—Entonces, ¿estás de acuerdo en ir? — dijo, un hombre rubio, con unos lentes rojos sobre su tabique, estaba tomando un café mientras miraba fijamente a la pelinegra sentada frente a el.

La vio tomar un trozo de su tarta y llevársela a la boca con gusto, se pregunto mentalmente si escucho su explicación o le estaba dando el avión.

Espero unos segundos a que terminara de degustar su postre, se propuso llevarla a otro lado cuando quisiera hablar con ella la siguiente vez.

—Si, será divertido. — dijo la chica de piel blanca, mientras le sonreía, el de lentes le devolvió el gestó.— Además, mis hermanos estarán ocupados está navidad.— ella sonrió con tristeza, pues realmente quería pasar una época junto a ellos por primera vez. Y con su padre biológico.

El hizo un gesto de confusión que después paso a uno de enfado.

Iba a decir algo pero ella le interrumpió.

—Luffy dijo que la iba a pasar estas fechas con sus amigos, Ace va a estar trabajando con su jefe y Sabo dijo que tenía que hacer un trabajo que Dragón le pidió.

Sus venas resaltaron en su frente, odiaba que su pequeña niña tuviera que pasar por esto. Si por el fuera, se la hubiera llevado lejos donde estaría mucho más feliz que en su solitaria casa.

Odiaba a Dragón.

No solo por qué era mejor en los negocios, si no, por quitarle lo más preciado que tenía en su vida.

Monkey D. Iris.

No.

Donquixote Iris.

Si. Era mejor.

La luz de sus ojos que llegó por arte de magia en su podrida vida. Si no la hubiera encontrado aquella noche llorando en ese sucio callejón apenas siendo una niña de 5 años, habría hecho cosas horribles de las que se hubiera arrepentido después.

—Entonces no se diga más. Te vendrás con migo.— ella sonrió, ver a su padre -adoptivo- la hizo muy feliz.

Han pasado seis años desde que tuvo que regresar al Raftel con su "familia" y no ha podido visitarlo tan seguido, solo cuando ella y su pareja visitaban a su padre y su tío y solo eran pocas veces al año. O las clases la consumían o cada cierto tiempo tenía que viajar con su padre por cuestiones de negocios y comportarse como una Monkey.

—¡¡Es emocionante!!.— Iris gritó, captando la atención de las personas que estaban en la cafetería.

Doflamingo sonrió tiernamente – que a cualquiera le daría escalofríos por lo sádica que se veía- y se llevó a la boca la taza de café negro.

—¿ Porque tan emocionada?, No creo que sea por mi?, ¿O si?

—Es por qué sería la primera vez que pasaré Navidad con Law — dijo ella con un brillo en sus ojos y un pequeño sonrojó.

Le dio un tic, mientras su vena de la frente sobresalía.

También había un problemita.

No solo Dragón le quitó a su pequeña, si no también el mocoso malhumorado que su tonto hermano menor adoptó.

Antes no tenía ningún problema, pues eran amigos desde que la pequeña Iris llegó,– o eso creía ella,– el con el tiempo dejo de tratarla mal, e incluso se encariño con ella en todos esos años que Iris vivió en la mansión. Eso hasta que dragón llegó y decidió llevarse alegando que "era su derecho por ser su verdadero padre".

Estuvo a punto de dispararle. Pero su hermano se interpuso.

Cuando su pequeña Iris recién cumplió los 16 años partió de la ciudad de Dressrosa hacia Raftel y tres años después se encontraron en Punk Hazard, donde ella estaba terminando su carrera de Psicología y el hacia sus servicios a un hospital cercano a su universidad.

No sabe cómo paso, pero un día llegaron de la mano, anunciando su noviazgo.

También estuvo a punto de dispararle. Y también su hermano no se lo permitió.

En estos últimos dos años y medio lo ha podido ir aceptando, debía admitir que el de ojos grises hacía feliz a su hija.

Pero también lo odiaba.

—Como sea— dejo un fajo de billetes sobre la mesa mientras se ponía su gran abrigo rosa — Será mejor que prepares tus maletas, te quedas hasta que acabe el mes.

—Sipi — lo imitó colocándose su bufanda gris, al rededor de su blanco cuello.

Caminaron hacia la gran casa Monkey, mientras Iris contaba algunas aventuras y relatos graciosos y Doflamingo reía por la gran imaginación y energía que ella poseía.

—Entonces……..Pasarás la Navidad con ellos?.— El hermano mayor Ace miraba fríamente al hombre rosado frente a el.— ¿Por qué no te quedas con nosotros?

Doflamingo río.

—¿Para que?, Si de todas formas ustedes no van a estar con ella.— su sonrisa burlona no desaparecía.— Como siempre.

Ace estuvo a punto de replicar….. hasta que el hermano rubio intervino mirando a su hermanita que se veía incómoda por las miradas retadoras que le mandaba Ace.

—No le veo el problema.

—Pero Sabo…..

—Calla….. debemos aceptar que el señor donquixote también forma parte de la vida de Iris. Además.— se sentía mal por dejarla sola, en estos seis años, jamás habían pasado si quiera una tarde en familia. Y ella debería extrañar pasar más tiempo con Doflamingo.— todos estaremos ocupados, incluso tu Ace, te la pasarás con tu banda de amigos.

—Pero puede pasarla con Luffy y sus amigos.— Ace no estaba de acuerdo en dejar ir a su hermanita con ese sádico, ellos son su familia.

Iris bajo la mirada al piso, le molestaba de sobremanera que su hermano siempre tratara de hacer lo que más le parecía a el y jamás tomara en cuenta su opinión. Además ya tenía 22 años, podía decidir por si misma.

—Yo iré con mi padre. Ya soy mayor de edad, así que no le tengo que pedir permiso a nadie.— uso toda su fuerza de voluntad por parecer enojada.— iré a hacer mis maletas.

Subió rápido por las escaleras pasando por una infinidad de pasillos para llegar a su habitación, solo tomaría lo esencial y un bonito vestido que compro para está ocasión. El enojo se pasó rápido, pensó en la sorpresa que le daría, mientras felizmente, su novio se aparecía en su mente.

Por otro lado, un pecoso le mandaba miradas rencorosas a un hombre con abrigo de plumas mientras él sonreía burlón.

Cuando su hermana se perdió, resulta que el gran Doflamingo Donquixote también estaba en la ciudad, su familia nunca se ha llevado bien con la familia Donquixote así que no dudaron en qué el fue quien se la llevó.

No le cree que la encontró en un callejón.

¿Y como llego ahí?

Alguien tuvo que habérsela llevado. Y ella estaba con alguien confiable ese día.

—No estoy de acuerdo. Ella no irá a ninguna parte.— dijo cruzándose de brazos, frunció en ceño mientras se sentaba en uno de los sillones cafés de la sala.—Posiblemente le enseñe a como revelarse, como ahora. No voy a dejar que la manipule a su antojo.

A Doflamingo se le salió una vena de histeria.

Cómo se atrevía ese mocoso.

Y,¿ quién es quién la trata de manipular?

Debe admitir que de alguna manera siempre la consintió demasiado, pero ella nunca mostró signos de ser una niña malcriada. Todo lo contrario, ella era muy respetuosa y madura.

La crío bien.

Y también le enseño a valerse por si misma. Y no dejarse manipular como el de pelo negro siempre trataba de hacer.

—Creo que estás equivocado niñato. Yo solo busco su felicidad, cosa que ustedes no le dan, creo que tiene todo el derecho de hacer lo que quiera.— Doflamingo lo miro con indiferencia, pareciendo serio y calmado, cuando por dentro quería matarlo. Su mente sádica no podía evitar pensar eso. Sonrió son sorna cuando lo vio rojo de la irá, cuando hiso el intento de hablar, continúo.— Acepta que ella me quiere a su lado, y por nada del mundo me voy a alejar. Yo no la voy a dejar sola como ustedes.

—Ella no está sola, tiene a sus amigos…

—¿Te refieres a los Amigos del niño con sombrero de paja?

—Así es, con ellos estará bien. Además, Dragón no le ha dado permiso.

Sabo quién estaba sentado a un lado de Ace lo miraba con reproche. Aveces no entendía a si hermano. No tenia nada de malo que Iris fuera con su segundo padre, ni tampoco entendía su Obsesión por querer pensar y decidir siempre por su hermana.

Salió de sus pensamientos cuando escucho la voz fría del rubio.

—En primera, esos amigos que según dices, jamás se han dado el tiempo de si quiera pasar tiempo con ella, sin no fuera por el niño de paja no le dirigirían la palabra. Segunda, no tiene que pedir permiso, ella ya es bastante mayorcita y puede hacer lo que quiera. Ni siquiera la conocen bien.

"Tiene razón" pensó el rubio.

Cuando su hermana llegó hace apenas seis años ella ya era una adolescente de 16, Luffy tenía 17 años, y Ace y el tenían 20. Y desde que llegó solo han sido saludos secos sin emoción, su padre casi nunca iba a la casa y cuando era así, era para ordenarnos ir a esas reuniones de negocios.

Los amigos de su hermano menor no se dan el tiempo de conocer a Iris, solo le hablan por ser la hermanita de Luffy, era más que obvio que ella no se sentiría cómoda.

Ace, siempre se la pasaba con su jefe y su banda de amigos. Y siempre mandaba y opinaba por su hermana.

Y el. El trabajaba directamente para el padre de Iris, y el nunca ha visto ningún signo de que le alegrará recuperar a su hija biológica. De hecho, le ha estado buscando pretendientes con los cuales EL quiere que su hermana se case.

No le parece correcto.

Si por el fuera, dejaría que Trafalgar se llevará a su hermana como se lo dijo una vez. Y tal vez así ella sería más feliz.

Si, el si conocía su relación con el doctor.

Pero sus hermanos no.

Mucho menos Dragón.

—Ahora, ella quiere pasar una fecha importante con su padre, ósea, con migo, y no lo puedes impedir.

—¡TU NO…..!

—Ya basta!, Ace, tienes que aceptar que el también la cuido por más de diez años. Y no puedes prohibirle nada, ya tiene 22 años.

El pecoso dirijo su mirada enfadada a su hermano. Iba a replicar cuando la puerta se abrió interrumpiéndolo.

—Ya estoy lista.

Se mordió la lengua para evitar gritarle. Y salió de ahí echando humo.

—Bien, vamos, el avión despegará en dos horas y tenemos que estar ahí muy pronto.

Iris asintió feliz y se despidió de su hermano rubio quien la veía con una sonrisa.

Cuando los vio subir a una limosina y partir hacia si destino, se dirigió a la cocina donde su hermano estaba refutando.

Ya se dará cuenta algún día, de que lo que está haciendo está mal.

—Que emoción!! Que emociooon!!

Un hombre de cabellera rubia corría por toda la mansión.

Estaba emocionado, sabía que su hermano había viajado a Raftel para traer a su linda sobrina. Ya se estaba imaginando la cara que pondría Law cuando llegaran.

Estaba preparando lo que iba a decir.

Y tenía que convencer a su hijo y su sobrina.

Sobre todo a su hermano.

—¿Qué le pasa ahora?.— una chica de pelo negro y vestuario de sirvienta dijo mientras veía al rubio caerse por las escaleras.

—Kyaa, talvez por fin se consiguió novia.

—Dellinger…. Eso es imposible.

—Quisiera ver eso algún día…..

Cuando vieron entrar a dos personas muy conocidas, entendieron su euforia.

En el piso de arriba, cierto moreno de ojos grises estaba recostado en su antiguo cuarto. Miraba el techo como si no hubiera nada más importante que la mugre en las paredes blancas. Escucho el alboroto de abajo y como un rubio de abrigo negro caía por las escaleras.

—Me hubiera quedado con ella.

Le gustaba viajar con su familia adoptiva, pero no se sentía tranquilo. Le hubiera gustado quedarse con su torpe novia de ojos negros, sabía que ella se la pasaría posiblemente con sus hermanos.

O eso es lo que ella dijo.

Le mando mensajes desde que llegó pero ella no contestaba.

Escucho las escaleras ser subidas.

Sonrió mientras cerraba los ojos, al mismo tiempo que escuchaba su puerta ser abierta.

Un golpe en el piso.

Y después se le fue el aire.

—¡Law!

Su corazón empezó a latir muy rápido, frenético, no solo por la falta de aire, si no también por aquel llamado.

Abrió uno de sus ojos, mirando con una muñeca de dolor a un rubio con plumas negras. Y parada a un lado una cabellera negra que conocía muy bien que miraba preocupada.

El rubio se quitó de encima, mientras empujaba a su sobrina sobre el moreno sin aire que estaba recostado en la cama. Y salió corriendo gritando de nuevo "¡¡Que emociooon!!".

-¿Estas bien?

La voz femenina que bien reconocía estaba sobre el sonriendo radiantemente. Con sus mejillas y nariz rosada. La mantuvo abrasada sobre su pecho transmitiendo le el calor corporal que ella necesitaba.

Ya se las vería con Cora-san después.

—¿Cuándo llegaste?, No habías dicho que estarías con tus hermanos.— cuestionó el Moreno.

Iris bajo la cabeza levemente, se sentía mal por no poder pasar las fechas juntos, pero también estaba feliz de volver a su hogar, donde estuvo 11 años rodeada de gente extraña pero agradable.

—Hace un momento y Ellos estaban ocupados, y mi papá me propuso venir con el a Dressrosa.

Law, observó cuidadosamente reacciones faciales. La conocía muy bien, más que los demás.

Le dolía.

Le molestaba que sus hermanos fueran así, pues no era la primera vez que la dejaban de lado.

A excepción de Mugiwara, pero sabía que ella no se sentía cómoda con los amigos de su hermano.

—Bueno, no importa, estoy seguro de Doflamingo hizo bien en traerte. — estaba seguro que aunque ella hubiera estado bien con sus hermanos, Doflamingo hubiera hecho lo que sea para traerla, con artimañas y manipulaciones.

Y solo está vez se lo agradecía.

Le dolió cuando ella se fue y llego Dragón anunciándose en la mansión Donquixote.

Cuando su padre biológico llegó alegando que ella era su hija y se la llevó estuvieron 3 años sin comunicación, el se había ido a Shabondy para terminar su carrera de Medicina y ella había empezado su carrera psicología en Raftel.

Cuando estaba en el hospital de Punk Hazard, se encontraba revisando los datos de un chico estupido que al parecer se había lesionado el pecho con cuchillos.

No cuchillos, más bien unas Katanas.

Observó desde la puerta donde ninguno de los dos podía verlo.

Un chico de pelo negro con sombrero de paja estaba internado desangrándose de su pecho.

Y le sonreía radiantemente a la chica de al lado que estaba donando sangre sentada en un sillón tomando un jugo con una galleta. Y la reconoció inmediatamente.

En ese entonces no estaba muy familiarizado con ella, habían estado sin comunicación durante tres años completos, pero cuando se encontraron cara a cara la emoción en la voz de Iris le gusto.

Fueron pasando los días donde ella tenía que estar pendiente de la recuperación de su hermano y hablaron como si no hubiera pasado nada – ella hablo sin parar- y se enteró que estaba estudiando Psicología en la universidad donde el estaba haciendo su servicio.

Los meses fueron pasando, y el se enamoraba cada vez más de la inocencia y torpeza de su novia. Ella siempre lo iba a visitar a la aula de Enfermería mientras pasaban tiempo juntos.

Tuvo que pasar por los enojos- de parte de Iris claro.-

Los celos – los chicos no dejaban de llegar por todos lados queriendo una cosa.

La chica. Su chica-

Los disgusto – las fanáticas que no lo dejaban en paz.-

Hasta que un día sucedió, ella fue directamente hacia el, y se confesó.

Quién hubiera pensado que ella también estaba sufriendo por los celos. Ver cómo cada chica se acercaba y trataba de llamar su atención.

Paso un tiempo, y se presentaron oficialmente como pareja frente a un Doflamingo, quien quería dispararle.

—Vamos a la playa.!!

Y Le encantaba su entusiasmo.

—Entonces, tu y Law….. ya sabes…

—¡¡Baby 5!!!

—Vamos, es normal, solo quiero saber.

Iris se sonrojó aún mas. Si, ya lo habían hecho, pero no sé lo iba a decir cómo si nada.

Sobre todo recordaba esa noche antes de que viajara a Dressrosa

Lo que más le preocupaba era cuando sus hermanos se enteraran de su relación con el cirujano, Luffy, bueno es Luffy, el lo tomaría bien. Sabo, tal vez la comprendería un poco, es el único de sus tres hermanos que es responsable- además de ella claro – y Ace, el no se lo tomaría nada bien.

Mucho menos Dragón.

—Oh, se me olvidó!!! Tengo que hablar con Sai.– La chica de pelo negro salió corriendo.

—De…acuerdo.

La chica de piel blanca salió de la habitación de su amiga, y de dirigió escaleras a bajo en la cocina. Saco un bote de helado de fresa y se sentó en el sillón degustando de su postre, ya de madrugada.

Se escuchaba alboroto en la planta de arriba, más específicamente en la oficina de su padre. Estaba segura de que estaba bebiendo más de lo normal.

Escucho pasos bajando las escaleras y un moreno con pantalones negros y camisa blanca caminaba directo al frigorífico. Sin siquiera voltearla a ver.

Law abrió la puerta del frigorífico, era de madrugada y sus padres adoptivos todavía estaba tomados en la planta de arriba.

Suspiro, tomando una botella de agua que se resbaló de sus manos.

Maldijo por lo bajo.

—Tonto. — se escuchó una voz suave provenir desde la sala de estar.

Volteó rápidamente encontrándose con una hermosa mujer vistiendo una simple bata blanca, corta, y unos pequeños shorts de algodón, llevaba un sostén negro de encaje. Estaba comiendo un helado de fresa a las 2 de la madrugada.

—No deberías estar con Baby 5?

Estaban en una "pijamada"

—Si, pero dijo que regresaría en un momento, dijo que llamaría a Sai. — tocó su labio inferior con su dedo índice haciendo una mueca.— Pero, ya se tardó y me aburrí.

Iris se levantó del sillón blanco para acercarse al de pelo negro, lo hizo a un lado ya que le estaba tapando el paso al frigorífico y guardo el pequeño bote de helado rosa.

Law no pudo evitar mirar sus largas piernas.

Escucho pasos arriba.

Doflamingo todavía estaba pasado de copas haciendo estupideces con Cora-san. Por su mente paso la idea de hacer algo realmente indebido y que si son descubiertos, Doflamingo lo torturaría por atreverse a profanar a su querida hija.

Aunque no sería la primera vez. Puede que ahora sí sean descubiertos.

Sería como una recompensa por no dejarlo dormir con ella todo el fin de semana.

Antes de que la pequeña chica se le escapara la tomo del brazo pegándole a su pecho. Cargándola para dirigirse al que sería una sala provisional.

—¿Que haces? — Iris le cuestionó mientras sentía sus manos tatuadas tomarla por las rodillas para subirla a su hombro.

Su corazón latía desbocado en su pecho, el aire llenaba sus pulmones demasiado rápido, la sangre recorría sus venas al igual que el amor y la lujuria. Su piel se erizo, sintiéndose quemar cuando la lengua del moreno se entrelazó con la suya.

Law comenzó a caminar hacia el sillón blanco

El la tiro entre los cojines, mientras sus penetrantes ojos grises recorrían su cuerpo, su mano tocó sobre el sostén negro de encaje uno de sus pechos masajeándolo muy fuerte, delineando con su otra mano su figura sobre la bata blanca.

Iris Mordió su labio ligeramente mientras él se acomodaba encima de ella.

Volvieron a besarse con pasión y lujuria, la chica de cabello Negro paso sus brazos por su cuello tomando con sus pequeñas manos el cabello ónix, los pulmones de ambos suplicaban el acceso del aire, más no querían separarse, el tomo la nuca de su novia acercando aún más su boca, el moreno bajo la mano del pecho tanteando con sus dedos su vientre plano, hasta toparse con sus pequeños shorts de algodón, bajándolos con brusquedad dejando visible sus bragas que hacían juego con su sostén negro, separaron sus labios siendo unidos por un hilo de saliva. Inmediatamente la boca de Law recorrió su mejilla, repartiendo marcas en su blanco cuello, hasta llegar a su clavícula haciéndola sacar suspiros y jadeos bajos.

Iris bajo sus brazos pasando sus delicadas manos por la camisa de Law, desabrochó los botones con desesperó, jalo con fuerza mientras los últimos botones caían por todos lados, dejando visible su torso desnudo lleno de tatuajes, recorrió con sus delgados dedos y con suavidad la tinta de sus brazos, sus pantalones habían quedado en medio de la sala junto a su bata..

No podía detenerse.

No quería.

Iris, se inclino un poco captando la atención del moreno, dejo su tarea viendo como su chica se desabrochaba el sostén tirándolo detrás de sillón. Las manos tatuadas de Law se posicionaron en sus blanco montes, los masajeaba de manera magistral mientras sus dedos apretaban y sus palmas acariciaban sus pezones.

La beso lento y apasionado, mientras sentía como Iris tocaba su pecho de manera cariñosa y suave. Se apartó un poco viéndola completamente desnuda de la cintura para arriba.

Law, embelesado por la vista, bajo una de sus manos tocando su entrepierna por sobre la tela de sus bragas, la miro directamente a los ojos el negro y el gris-ámbar se conecto, sonrió maliciosamente cuando un dulce gemido se escuchó por toda la sala.

—Estas muy mojada.— Gruñó, en sus ojos se podía ver cómo el gris se sus ojos se convertía en un brilloso coloso Ámbar.

Iris se sonrojó y desvió la mirada enfocándose en el respaldar del sillón blanco.

Sintió como Law marco una serie de besos y mordidas por en medio de sus pechos, dejando rastros de saliva por su vientre, sin dejar de masajear su blando trozo de carne mientras con la otra mano sacaba de manera lenta sus bragas.

—Law…— Gimió su nombre mientras clavaba sus uñas en su espalda.

El gruñó excitado sintiendo como el bulto de entre sus piernas se hacía más grande y dolorosa.

—Levántate. — Rápidamente se apartó sentándose, recargando su espalda desnuda en el respaldar del sillón, la estudio con la mirada, de pies a cabeza, su rostro sonrojado y sus labios rojos como una dulce fresa, bajo hasta su cuello y clavícula con marcas rojas y mordidas. Sus pechos tenían la marca de sus dedos y sus pezones erectos. Ella obedeció poniéndose de pie delante de el con vergüenza.

—P-podemos ir a la habitación….

—No. — Observo divertido como sus mejillas se tornaban cada vez más rojas, sabía que si se dirigían a la habitación, Iris apagaría las luces, y entonces no podría apreciar toda esta gran vista.

Law, la tomo de su pequeña cintura acercándola a el viendo como en la cara interior de sus muslos caía su dulce néctar. La acomodó a ahorcadas sobre el, paso sus dedos por la entrepierna de su novia y sin previo aviso introdujo uno de sus dedos dentro de ella.

La peli negra soltó un pequeño gritó. Los gemidos de Iris llenaron la pequeña sala al igual que los gruñidos de Law . Mordió con vehemencia su pezón izquierdo, mientras introducía otro dedo y su mano sobrante se tocaba sobre la tela de su bóxer.

Rápido y sin descanso.

Tres.

Introdujo tres.

La chica de piel perlada clavaba sus uñas en sus hombros, sentía su sangre hervir, no podía apartar la vista de su pareja. Le producía una sensación de placer extremo verlo en ese estado tan hermoso y lujurioso.

Devoraba sus montes con destreza. Mientras la penetraba con tres de sus dedos con su mano derecha, y con su izquierda se masturbaba el sólo, sobre el bóxer.

Cada vez más rápido. Y más precisó.

Iris gritó extasiada liberando sus fluidos, bañando los dedos del moreno, mientras se aferraba a sus hombros como si su vida dependiera de ello. Se dejó caer en su pecho, y recargo su mejilla en su hombro, sus respiraciones eran irregulares.

Law echo la cabeza hacia atrás cuando sintió su orgasmo golpearlo con fuerza, empapando completamente el bóxer. Ver a Iris en el colapsó de su orgasmo le hizo tener uno con solo presenciar esa imagen tan erótica.

Gimió de placer.

Comenzó a mover sus caderas restregando su duro miembro en la entrepierna de la pelinegra. Tomo con cierta firmeza y fuerza su estrecha cintura, moviéndola en un vaivén lento y tortuoso. Podía sentir incluso con la ropa interior puesta como se clavaba en ella. Sintió como su chica aceleraba el movimiento de sus caderas.

—Iris-ya…..— Gimió, sintiendo que iba a correrse nuevamente.

La detuvo antes de culminar con ese placer tan inexplicablemente maravilloso. Sus miradas se encontraron e inmediatamente sabían lo que querían. Pero ella puso su pequeña mano en su tatuado pecho.

El la miro con reproche, frunciendo en ceño.

No quería parar, ya habían tenido un delicioso orgasmo, no se iba a detener ahora.

Ella se avergonzaba de ello. Y más por su reciente idea tan malditamente vergonzosa. Pero quería hacerlo.

Se levanto posicionándose entre sus piernas sintiendo su cara hervir, mientras él la miraba sorprendido.

Le bajó los calzoncillos lentamente.

Su miembro sobresalía por completo.

Lo tomo con sus pequeñas manos abriendo un poco su boca sacando su lengua y con la punta de está toco su glande

—Iris-ya! — gritó tomando con fuerza uno de los cojines. Mordió su labio, no podía hacer escándalo a menos que quisiera quedarse sin descendencia. Pues estaban a un lado del despacho de Doflamingo.

Iris lo soltó con delicadeza, abrazando por completo su miembro con su boca, succionando con suavidad mientras sus manos se posaban en sus rodillas. La tomo por la nuca dudando entre hacerla ir más rápido o terminar de una vez con todo esto.

No podía, después lo podría hacer terminar en su boca.

Finalmente paso sus brazos por la pequeña cintura de la pelinegra separándola de su ya hinchado miembro.

La recostó quedando su pálida espalda en el respaldar del sillón, y el a ahorcadas sobre ella.

—Sera mejor que no grites mucho, o tu padre nos oirá. — Su sonrisa maliciosa apareció cuando la vio taparse la boca con su mano derecha mientras la izquierda apretaba con fuerza la tela del sillón.

Abrió sus blancas piernas y posicionó su miembro en su entrada. La miro a los ojos y la penetró de una sola estocada. Su interior se sentía caliente y mojado, lo apretaba con tal fuerza que temió llegar a un orgasmo con solo sentir su estrecha entrada envolviendo dulcemente su miembro caliente y palpitante

Con sus piernas la obligó a abrir más sus muslo rosados, su brazo derecho paso por detrás de su cintura tomándola con firmeza subiéndola con mucha fuerza dejando solo el glande de miembro dentro de ella. Mientras su mano izquierda la tomaba de la nuca.

Ella gimió contra su mano.

—Bésame.— ordenó viendo sus orbes negras y brillosas que destilaban excitación. Iris como toda una sumisa paso sus brazos por el cuello de Law acercando sus labios hinchados a los de el con mucha ternura.

Le correspondió inmediatamente iniciando con un beso cálido y lento, saboreaban su saliva.

Fresa. Y. Menta.

La lengua de Law pidió acceso a la cavidad de Iris quien entre abrió sus labios pudiendo tocar solo la punta rosada de su amada.

Apretó el agarre de su cintura y la bajo con toda la fuerza que tenía, empalándola hasta el fondo. Iris abrió sus ojos por la sorpresa al igual que de su boca escapaba un gritó que fue silenciado por el pelinegro con su lengua, metiéndola hasta el fondo tomando con firmeza su nuca impidiéndole separarse.

Sus caderas golpeaban con fuerza mientras con su brazo la movía a su antojo.

Un ritmo lento y precisó. Un gruñido ronco salió de su garganta sintiendo el ardor de los rasguños en su espalda que le provocaban las cálidas manos de su chica. Aceleró el ritmo cortando aquel beso demandante.

Iris arqueo la espalda rodeando con sus piernas la cintura de Law mientras inclinaba su cabeza hacia atrás tapando nuevamente su boca con una de sus manos callando sus dulces gemidos. El aprovecho, con su mano izquierda pellizco uno de sus pezones y su boca rodeaba el otro.

Sus movimientos de caderas se volvían desesperados mientras sentía los movimientos de las caderas de la chica tratando de seguirle el paso.

—Law!.— su gritó se escapó cuando sintió la punta de su miembro golpear con fuerza aquel punto que la volvía loca de placer.

—Es aquí.

—No pares.— Gimió en su oído cómo protesta cuando bajo la intensidad de su embestidas a uno lento pero poderoso.

—Todavía no.

No quería acabar todavía, sentía próximo su orgasmo sintiendo como la aterciopelada cavidad succionaba su miembro con fuerza.

—Por favor….

Lo dijo cerca de su oído con un tono de súplica. Levantó su mirada.

Hermoso.

Su piel perlada brillaba. Sus mejillas rojas como una manzana. Sus ojos entrecerrados y brillosos por las lágrimas. Y sus labios hinchados parecían una dulce fresa.

—Realmente hermosa.

La tomo con sus dos brazos dando la vuelta recostando su espalda desnuda en el respaldo del sillón recargando su cabeza en la misma mientras ella lo montaba. Dejo que Iris tomara el control viéndola brincar sobre su miembro mientras sus pechos se meneaba al compás de sus caderas.

Bajo la mirada hacia su unión viendo como su miembro desaparecía dentro de su suave interior. La tomo por su lindo trasero haciendo que sus movimientos fueran más rápido.

Desesperados

Y lujuriosos.

Escuchaban sus pieles chocar y sus fluidos bañaban sus muslos.

Sus gemidos no pudieron ser callados.

Iris sintió un nudo en su vientre bajo, unas estocadas más y sintió como libero un gran orgasmo que la hizo arquear la espalda mientras soltaba un gran gemido que lleno toda la habitación.

Law sintió su miembro ser exprimido hasta la última gota, sintiendo las contracciones de la cavidad de Iris. Se dejó recostar en el sillón mientras la atraía a su pecho pasando su mano por su sudorosa espalda.

—Donde te metiste anoche?

Iris volteó a ver a su amiga de pelo negro con un cigarro en sus labios. Después de una noche apasionada con Law se quedaron hasta tarde repitiendo una y otra vez el acto.

—Fui a la sala provisional. — no era mentira. —y me quedé dormida. Los siento Baby 5. — Pero no iba a decir que era lo que estaba haciendo.

—Iris-nii,¿ me podridas llevar a la feria que está cercas de aquí?

—Claro! Me gustan las ferias.

—No se supone que estás castigado?

—Cállate Buffalo.

Mientras ellos peleaban tu decidiste ir a la cocina, sacar un poco de leche y calentarla en el microondas. Escuchaste pasos en las escaleras y un "Buenos días Joven Amo" junto con un sonido seco. Cora-san cayendo.

Acomodó la bufanda gris que tenía alrededor de su cuello para que no se moviera, tapando las marcas rojas que llevaba su piel blanca.

Sus mejillas se pusieron rojas cuando sintió unos cálidos brazos abrazándola por la espalda sintiendo su nariz restregarse en su cabello Negro.

Se prometió que cuando volvieran a Raftel le dirían a sus hermanos y a Dragón sobre su relación.

Esperaba que no se opusieran.

—Vamos al comedor.— Asintió tímidamente, no podía verlo a los ojos. Tenía demasiada vergüenza.

El lo noto y tomo su rostro con sus dos manos uniendo sus labios, Iris tenía los ojos cerrados con sus mejillas rosas.

—Quiero nietos.

Se separaron al escuchar una vez detrás de ellos. El pelirrubio de ojos cafés con abrigo negro estaba en la puerta de la entrada observándolos desquiciado y con mucho entusiasmo.

Law chasqueo la lengua mientras Iris se ponía más y más roja, tomo su leche y se fue corriendo.

—Pero que dices

—Oh, vamos Law, los escuché anoche.

El moreno lo miro sorprendido y a la vez abochornado. Y recordó a Doflamingo, y la mirada sombría que le dedico esta mañana.

—No te preocupes, Doffy estaba tan borracho que se desmayo. Y ahora tiene una jaqueca que odia a todo el mundo hoy.

Soltó el aire que estaba reteniendo de manera inconsciente.

—Pero quiero nietos. Imagínate!! Unos pequeños Laws corriendo por toda la casa, jugando, sacando de quicio a Doffy y claro. Su abuelo favorito sería yo.

Las salió de ahí dejándolo divagando sobre un futuro incierto.

Se sentó a un lado de su novia, y no pudo evitar imaginar una niña con sus ojos grises, pero con todo el aspecto de la chica pelinegra.