

-Si tú así lo quieres… no me opondré.-exclamo Hiei esta vez volviendo a sus andanzas, acariciando el cuerpo esbelto de la chica, que con tanta delicadeza amaba tocar.

Las risas se oían, las frases mas lindas, y las mas disparejas, mientras que se unían en un solo ser, y las horas comenzaban a pasar rápidamente, mientras que el Sol se ocultaba y la Luna aparecía, se encontraban recostados, toda la ropa regada por el suelo de la habitación y sus miradas en la Luna que se encontraba tan bella por el balcón.

-Sabes Hiei… te adoro con toda el alma… y creo que la mejor elección fue elegirte a ti… elegir la espada.-susurro Hana delicadamente por el oído de Hiei, casi medio dormido, por el cansancio.

-Tú siempre serás mi ángel, lo que mas celare y amare en este mundo.-dijo Hiei casi quedándose dormido.

-Ahora soy un demonio…recuerdas? Seré tu demonio ahora…-exclamo Hana viéndolo como poco a poco se iba durmiendo.

-No… Hana, yo soy el demonio, así que no digas eso.-dijo Hiei dándole un ultimo beso a su amada, y quedándose dormido.

-Lo negare… seré tu demonio y tu… mi bello e intocable angel, mi querido Hiei-susurro Hana para no despertarlo, lo beso levemente en sus labios y le coloco una sabana sobre el, para cubrirlo del frío, y retomo su lugar a lado de lo que seria desde ese momento en adelante… su ángel.

FIN


Hello a todos! Arigatou por haber leido esta historia, y pos desgraciadamente ya llego a su final! bueno muchisimas gracias a todas akellas lectoras que me apoyaron en todo, y tomaron unos momentos para mandar sus comentarios que para mi son muy valiosos! (voy a llorar! TT) pero weno, hasta que al fin termino y ya tendre oportunidad para empezar otra historia que tengo por ahi guardadita, y muchas ke tengo en mente, que creanme, tan mas calientes que esta! jajaja bueno esten en contacto y muchisisimas gracias por todo! las kielo muchio y pos por aki me veran muy pronto se los prometo!
gracias por todo y cuidense!
Con Cariño, Nadeshko129