Disclaimer: Esta historia está inspirada, en parte, en el universo de Harry Potter de J.K Rowling. Salvo algún que otro personaje de mi invención, todos los ambientes, personajes, argumentos, hechizos y todo lo reconocible pertenece a la autora, yo solo los tomo los mezclo y agrego cosas.
*Esta historia va a tener mucha cosa inventada por mí. Todo lo que no pertenezca a la historia original de Harry Potter saldrá de las profundidades de mi mente.
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Capitulo 4:
Todos en el barco dormían y Draco había aprovechado para indagar entre las investigaciones de Granger. Se suponía que deberían estar ya en camino hacia el sitio donde Lemuria estaba escondida pero una fuerte tormenta los tenia aun amarrados al embarcadero.
El continuo movimiento del barco le daba nauseas. No tenía idea como los demás lograban dormir mientras el estúpido cacharro rolaba con cada ola. Eran cuatro magos, deberían poder mantener el maldito cacharro de forma vertical.
Su idea de lanzar una burbuja mágica al barco había sido rechazada. A pesar de haber cuatro magos a bordo a ninguno de ellos le interesó mantener el maldito barco quieto. Lovegood se había reído de él diciendo que no podía ser tan miedoso y Granger lo había invitado, no muy amablemente, a volver a tierra firme. Más precisamente lo había invitado a que volviese a Inglaterra.
Los otros dos hombres que trabajaban para la expedición simplemente habían dicho que el barco no se hundiría y habían sugerido que se atase al incomodo camastro que había recibido. Tres veces había caído de aquella cosa muggle. En la mañana preguntaría a Granger si tenía pegamento mágico y construiría una cama decente, preferentemente pegada al suelo de su camarote.
Al parecer la investigación de Granger tenía seis grandes tomos y una monstruosa cantidad de mapas hasta el momento. Había sido entrenado para la lectura y memorización veloz pero repasar semejante cantidad de información sería imposible, incluso para él.
Escogió un tomo al azar. No estaban rotulados así que no tenía idea de que estaba buscando. Debería hacer aquello discretamente. Si no sabía hasta que punto Granger y Lovegood habían acertado en sus predicciones, su misión como inefable fallaría. Draco no podía permitirse que la ubicación de Lemuria fuese confirmada.
Para no llamar la atención y que el brillo de una lámpara se viese por debajo de la puerta, estaba usando su varita. El hechizo lumus era débil. Lo cual, dado su ojo perdido, hacia su lectura mucho más complicada que con luz natural o de lámpara muggle.
Maldito Weasley, su bombarda le había hecho perder la visión en un ojo y eso era algo que algún día se cobraría. Si bien el hechizo no estaba dirigido a él, Draco jamás había dejado de estar resentido con Weasley por ese episodio durante la batalla de Hogwarts.
Había pasado toda una semana en Azkaban hasta que un auror se dignó a llamar un medimago para que atendiese su herida. El medimago había dicho que jamás volvería a ver. Ahora una patina blanquecina reemplazaba el antiguo gris de su iris.
Genial. El tomo que había elegido contenía todos los mitos que habían reunido y en los que se basaban las investigaciones reales. Él conocía esos mitos, había sido su deber memorizarlos y saber cuáles de ellos contenía algo de verdad y cuáles eran farsas inventadas por los inefables con la única misión de alejar a los investigadores del verdadero objetivo.
…La sangrienta batalla se había dado a tiro de piedra de la colina central de Lemuria. El suelo se había teñido de rojo y partes de demonios y lemurianos reemplazaban los floridos prados que una vez habían cubierto todo lo que la vista podía observar.
Antikabe, el dios Kushita de la guerra, comandaba el bando oriental. Himora y Timora infundían valor y sed de venganza por sus familias muertas a los hoplitas y Dikalion llevaba la vanguardia con la caballería. Astraleon había detenido el sol en el cielo para que iluminara a sus hombres y Mirkali hacia que el odio al ejército enemigo jamás flaquease…
Conocía de memoria esa historia. La primera batalla había sido ganada por los Lemurianos y el ejército enemigo había huido con el rabo entre las piernas. La única pista que Granger podría haber sacado de ese relato era la nacionalidad del dios de la guerra, Antikabe. El reino de Kush existió realmente y se hallaba muy bien documentado.
Presintiendo un dolor de cabeza espantoso, Draco adelantó algunas páginas. La letra de Granger era prolija pero demasiado pequeña para su visión disminuida y la luz de su varita no era suficiente. "te estás haciendo viejo, Malfoy. El sigilo se te fue a la mierda"
Salteó algunos relatos que eran decididamente inventados. Incluso halló uno que era de su propia cosecha. Para aprobar el entrenamiento de inefable se le exigía que también crease una historia alterna, un mito de Lemuria.
El siguiente relato que leyó también era más o menos cierto. Cuando era un recluta, este relato en particular le había parecido irreal y ahora estaba convencido de que debió ser alguna versión edulcorada de la verdadera historia de la caída del panteón.
"Mirkali había muerto junto a su amado Astraleon. Los dioses regentes del panteón Lemuriano se habían vinculado eones antes y con la muerte del rey en batalla, atravesado por la lanza ardiente de Obscurium, su amada reina también había perecido.
Ahora le tocaba a su hija, Herythania de Lemuria, reinar en el panteón como diosa solar y a su esposo Dikalion como dios oscuro. La guerra con las huestes enemigas comandadas por el dios primitivo Obscurium se había extendido por una centuria. La antes prospera civilización Lemuriana había dado la sangre de sus hijos para proteger su nación de los demonios invasores.
Aprovechando la desventaja del enemigo, Obscurium había retado a su hermano Dikalion a un combate singular. Si él pasaba por la espada a su propio escuadrón y se presentaba desarmado ante el ejército enemigo, Obscurium dejaría Lemuria y a su reina vivir en paz…"
Patrañas… ¿quien en su sano juicio mataría a todo su ejército y se dejaría sacrificar solo por proteger a su esposa? Draco estaba seguro de que no existía un amor tan legendario como el descrito en esos relatos. Dikalion y Herythania eran una idealización seguramente. Probablemente el ejército enemigo había atrapado al Lemuriano y para no bajar la moral de la nación habían inventado ese relato.
Seguramente Dikalion había muerto implorando misericordia como cualquier otro y su último aliento no había sido su grito de guerra, "Herythania".
El siguiente relato hablaba del amor de Dikalion y Herythania. Su boda oficiada por Zimphora, la diosa del amor, y la forma en la que Herythania había cubierto el cuerpo de su esposo con palabras de protección para que ningún arma lo hiriese en batalla.
Draco rió al ver el dibujo con pluma que Hermione había hecho junto al relato. Un hombre musculoso, con alas negras y de cabello largo lucia lo que parecía un extraño tatuaje que iba desde su cadera pasando por su pecho y moría bajo la mandíbula. La escasa luz no le permitía observar plenamente los detalles del dibujo pero Draco podría jurar que Granger había visto su propio tatuaje. Seguramente la estupidez que él se había hecho en el cuerpo era algo común entre los muggles y ambos lo habían visto en algún otro sitio. Las coincidencias existían.
Draco siguió revisando el libro. Granger era una buena dibujante. Ella incluso había hecho dibujos de los otros dioses de los relatos. La imaginación de la bruja no parecía tener límites y eso la hacía peligrosa. Si ella daba con la ubicación real de Lemuria le seria sencillo idear la manera de traer a la superficie cosas que pondrían en peligro a todo el mundo.
Maldita sea. Ella incluso tenía un retazo de la historia de cómo Herythania había enloquecido luego de enterarse de la muerte de su esposo. La diosa del equilibrio había abrazado su lado más oscuro y su ira había maldecido la isla. Según este relato, se habían necesitado varios dioses para asesinarla y evitar que destruyese el ejército enemigo con sus propias manos.
Cuando llegó al final del primer libro, Draco suspiró aliviado. La parte más importante de la historia de Lemuria al parecer permanecía oculta de la curiosa mente de Granger. Nada había encontrado nada a cerca del poder destructivo que estaba encerrado en las entrañas de la isla hundida.
Draco no sabía si estar realmente feliz o profundamente incomodo con eso. Quizá si ella supiese que no debía perturbar el sitio donde la maldad máxima había sido encerrada, Granger dejaría aquella búsqueda suicida.
Draco había hecho un juramento inquebrantable cuando se unió a los inefables. Su lealtad máxima era hacia los magos y había jurado por Herythania que los protegería a cualquier costo. Era joven y estúpido cuando había jurado por una diosa muerta, él había estado obnubilado por las historias que había estudiado. Su mentor había dicho que era noble de su parte hacer eso, pero que la mayoría juraba por Merlín o Morgana, seres reales, no por un mito. Ahora se veía obligado a desbaratar aquella expedición y matar a los tripulantes si ellos llegaban al sitio correcto o morir por una diosa que llevaba muerta cuarenta mil años.
Intentaba mantener abierto un pergamino que contenía un detallado mapa náutico cuando la puerta de la oficina se abrió. Él estaba muy distraído tratando de medir las coordenadas marcadas en el papel y no se dio cuenta que alguien estaba parado a su espalda.
- ¿sabias que husmear en la noche es grosero?, si querías ver los mapas solo debiste pedirlo.
Draco perdió el agarre de su varita y el hechizo de luz se apagó. Le llevó casi un minuto entero a su ojo sano poder ver cuando Hermione encendió la luz sin previo aviso.
Hermione se apresuró a correr hacia Malfoy cuando lo vio casi descompuesto mientras frotaba sus ojos. La desesperación en su rostro removió algo y sintió pena por haberlo asustado de ese modo.
- Malfoy, ¿estás bien?
"no, ahora mismo estoy completamente ciego"
- déjame. La luz me hizo daño. Es solo eso.
- no sabía que eras fotosensible.
- estaba usando mi varita, Granger. Naturalmente me quedaría ciego cuando encendieses esa mierda muggle con la que ustedes se iluminan.
- lo mereces. ¿Por qué revisabas mis notas?
Draco aun se frotaba el ojo sano, sentado en una de las pesadas sillas de la oficina. Las nauseas del movimiento del barco se habían sumado al terror que tuvo al saberse completamente ciego por más de un minuto.
- desde que pago esta expedición, tengo derecho a revisar lo que se me venga en gana.
Hermione lo recorrió con la mirada aprovechando que él no podía observarla. Se sorprendió al ver el masivo tatuaje que cubría su pecho. Nunca imaginó que a Draco le gustase ese tipo de arte.
- ¿a las cuatro de la mañana y en pijama?
Debió haber tomado la camiseta cuando decidió salir de su camarote. Él estaba descalzo y solo usaba un pantalón de seda negro. "te estás volviendo viejo y exhibicionista, Malfoy. ¿Por qué mierda no tomaste la capa de invisibilidad o una estúpida camiseta?"
Finalmente la visión de su ojo sano había vuelto. Gracias a Merlín solo había sido pasajero. Ser ciego de un ojo ya era suficientemente malo como para perder también el otro.
- son las cuatro de la mañana. ¿Qué pretendías, una armadura? No suelo vestir mi uniforme de inefable todo el tiempo.
El tono irritado de Draco la puso a la defensiva. Él no había parecido interesado por su investigación y ahora lo encontraba husmeando en ella a altas horas de la madrugada. Eso definitivamente no era normal.
- eres tan simpático como un escreguto de cola explosiva.
- lo mismo digo.
Draco la observó. Ella había preguntado por su vestimenta y Granger tampoco estaba vestida como para montar guardia en los pasillos. Ella vestía un diminuto camisón color champagne. Si no fuera por la luz brillante, él hubiese dicho que ella iba desnuda. El color de la suave tela se camuflaba perfectamente con la piel bronceada que ella lucia ahora.
- no sabía que los guardias nocturnos ahora usaban babydolls.
- no es un estúpido babydoll, Malfoy. Es un camisón. Aun no has respondido a mi pregunta.
Hermione se ofendió por el comentario y la forma en la que Draco la observó de arriba a hacia abajo erizó su piel. Automáticamente comenzó a tironear la tela para cubrir mas sus piernas, sin darse cuenta que eso aumentaba la profundidad de su escote.
Draco tragó grueso, ella definitivamente no estaba usando sostén. Su entrepierna dio un tirón ante la visión. Él debió haberse acostado con alguien antes de embarcar. Desde que se había divorciado de Astoria, unos meses antes, él no se había acostado con nadie y ahora alguien tan insulsa como Granger le parecía atractiva.
- no podía dormir y decidí ver en que estaba gastando mis galeones. Y si Granger, normalmente uso pijama para dormir. ¿Y tú?, planeabas meterte al camarote de los navegantes.
Ella intentó darle una bofetada. El comentario acido de Malfoy la había indignado. Por suerte lo había hecho del lado que si veía y Draco pudo detener su mano a tiempo.
Hermione nunca había visto de cerca a Malfoy. Bajo sus gafas de montura cuadrada, uno de sus ojos estaba cubierto por una patina blanca y podía verse una cicatriz en él. Draco era parcialmente ciego. Ahora entendía por qué había perdido el control por un instante, luego de que ella encendiese la luz sin previo aviso.
Una gran ola golpeó el barco haciéndolo rolar más de lo normal y eso impulsó el cuerpo de Draco contra la pared más cercana y a Hermione sobre él. La fuerza del movimiento los mantuvo pegados por más tiempo del que ambos hubiesen deseado. Cuando el barco volvió a ponerse vertical, la sangre de Draco había viajado demasiado rápido hacia el sur y sus neuronas no estaban en servicio. Una de las piernas desnudas de Hermione había quedado justo por encima de su entrepierna y rogaba a quien quisiese oírlo que no se hubiera dado cuenta de la vergonzosa erección que había tenido en ese momento.
Aturdida por la cercanía de Draco y su perfume masculino, Hermione dio tumbos hacia la salida. Antes de irse solo atinó a balbucear que no dejase ningún pergamino suelto o el movimiento del barco podría dañarlo.
Luna encendió la luz del velador cuando sintió a Hermione entrando y lo hizo a tiempo para observar las mejillas coloreadas de su amiga. Hermione intentaba darse viento con las manos cuando Luna finalmente habló.
- Pareces una adolescente cachonda Herms. ¿Qué sucede?
- cállate. ¿Dónde dejaste a la chica inocente a la que todos llamaban lunática por ir tras animales inexistentes?
- mmm, veamos. ¿Vivió una guerra, fue dejada en el altar por su primer novio y tiene casi quince años más?
- olvídalo.
- ¿Qué sucedió?, ese color en tus mejillas no lo hace un movimiento repentino del barco.
- me encontré con Malfoy en la oficina. Estaba husmeando en mi investigación.
- ¿y?
- discutimos.
- eso no explica tus mejillas rojas.
- él se puso realmente "rígido", cuando el barco me lanzó hacia él.
Ese comentario llamó la atención de Luna e hizo que ella se sentase en su camastro, lista para que Hermione le contase todo el chisme.
- ¿lo toqueteaste un poco?, dime que lo hiciste Hermione. Dime que no huiste de ahí como una tonta.
- ¿Qué si lo hice?
- olvídalo. Al paso que vas sería un milagro que tu libido despertase otra vez. ¿Qué tenía Ronald entre las piernas para que no quieras volver a acostarte con otro hombre?
- estoy abocada a mi carrera. Deja de decirme esas cosas, sabes que me avergüenza.
- daah. Yo también estoy abocada a mi carrera, pero si Bastián se presta yo podría darle unos cuantos mordiscos bajo cubierta.
- ¡LUNA!
Ambas amigas comenzaron a reír. El barco no paraba de moverse y definitivamente ya no volverían a dormirse. Luna había cumplido los veintisiete recientemente y Hermione estaba pronta a cumplir sus veintinueve años. Según el estándar mágico ellas ya eran mujeres adultas, pero dada la poca adolescencia que habían disfrutado ahora solían comportarse como tales ante la menor provocación.
Draco tuvo un muy incomodo caminar hacia la zona de los camarotes. El roce con la bruja lo había encendido y no tenía idea de por qué. Maldita sea, él ya no era un adolescente hormonado. La cosa en sus pantalones había tomado vida y se negaba a retroceder. Se negaba a tomar el asunto en sus manos. En ese momento solo podía pensar en una mujer y definitivamente no haría nada mientras ese recuerdo estuviese fresco. No podría vivir consigo mismo si alguna vez lo hacía.
Un murmullo en el camarote contiguo llamó su atención. No eran Lovegood y Granger ya que sus risas le llegaban desde la otra habitación. El murmullo provenía del camarote de los navegantes. Bastián y Ankise hablaban de algo pero las olas no le permitían oír fácilmente.
Con un silencioso accio, Draco atrajo una de las nuevas orejas extensibles y remotas de sortilegios Weasley. Odiaba admitirlo pero ese producto era muy útil cuando debía fisgonear. Como Inefable conocía hechizos que aumentaban sus sentidos exponencialmente, pero ninguno le permitía estar lejos del sitio y seguir escuchando.
Discretamente hizo rodar la oreja por debajo de la puerta. La nueva tecnología del único gemelo Weasley vivo era sorprendente. Las nuevas orejas se camuflaban con el fondo donde eran ubicadas y no necesitaban un cable o alambre para poder usarlas. Él podría irse a su habitación y oír todo lo que en ese camarote se estuviese diciendo.
Quizá ellos solo estuviesen hablando tonterías, pero a Draco no confiaba en ellos. Además necesitaba algo que lo distrajese urgente del recuerdo de los pechos de Granger golpeando con el suyo.
- no seas estúpido Ankise. ¿Te imaginas la clase de shock que representaría para ellos que les dijeses quienes son realmente?
- Zimphora decía que cuando ellos finalmente se encontrasen debía ayudarlos a recordar. Cuando ellos estuvieran juntos Obscurium volvería. Es cuestión de tiempo para que él despierte. Tienen que recuperar sus poderes cuanto antes.
- Zimphora era demasiado optimista acerca de esto. Incluso ella no pudo predecir que Herythania y Dikalion no se adorarían a primera vista. Has estado con ellos. No hay amor entre los dos, ni siquiera pasión. Son dos témpanos que si pudieran se asesinarían el uno al otro.
Draco estaba confundido. ¿De qué hablaban? Esa era por mucho la conversación mas extraña que hubiera oído en su vida.
- es tan extraño. Ella volvió y él la siguió. Las fechas de nacimiento concuerdan. Ella es tan inteligente como se suponía lo seria. Él es poderoso. ¿Por qué no se atraen?
- no es tan fácil, sobrino. Sé que has vivido toda tu vida idealizando el amor de tus padres. Nunca los conociste, es verdad que ellos se amaban con la fuerza de mil soles. Pero entiende. Draco y Hermione no son ellos. Tienen sus almas, tienen sus potenciales. Pero no son realmente tus padres.
Oh, si definitivamente aquello se estaba poniendo raro. ¿De qué mierda estaban hablando esos dos? ¿Hermione y él padres de un tipo de veinte años? Ellos habían estado consumiendo raíz de mandrágora o algún tipo de droga alucinógena seguramente. Eso ganaba por curiosear conversaciones ajenas. Al menos su erección había desaparecido.
Quizá debería intentar dormir. No vaya a ser que el tipo grandote en el otro camarote decidiera correr a sentarse en sus rodillas y le pidiera que le contase un cuento para dormir.
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N.a: fin del cuarto capítulo. Espero que les esté gustando esta historia. Tengo muchas ideas sobre la mitología lemuriana pero claramente es el dramione lo que nos trae aquí, así que prometo no dejarme entusiasmar por Dikalion y su Herythania. Draco y Hermione necesitan su propio espacio también. ¡Hasta la próxima!
