Mientras el bus se alejaba de aquel supermercado, Lena pensaba en esa sensación hermosa e inidentificable que sintió cuando la rubia se acercó a hablarle. Se sintió justo como una chica de preparatoria siendo cortejada y adorada, le encantaba esa sensación de ser única en los ojos de alguien más, la enloquecía pensar que en la cabeza de la otra persona solo estaba ella. Era algo dulce, placentero incluso diría que tenía un fetiche en ilusionar personas, pero nunca tener nada con ellas. Las tenía esperando, adorando, queriendo, pero nunca teniendo. No podía confiar en nadie, solo se tenía a ella, solo a ella. Siempre era mejor engañar que ser engañado, era un lema que había aprendido a la mal. Era algo que debía pasar, así solo te diviertes y sales de allí igual que como entraste intacta.
Todos tenemos secretos que no queremos que nadie sepa, todos tendemos a ocultar la dura verdad que nos hace humanos. Todos pretendemos, todos mentimos, todos alguna vez nos cerramos al mundo y si así debía ser para ella aceptaría lo que le tocara en la soledad, pero no aceptaría de nuevo a alguien que pudiera conocerla y luego irse.
Nadie está preparado para perder si se apuesta, todos nos concentramos en la parte donde podemos ganar. Pero ambas posibilidades son siempre 50/50. Kara había apostado y había perdido, pero lo que la mantenía en pie era la posibilidad de una segunda ronda con la ojiverde. Una segunda ronda que conseguirá incluso si debía violar la privacidad de la otra persona por medio de cierta cartera debajo de su cama. Claro que sí alguna vez tenía algo más allá de una amistad la ojiverde se lo perdonaría.
Kara camino de vuelta a la comisaria con la esperanza de que tal vez el bus se detuviera justo frente a ella y de él saliera la ojiverde para plantarle un beso. Pero solo era su imaginación la que estaba jugándole una broma. No todas las películas que nuestra cabeza imagina son verdaderas, de vez en cuando también nos juega bromas, nos hace soñar despiertos y Kara parecía más dormida de lo normal pues cuando el Sherrif les ordeno regresar a la base para no tenerlos más a su cargo. Ella ni siquiera lo escucho, estaba metida de lleno en esos ojos.
En ese cabello, en esa piel, en ese cuerpo todo lo que había estado buscando en una mujer estaba frente a ella y para su buena suerte era real. Tan real que casi podía imaginarla hablándole al oído y seduciéndola.
–Teniente, teniente–
Decía Jake tratando de sacar a Kara de aquella ensoñación.
–Sí, cabo mayor–
El mapa no señalaba ninguna bifurcación, para llegar a la base
Es el camino de la izquierda cabo, deténgase y permítame el mapa cabo
Era cierto el mapa no señalaba ninguna bifurcación, tan solo el camino de la izquierda y sin embargo allí se encontraba un camino largo, pedregoso y con una cúpula de árboles que invitaban a pasar. Parecía que era la entrada a una propiedad privada no señalada.
Aun así, Kara decidido ignorarlo y continuar con el tramo faltante a la base. Ya preguntaría después de quien era el aquel camino y que hacia allí.
Al llegar el capitán John la esperaba a las afueras con una muy mala cara y con ojeras bajo los ojos.
–Teniente llega tarde–
–Señor, hay una bifurcación un 1 Km atrás, señor–
–¿Eso que tiene que ver con que llegara tarde teniente?–
–Señor, nada, señor–
–Muy bien teniente, recoja su trasero y valla junto con los hombres que trae a su mando al rancho San Elena a 20 Km del pueblo. Reciba el paquete y vuelva con él. Cerrado y sellado. ¿Ha entendido teniente?–
–Señor, si, Señor–
–Perfecto, lárguese de aquí–
Hola de nuevo, espero estén disfrutando su día y también el capítulo que les traje hoy. No es muy largo, pero es el comienzo de una trama más allá del romance de Lena y Kara. Después de todo la vida no es como una película. Sinceramente, A. V. O-nor.
