Inolvidable

Las agujas del despertador marcaban las diez. Hacía horas que había anochecido, en parte gracias a la tormenta, que había robado toda la luz del sol. Vestida con un pijama que ya le quedaba un poco pequeño, Chihiro pasaba las hojas del libro con sumo cuidado, en busca de algo que pudiese serle de utilidad para la investigación que se traía entre manos.

La señora Ogino entreabrió una rendija la puerta de la habitación de su hija, embutida en una bata rosa y totalmente despeinada. Nada más ver a la pequeña inclinada bajo un montón de libros abiertos, la mujer esbozó una mueca de extrañeza.

·-¿Pero aún sigues con eso?- le reprochó, conteniendo un bostezo- vete a la cama o te pondrás enferma. Además, con esta tormenta, se irá la luz en cualquier momento y la bombilla de la lamparita podría fundirse.

Chihiro no contestó a las objeciones de su madre: ya había entendido que intentar explicarle nada a ella era inútil. Aún recordaba la cara de incredulidad que había puesto la señora Ogino cuando la viera llegar cargada de una gruesa pila de libros, todos ellos marcados con el sello de la biblioteca local.

·-¿A dónde vas con todo eso?- le había preguntado, sin duda considerando la posibilidad de que su hija se hubiese vuelto loca- te he dicho mil veces que avises cuando no vayas a venir directamente a casa desde el colegio.

·-¡Lo siento!- jadeara la pequeña en respuesta, atosigada bajo el peso de su carga- he ido a la biblioteca a coger estos libros…

·-¿Te lo has pasado bien en la excursión?

·-¡Genial!- había mentido Chihiro, ya subiendo las escaleras hacia su cuarto.

Le había costado recopilar todo aquel material, y transportarlo a su casa. Se le había caído varias veces, por suerte nunca en un charco. Eran libros gruesos, envejecidos y ajados, recopilatorios de viejas leyendas orales y criaturas fantásticas.

Su madre de acercó a ella y miró por encima del hombro de Chihiro lo que la pequeña estaba haciendo.

·-¿Es para un trabajo de clase?

·-No.

·-¿Qué eso de Kohaku que estás escribiendo?

·-Nada.

Hubo un silencio tenso y prolongado.

·-Estás menos habladora que un tocón.- desistió al fin la mujer, y le dio un golpecito a la cabeza de su hija- acuéstate o mañana no habrá quien te levante.

Chihiro siguió el movimiento de su madre mientras se dirigía de vuelta a la puerta de su cuarto. Por el camino recogió la ropa que su hija había dejado enroscada en el suelo y la colgó en un perchero.

·-Mamá…- llamó un segundo antes de que su madre cerrase la puerta tras ella.

·-Dime.

Las mejillas de Chihiro se volvieron de un color rojizo intenso que la oscuridad camufló a la perfección. Evitó mirar a su madre a los ojos y concentró su mirada en las puntas desnudas de sus pies.

·-Tú… ¿cuántos años tenías cuando conociste a papá?- preguntó con timidez, con un hilito de voz.

La señora Ogino sonrió sin comprender.

·-Era muy joven…- contestó, suspirando- ¿a qué viene eso ahora?

·-No es nada… buenas noches, mamá.


·-Tenéis veinte minutos para completar el examen.- explicó la maestra Fujisaki, repartiendo las hojas de la prueba por las mesas de sus alumnos- Leed atentamente las preguntas y no os olvidéis de poner el nombre y apellido en la esquina de la izquierda.

Chihiro recibió con horror la hoja llena de cuestiones en su pupitre. La noche anterior había desobedecido a su madre y aún había tardado tres horas más en irse a la cama. Por supuesto, se había olvidado de que ese día era la fatídica fecha del temible examen de Historia. Todas las preguntas le sonaban a chino. Resignada, empezó a poner su nombre en el margen superior del folio. Sin embargo, ni siquiera pudo completar aquella casilla, porque nada más escribir la mitad de su nombre, el lápiz se le cayó de los dedos.

Sen(1)

Más recuerdos acudieron a su cabeza, como si aquel símbolo dibujado en papel fuese la llave a una caja de tesoros.

¿Qué me está pasando?


·-Qué asco de día: primero examen y ahora este tiempo de perros- Mika se quejó y se acomodó la mochila en la espalda- seguramente vaya a llover dentro de nada.

Las dos niñas miraron al cielo con aire abatido desde la entrada del colegio. Las nubes negras del día anterior no se habían movido en toda la noche ni en toda la mañana, y la tarde se mostraba fría y gris. Chihiro se puso sus guantes y cogió su paraguas con fuerza.

·-¡Allí está mi padre!- chilló Mika de pronto, y levantó la mano para indicarle al coche plateado que ella estaba allí- ¿de veras no quieres que te acerquemos a casa, Chi?

·-No… tengo que pasar por la biblioteca a devolver todo esto.- la niña señaló su mochila, que iba considerablemente más cargada que la de su amiga.

Mika se encogió de hombros, se despidió de ella y corrió a subirse en el coche de su padre. Chihiro suspiró y se encaminó tristemente hacia la biblioteca, mirándose los pies por el camino. Se sentía como un espectro solo y vagabundo: sus padres nunca la iban a buscar al colegio los días que amenazaba lluvia. Tampoco le preparaban el almuerzo para llevar a clase, como hacía la madre de Mika, sino que le daban dinero para que comprase algo en la cantina. Chihiro suspiró: aunque quería a sus padres más que nada en el mundo, era un amor hueco. Le hubiese gustado que sus padres fueran un poco más como los de su amiga…

Le volvía a doler el pecho. Tenía la espalda molida de cargar con la mochila y notaba las rodillas temblorosas, incapaces de sostener su cuerpo por más tiempo.

Kohaku…

Se le ocurrió pensar que, si él estuviese allí, podría consolarla, y hacer que la tristeza se fuera. Siempre la había ayudado, desde que se conocieran por primera vez, poniendo su vida en juego si era necesario.

"·-¿Volveremos a vernos?

·-Seguro que sí."

Pero… ¿sería eso de verdad posible? A eso se debían las visitas de Chihiro a la biblioteca¿a dónde iban los espíritus cuando perdían su hogar¿Eran capaces de volver al mundo de los humanos? Había estado buscando la respuesta en los libros, había preguntado a sus abuelos cuando hablaran por teléfono, había intentado tener fe en que fuera así.

¿Y si no le vuelvo a ver?

Le horrorizaba pensar que no era una idea tan descabellada. Después de todo, había tardado seis meses en recordar su mera existencia, y aún así, solo contaba con pequeños fragmentos inconexos. Lo único totalmente sólido y tangible era el aplastante sentimiento de añoranza.

Su pie resbaló con una piedrecita de la calle y la niña se fue al suelo. Sus rodillas se dieron un golpe brutal contra el asfalto, aunque Chihiro apenas lo notó. Su labio inferior tembló sin control y finalmente la pequeña empezó a llorar, desconsolada, en la calle desierta. Las lágrimas se escurrían por sus mejillas y caían al suelo sucio, sus dedos intentaban secarle los ojos y acariciaban la piel levantada de sus rodillas.

Si te echo de menos más que a nada en este mundo…

¿Cómo voy a hacer si no vuelvo a verte?

El cielo crujió un poco y empezó a llover. Exactamente de la misma manera que el día anterior: despacio, una lluvia silenciosa y amable, como una caricia, que empapó el cabello y la ropa de Chihiro y limpió sus mejillas inundadas en lágrimas. Curiosamente, aquello calmó un poco la respiración de la pequeña. El agua que caía del cielo era extraordinariamente cálida y suave…

Y si…

Chihiro recordó lo que había creído ver el día anterior desde el autobús. Recordó que aquella misma lluvia había caído ante el dolor de su propio corazón, como si intentase consolarla. La niña alzó la mirada al cielo y pestañeó para que el agua no le entrase en los ojos.

Y pudo ver un destello blanco serpenteando entre la tupida telaraña de nubes grises.


Comentarios: ¡Menudo fallo más estúpido he tenido! Este capítulo lleva en mi ordenador desde finales de noviembre y SE ME HABÍA OLVIDADO SUBIRLO. ¡Lo siento muchísimo! Perdón a todas por dejar la historia abandonada todo este tiempo, en serio! Qué horror… el capítulo 3 estará en breves! Qué estúpida soy… muchísimas gracias a todos los que habéis mandado una review, me han dado una sorpresa muy agradable. Espero que este capítulo colme las expectativas ´nn.

(1)Nota explicativa de Mydri: el nombre de Chihiro está compuesto por varios ideogramas. Por motivos que no viene al caso comentar, el primero de estos símbolos puede leerse de dos maneras: "Sen" si va solo, y "Chi" y forma parte de una palabra mayor.