Si pasas demasiado tiempo pensando en una cosa, nunca vas a lograr que se haga. Has por lo menos un movimiento claro diariamente hacia tu meta.-Bruce Lee.


Era verano, el bosque verde sonríe robusto al cielo, busca sus besos radiantes, necesita de esos besos para vivir porque todo ser vivo desea sentir calidez, es una forma de vivir, de arder por dentro, de perdurar, todos necesitamos, amor...

El sol daba fuerte, ardía en su rostro como hacía mucho tiempo no lo sentía, como "Sangre Pura" podía salir al sol pero nunca lo hizo por recomendación de sus padres y con su vida de humana lo más importante era sobrevivir, no el contemplar el sol. Las corrientes de viento le mecen los cabellos rebeldes y el faldón, suspira llenando sus pulmones de aire fresco, las ramas crujen a su paso, tanta paz no la experimentaba hacía mucho, solo desearía Kaede estuviera con ella, al notar las hojas moverse por rose de su dobladillo recordó la criatura que salvó hace tantos años, ya debía ser todo un hombre, sonrió. Al fin y al cabo su vida no había sido un desperdicio completo, pudo salvar una vida, ahora eran algo que le llenaba de orgullo, pero seguía con un hueco por dentro, al cual no sabría si podría llenar algún día.

Miró el cielo de nuevo, escuchó el trino de los pájaros. Hacía dos días que viajaba con los cazadores, dejaron la cabaña para buscar un río y seguir al siguiente pueblo, pero hasta ahora... ninguno se había volcado a conocer de ella absolutamente nada, apreciaba su discreción pero estaba lista para remover algunas viejas heridas, ellos merecían saber algo, no totalmente la verdad, pero sí algo.

Vio un ave negra volando en círculos, le recordó a su hermana. En su momento pensó en vengarse pero cuando de Kikyo se trataba su determinación flaqueba, aún tenía ciertos sentimientos buenos hacia ella. ¿Qué haría al tenerla al frente?

Pensaba en su raza, en su vida y el futuro cuando escuchó pasos y ramas quebrarse, instintivamente siguió el ruido de la forma más silenciosa que le fue posible. Quizás fuera peligroso, no quería se supiera estaba allí, así podría huir si era necesario. Pero no esperó ver el cuadro más perfecto que hubieran contemplado sus ojos.

Los rayos de sol que se cuelan de entre las hojas caducas del abedul, eran como las luces del cielo iluminando a algún angel o dios de leyenda. Observó la espalda más ancha y marcada que hubiera contemplado jamás, un par de brazos fuertes y un cabello precioso platinado reluciente. Suspiró. Siempre fue una mujer carnal, no lo podía negar.

Algo magnético la llevó a avanzar, pisó mal una raíz, calló al suelo, no pudo ser más ruidosa obviamente fue pillada.

El hombre rápidamente sacó su espada y le apuntó la punta filosa al rostro, al ver que era ella sus facciones se suavizaron un poco, guardó la espada en su funda y ayudó a la mujer.

-¿Vienes por agua?- preguntó tratando de contar la tensión. Comenzó a limpiar su faldón, se había ensuciando un poco.

Sesshomaru Taisho, ahora que lo pensaba, no sabía nada de él tampoco, ella igual no había hecho ninguna pregunta hasta ahora, él y su compañero eran un enigma.

Taisho le observó con sus potentes ojos, parecían capaces de penetrar el mismo acero.

-Vine para asearme- contestó dándole la espalda, comenzó a quitarse las botas y luego el pantalón.

Kagome se sintió avergonzada por primera vez en mucho tiempo, cerró los ojos al vislumbrar su trasero descubierto, hubiera querido seguir viendo pero el instinto de cerrar sus ojos fue más fuerte, esperó hasta escuchar algo caer al agua para abrirlos.

Aquel dios mítico salía del agua mostrando su esplendor, el corazón le latía más rápido, la garganta se le secó, tragó saliva en un intento de no comenzar a toser por la resequedad.

El cazador se zambullida en las aguas, su cabello le ocultaba el rostro al salir, él lo arreglaba con sus manos hacia atrás. Kagome observó sus músculos, como se marcaban cuando movía los brazos, las cicatrices posiblemente de batallas, era inverosímil. Ni siquiera Naraku en su momento le fascinó tanto.

Finalmente el hombre sintió su baño estaba completo, salió de las aguas, el viento soplo llevandose ciertas hojas entre sus brazos juguetones, Taisho le regaló a aquellos ojos de cielo la visión de su cuerpo desnudo, mojado y bañado por la luz al traspasar las hojas de los árboles.

Ninguna pintura en NightShadow podría asemejarse a esa obra de arte, era una escultura bellísima.

Él llevó su cabello hacia atrás, le escurrió el agua y comenzó a vestirse, ella se volteó para darle privacidad aunque ya sus ojos le habían escudriñado hasta los límites de lo decoroso.

-¿Estabas de paseo?- pregunta mientras se coloca la camisa.

-¡Eh!- llevó sus manos a su pecho -Si, para pensar...- mordió su labio inferior -Mi nombre...- apretó sus manos a su pecho porque sentía se le saldría el corazón -Mi nombre es Kagome... sé que no lo preguntaste pero... yo... yo...

-Soy Sesshomaru Taisho- interrumpió.

Ella sonrió, ya lo sabía, era difícil no conocer su nombre y su reputación.

-Mucho gusto- se volteó.

-Hmp- contestó sentado en una gruesa raíz que sobresalía del suelo.

-Yo... soy mesera y...

-No tiene importancia- agregó poniéndose las botas.

-Pero...

-Yo era granjero, tampoco tiene importancia. Lo importante siempre será la persona y no su profesión- se quedó viendo el suelo. Ella no entendía por qué lo decía.

-Solo quería supiera algo sobre mí, usted y su amigo no me han interrogado sobre nada...

-Porque las personas siempre hablan cuando están listas

-Yo estoy lista- frunció el ceño.

-Entonces, ¿Quién eres además de mesera y prostituta?- levantó la mirada dorada.

Ella enrojecio, jamás escuchó tanta defatates, sabía perfectamente lo que era, a qué se dedicó por tanto tiempo, pero... pero escucharlo decir de forma tan asesina y sin ningun ápice de remordimiento le dolió. Nunca le importó ser señalada o tachada, simplemente sobrevivía por ella y Kaede. Entonces... ¿Por qué le dolía? Escucharlo llamarla así le partió en dos, si un rayo le caía directamente le dolería menos. Quería llorar, huir, esconderse en algún lugar y no salir jamás.

Sesshomaru comprendió lo causado por sus palabras, no pretepretendía juzgarla, esas cosas siempre le dieron igual, pero parecía que ella estaba catatónica. Exhalo, se arregló el cabello detrás de la oreja.

-Yo soy un hombre sin intereses particulares al cual las armas y el combate le agrada, vago de aquí y allá para asesinar vampiros y cobrar por ello, es mi sustento más no lo que me define- Kagome tembló, escucharlo era casi sedante. -Mi profesión es ser cazador pero, yo soy un simple hombre que habla cuando lo desea, cuya existencia implica muchos motivos profundos pero sobretodo es una búsqueda de venganza- reposo la quijada en su mano y el codo en la rodilla.

Kagome supo entonces que ella, aparte de su profesión, no sabía quién era, en tantos años siendo vampiro jamás definió su personalidad, sus emociones, era lo inculcado y lo instintivo. Mordió su labio de nuevo, Sesshomaru arqueo una ceja. Parecía que le había dado algún acertijo.

Ahora, como humana, seguía yendo con la corriente, se estaba ahogando, en lugar de salir de las aguas siempre las siguió, tuvo oportunidad de buscar su ser y jamás se preocupó por averiguarlo. ¿Quién era ella?

¿Una ex vampiro? ¿Una humana sin propósito? ¿Una mujer que adora los placeres carnales? ¿Quién era?

-Yo... soy alguien en busca de un propósito y motivación para finalmente cobrar una deuda- habló finalmente.

Taisho sonrió, una leve mueca de satisfacción. Se puso de pie para terminar de acomodarse el traje y le pidió retirarse. La mujer le agradaba, mucho. Ella le siguió, sentía finalmente estaba lista para ver en su interior y conocer quién era, más allá de cualquier pasado.

Continuará...

Hasta aquí chicas, perdón la tardanza y lo corto del capítulo.

Espero estén disfrutando de la historia.

Qué más pasará?

Sigan la historia para averiguarlo

Nos vemos en el próximo episodio *corazones*